Mujeres y Politica

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Ya se que hay un link abierto que trata de "feminismo" pero se me ocurrió opinar sobre la manada y se me invito a que me fuera que aquel link era sobre "feminismo" no para hablar de la "manada" es muy difícil separar los problemas de las mujeres del "feminismo"

Política > España
Ana María Pérez del Campo / Activista
“No se puede ser feminista y de derechas al mismo tiempo”
Gorka Castillo

María Pérez del Campo

Manolo Finish
Madrid | 1 de Mayo de 2018
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Con las dentelladas del caso La Manada aún frescas, Ana María Pérez del Campo (Madrid, 1935) hace una devastadora crítica del sistema patriarcal imperante, y anima a ponerse en el lugar de las víctimas para entender el alcance de la indefensión que sufren las mujeres. Y lo hace sin sentimentalismo alguno, acaso porque antepone el ejemplo personal. En el prólogo del libro La mujer que dijo basta, escrito por la periodista Charo Nogueira, explica por qué se decidió a contar su vida: “Ya estoy mayor. Moriré pronto. Quiero que cuentes estas cosas porque la gente se está olvidando”. Esa amnesia a la que hace referencia es la conciencia preliminar del feminismo en la época terrible del franquismo. Pero ni la dictadura le impidió contemplar el mundo con su mirada lúcida, que le sirvió para desarmar las falacias del patriarcado y los juegos del poder.

Nacida en el seno de una familia “de derechas y acomodada”, estudió en los mejores colegios privados donde dio tempranas evidencias de una clarividencia extraordinaria. Con Franco aún vivito y coleando exhibió agallas para hacer trizas el simulacro de matrimonio que tenía firmado. Recién muerto el tirano pidió autorización a los monaguillos del régimen para fundar una asociación de mujeres separadas que casi incendia la Conferencia Episcopal. Fue detenida por encadenarse ante los ojos de los obispos y enviada con tres compañeras a las oscuras mazmorras de la Puerta del Sol donde la Dirección General de Seguridad torturaba a los detenidos. “Escuchábamos los gritos procedentes las celdas contiguas en completa negrura pero, por fortuna, a nosotras no nos tocaron. Así que combatimos el miedo contando chistes”, recuerda. En 1991 fundó el primer centro integral de atención a las víctimas de violencia de género, al que ha dedicado muchas tardes de su vida mientras experimentaba en carne propia la desgarradora respuesta de una sociedad donde el patriarcado se niega a que le amputen las raíces.

¿Qué sintió al conocer la sentencia sobre el caso de La Manada?

No me quedé estupefacta, porque la experiencia de tantos años sobre la discriminación, la desigualdad y el ejercicio del poder masculino me indicaban que podía ocurrir. Pero el malestar, la repugnancia y el hastío, además de la indignación, estuvo presente en mi pensamiento, no solo por el resultado judicial sino de manera muy evidente respecto del voto particular que se había convertido en otra violación de palabra para con la víctima. Sentí asco, pero inmediatamente comprendí que había que seguir luchando con más fuerza. Diciendo con claridad que ser hombre no es violar, que la conducta de esta gente les convierte en animales irracionales y que la víctima hizo lo único que podía hacer, cerrar los ojos, quedarse quieta y controlar el pánico ante un hecho que podía llevarla a la muerte. Algo que, desde luego, hubiera podido suceder si las bestias que la violaron se hubieran percatado de que estaba dispuesta a rebelarse y a denunciarlo. Esta lucha contra el terrorismo de género nos compete a mujeres y a hombres, a muchos de los cuáles les retumba tanto como a nosotras. Por ello tengo que animarles a que expresen su indignación y combatan junto a la mujer en esta lucha, porque el silencio, se quiera o no, es cómplice del poder maligno de quien viola.

El voto particular del juez Ricardo González ha provocado fuertes críticas pero también la comprensión del presidente del CGPJ, Carlos Lesmes. ¿Tiene esperanza de que se imparta una justicia más ajustada en instancias judiciales superiores?

Es absolutamente indispensable recurrir esa sentencia por lo que representa: es una nueva vejación para la víctima de una injusticia intolerable. Yo creo que es necesario para poner a los jueces frente a la realidad de lo ocurrido y creo que nuestro apoyo a la víctima, de que no está sola en esto, es también un aviso para que lo que llamamos justicia sea verdaderamente eso, justicia. Pero además hay que vivir la realidad y si la sentencia tampoco se modifica habrá que llegar hasta el final. Afortunadamente, no se puede afirmar que toda la judicatura sea igual. Hay jueces que juzgan y lo hacen bien, libres de prejuicios.

