Lecturas de Verano

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Hola a tod@s

He pensado que sería enriquecedor compartir nuestras lecturas actuales y comentarlas. O incluso iniciar lecturas conjuntas.
¿Alguien se anima?
 
Ahora estoy leyendo Milkman, de Anna Burns.
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En lectura la novela corta de Nathanael West, "Miss Lonelyhearts", traducida, aunque no por esta editorial, como "La señorita corazones solitarios"

Un periodista de Nueva York conocido como Miss Lonelyhearts recibe en su consultorio multitud de cartas de personas desesperadas que buscan respuesta a sus problemas. El columnista terminará afectado emocionalmente por las misivas e involucrado sentimentalmente con una de sus lectoras al mismo tiempo que mantiene contactos amorosos con otras mujeres, entre ellas la mujer de su editor, Shrike, quien ridiculiza la religión y se burla de las cartas recibidas por su redactor.

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Yo estoy leyendo "Cuentos", de John Cheever.

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Fué un reconocido escritor de cuentos sobre la trastienda del "sueño americano" de los años 50 y 60, en la linea de la serie "Mad Men", familias en teoria idílicas que esconden racismo, intolerancia, hedonismo, y frustraciones ante lo único que sostiene sus vidas, la ambición de ser rico para ser alguien y lo que se siente una vez que eres rico y te ves en la urbanización de casas familiares con piscinas y vecinos tan "normales" como tú.

Esta selección, con más de cien títulos y 880 páginas, la hizo el propio Cheever, con la que ganó el Premio Pulitzer y el National Book Award en 1979. Es considerado uno de los grandes escritores americanos del siglo XX y se le compara con Chéjov.

Voy poco más de la mitad. Se puede coger y dejar y al leerle te relajas muchos, al menos a mí me pasa.

Uno de los cuentos, que ilustra la portada, es "El nadador". Un hombre casado con hijos, con empleo en Manhattan, decide volver a su casa recorriendo las piscinas de sus vecinos en el camino. Un cuento espléndido un poco kafkiano. Burt Lancaster protagonizó la película basada en este cuento, aunque en el cuento va solo, no acompañado de una jovencita rubia.



«Esta sobresaliente colección de relatos muestra el poder y el alcance de uno de los mejores escritores del siglo pasado. Historias de amor y miseria, que incluyen obras maestras como "El nadador" o "Adiós, hermano" y que fechan de su salida del ejército al final de la Segunda Guerra Mundial.»
The Guardian

Los cuentos de John Cheever son el gran testimonio literario de la clase media estadounidense de los años cincuenta y sesenta. Conocido como «el Chéjov norteamericano», fue el gran cronista de ese territorio casi mitológico de las zonas residenciales a las afueras de las grandes ciudades, con sus fiestas de cóctel y piscina, sus despertares de periódico en la puerta, sombrero, maletín y beso a los niños, tardes con cuartetos de Benny Goodman en la radio y noches enteras anhelando una vida distinta. Cheever convirtió con maestría ese espejismo de éxito y felicidad en el escenario de glorias y penas de familias que, entre la frustración, el deseo y el tedio, conforman un retrato incomparable del alma humana que transciende cualquier época o país.

Esta edición incluye un epílogo de Rodrigo Fresán y mantiene la selección del propio Cheever, merecedora tras su publicación en 1978 del Premio Pulitzer y el National Book Critics Circle. Recorriendo una trayectoria de casi tres décadas, contiene relatos tan emblemáticos como «El nadador», retrato onírico de un hombre a la deriva, o «El marido rural», novela en miniatura según Nabokov cuyo protagonista sobrevive a un accidente de avión y vuelve a casa ante la indiferencia total de su familia.

Cheever, que luchó toda su vida contra la adicción al alcohol y contra una bisexualidad reprimida, demostró conocer a la perfección los estragos que causan las pasiones más ocultas cuando explotan sin apenas ruido. En plena oscuridad supo encontrar destellos en las existencias más apagadas, débiles rayos de luz que en sus manos acababan alumbrando una vida entera.

