María José Arcos, desaparecida en 1996.

María José Arcos, una misteriosa desaparición que marcó época​


  • El Seat Ibiza de María José Arcos en el faro de Corrubedo un día después de su desaparición y rodeado de agentes de la Guardia Civil Foto: ECG

    El Seat Ibiza de María José Arcos en el faro de Corrubedo un día después de su desaparición y rodeado de agentes de la Guardia Civil Foto: ECG


    María José Arcos Caamaño tenía 35 años, vivía cerca de Santiago de Compostela y, de un día para otro, desapareció sin dejar más huellas que las de su coche, aparcado en las inmediaciones del faro de Corrubedo. En su interior estaba su bolso, del que prácticamente no se separaba, un biquini y un paquete de tabaco, además de su cartera con el dinero que llevaba.

    No había más rastro que esas cuatro cosas que delataban unos planes que podían haberse visto quebrados por la actuación de una persona que, desde el principio, había sido señalada por la familia con nombre y apellidos. Sin embargo, la justicia no fue capaz de dar con las pistas necesarias para confirmar el posible homicidio de la compostelana.
    Sus allegados habían apuntado desde el principio a un conocido y amigo de María José; no tenían a otro sospechoso y en ningún momento dudaron de la autoría, ni del motivo de la desaparición. Para ellos, siempre fue un homicidio. Arcos desapareció hace ya 25 años.
    La última vez que su familia la vio era agosto y estaba de vacaciones. Ese día, María José tenía pensado volver a casa tras una cita con un hombre. Todo estaba listo para el encuentro, pero, tras abandonar la casa familiar, no volvió a ser vista nunca más.

    NO REGRESÓ. La idea inicial era pasar los cuatro días de vacaciones que le quedaban en un barco que acababa de adquirir su pareja sentimental. Sin embargo, algo cambió todos sus planes. El día previo a su desaparición hizo una llamada. Su madre estaba presente, pero no pudo escuchar nada. María José se había dirigido a otra habitación y arrimado la puerta lo suficiente como para no dejar discernir cuáles eran las palabras exactas.

    Al terminar la llamada y salir de la habitación, parecía contrariada por algo. Tras ese intercambio telefónico había cambiado el ánimo de María José y mencionó a su familia que, en vez de pasar cuatro días fuera de casa, se iría por la mañana y regresaría esa misma noche. Pero eso no pasó, ni esa noche, ni ningún otro día.
    La desaparición de María José Arcos es un caso sin sentencia y sin resolución que supuso y constituye un duro y tortuoso proceso, especialmente para la familia, que veía cómo a medida que iban pasando los días no había novedades, ni sospechosos, y todo apuntaba a un cierre temporal de las diligencias, sin saber muy bien hasta cuándo. Y es que a pesar de los esfuerzos y los impulsos de la familia compostelana por aportar nuevas informaciones y avanzar en la investigación, todo parecía volverse en su contra.
    Las declaraciones se centraron desde un inicio en las versiones de las personas más cercanas a María José Arcos. En las últimas horas de la desaparición, la compostelana abandonó el domicilio paterno entre las 12. 30 y las 13.00 horas del 15 de agosto de 1996, con la intención de regresar aquella misma noche a la casa familiar que tenían alquilada en Abelleira, Muros.

    Eran muchos los enigmas que parecían rodear la misteriosa ausencia de María José Arcos. Era una mujer de éxito y comprometida en su trabajo, que había desaparecido sin dejar ningún rastro, nada más que un Seat Ibiza rojo y sus pertenencias.

    Ante las hipótesis iniciales planteadas por los investigadores de la Policía Nacional, la familia negó el hecho de que pudiese tratarse de un su***dio o de una huida planeada dejando atrás a su gente. Según sus conocidos y allegados, María José era una persona familiar, por lo que esto no era posible.

    Sin embargo, lo único que encajaba era la situación del último rastro de la mujer, en la playa, donde dijo que iba a pasar el día. Además, poco tiempo después, se conocería que una amiga íntima, con quien tuvo contacto el día anterior a la desaparición, confirmó la cita con aquel misterioso hombre.

    Todo parecía indicar que alguna persona ajena a la familia la había visto por última vez. Mientras, se confirmó la identidad del conocido con el que presuntamente había quedado la víctima, un cámara del equipo gráfico de TVE con el que Arcos mantenía una relación, definida por sus habituales momentos de altibajos. Con todo, la única pista de este encuentro no habría sido tenida en cuenta por los investigadores del caso.