Esta sentencia, ¿es una muestra de que la cultura de la violación y de la prostit*ción, de la cosificación de la mujer, está instalada en el sistema judicial español?

Sin duda alguna la cosificación y el menosprecio, la desigualdad y la discriminación forman parte de la sociedad en general y por supuesto también de la justicia en particular. Impartir justicia es aplicar la norma pero es también interpretarla y ahí es donde se demuestra con toda evidencia que este caso muestra la ideología de cada cual, lo cual se aleja mucho de lo que debe ser la justicia. Por eso, yo diría que la ley debe aplicarse en imperativo, es decir, que impida que unos hechos puedan juzgarse o analizarse en función de la ideología particular de un magistrado.

Dice que ser de derechas y feminista es imposible. ¿Por qué?

Porque son dos conceptos contradictorios. Lo afirmo por experiencia. Yo me eduqué en una familia conservadora que apoyó al bando golpista en la Guerra Civil. La derecha jamás ha querido ni oír hablar del feminismo y ahora, al ver la gran capacidad del movimiento, dicen que ellos también lo son. No, hombre, no. Feminista se demuestra con los hechos y las conductas. Y la ideología de derecha siempre ha demostrado estar confrontada con nuestras aspiraciones fundamentales. Nosotras queremos el poder para compartirlo con los hombres y eso sólo es posible hacerlo cambiando el sistema patriarcal en el que vivimos.

Albert Rivera considera que “defender la igualdad de las mujeres no obliga a ser de una ideología u otra” y justificó que su partido no apoyara la huelga del 8 de marzo porque era un paro contra el capitalismo.

La igualdad de oportunidades sólo se puede conseguir si se equiparan las situaciones y los derechos se conquistan luchando. Así ha sido siempre. Las mujeres nunca estuvimos de acuerdo con la desigualdad que provoca este sistema. Está sucediendo lo mismo con los pensionistas. Nos hemos echado a la calle para evitar que laminen nuestros derechos conquistados y para profundizar en la equidad. Pero sólo lo lograremos si perduramos en nuestra protesta. El sometido no critica. En la antigüedad, los esclavos no podían luchar por su libertad porque vivían pisoteados. En la revolución francesa, las mujeres luchadoras, como Olympe De Gouges, eran burguesas y eso las llevó al cadalso. En el código napoleónico, el que luego aplicó Franco en España, éramos la sombra del poder. Luego, dimos un nuevo empujón con las sufragistas británicas, que también perdieron la vida. ¡Nos llamaban Las histéricas! Es curioso. Mire, los dos insultos habituales que nos dedican a las mujeres que piensan este sistema patriarcal son “put*” y “mala madre” pero ni siquiera eso nos provoca ira porque no odiamos a los hombres. Nunca les hemos odiado. Les queremos de aliados.

Pero sigue habiendo quien confronta el concepto feminismo al machismo, como si se trataran de dos caras de la misma moneda

Ja. Disculpe pero eso me hace reír. ¡Es tan estúpido pensar así! Es el fruto de la incultura y del miedo atávico del hombre a perder su posición de privilegio. Las feministas ni siquiera pretendemos rivalizar con ellos. Lo que exigimos es la participación conjunta. Reclamamos el derecho a la igualdad de género pero también defendemos a los migrantes, el medio ambiente, a los pensionistas y el valor de recuperar la memoria histórica de este país. El problema que encontramos es que ellos no quieren ceder su poder y por eso empiezan a mirarnos con cierto temor.

Pero cada vez más mujeres acceden a puestos directivos. Mire el Gobierno, por ejemplo. Cinco de sus 13 ministros son mujeres. ¿No es un avance?

Sí, estamos en todas partes. Es verdad. Pero obedeciendo. Por eso creo que el poder a quien teme más en realidad es a los hombres que se van sumando a la causa, no a las mujeres. Nadie teme a quien está sometido y sojuzgado. Insisto que lo que nos falta a las feministas es la continuidad, no cejar en la lucha. Lo del 8 de marzo fue maravilloso pero tenemos que seguir. No puede ser que las diputadas de la derecha se escaqueen para no responder a unas palabras de Rajoy pidiendo no entrar en el conflicto que planteamos.