Críticas:
«John Cheever es un realista con magia, y su voz, en sus luminosos relatos, es tan rica y distintiva como las principales voces de la literatura estadounidense de posguerra.»
Philip Roth

«A menudo se habla de Cheever como un escritor de los barrios residenciales, pero muchos han escrito sobre ello. Solo él fue capaz de convertirlos en un arquetipo.»
John Updike

«Supongo que querrán caracterizar sus relatos como chejovianos, o decir que Cheever es menos sombrío que Carver, más amplio, irónico y alegre que Hemingway. Pero al final siempre será enteramente él mismo, calculando y equilibrando cada frase hasta decir lo correcto y, todavía más a menudo, elevándose hasta situar el tren de lo diario sobre las vías de lo político.»
Hanif Kureishi
 
Última edición:
De que trata? Es muy chula la portada
PREMIO MAN BOOKER 2018

PREMIO NATIONAL BOOK CRITICS CIRCLE 2019

En esta ciudad anónima, ser interesante es peligroso. La hermana mediana, nuestra protagonista, se empeña en evitar que su madre descubra a su posible novio y en no dar explicaciones sobre su encuentro con el lechero. Pero en cuanto el primer cuñado descubre su situación y hace correr el rumor, la hermana mediana se vuelve «interesante». Lo último que ella quiere. Porque ser interesante implica que te presten atención y eso es peligroso. Milkman es una historia de rumores y habladurías, de silencio y sordera intencionada en la época álgida del conflicto de Irlanda del Norte. Es la historia de una inacción con grandísimas consecuencias.
 
Yo estoy leyendo "Cuentos", de John Cheever.

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Fué un reconocido escritor de cuentos sobre la trastienda del "sueño americano" de los años 50 y 60, en la linea de la serie "Mad Men", familias en teoria idílicas que esconden racismo, intolerancia, hedonismo, y frustraciones ante lo único que sostiene sus vidas, la ambición de ser rico para ser alguien y lo que se siente una vez que eres rico y te ves en la urbanización de casas familiares con piscinas y vecinos tan "normales" como tú.

Esta selección, con más de cien títulos y 880 páginas, la hizo el propio Cheever, con la que ganó el Premio Pulitzer y el National Book Award en 1979. Es considerado uno de los grandes escritores americanos del siglo XX y se le compara con Chéjov.

Voy poco más de la mitad. Se puede coger y dejar y al leerle te relajas muchos, al menos a mí me pasa.

Uno de los cuentos, que ilustra la portada, es "El nadador". Un hombre casado con hijos, con empleo en Manhattan, decide volver a su casa recorriendo las piscinas de sus vecinos en el camino. Un cuento espléndido un poco kafkiano. Burt Lancaster protagonizó la película basada en este cuento, aunque en el cuento va solo, no acompañado de una jovencita rubia.



«Esta sobresaliente colección de relatos muestra el poder y el alcance de uno de los mejores escritores del siglo pasado. Historias de amor y miseria, que incluyen obras maestras como "El nadador" o "Adiós, hermano" y que fechan de su salida del ejército al final de la Segunda Guerra Mundial.»
The Guardian

Los cuentos de John Cheever son el gran testimonio literario de la clase media estadounidense de los años cincuenta y sesenta. Conocido como «el Chéjov norteamericano», fue el gran cronista de ese territorio casi mitológico de las zonas residenciales a las afueras de las grandes ciudades, con sus fiestas de cóctel y piscina, sus despertares de periódico en la puerta, sombrero, maletín y beso a los niños, tardes con cuartetos de Benny Goodman en la radio y noches enteras anhelando una vida distinta. Cheever convirtió con maestría ese espejismo de éxito y felicidad en el escenario de glorias y penas de familias que, entre la frustración, el deseo y el tedio, conforman un retrato incomparable del alma humana que transciende cualquier época o país.

Esta edición incluye un epílogo de Rodrigo Fresán y mantiene la selección del propio Cheever, merecedora tras su publicación en 1978 del Premio Pulitzer y el National Book Critics Circle. Recorriendo una trayectoria de casi tres décadas, contiene relatos tan emblemáticos como «El nadador», retrato onírico de un hombre a la deriva, o «El marido rural», novela en miniatura según Nabokov cuyo protagonista sobrevive a un accidente de avión y vuelve a casa ante la indiferencia total de su familia.

