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En este hilo he vuelto a encontrarme con el ataque de personas sin argumentos que defienden la validez de sus opiniones a pesar de no estar sostenidas en ningún argumento objetivo, sino simplemente es "su opinión", y eso ya es sagrado y lo llama "libertad de expresión". Contradecirles lo llaman "censura"
Todas las decenas de ejemplos que hemos tenido aqui son característicos del hombre-masa definido por Ortega y Gasset. El hombre-masa, ciudadano votante con derechos iguales de cara a la ley, acaba creyéndose igual de "listo" que un Einstein. Para fortuna de la humanidad, no somos prototipos robotizados y la educación recibida es fundamental para formar las ideas de una persona. En una sociedad donde, sin embargo, se busca la "estandarización" del hombre moldeando su mente en lo políticamente correcto a través de mil canales, se busca una igualdad hacia abajo, es decir, que la masa no piense más que lo que dicen que debe pensar - subconscientemente, claro - y les hacen creer que son los mejores y que nadie es más que ellos en nada. Nadie puede saber más que ellos y su opinión en lo que sea es tan buena como la de cualquiera que haya argumentado lo contrario. Sin argumentos válidos, se defiende la propia opinión como válida sin ningún rubor.
En el pasado la gente que no habia estudiado, aunque supiese mucho de la condición humana por la experiencia de la vida, reconocía no saber de todo y envidiaba sanamente a quien sabia: el maestro, el médico, el cura, el estudiante... Pero desde que se extendió la democracia, el acceso a la educación universal no ha servido para la mejora cultural de la gente - el fín auténtico de la democracia - sino tan solo para que la gente, convertida en masa, no acepta admitir sus contradicciones y defiende su opinión, por absurda que pueda ser, por derecho. De modo que cierran sus mentes al ejercicio de la reflexión y aprendizaje de algo diferente.
En este tema de la nueva duquesa se ha cumplido lo que temía. Ya hay cuatro hilos sobre ella: el de la boda, otro sobre la duquesa y otros dos sobre dos eventos distintos en vez de meter en uno solo todos sus eventos. Y total, para repetir una y otra vez lo mismo y enfadarse si alguien les lleva la contraria.
Volveremos a ver la incapacidad para valorar de forma distinta y lo más objetiva posible a una persona en función de un acto diferente por el "encasillamiento" en que se la ha puesto mentalmente. Acabar hablando bien de quien se empezó hablando mal es percibido como una humillación y un reconocimiento de equivocación que el hombre-masa no admite jamás.
El hombre-masa habria condenado a Sócrates a beber la cicuta, porque no habría soportado su método de razonamiento a través de sus preguntas peliagudas que ponian en tela de juicio las creencias generalizadas. En la realidad, se la hicieron tomar porque enseñaba a los jóvenes a pensar por si mismos y no a creer a pies juntillas lo que les decia el gobierno.
Por eso quienes piensan así dominan los foros y los librepensadores -que saben reconocer qué saben y que no, y siempre basándose en algun hecho o argumentación- tienen que callarse ante la "sabiduria" de los hombres-masa.
Todas las decenas de ejemplos que hemos tenido aqui son característicos del hombre-masa definido por Ortega y Gasset. El hombre-masa, ciudadano votante con derechos iguales de cara a la ley, acaba creyéndose igual de "listo" que un Einstein. Para fortuna de la humanidad, no somos prototipos robotizados y la educación recibida es fundamental para formar las ideas de una persona. En una sociedad donde, sin embargo, se busca la "estandarización" del hombre moldeando su mente en lo políticamente correcto a través de mil canales, se busca una igualdad hacia abajo, es decir, que la masa no piense más que lo que dicen que debe pensar - subconscientemente, claro - y les hacen creer que son los mejores y que nadie es más que ellos en nada. Nadie puede saber más que ellos y su opinión en lo que sea es tan buena como la de cualquiera que haya argumentado lo contrario. Sin argumentos válidos, se defiende la propia opinión como válida sin ningún rubor.
En el pasado la gente que no habia estudiado, aunque supiese mucho de la condición humana por la experiencia de la vida, reconocía no saber de todo y envidiaba sanamente a quien sabia: el maestro, el médico, el cura, el estudiante... Pero desde que se extendió la democracia, el acceso a la educación universal no ha servido para la mejora cultural de la gente - el fín auténtico de la democracia - sino tan solo para que la gente, convertida en masa, no acepta admitir sus contradicciones y defiende su opinión, por absurda que pueda ser, por derecho. De modo que cierran sus mentes al ejercicio de la reflexión y aprendizaje de algo diferente.
En este tema de la nueva duquesa se ha cumplido lo que temía. Ya hay cuatro hilos sobre ella: el de la boda, otro sobre la duquesa y otros dos sobre dos eventos distintos en vez de meter en uno solo todos sus eventos. Y total, para repetir una y otra vez lo mismo y enfadarse si alguien les lleva la contraria.
Volveremos a ver la incapacidad para valorar de forma distinta y lo más objetiva posible a una persona en función de un acto diferente por el "encasillamiento" en que se la ha puesto mentalmente. Acabar hablando bien de quien se empezó hablando mal es percibido como una humillación y un reconocimiento de equivocación que el hombre-masa no admite jamás.
El hombre-masa habria condenado a Sócrates a beber la cicuta, porque no habría soportado su método de razonamiento a través de sus preguntas peliagudas que ponian en tela de juicio las creencias generalizadas. En la realidad, se la hicieron tomar porque enseñaba a los jóvenes a pensar por si mismos y no a creer a pies juntillas lo que les decia el gobierno.
Por eso quienes piensan así dominan los foros y los librepensadores -que saben reconocer qué saben y que no, y siempre basándose en algun hecho o argumentación- tienen que callarse ante la "sabiduria" de los hombres-masa.
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