En las escuelas no se puede meter nada cuyo fin último pudiera ser la violencia. El feminismo es igualdad y por lo tanto nunca será un movimiento violento porque donde hay violencia no hay igualdad

¿Cree que introducir los valores de la igualdad de género en la educación obligatoria sería un paso importante?

Sin duda sería más importante que enseñar los valores de las fuerzas armadas, como dijo la ministra Cospedal. En las escuelas no se puede meter nada cuyo fin último pudiera ser la violencia. El feminismo es igualdad y por lo tanto nunca será un movimiento violento porque donde hay violencia no hay igualdad. En el Centro de Atención, Recuperación y Reinserción de Mujeres Maltratadas impartía una charla semanal cuyo objetivo era generar contradicciones entre las participantes. Es lo que llamo “aprender a pensar”. Allí cuestionábamos o ampliábamos lo que nos han enseñado pero dejando a un lado nuestras fantasías y la sumisión que nos inculcaron. Y la conclusión que saqué es que la desigualdad es discriminación. Por eso soy enemiga de la caridad. Personalmente me ha venido muy bien proceder de una familia de derechas que valoraba a las personas en función de sus posesiones. Hay que luchar constantemente para garantizar los derechos de todos los ciudadanos.

¿Cree que se está produciendo una involución en los derechos civiles?

Claro que sí. Cuando retrocede la libertad, la primera afectada es la mujer. También la libertad de expresión está siendo vulnerada y se llama terrorismo a lo que no lo es. Están intentado que las calles continúen con los nombres de personas que causaron un daño terrible a este país. Soportamos 40 años de dictadura. A las mujeres nos recluyeron al calor de la casa, que era lo mismo que desaparecer de la sociedad. Esos hechos hay que tenerlos presentes a la hora de analizar lo que sucede hoy. Yo me quedé espantada hace unas semanas cuando vi a tres ministros y una ministra corear la canción de los legionarios.


¿Olvidó la transición borrar algunos episodios del franquismo?

No fue la respuesta adecuada a 40 años de dictadura. Es de ilusos pensar que se puede dejar atrás un viejo régimen totalitario tan largo sin tocar la esencia que lo conformó. Por eso digo que no hubo milagro español. El ejemplo más claro es que medio siglo después de la llegada de la democracia seguimos sin poder calificar al levantamiento militar de 1936 como un golpe de Estado. Y, desde luego, me resulta vergonzoso observar cómo el gobierno rechaza la memoria histórica de este país. Un país sin memoria termina repitiendo lo que nunca debió ocurrir. Lo estamos viendo ahora. Es aberrante que varios ministros y ministras se pongan a cantar en público el himno de la Legión. Siguen siendo novios y novias de la muerte. Pues mire, nosotras no. Las feministas estamos enamoradas del pensamiento y de la capacidad para convencer. Somos amantes de la racionalidad y no de la imposición, como hacen ellos.

Afirma que las luchas sociales no deben encararse con la intención del triunfo inmediato sino con perspectiva de futuro. ¿No es un mensaje algo frustrante?

Es muy difícil cambiar todo un sistema como es el nuestro, con una trayectoria de siglos. Por eso digo a las mujeres y a los hombres que trabajan por esta causa que es posible que no puedan disfrutarla. Luchamos para lograr un futuro mejor. Las que vivimos ahora estamos de paso antes de irnos a otro planeta o al vacío de lo infinito. Pero en nuestras manos está dejar un camino abierto. Eso es vivir. Vivir es dejar una huella que beneficie a los que vienen detrás.







Por ejemplo, eliminar la precariedad laboral que golpea más a la mujeres que a los hombres

Por supuesto. La situación laboral de las mujeres es terrible. Me indignan los chistecitos que suelen hacer los políticos de derecha sobre este asunto. Les diría que sólo los resentidos intentan burlarse de la razón para enmascarar su ignorancia. Analice el estado del servicio doméstico en España. Si están aseguradas el 10% es mucho decir. Que una persona trabaje en mi casa no la hace mi sirvienta. Para nada. Para mi es una gran ayuda porque soy mayor y por eso la aseguro en la Seguridad Social. De todas formas me sorprende que la derecha utilice el insulto cuando habla de estas cosas porque no deja de ser el recurso de quien no sabe o no puede defender sus argumentos para convencer. Personalmente, no me ofenden porque me parecen sandeces.