Cheever, que luchó toda su vida contra la adicción al alcohol y contra una bisexualidad reprimida, demostró conocer a la perfección los estragos que causan las pasiones más ocultas cuando explotan sin apenas ruido. En plena oscuridad supo encontrar destellos en las existencias más apagadas, débiles rayos de luz que en sus manos acababan alumbrando una vida entera.

Críticas:
«John Cheever es un realista con magia, y su voz, en sus luminosos relatos, es tan rica y distintiva como las principales voces de la literatura estadounidense de posguerra.»
Philip Roth

«A menudo se habla de Cheever como un escritor de los barrios residenciales, pero muchos han escrito sobre ello. Solo él fue capaz de convertirlos en un arquetipo.»
John Updike

«Supongo que querrán caracterizar sus relatos como chejovianos, o decir que Cheever es menos sombrío que Carver, más amplio, irónico y alegre que Hemingway. Pero al final siempre será enteramente él mismo, calculando y equilibrando cada frase hasta decir lo correcto y, todavía más a menudo, elevándose hasta situar el tren de lo diario sobre las vías de lo político.»
Hanif Kureishi

Leí la Crónica de los Wapshot, creo que sln 2 y super recomendables. Son ideales para leer en verano en la piscina o en la playa. Cheever es un gran maestro :):):):)
 
Iris Chase, ya anciana, invoca el pasado con la distancia y el escepticismo de quien no tiene nada que perder. Contempla las huelgas, cierres de fábricas y el idealismo de los jóvenes comunistas; los viajes en lujosos transatlánticos y los encuentros en sórdidas pensiones. Y al recordar, descubre la relación que la unía con su hermana Laura y los hechos que marcaron el destino de ésta. Buscará, sobre todo, justicia, desvelar la verdad y con ella encontrar el amor y el perdón. Este libro fue premio Booker 2000.




Se puede descargar gratis en PDF googleando.​


En apenas treinta páginas de “El asesino Ciego” Atwood pone las cartas sobre la mesa y nos muestra cómo nos va a contar la historia: se sustentará en una base histórica y, a partir de ella, fabulará, creará la ficción alrededor de ella; en “El cuento de la Criada” lo hacía al revés, ya que planteaba un futuro dixtópico ficcional e indeterminado al que dotaba de historicidad en el epílogo final; teniendo en cuenta esto la estructura será tan variada como lo siguiente:

1º Una línea temporal en el presente donde Iris Chase recordará en primera persona los hechos pasados relacionados con su familia y, sobre todo, con la muerte de su hermana Laura y, al mismo tiempo, le servirá para vivir su presente; ya en la senectud, en otra línea temporal. El recuerdo de una simple fotografía le sirve para presentarnos a Laura Chase:

“En ella tiene el tronco echado un poco a un lado desde la perspectiva del fotógrafo y la cabeza hacia atrás para dar una delicada inclinación al cuello. “Un poco más, ahora mira hacia arriba, hacia mí, muy bien, a ver esa sonrisa.” Su cabello es rubio, largo y muy rubio, igual que el mío entonces, casi blanco, como si los tonos rojizos –el hierro, el cobre y los metales duros- se hubieran ido diluyendo al lavarlos. La nariz es recta, la cara en forma de corazón, los ojos muy grandes y luminosos, sin ninguna malicia, las cejas arqueadas, con un signo de perplejidad en los extremos interiores. En la mandíbula es posible percibir un matiz de cierta obstinación, pero de eso sólo se daba cuenta el que lo sabía. No lleva maquillaje, lo que confiere a su rostro un extraño aspecto de desnudez; si se mira la boca no se ve más que carne.”

