Juicio al 'procés' - Referéndum en Cataluña — El conflicto catalán

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«¿Peligran mis ahorros en Cataluña?»: el 2-O intensifica las dudas de clientes

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El plan B de la gran banca, un secreto a voces

Un secreto a voces. Pero real, porque los hay. Para evitar, sobre todo, daños irreparables en el sistema financiero español. Porque, dicen, hay que huir del alarmismo a priori. Y es que los grandes bancos españoles tienen, desde hace un par de años -meses después de la celebración del referendo de 2014- diseñados planes de contingencia que limiten su exposición a Cataluña ante un escenario de independencia. Varias son las opciones que manejan, ya que depende de su tamaño en la región, pero entre ellas está la de convertir en una filial el negocio que se genere en la región para mitigar los daños por una eventual quiebra en caso de secesión.

Y es que Cataluña quedaría fuera del paraguas del BCE en el caso de una hipotética desconexión de España. Ninguna entidad con domicilio social en esta comunidad autónoma tendría acceso a la financiación barata del BCE. Los clientes no dispondrían tampoco del Fondo de Garantía de Depósitos español, ni del futuro mecanismo europeo, para recuperar al menos 100.000 euros de sus ahorros, como sí ocurre en el resto de entidades financieras de España.

Pero las mayores dudas surgen en torno a los planes de las entidades con sede en Cataluña -Caixabank y Sabadell- que deberán trasladarla antes si no quieren quedarse sin acceso a la liquidez del BCE, si bien, en sus planes contemplan un cambio de sede que se produce prácticamente como un mero trámite jurídico casi inmediato.


http://www.abc.es/economia/abci-pel...fica-dudas-clientes-201710032217_noticia.html
 
Artículo 155 a la vista
Enric Juliana
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Enric Juliana, Madrid
04/10/2017 00:40 | Actualizado a 04/10/2017 09:44
“Los legítimos poderes del Estado van a asegurar el cumplimiento del Estado de Derecho”. Este es el mensaje principal del discurso del Rey anoche. Un discurso que da un giro importante a la situación, en la medida que se pone en cabeza –y no detrás– de la respuesta del Estado a la situación creada en Catalunya.


Felipe VI dio anoche un fuerte palmetazo sobre la mesa, ante el asombro de aquellos muchos catalanes que esperaban empatía hacia los sentimientos mayoritarios de protesta e indignación por los acontecimientos del pasado domingo. Ayer, Catalunya paró. Ninguna mención explicita al diálogo, esa palabra tan invocada estos días a modo de airbag, por instancias tan distintas como la Comisión Europea y la Conferencia Episcopal Española. Ninguna palabra en catalán. El Rey responsabiliza exclusivamente a los gobernantes de la Generalitat de la situación creada, a los que acusa de “deslealtad”. Un discurso severo. Un discurso que con toda seguridad ha galvanizado a una parte importante de la opinión pública española. El Estado va a defender la unidad de España.

Estamos en el preámbulo de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, inspirado directamente en el artículo 37 de la constitución federal alemana de 1949, conocida también como la ley fundamental de Bonn. Para la activación del citado artículo es necesaria la aprobación del Senado, por mayoría absoluta. Como es bien sabido, pese a sus malos resultados en el Congreso, el Partido Popular fue capaz de retener la mayoría en el Senado en las elecciones generales del 26 de junio de 2016. En términos jurídicos, toda esta ya dispuesto para dar ese paso, sólo falta que el presidente del Gobierno dé la orden. La aplicación del artículo 155 no suspendería la autonomía de Catalunya. El Estatut seguiría vigente. El 155 permitiría al Gobierno hacerse cargo durante un determinado periodo de tiempo de las competencias de la autonomía que estime necesarias para asegurar el orden constitucional, desde la dirección orgánica de los Mossos d’Esquadra, hasta la competencia presidencial para la disolución del Parlament y la convocatoria de elecciones autonómicas, para poner dos ejemplos. Dos ejemplos que hoy son pertinentes. Los Mossos se hallan claramente en el centro de la crisis. Y la pérdida de la competencia para convocar elecciones es una de las medidas que más teme el actual estado mayor de la política catalana.