Un asunto más dramático aún es que la cifra de feminicidios no deja de crecer. ¿Cómo combatirlo?

Para mi es terrorismo de género. La lógica que sigue el asesino es sencilla: como no puedo con ella la mato. Y la mata si no obedece, o si no consiente, o si rechista. Y lo que hace es exterminarla. Eso es terrorismo. Lo dije en una entrevista que me hicieron hace ya algunos años: Los maridos, o las parejas matan más que ETA. Pero como en los años 90 no teníamos forma de contar a las muertas, algunos me criticaron. Entonces, nos pusimos a la tarea porque no había otro remedio. Y cuando concluimos, hicimos lo mismo con los niños muertos, y luego con las acompañantes muertas de las asesinadas. Y al final, entre todas las víctimas, había un solo hombre. Un joven que acompañaba a una mujer y que murió por defenderla. Los asesinos de mujeres no consienten testigos.

¿Por qué a las niñas se las educa para no ser violadas pero a los niños no se les educa para no ser violadores?

Ni tampoco para no ser maltratadores. Educa la familia pero también lo hace la sociedad. Ahora estamos preparando un trabajo para demostrar que la violencia no es genética. El hecho de que un hombre sea violento, o que una mujer sea sumisa, es resultado del aprendizaje y, por lo tanto, es perfectamente controlable. Es asombroso que el maltratador sea sumiso, obediente y, sobre todo, complaciente con sus jefes. Por eso es tan difícil detectarlo. Es gente que utiliza unas tácticas con quien puede hacerle daño y otra distinta con aquellas a las que él puede hacer daño.

¿Cómo rehabilitar a un hombre machista?

Ayuda mucho su predisposición a abandonar determinados roles sociales que parecen impuestos. El origen del problema está en la división social del comportamiento de un padre y de una madre. Es un error porque ambos representan lo mismo dentro de una especie racional como la humana. Por lo tanto, yo prefiero dividir entre aquellos padres que son padres y aquellos padres que simplemente son reproductores de la especie. Y esto es algo instintivo, genético, como cualquier otro animal. A esta categoría pertenecen los maltratadores.

las feministas no luchamos únicamente por las mujeres sino por el cambio del sistema patriarcal. Y eso es fuerte para el hombre porque implica que debe compartir el poder

Los estereotipos son otro caballo de Troya para la igualdad. En publicidad, por ejemplo, los hombres venden coches y las mujeres detergentes. ¿Influye tanto en la reproducción social?

Muchísimo. Estamos hablando de un sistema patriarcal que se construye con mitos, tópicos y arquetipos, las semillas que provocan que muchas mujeres crean lo que no deben creer y que muchos hombres actúen como no deben actuar. Es que nos marcan como estúpidas desde el paraíso, con la fábula de Adán y la maldita manzana de Eva. Repito que las feministas no luchamos únicamente por las mujeres sino por el cambio del sistema patriarcal. Y eso es fuerte para el hombre porque implica que debe compartir el poder. Aquellas que dicen que han alcanzado el éxito compitiendo intelectualmente con los hombres están faltando a la verdad. La directora de un banco no hace lo que le da la gana porque tiene por encima a un hombre salvo que lo haya heredado, como es el caso de Botín. ¿Acaso cree usted que María Dolores de Cospedal hace lo que quiere en el Ejército?

Probablemente no

Por supuesto que no. Vivimos en una sociedad basada en los privilegios. Lo mismo sucede hoy con la URJC. Estamos discutiendo si Cristina Cifuentes ha cursado un máster sin haber puesto un pie en las aulas y sin escribir una línea en el papel. Eso es privilegio. Y se puede jugar con todo menos con el saber y la honestidad.

¿Se imaginó alguna vez una movilización como la del 8 de marzo?

Lo que nunca imaginé fue que lucharía contra el mundo del cual procedo. Me eduqué en colegios muy buenos, naturalmente privados porque los públicos eran para la plebe. Y, ¿qué podíamos hacer las mujeres que tuvimos la suerte de recibir toda la cultura del mundo pero a las que nos impedían ir a la universidad? Ser autodidactas. Por eso estoy tan profundamente enfadada con lo que está ocurriendo hoy en la URJC.