2º Una narración de género donde tendremos dos personajes, un hombre y una mujer; que viven una vida bohemia aunque huidiza y que solo podemos intuir por lo que nos cuentan en una línea temporal nada definida; servirá, además, para contar la historia relacionada con el libro que se atribuye a la hermana de Iris: El asesino ciego. Esta última es, sin lugar a dudas, un relato de ciencia ficción y aventuras ambientado en la mítica ciudad de Sakiel-Norn y servirá para complementar la narración principal profundamente difusa, las cotas de lirismo se sucederán, lo enigmático estará presente en todo momento:

“El canal y el puerto fueron construidos por esclavos, lo que no es sorprendente: Sakiel-Norn había conseguido su esplendor y su poder gracias a ellos, aunque también era famosa por sus artesanías, especialmente por los tejidos. El secreto de los tintes utilizados en su fabricación se guardaba celosamente; sus telas brillaban igual que la miel líquida, igual que el zumo de la uva púrpura, que la sangre de toro vertida al sol. Sus delicados velos eran suaves como telas de araña y sus alfombras tan blandas y finas que uno creía andar por el aire, un aire que parecía de flores y cursos de agua.”

3º Por último, intercaladas habitualmente entre los fragmentos del libro, aparecerán noticias sacadas de periódicos, apuntes periodísticos que funcionarán a modo de prolepsis de hechos que se narrarán a continuación con mayor extensión.

El modo de construir toda la historia con estas tres fuentes alterna igualmente en los variados puntos de vista, Iris utilizará lo que le cuenta su criada Reenie para reforzar aún más lo fragmentado (postmoderno) de los retazos que intenta recordar:

“Lo que me decía variaba de acuerdo con mi edad, y también de acuerdo con lo distraída que estuviese ella en aquel momento. Sin embargo, de ese modo fue reuniendo suficientes fragmentos del pasado para reconstruir algo que debía tener tanta relación con la realidad como un retrato de mosaico con el original. De todos modos, yo no quería realismo, sino cosas que tuvieran mucho color, con un perfil simple, sin ambigüedades, que es lo que quieren la mayoría de los niños cuando se trata de la historia de sus padres: una postal.”

Tal riqueza narrativa y estilística deviene en una construcción de personajes en cuatro dimensiones, donde la dimensión del tiempo es una variable más, enriquecedora en sí misma; ello desencadenará, no tanto una nostalgia sino un remordimiento sobre los hechos acaecidos en el pasado y sobre las decisiones erróneas tomadas en aquellos momentos:

“Yo y la chica de la fotografía hemos dejado de ser la misma persona. Yo soy su resultado, el resultado de la vida a la que me lancé precipitadamente en una ocasión; como si ella, si es posible afirmar que existió, sólo estuviese compuesta de lo que yo recuerdo. Poseo una perspectiva mejor: la mayor parte del tiempo soy capaz de verla claramente. Ella, en cambio, aun cuando fuera capaz de mirar no me vería en absoluto.”

¿Cuál es la actitud de Iris, y la nuestra mismamente, ante lo que descubrimos de nuestro pasado y del de los demás, aunque no nos guste? Debemos seguir explorándolo:

“Podría haberlo dejado ahí. Podría haber elegido la ignorancia, pero hice lo que habríais hecho vosotros, lo que habéis hecho si habéis llegado hasta aquí. Quise saber.

Es lo que haría la mayoría de nosotros. Preferimos el conocimiento a pesar de todo, aunque nos mutile; estamos dispuestos a mantener las manos en las llamas si es necesario. La curiosidad no es nuestro único motivo: el amor, el dolor, la desesperación o el odio es lo que nos empuja hacia delante, no paramos de espiar a los muertos: abrimos sus cartas, leemos sus diarios e inspeccionamos sus cosas en espera de una indicación, una palabra definitiva de los que nos han abandonado… de los que nos hacen cargar con el muerto, a menudo mucho más vacío de lo que suponíamos.”

Porque, posiblemente sea muy duro, pero aún puede ser más peligroso ignorarlo:

“He descubierto que no hay nada más difícil que entender a los muertos, pero nada es más peligroso que no hacer caso de ellos.”

Uno obra maravillosa, en todo, a todos los niveles. Sí, a veces hay que decirlo muy alto. Una obra maestra.