    CUANDO EL COCHE HABLÓ.
    Rosa Arcos, la hermana de la aún hoy desaparecida, fue a recoger el coche de María José, que tras las primeras investigaciones seguía en el mismo lugar donde había sido encontrado. Cuando iba a llevárselo a casa se percató de algo. La posición del asiento no le permitía llegar con facilidad a los pedales, por lo que debía estar ajustado a la última persona que condujo ese coche hasta el pie del faro, y no había sido María José, sino una persona más alta que ella y su hermana.

    La familia sostuvo una teoría desde el principio y la continúa manteniendo en la actualidad. Para ellos había un claro sospechoso. Sin embargo, los hechos se fueron sucediendo de una forma opaca, o al menos, eso parecía.

    El 21 de agosto se producen dos hitos relevantes en el caso. El primero, en Corrubedo. La Guardia Civil tomó declaraciones a varios testigos y consiguió información suficiente para determinar cuándo fue estacionado el coche en el faro. Según los datos, se produjo en la madrugada del día 16, entre las tres y siete de la mañana.


    CONTRADICCIONES EN LA DECLARACIÓN. El segundo hecho relevante en la investigación se produce en Santiago. Después de varias conversaciones previas con el principal sospechoso y presunto acompañante de María José, la Policía Nacional decide tomarle declaración escrita por primera vez. Y esta no sería la última ocasión.

    En otras sucesivas, se podrían extraer importantes contradicciones, según fue manifestando la familia a lo largo de todos los años de lucha.

    EL COMPORTAMIENTO DEL PRINCIPAL SOSPECHOSO. El amigo o pareja de María José presentó conductas un tanto confusas. Durante el registro de una finca de su propiedad, les dijo a los guardias civiles que allí no iban a encontrar lo que buscaban y les pidió si podía seguir cambiando el aceite del coche, acción que ya se encontraba realizando cuando la Guardia Civil le comunicó que estaban allí para detenerle por el caso de María José.

    Los agentes encontraron una colección de recortes de prensa que hablaban de la desaparición, facturas de sacos de cal y grilletes. Pero no lo suficiente. El hombre pasó un mes en la cárcel y, un año después, el caso se archivó de manera definitiva hasta ahora.

    SOSPECHAS MANTENIDAS. Una de las hermanas de la desaparecida, Rosa Arcos, aseguró en 2011 con la detención de la pareja sentimental de su hermana que: “Yo ya pedí que se le detuviese a los tres días de desaparecer mi hermana, después de mantener una entrevista personal con él”.
    Ante la maraña de hechos que dificultaban la localización de María José Arcos, la familia se encontraba en una encrucijada en donde todos los caminos parecían remar en su contra. Por una parte, la policía insistía en la hipótesis de la Audiencia, en esa inexistencia de indicios para mantener abierta la investigación.

    En ese intervalo, según explica la familia a través de la plataforma mariajosearcos.com, mantuvieron una entrevista con el delegado del Gobierno en Galicia, quien, según relatan, se limitó a respaldar la hipótesis del su***dio, invitándoles a “esperar que el mar nos la devuelva”, cuando desde el principio la familia descartó por completo la posibilidad del su***dio o de una marcha voluntaria.

    En esa frase se dejó entrever algo que la familia sufrió durante años, una falsa empatía en un caso mediático. Se barajaron varias líneas de investigación. Un posible accidente en el mar -a pesar de lo tranquilo que estaba aquel día- o la interrupción voluntaria de la vida, entre otras. Todas fueron rechazadas por el círculo íntimo de la mujer. Rosa ahora se pregunta por qué nunca se cuestionó la versión “contradictoria” del que era el compañero sentimental de María José Arcos. “Porque se impuso otro mensaje, el de que es un buen chaval, con una carrera de éxito, con dinero, como si María fuese poca cosa para semejante partido”, afirmó.

    “¿Como queréis que descansemos?”, preguntaba Rosa Arcos en una de las cartas presentes en la plataforma por la lucha y memoria de su hermana. “Detrás de las desapariciones de muchas mujeres está la violencia de género, crímenes machistas perversamente agravados con ocultación del cuerpo de la víctima causando más dolor, angustia y tormento a sus familias”, aseguró.
    Rosa concluyó su escrito con una frase: “Solamente pedimos justicia”.