Usted decidió separarse de su marido en tiempos de Franco, ¿cómo encajó su familia esta decisión?

Me dijeron que el tenedor nunca debe cogerse por las púas y que, por lo tanto, él hiciera su vida y yo la mía pero manteniendo las formas. Evidentemente, yo no estaba por la labor porque era seguir esclavizada. Necesitaba pedirle permiso para trabajar, para abrir una cuenta bancaria o para hacer un viaje. Éramos las tuteladas, primero por los padres y luego por los maridos. Administraban nuestros bienes, es decir, nos lo quitaban o se perdían. Es importante recordar todo esto por si se produce un nuevo retroceso. Porque las republicanas tuvieron mucha más libertad, por ejemplo una ley de divorcio en el año 32. Con esto quiero decir que lo que hemos conseguido no está garantizado.

¿Cómo explica a los jóvenes el significado real del feminismo?

Lo que suelo decirles es que se trata de la única ideología que realmente vela por todos, que es pacífica. Nosotras nunca enviaremos misiles ni declararemos guerras para quitar a los hombres del poder. Es una ideología para todos. Y luchar por ello es vivir intensamente. Yo he perdurado en mi lucha porque siempre fui consciente de que no lo hacía para mí sino para las generaciones venideras. Y ahora que ya he sacado mi billete para otro planeta puede decir a los jóvenes que la fuerza la tienen ellos. Depende de lo que hagan, habrá un mundo mejor o peor.
 
La Manada Las mujeres declaran la guerra al sistema patriarcal: "Ya no tenemos miedo, ahora tenemos rabia"


“Hemos decidido manifestarnos desde el Ministerio de Igualdad hasta el Tribunal Supremo porque son dos claros ejemplos de la justicia patriarcal de nuestro país”, afirma Merche Ruiz, portavoz del movimiento feminista de Madrid.



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Manifestación en protesta por la sentencia de La Manada - EFE


madrid
04/05/2018 19:55 Actualizado: 04/05/2018 23:13
María Lozano

@marialozro
Miles de mujeres han tomado las calles de Madrid para luchar contra el sistema patriarcal. Con lemas como ‘stop a la cultura de la violación’, ‘esto es una guerra’ o ‘ya no tenemos miedo, ahora tenemos rabia’, han mostrado su repulsa hacia la sentencia del juicio de ‘La Manada’ que las manifestantes han calificado como “vergonzosa”.

La marcha ha comenzado frente al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para finalizar ante el Tribunal Supremo. Allí las convocantes han tomado la plaza para leer un manifiesto en el que han denunciado la cultura de la violación actual. Carlota Ortega, portavoz del movimiento feminista de Madrid, declara que la sentencia de ‘La Manada’ “es muy grave porque mina la confianza de todas las mujeres en las instituciones judiciales y en el Gobierno”.

“Hemos decidido manifestarnos desde el Ministerio de Igualdad hasta el Tribunal Supremo porque son dos claros ejemplos de la justicia patriarcal de nuestro país”, afirma Merche Ruiz, otra portavoz del movimiento feminista de Madrid. Tras la noticia conocida este viernes sobre la reforma del código penal, Ruiz cree que se trata de “un claro ejemplo de la justicia patriarcal”, ya que esta reforma será “llevada a cabo únicamente por 20 hombres y por ninguna mujer”. “Tanto nuestros cuerpos como nuestras opiniones están sometidas bajo las opiniones de los hombres", por ello la portavoz considera que “es muy importante dar una perspectiva de género en todas las instituciones, pero sobre todo en el ámbito jurídico”.




Cientos de personas, en su mayoría mujeres, han protestado esta tarde frente al Tribunal Supremo de Madrid contra la sentencia de La Manada, tras la manifestación iniciada en el Ministerio de Sanidad. EFE

Frente a un Ministerio de Igualdad que ha colocado un lazo morado en la puerta, las manifestantes piden a la Ministra de Igualdad, Dolors Montserrat, que pelee por la igualdad de las mujeres: "Tenemos un poder muy grande y no debemos permitir que sentencias como estas dejen a la mujer a la altura del papel pisado”.

“Parece que no han servido de nada todos estos años de lucha y de consecución de derechos, que una sentencia tira por tierra y cuestiona más la actitud de la víctima que la del agresor”, algo que una de las mujeres convocadas tacha de “vergonzoso”.