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“El asesino ciego” de Margaret Atwood, 5.0 out of 5 based on 6 ratings


ENTREVISTA:MARGARET ATWOOD | LA FUERZA DE LA ESCRITURA

'La infancia es a veces un sueño, pero también puede ser una pesadilla'

13 DIC 2001


XAVIER MORET

La novelista y poeta, que obtuvo el Premio Booker el año pasado con El asesino ciego, es una de las máximas representantes de la literatura canadiense. La novela se asoma al siglo XX a través de la historia de una familia. Una distopía que critica la sociedad actual y que fue escrita en parte en Madrid. Margaret Atwood 'La infancia es a veces un sueño, pero también puede ser una pesadilla'


Con El asesino ciego, novela galardonada con el Premio Booker del año 2000, la escritora canadiense Margaret Atwood (Ottawa, Canadá, 1939) ha dado un paso adelante en su ya de por sí exitosa carrera. Atwood, autora de novelas como Ojo de gato, El cuento de la criada y Alias Grace, ha construido en esta ocasión una novela de compleja estructura en la que se mezclan los recuerdos de Iris Chase -una anciana que cuenta la historia de su familia a lo largo del siglo XX, deteniéndose de modo especial en la relación con su difunta hermana Laura- con episodios escritos en registros tan distintos como la novela realista, la novela romántica o la ciencia-ficción. El asesino ciego es una de estas novelas que, en cuanto la terminas, te dan ganas de volverla a empezar, porque de algún modo te invade la sensación de que has estado inmerso en una maquinaria perfecta en la que todo acaba encajando para mayor gloria de la literatura.

Bajo las apariencias

PREGUNTA. En El asesino ciego encontramos una trama que avanza a través de la memoria de Iris Chase, pero también gracias a noticias de prensa y a una novela dentro de la novela. ¿Cómo llegó a esta estructura?



RESPUESTA. Es como un conjunto de cajas chinas. Abres una caja y te encuentras otra, y así sucesivamente, hasta que llegas al corazón de la novela, que es la historia entre las hermanas Iris y Laura Chase. Todas las historias se complementan, incluso los recortes de prensa y la novela con toques de ciencia-ficción que se incluye en el libro. Es como un collage en el que cada tipo de representación es un desafío para las otras, pero del que al final se acaba obteniendo una imagen total. Hay distintos niveles que se van superponiendo hasta descubrir la verdad. En la novela se reconstruye la historia de una familia a lo largo del siglo, pero hay también una utopía negativa, una distopía, que fue una forma utilizada en el pasado por algunos escritores para criticar la sociedad actual. Tenemos los ejemplos de la Utopía de Tomás Moro; de Los viajes de Gulliver, de Swift; de 1984, de Orwell, o de Un mundo feliz, de Aldous Huxley. En El asesino ciego se incluye una distopía, pero está también la historia de los años treinta, con el paisaje de la Depresión y el auge de movimientos sociales como el fascismo, el comunismo, etcétera. Con la novela dentro de la novela de El asesino ciego se busca criticar esta sociedad por medio de una historia de un planeta inventado en el que hay también ricos, pobres y todo un sistema de clases sociales. Todo se complementa y todo ayuda a entender la historia de las hermanas Iris y Laura.

P. En el centro de la familia Chase, y de la novela, está la mansión familiar de Avilion, una imponente casa que parece sacada de una novela gótica.

R. Estas mansiones existen en todo el mundo. El tiempo pasa y la gente cambia, pero las grandes mansiones siguen allí, evocando el paso del tiempo. En Ontario hay una serie de pueblos en los que hay mansiones así. Ahora las han reconvertido en hoteles o en residencias para ancianos, pero nacieron como el sueño de algún empresario al que quizá la fortuna acabó por darle la espalda. Todas esas mansiones encierran una novela.

P. En la novela, a través de los recuerdos de Iris, abarca un largo periodo, casi un siglo.

R. He procurado que en la familia Chase se reflejen los hechos de una parte del siglo XX. La primera mitad, sobre todo, fue muy interesante, más que la segunda, en mi opinión. Hubo movimientos sociales, guerras, muchos cambios. La narradora de El asesino ciego, Iris Chase, es más o menos de la edad de mi madre y a lo largo de su vida ha visto los inicios de la radio, de los coches, del teléfono, de la bomba atómica.

