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Puigdemont sentencia al PDeCAT, que afronta un congreso terminal
El huido pretende que el partido se disuelva en su nueva plataforma en la "asamblea nacional" que comienza este viernes.
Pablo Planas
2018-07-19

Foto: Sexi Fuetdemont.

Carles Puigdemont | EFE
El expresidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, quiere reventar el PDeCAT para dejar vía libre a su partido, la "Crida Nacional per la República" (CNR). El dirigente fugado está en contra de la actual dirección de la formación heredera de Convergència. No se habla con Marta Pascal, la coordinadora general, y quiere que la "asamblea nacional" que celebrará el partido este fin de semana sirva para cercenar a la actual dirección, el grupo de jóvenes nucleados en torno a Pascal y que tratan de mantener vivo el partido a pesar de que fueron absolutamente marginados en la composición de las listas electorales de Junts per Catalunya, la marca electoral empleada por el expresidente catalán en las pasadas elecciones del 21-D.

El equipo que formó Puigdemont está compuesto por independientes o por miembros del PDeCAT que han puesto su fidelidad a la figura del fugitivo por encima de la lealtad al partido. Mientras, Pascal, David Bonvehí, Maria Senserrich tratan de mantener la dirección de una formación de cuya presidencia ya han desertado Artur Mas y Neus Munté, exportavoz del gobierno catalán hasta julio de 2017, cuando se dio de baja para no tener que asumir las consecuencias judiciales del referéndum ilegal. En un esfuerzo por congraciarse con Puigdemont, Pascal y sus colaboradores más próximos renunciaron a formar parte de la candidatura en las pasadas autonómicas. Pascal también ofreció a Puigdemont la presidencia del partido, pero éste la rechazó con cajas destempladas. Puigdemont quiere el control absoluto del partido y ha amenazado con anunciar su baja si no se siguen sus designios al pie de la letra.


El fin del partido


El PDeCAT se enfrenta a un cónclave que puede suponer su práctica extinción. La presentación esta misma semana de la Crida Nacional per la República, el último artefacto político del expresidente, muestra a las claras las intenciones de Puigdemont de superar lo que queda de Convergencia y liderar un nuevo partido con voluntad hegemónica en el campo separatista. Ni ERC ni el grupo de Pascal están por sumarse a ese "movimiento", que según sus promotores concurrirá a todas las elecciones.

Entre los reproches de Puigdemont al PDeCAT figura el apoyo del partido a la moción de censura contra Rajoy. El fugado considera que contra Rajoy vivía mejor y que la "distensión" promovida por el Gobierno de Pedro Sánchez favorece a ERC y limita su capacidad de maniobra.


Regreso a Waterloo

Tras la cancelación de la euroorden, el expresidente tiene previsto regresar a Waterloo y que sea el ejecutivo catalán quien pague sus gastos, mansión incluida, que sería la oficina del expresidente de la Generalidad y a la vez, la "casa de la república". Superadas las trabas judiciales, aún le importuna más la figura de Pascal, partidaria de un cierto entendimiento con el Estado.

Con el nuevo contexto, el PDeCAT tiene las horas contadas. O se disuelve en el seno del CNR de Puigdemont, tal como piden los exconsejeros presos Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn, todos ellos veteranos convergentes del grupo de Oriol Pujol y Artur Mas, o se arriesga a una desbandada de cuadros que sumiría al partido en la bancarrota. Dos años después de su accidentada aparición, la formación afronta este fin de semana una asamblea terminal. Prueba de ello es que Pascal no ha encontrado todavía un candidato que se preste a presidir el partido. Y Quim Torra, anunciado para abrir el congreso este viernes por la tarde, se ha caído del cartel por problemas de agenda. Dos mil "asociados" están convocados al cónclave pedecato. Los fans de Puigdemont presumen de que el CNR ya lleva más de treinta mil adhesiones virtuales.