La protesta se ha escuchado también en las calles de Galicia o Cantabria, donde se ha reivindicado una sociedad libre de machismo y se ha denunciado la complicidad social con las agresiones a las mujeres en distintos ámbitos sociales y profesionales, incluidos los de la música y el cine.

Unas dos mil personas se han manifestado esta tarde por el centro de Santander con el convencimiento de que los acusados en el juicio a ‘La Manada’ deberían haber sido condenados por violación y no por abusos, informa Efe. En la pancarta que ha encabezado la manifestación se podía leer "no es abuso, es violación". También se han escuchado gritos de ánimo y apoyo dirigidos hacia la víctima y se han visto carteles en los que se apuntaba que "la manada no son cinco, la manada es el sistema".
 
¿Reformar el Código Penal sin contar con las mujeres?


El patriarcado es una sinrazón obstinada y el hecho de que se haya pensado en una Comisión sin mujeres deja claro que algo no se ha entendido bien

María Eugenia R. Palop Follow @MEugeniaRPalop
04/05/2018 - 20:31h
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El ministro de Justicia, Rafael Catalá

Catalá está seriamente determinado a erradicar la violencia sexual contra las mujeres y para lograrlo, no se sabe si por ignorancia o mala fe, ha decidido encargar un estudio sobre la cuestión a la Comisión General de Codificación, cuya sección de Derecho Penal está formada solo por varones.

La Comisión tiene cinco secciones, dirigidas por varones, y está compuesta por 120 vocales de los que solo 17 son mujeres, ninguna de ellas penalista. El 100% de sus vocales natos son varones, aunque más del 50% de quienes componen la carrera judicial son juezas y no jueces. También son mayoritariamente mujeres las que estudian la carrera de Derecho y las que obtienen los más brillantes expedientes, pero, lamentablemente, sea por el techo de cristal, cemento, plástico o metacrilato, la supuesta sociedad meritocrática no deja de ser para ellas una triste ficción distópica. Una ficción gracias a la cual han de trabajar el doble y sacrificar el triple para situarse detrás de sus homónimos varones, ganando y tributando mucho menos que ellos.

Precisamente porque la meritocracia era esto, las cuotas existen y la paridad es una exigencia jurídicamente vinculante, aunque haya tenido, como vemos, un recorrido escaso y desigual. Y dado que en España está en vigor una ley de igualdad, es obvio que la Comisión de Catalá requiere de una revisión inmediata, aunque el juicio que esta situación merece no puede reducirse solo a esto. El hecho de que el Ministerio haya recurrido a este órgano a sabiendas de su composición es también el síntoma de un autismo institucional preocupante y digno de un detenido estudio.

El ministro de Justicia ha sido reprobado por el poder legislativo y ampliamente criticado por el poder judicial. Hace unos días, las siete asociaciones de jueces y fiscales que en el mundo han sido, le acusaban, implacables, de intromisión y de prestidigitación electoral, por afirmar que el autor del voto particular en el caso de La Manada tenía problemas singulares que nunca llegó a especificar. No era la primera vez que Catalá hacía gala de sus inusitadas habilidades visionarias. También supo anticiparse a los sorpresivos movimientos del juez de la esfera psicológica interna.

La cuestión es que ahora, después de tanta crítica a la sentencia de La Manada, tanta reacción social y tanta reivindicación de la perspectiva de género, las mujeres confiaban en que quizá el ministro hubiera comprendido algo. Pero no, el patriarcado es una sinrazón obstinada y el hecho de que se haya pensado en una Comisión en la que no hay ninguna mujer, del verbo "ninguna", ha dejado claro que algo no se ha entendido bien, entre otras cosas, porque esta reforma la han reivindicado las mujeres, muchas de ellas juristas especialistas en la materia.

En España se denuncia una violación cada ocho horas y las propias estadísticas oficiales estiman que esa cifra no representa ni la cuarta parte de las que se producen, pero este Ministerio ha considerado irrelevante que hubiera o no hubiera mujeres en la Comisión que habría de estudiar estos datos, evaluar su impacto sobre las víctimas, apuntar a una posible reparación o analizar la sensibilidad social que se ha generado al respecto.

Se deduce que para el Ministerio la presencia de mujeres en una Comisión como esta ni cambia, ni debería cambiar, el sentido de la reforma que tiene que acometerse. Vaya, que los varones pueden representarnos perfectamente, como también nos representaban en los Parlamentos hace solo unas décadas, y están en condiciones de velar por nosotras mejor, si cabe, de lo que lo haríamos nosotras mismas.