P. He leído que su padre era entomólogo. ¿Viene de aquí su pasión por los detalles?

R. Es probable. Me gusta describir al detalle los árboles, las flores, la gente... Me gusta detenerme en los detalles. En inglés decimos: 'Dios está en los detalles'. Y es verdad. Yo creo que para conseguir una buena ambientación en una novela es imprescindible pararse en los detalles. En una escena puede haber una energía, pero para subrayarla hay que insistir en los detalles.

P. En esta novela, como ya hizo en Ojo de gato, muestra la complejidad de la relación entre dos hermanas, ya desde la infancia.

R. Las relaciones entre hermanos son siempre complejas, desde Caín y Abel. La infancia es a veces un sueño, pero también puede ser una pesadilla. De niño eres pequeño, vives en un país de gigantes y no tienes ningún poder. El mundo puede ser muy duro para los niños. Quizá ésta es la razón de que, en los cuentos, los héroes son seres pequeños que vencen a los monstruos, a los gigantes.

P. En El asesino ciego se insiste en que la verdad es esquiva.

R. Es casi imposible encontrarla. Siempre hay un mundo secreto, siempre hay algo detrás de las puertas cerradas. Esto es lo que me interesaba en mi novela, ir desvelando este algo que se oculta a lo largo del tiempo, acercarme a una verdad oculta tras las apariencias.

P. ¿Le costó encontrar el tono en las distintas partes de El asesino ciego?

R. Yo ya soy mayor y a lo largo de mi vida he podido leer muchas cosas raras (se ríe). De joven trabajé en una oficina de investigación de mercado y leía informes extraños. Con el tiempo aprendes a depurar el lenguaje. Cada nivel de El asesino ciego tiene un lenguaje distinto e incluso cada uno de los periódicos que cito en el libro está redactado de un modo distinto. La lengua tiene un amplio espectro de posibilidades.

P. Cita a Ryszard Kapuscinski al principio de la novela. ¿Le interesa este autor?

R. Es un gran escritor, sin duda. Quise poner una cita de su libro El Sha, porque habla de niños ciegos que explican historias. Me encanta cómo escribe Kapuscinski. Cuando estalla una guerra, todo el mundo quiere huir de ella, pero él viaja hacia allí y cuenta esa guerra mejor que nadie.

P. En El asesino ciego, la guerra civil española tiene una presencia destacada. ¿Por qué?

R. La guerra de España fue un símbolo para toda una generación. En Canadá hubo izquierdistas que lucharon en las Brigadas Internacionales y hay incluso un monumento en Ottawa dedicado a esa gente. Me interesó mucho lo que leí sobre esta guerra, sobre los complots y los anticomplots, sobre los ideales y las traiciones. De hecho, escribí parte de esta novela en Madrid, donde estuve unos meses en 1999. Un día fui a ver una exposición de fotos de Robert Capa sobre la guerra civil y me inspiró para el libro.

P. Hay momentos en los que la estructura del libro parece más propia de la música que de la literatura.

R. Ésta era una de mis ideas al escribir la novela. Sabía que sería difícil, pero me estimulaba a seguir adelante. La música, como la escritura, es un buen medidor del tiempo. Hay estructuras musicales muy interesantes, como las Variaciones Goldberg. Me gusta lo que hace la música de jugar con ecos, con repeticiones, me interesa lo de volver a un mismo tema con variaciones. En la estructura de El asesino ciego he tenido en cuenta esto y también he procurado jugar con los números. He escrito 93 pequeños capítulos en los que, al principio de la novela, los capítulos se suceden en el orden siguiente: narración de Iris, noticia de prensa y novela dentro de la novela. Al final, sin embargo, es al revés. Es algo así como una estructura musical, arquitectónica. Como un círculo que se cierra.

P. En cierto sentido, ¿puede leerse El asesino ciego como una muestra de la fuerza de la escritura para desentrañar la verdad?

R. La escritura es un misterio. Se crea una voz con una pluma o con un ordenador, y esta voz no es la realidad, pero es una ilusión con mucha fuerza. Cuando lees a Shakespeare, o Don Quijote, tienes la impresión de que el autor te está hablando directamente a ti. Es sorprendente la fuerza de la escritura.