Puigdemont está crecido desde la negativa del tribunal regional de Schleswig-Holstein a autorizar su entrega a España. La cancelación de la euroorden amplía su capacidad de movimientos y es celebrada por el separatismo como un triunfo personal de Puigdemont. Llegados a este punto, quiere recuperar cuota de pantalla y tener las manos libres para precipitar, si le conviene, un adelanto electoral


https://www.vozpopuli.com/opinion/nuevoviejo-partido-Carles-Puigdemont_0_1154585852.html



Miquel Giménezvozpopuli autores




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OPINIÓN

El nuevo/viejo partido de Carles Puigdemont
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Carles Puigdemont con Quim Torra y Elsa Artadi en una imagen de archivo. europa press

17.07.2018 - 05:15

Ayer se presentó en sociedad la Crida Nacional per la República, formación separatista impulsada por Carles Puigdemont, Jordi Sánchez y Quim Torra. Es la última puñalada trapera, de momento, que le pegan a la ex Convergencia. Vendrán más.

¿Qué se quiere decir cuando se habla de transversalidad?
Es una palabra usada con frecuencia por el movimiento independentista. Aun más, es la piedra de toque que suelen emplear para demostrar que lo suyo es un proyecto de país, ni de derechas ni de izquierdas, de masas, popular, en el que cabe de la misma manera el rico que el trabajador. Esa transversalidad manoseada en tantos discursos es, evidentemente, de una mendacidad enorme. Forma parte de la politización partidista de todo el espacio público y privado en Cataluña. Orquestando una sensación de apoyo total por parte de la gente y los partidos se condiciona a la masa que aún no forma parte del separatismo, convenciéndola de que se está quedando al margen de lo que sus conciudadanos desean. Goebbels lo tenía muy claro cuando hablaba de que la propaganda debe producir en el individuo el efecto de que es un gusanito que forma parte de un dragón, anulando su propia individualidad y convirtiéndolo en masa. La razón es obvia: la masa es mucho más manipulable que la persona.

A tenor de esa visión totalitaria, se ha presentado la plataforma de Puigdemont este lunes en el Ateneu Barcelonés. Es, claro está, un movimiento que se autodefine como transversal, que es lo más oportuno cuando uno se niega a confesar que es derecha pura y dura. Herederos del pujolismo más cavernario y excluyente, los impulsores de la Crida – el nombre tiene reminiscencias de aquella otra Crida que dirigió en su día Jordi Sánchez y que se dedicaba, básicamente, al sabotaje de baja intensidad – pretende aglutinar alrededor de la figura del ex presidente a todo el separatismo con un único fin: investirlo de nuevo. Mayor caudillismo es imposible.

La finalidad de todo este montaje no es otra que sacarle las castañas del fuego al prófugo, organizándole una plataforma a su medida para que pueda presentarse a unas próximas elecciones catalanas – hay quien aventura que pueden ser antes de las municipales del año que viene – y poner en evidencia tanto a PDECAT como a Esquerra. A los primeros no les ha sentado nada bien que, después de ofrecerle la presidencia del partido neo convergente a Puigdemont, este declinara la propuesta para, rápidamente, formar su propia formación. Recordemos que el PDECAT tiene congreso esta misma semana y que Puigdemont exige que se sumen a su nuevo proyecto. O conmigo o contra mí. Y como la transversalidad, la unidad de acción y la futura y seráfica república catalana lo exigen, todos deben pasar por el aro, so pena de ser tildados de traidores. A Esquerra no la invitaron al aquelarre, con retransmisión de Puigdemont via streamingincluida, pero los de Oriol Junqueras se han salido por la tangente con una cierta mala leche diciendo que les parecía muy bien no estar presentes porque lo de la Crida no es más que el intento de reorganizar el centro derecha nacionalista. Como ellos se consideran de izquierdas, pas de question.

La cristalización del viejo deseo puigdemontiano de conseguir un partido único con él como líder indiscutible deberá chocar, más pronto que tarde, con los intereses de Esquerra e incluso con los del propio Torra y los sectores separatistas que consideran llegado del momento de levantar el pie del acelerador y ponerse a negociar con el Estado. Pero los partidarios del cesado opinan que también tienen chance para conseguir sus propósitos. Lo dice la ministra Meritxell Batet.

Puigdemont podría ser el nuevo President
Estos movimientos en el seno del separatismo indican dos cosas: la primera, que la estrategia suicida de Puigdemont no goza del apoyo ni las simpatías de buena parte de sus antiguos correligionarios; segunda, las encuestas vaticinan que Esquerra podría quedar por encima de Junts per Catalunya en unas elecciones al Parlament. Los republicanos podrían obtener 35-36 escaños, ganando a Ciudadanos, que pasaría a ser la segunda fuerza política. Es decir, los de Junqueras serían la nueva Convergencia y los de Arrimadas el nuevo PSC, para entendernos.