En el Partido Popular están convencidos, parece ser, de que una Comisión compuesta solo por varones puede defender nuestros intereses de manera fidedigna; que no hace falta que haya juristas especializadas porque no hay nada que indique que, por su condición de tales, podrían comprender mejor la experiencia de quienes sufren agresiones sexuales y valorar más adecuadamente las medidas a adoptar. Es más, es probable que piensen que la presencia de mujeres puede contaminar de subjetivismo y parcialidad una reforma que tiene que ser "neutral".

Lo cierto es que esta apuesta hipócrita por una falsa neutralidad es ya un clásico en la historia de las mujeres y un puntal crítico en el feminismo jurídico. Esta es la apuesta que anima hoy a buena parte de los que explican y aplican el Derecho, y la que animó también al Partido Popular a recurrir la ley de igualdad vigente en la idea de que atentaba contra la autonomía de los partidos políticos; un recurso que, entre otras cosas, lo que demostró fue, precisamente, la urgente necesidad de esa ley y la perfecta misoginia del Partido Popular. Lo que ellos llaman neutralidad y aplicación no sexista del Derecho es lo que puede llegar a hacer una Comisión de reforma penal compuesta exclusivamente por varones, calculadores racionales y fieles representantes del interés general.

Después de tanta discusión acerca de si la distinción entre prevalimiento e intimidación tenía o no tenía que ver con la experiencia de las mujeres; después de tanto sesudo debate sobre la violencia o la ausencia de consentimiento en las agresiones sexuales que ellas sufren, tanta reflexión sobre el patriarcado, la socialización sexual de los varones o la cultura de la violación, ¿se piensa en un ejército de varones que en buena parte acabe plagiando a las mujeres juristas para legislar sobre nuestros cuerpos?

Ahora resulta que la misma falta de credibilidad en la que se apoyaba ese voto particular con problemas singulares es la que regurgita en el Ministerio de Justicia, justo cuando hay que abordar seriamente una reforma del Código Penal que han propuesto, estudiado y analizado, fundamentalmente, las mismas mujeres juristas que están ausentes en esta Comisión.

En fin, señorías, solucionen de una vez sus propios problemas singulares, rectifiquen cuanto antes, recurran a expertas en la materia y aprendan de sus errores. Este es un gran momento y todavía están a tiempo.
 
Derechos y libertades

Las Kellys en Toledo: “Queremos cambios legislativos, no que nos defienda gente que no sabe hacer una cama”
La vicepresidenta de la asociación nacional que agrupa a las camareras de piso en los hoteles pide a sus colegas en Castilla-La Mancha "que se organicen"

Ángela Muñoz aboga por usar la "clandestinidad" si es necesario por el miedo al despido, "que tengan claro que sin habitaciones limpias, no hay hotel que se mantenga" y que defiendan "su salud y su dignidad"

Carmen Bachiller Follow @CBachiller
04/05/2018 - 20:11h
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Ángela Muñoz, vicepresidenta de Las Kellys, este viernes en Toledo

más INFO
“Que se organicen”. Es el mensaje que ha lanzado en Toledo la vicepresidenta nacional de las Kellys, Ángela Muñoz, a las camareras de piso que trabajan en los hoteles de Castilla-La Mancha. Ha pasado por esta ciudad invitada por Toledo Violeta para hablar de precariedad laboral, coincidiendo con la reciente conmemoración del Primero de Mayo.

El suyo, dice, “es un trabajo feminizado, precario y en el que te explotan mientras te dicen que eres el motor de la economía”, en alusión a buena la posición del sector turístico español en el mundo. “A nosotras eso no nos llega porque nos están externalizando, nos aumentan el número de habitaciones y las camareras de piso están enfermando”. Su profesión, dice, se ha convertido en “mano de obra barata y te dicen que es lo que hay. O lo coges o hay 20 detrás de ti”.

“Y encima nos están dejando por mentirosas. Exceltur, la CEOE… dicen que somos una mala influencia para sus hoteles porque solo hay un 2% de externalización”. Denuncia “abuso de poder” y la pérdida de cualquier posibilidad de sindicarse para defender sus derechos. La situación, dice, no es muy diferente para las trabajadoras de este sector en Castilla-La Mancha. “El trabajo es igual de duro en todas partes”.