P. Usted escribe poesía y novela. ¿Cree que se complementan de algún modo?

R. Escribir una novela supone para mí trabajar mucho durante varios años. Un poema, en cambio, produce una satisfacción inmediata. La novela es más racional, se compromete más con la sociedad. Un poema puede hacerlo a veces, pero no siempre es necesario. A mí me gusta alternar los dos. Cuando termino una novela necesito unas vacaciones, y las encuentro en la poesía. Y al revés. De vez en cuando es necesario encontrar vías de escape y alternando las dos es como lo consigo.

P. ¿Qué reacción tuvo al saber que había ganado el Premio Booker?

R. Me encantó recibirlo. Era la cuarta vez que una novela mía llegaba a la final y quizá debieron pensar: 'Es mejor que se lo demos ahora, antes de que se muera' (se ríe). De todos modos, no hay que tomarse los premios muy en serio. Existe la escritura y existen los premios y no siempre se corresponden.

P. ¿Es cierto que sus influencias vienen más de la novela francesa que de la inglesa?

R. Es posible. Tengo ya muchos años y he leído a muchos novelistas ingleses, pero me gustan los franceses del XIX: Flaubert, Zola, Maupassant... También los grandes rusos y algunos españoles, sobre todo Don Quijote y algunos latinoamericanos, como García Márquez y Vargas Llosa. Carlos Fuentes también me parece muy interesante. De entre los portugueses, me quedo con Saramago, aunque últimamente he descubierto a Pessoa y me encanta. Qué vida tan sorprendente la suya. Qué historia la de los heterónimos. En algunos momentos pienso que Iris Chase, el personaje de El asesino ciego, tiene algo de Pessoa.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de diciembre de 2001
 
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También he empezado Mentes Peligrosas de Stranger Things :ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO:

En tal caso, te encantará "Pastoral americana" de Philip Roth. Otra gran lectura sobre las sombras del sueño americano, como Cheever.

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Primer libro de la conocida Trilogía Americana. El autor de El lamento de Portnoy, galardonado con el Premio Pulitzer, hace una crónica sobre la caída del sueño americano en el final de los sesenta. Un matrimonio judío, ve cómo se desmoronan sus valores y su mundo perfecto, cuando su hija se convierte en una luchadora contra la guerra de Vietnam. Seymour Levov, alias "El Sueco", modelo a seguir por todos los muchachos judíos de New Jersey, gran atleta y mejor hijo, sólido heredero de la fábrica de guantes que su padre levantó desde la nada, ha rebasado la mitad del siglo XX sin conflictos que puedan estropear su dorada Arcadia, una vida placentera que comparte con su mujer Dawn, ex Miss New Jersey, y con su hija Meredith. Y es en este preciso momento,con su vida convertida en un eterno día de Acción de Gracias en el que todo el mundo come lo mismo, se comporta de la misma manera y carece de religión, cuando el Sueco Levov verá derrumabarse estrepitosamente todo lo que le rodea. Pastoral americana es un relato lúcido que pone en tela de juicio los valores de la sociedad norteamericana y su capacidad de permanencia durante el conflicto final de los felices sesenta, con la intervención estadounidense en la guerra de Vietnam como telón de fondo.

Es una novela autoinclusiva, las otras dos novelas de la trilogía no continúan esta historia, sino que son historias con otros personajes y épocas, pero las tres se enmarcan dentro del tema de las contradicciones e intolerancia escondidos bajo el sueño americano.
 
PREMIO MAN BOOKER 2018

PREMIO NATIONAL BOOK CRITICS CIRCLE 2019

En esta ciudad anónima, ser interesante es peligroso. La hermana mediana, nuestra protagonista, se empeña en evitar que su madre descubra a su posible novio y en no dar explicaciones sobre su encuentro con el lechero. Pero en cuanto el primer cuñado descubre su situación y hace correr el rumor, la hermana mediana se vuelve «interesante». Lo último que ella quiere. Porque ser interesante implica que te presten atención y eso es peligroso. Milkman es una historia de rumores y habladurías, de silencio y sordera intencionada en la época álgida del conflicto de Irlanda del Norte. Es la historia de una inacción con grandísimas consecuencias.

Esta la tenía en la retaguardia para leerla y me la has recordado. Muchas gracias.
 
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