Este escenario no acomoda en absoluto a los intereses del nacionalismo de siempre, que sabe que a Puigdemont se le aguanta a día de hoy porque ganó en diciembre pasado. Necesitan fortalecer al caudillo que plantó cara a España, a los jueces y al Estado, dándole pátina de héroe. En Moncloa ya están haciendo números al respecto, especialmente a partir de la resolución del tribunal alemán que solo ve motivo de extradición en la malversación de fondos.

Batet, haciendo honor al maquiavelismo de su mentor Narcís Serra, ha declarado que si Puigdemont era extraditado solo por malversación mantendría intactos sus derechos como diputado, pudiendo ser investido nuevamente como President en caso de que Torra dimitiera, lo que es mucho suponer. La ministra dejó claro que “Si cae la causa de rebelión, sedición y desórdenes públicos, manteniéndose solamente la de malversación como parece que sucede, deberíamos conceder que por ese mismo presunto delito hay personas que mantienen abierta una causa y no están en prisión preventiva”. Va más allá: “No estando en situación de encarcelado preventivamente, sería posible la investidura. Se abre así un escenario de restitución gracias a que los graves delitos que se le imputan desaparecerían, lo que llevaría aparejada la puesta en libertad de todos los presos, porque no existiría causa”. Agárrense que vienen curvas. Una ministra del gobierno de España, encargada de pactar con Elsa Artadi, haciendo el trabajo de los separatistas. Que digo haciendo, poniéndoselas como a Fernando VII.

No es extraño que entre los asistentes al acto de presentación reinase el optimismo. Las sonrisas que exhibían Toni Morral, encargado de leer la carta que Sánchez había enviado desde la cárcel, o los que tuvieron la misión de leer el manifiesto de la Crida, el incombustible Ferrán Mascarelly la portavoz adjunta de Junts per Catalunya Gemma Gais, no daban lugar a dudas. Por descontado, nadie de los allí reunidos se cree ni por un instante que la Crida se disolverá cuando se lleve a buen puerto la república. La plataforma no es más que un aggiornamentode aquella Casa Gran del Catalanisme que se inventó Artur Mas, con la ayuda del profesor Agustí Colomines y Quico Homs. Convergencia pura y dura, monolítica, con vocación de pensamiento único y protagonismo total, sin rivales ni discrepancias.

Que Torra haya intervenido por vídeo – su avión no ha podido salir a tiempo – dando vítores a la independencia es una muestra más de que la política catalana se ha convertido en una mezcla perversa de la Comedie Française y un manicomio. De momento, los puñales van que vuelan, orientados por el gobierno de Sánchez. El escenario resultante será para echarse a temblar. Porque lo viejo no puede ser jamás algo nuevo, a riesgo de que se rompa por las costuras. Y de Soleado, Pujol padre, el Rey emérito y las ramas del árbol que se pueden ir cayendo ya les contaremos otro día, que ahí hay mucha culpa de lo que está pasando en Cataluña actualmente




Muy hermanos Marx, este es mi partido, y si no os gusta fundo otro.
 
Yo sigo repasando el hilo. Esto es MI-TI-CO

Pues yo he entendido lo mismo que Misaki, que imitabas el acento andaluz, para reirte, claro. Pero te ries tú sola.
A mi no me importaria follarme a un andaluz, o que me folle, lo que se tercie...

La felicito por su buen gusto.

deatar dijo:
Lo que antes ocurra ¿no? :LOL:

Es que quería ser políticamente correcta... :)
 
¿Te acuerdas del modelo aquel que teníamos, elque brillaba en la oscuridad y permitía que los reclusos se comunicaran en código morse?
¡¿Cómo olvidarlo?! Ese era un kit que se vendió como churros en noviembre pasado. Nos salvó la temporada.
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También lo sacamos en rosa, en honor de la golpista principal (ya se me borran los nombres; son tantos):
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Bueno, cada secta tiene su líder. Mientras no perjudique al personal, todo correcto.
ESO digo yo, como si se quieren su***dar en grupo, el líder manipula a los adeptos y estos obedecen ordenes, pasa que con su líder en el destierro se les complica un pelin, como no vayan a bailar la "sardana" a Waterloo porque su líder tenga malangia (añoranza) les saldrá sarpullido.
 
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