De momento no hay delegación de las Kellys en la región aunque no descartan su próxima puesta en marcha. "A lo mejor tenemos que tirar de la clandestinidad pero hay que organizarse y que busquen apoyo entre ellas porque si no valorizan su trabajo, cada día perderemos un poco más". Les dice también "que tengan claro que, sin habitaciones limpias, no hay hotel que se mantenga". Y que defiendan "su salud y su dignidad".



“Muchas camareras de piso si tienen lumbago, se toman una pastilla y se van a trabajar. Si caen de baja, saben que las despedirán”

En España hay cerca de 100.000 trabajadoras que limpian hoteles y apartamentos: muchas están externalizadas y cobran dos euros por habitación. Otras encadenan contratos a través de Empresas de Trabajo Temporal (ETT). “El objetivo es abaratar costes pero no se cumple con la ley de prevención de riesgos laborales. Y muchas si tienen lumbago, se toman una pastilla y se van a trabajar. Si caen de baja, saben que las despedirán”.

Ángela Muñoz comenzó como camarera de piso en 1999. Logró promocionar “gracias a la formación continua que te daban, no como ahora que te hacen contratos de formación que son contratos encubiertos” y hoy es gobernanta. Pero en plena aplicación de la reforma laboral, y con la externalización de este servicio en los hoteles, un ERE la dejó sin contrato. “Ahora estoy con contratos eventuales en función de la producción y solo me llaman cuando me necesitan, pero prefiero estar así a que me contrate una empresa externa que es explotación pura y dura”.

La suya es solo una de las historias de esta asociación de mujeres que comenzó a organizarse a través de Facebook en 2014 y que lleva funcionando desde 2016. Las Kellys consiguieron reunirse con Mariano Rajoy en La Moncloa. Dos horas de conversación -parte de ella hablando de la tierra del presidente debido a la presencia de la delegada gallega de la asociación- en la que les dio tiempo a enseñarle a Rajoy cómo sus precarias condiciones laborales afectan a su salud y les obliga a ir fajadas bajo su uniforme de trabajo. O cómo, ahora, ser camarera de piso “también requiere hacer un máster” (una broma en plena ‘crisis Cifuentes’) porque sus empresas reclaman formación.

Un mes después se ha creado una Mesa de Calidad por el Empleo, explica Ángela Muñoz. “Ya le dijimos al presidente que no necesitamos más estudios o mesas en las que no estamos las camareras de piso. Estamos hartas de que gente que no sabe hacer una cama, ni lo que supone hacer 20 habitaciones y que te paguen dos euros, se pongan a defender derechos que a ellos no les van a afectar”.

Siguen reclamando una modificación del artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores (propuesta conocida como 'ley Kelly') que prohíba la externalización de la actividad principal de una empresa porque las empresas multiservicios, dicen, son competitivas a su costa. “Jueces y fiscales dicen que necesitan instrumentos para pararlo, los inspectores se ven desbordados. Ahora hay más denuncias pero necesitamos cambios legislativos”.

Siguen reclamando que sus dolencias sean reconocidas como enfermedad laboral y hablan de la necesidad de que se reconozca el suyo como "trabajo penoso". Denuncian verse sometidas a contratos de formación de tres años que benefician a las empresas que los imparten "por contratar a mujeres de una edad determinada. Les van a dar dinero público por realizar contratos encubiertos".

Y después, añade, están los cursos de formación que dan las empresas multiservicio, que las camareras tienen que hacer y pagar una parte, mientras sus propietarios se financian también con dinero público. "Es un negocio redondo. Llevan a las camareras del curso a realizar las prácticas a los mismos hoteles donde prestan servicios como empresa externalizada. Les dicen que si se portan bien les harán un contrato".

Su lucha continúa y avanza lento, lento, pero cree que han ganado en "visibilidad", a pesar del "miedo de las compañeras" y de las "buenas palabras de los políticos" (no salva a a ninguno con los que se ha reunido). "No necesitamos parches sino voluntad política porque el tema ya lo conocen".

En su haber, un logro sobrevenido: "Nuestras protestas están sirviendo para que otros colectivos se organicen, como las aparadoras de calzado de Elche". Y en su retina, el efecto del 8M que, dice, "ya no hay dios que lo pare".
 
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