 

Buscan pruebas por la vinculación de dos delitos sin resolver con Ramiro Villaverde.​

En el caso de José Ramón Pazos Pérez, ya en el momento de su desaparición la investigación recaló en Ramiro Villaverde como sospechoso, pues los testigos señalaban que había sido la última persona en verle antes de que desapareciese sorpresivamente en la madrugada del 5 de diciembre de 1990.

Su desaparición no se denunció formalmente hasta enero de 1991, cuando su mujer presentó una denuncia por abandono del hogar. En ese momento, empezó una investigación que llegó a un callejón sin salida en dos ocasiones, pero algunos datos que manejaban los investigadores es que el desaparecido y Ramiro Villaverde mantenían una relación sentimental con la misma mujer y que ambos salieron juntos del último lugar público en el que se sitúa a Ramón Pazos.

El desaparecido tocaba en la Orquesta de la Televisión de Galicia y la noche en la que fue visto por última vez actuó en la actual discoteca La Luna, en Cerponzóns (Pontevedra). Terminada la actuación, sus compañeros se fueron, pero él se quedó en el local con Ramiro Villaverde y algunos testigos señalan que abandonaron juntos el lugar y a continuación pudo vérseles juntos en una céntrica calle de Pontevedra, según el fiscal jefe.

Por la desaparición de José Ramón Pazos, que tenía 37 años, la Policía Nacional interrogó a Ramiro Villaverde en varias ocasiones y siempre fue el eterno sospechoso por el lío de faldas que vinculaba a ambos varones. Sin embargo, todo quedó archivado porque nunca apareció un cadáver ni pruebas que incriminasen a nadie.


Bajo la atenta mirada de sus vecinos​

El nombre del detenido por la desaprición de María José Arcos hace 15 años volvió a encontrarse en medio de una investigación judicial en el año 2003, si bien con menos contundencia. Saltó con motivo de la aparición del cuerpo sin vida del vecino de Tenorio Jorge Pazos el 22 de diciembre de ese año.

El fallecido, un jubilado de 64 años apareció al lado de un cobertizo de su propiedad con dos tiros de escopeta en el cuello. El lugar de la muerte está situado a escasos 300 metros de la vivienda familiar del cámara de televisión en Parada-Tenorio y los vecinos habían tenido problemas por los lindes de sus propiedades un tiempo atrás.

Los investigadores de la Guardia Civil no lograron aclarar si el fallecido se había suicididado o había sido víctima de una muerte violenta con la implicación de una tercera persona y a pesar de que fueron interrogados varios vecinos, entre ellos Ramiro Villaverde, la investigación se cerró y, con ella, el proceso judicial abierto.

Con la detención de Ramiro Villaverde y su ingreso en prisión provisional sin fianza acusado de un delito de asesinato sus vecinos han recordado el caso. La presencia de la Guardia Civil en su residencia de fin de semana en Tenorio para buscar pruebas por la desaparición y presunta muerte de María José Arcos ha vuelto a poner a este pontevedrés en el punto de mira de todo el vecindario.

Ampliación en el enlace:



 
Uno de esos casos que quedan por resolver en Galicia.
Uno de esos casos en que la familia, y en especial su hermana Rosa, ha luchado continuamente para que no cayese en el olvido.
Uno de esos casos en los que la investigación inicial fue una auténtica chapuza, lamento decirlo.
 
Es que lo de este tipejo es increíble. Salir impune de tres asesinatos (al menos dos no hay quién se los quite), y que siga su vida como si tal cosa...🤦‍♀️
Pues ahí lo tenemos, va por la vida tan pichi...
Un ascazo!!

Entre este y el ya fallecido ex de Sonia Iglesias, no sabría con cuál quedarme.
Un par de tipos asquerosos que se han ido de rositas.
 

El juez deja libre al imputado por la desaparición de Arcos.​

La Audiencia de A Coruña, con sede en Santiago de Compostela, decretó un auto que acuerda la libertad provisional para Ramiro Villaverde, el único imputado por la desaparición hace quince años de María José Arcos.

El imputado relató en una segunda comparecencia judicial el pasado martes que la cal viva era para emplearla en las viñas, los aerosoles paralizantes, para llevarlos los días en que salía a cazar y con ellos no dejar huellas, y los grilletes, al verlos, le hicieron gracia y se compró dos cajas.

 
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