La enorme severidad del discurso del Rey –sin duda alguna la característica más decisiva del discurso leído anoche– no debiera oscurecer su reivindicación de la Constitución como marco para la resolución del conflicto. Fuera de ese marco no hay diálogo posible. Este es el mensaje de Felipe VI, guste mucho, o no guste nada. La cacelorada en Barcelona se oyó anoche hasta en la isla de Cerdeña. Cacerolas y silencios. También hay que consignar el aplauso silencioso o la aceptación pragmática de miles de catalanes.

El discurso del Rey anoche fabrica realidad política. El PSOE ha sido llamado a filas. Corresponde ahora a los gobernantes catalanes tomar una decisión. Tienen tres opciones.

Primera. Suspender toda nueva iniciativa por un tiempo determinado, para capitalizar las energías acumuladas y enviar un mensaje de serenidad al exterior. Una pausa inteligente para emplazar al Gobierno central a un diálogo reformista. Esta es la propuesta defendida, entre otros, por el exconseller Andreu Mas-Colell, uno de los hombres mejor preparados de la esfera soberanista.

Segunda. Convocar elecciones de inmediato para que sea el pueblo de Catalunya el que decida libremente que rumbo a tomar, vista la experiencia de estos últimos dos años. Serían unas elecciones tremendamente interesantes que obligarían a todos los partidos a afinar muy bien sus propuestas.

Tercera. Está en juego la institucionalidad catalana, la gran victoria de Josep Tarradellas y de las fuerzas democráticas en 1977. La calle no sustituye la institucionalidad. Aunque el ruido de las cacerolas se oiga hasta en Córcega y Cerdeña, la calle cambia siempre de temperatura. Los titulares de la prensa extranjera no son un cheque en blanco.

La continuidad de la institucionalidad catalana, esa es la clave, una vez oído al Rey.
 
«¿Peligran mis ahorros en Cataluña?»: el 2-O intensifica las dudas de clientes

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El plan B de la gran banca, un secreto a voces

Un secreto a voces. Pero real, porque los hay. Para evitar, sobre todo, daños irreparables en el sistema financiero español. Porque, dicen, hay que huir del alarmismo a priori. Y es que los grandes bancos españoles tienen, desde hace un par de años -meses después de la celebración del referendo de 2014- diseñados planes de contingencia que limiten su exposición a Cataluña ante un escenario de independencia. Varias son las opciones que manejan, ya que depende de su tamaño en la región, pero entre ellas está la de convertir en una filial el negocio que se genere en la región para mitigar los daños por una eventual quiebra en caso de secesión.

Y es que Cataluña quedaría fuera del paraguas del BCE en el caso de una hipotética desconexión de España. Ninguna entidad con domicilio social en esta comunidad autónoma tendría acceso a la financiación barata del BCE. Los clientes no dispondrían tampoco del Fondo de Garantía de Depósitos español, ni del futuro mecanismo europeo, para recuperar al menos 100.000 euros de sus ahorros, como sí ocurre en el resto de entidades financieras de España.

Pero las mayores dudas surgen en torno a los planes de las entidades con sede en Cataluña -Caixabank y Sabadell- que deberán trasladarla antes si no quieren quedarse sin acceso a la liquidez del BCE, si bien, en sus planes contemplan un cambio de sede que se produce prácticamente como un mero trámite jurídico casi inmediato.


http://www.abc.es/economia/abci-pel...fica-dudas-clientes-201710032217_noticia.html

Una amiga catalana me ha comentado que antes del referéndum ILEGAL mucha gente pasó su dinero a bancos en Madrid.
 
Artículo 155 a la vista
Enric Juliana
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Enric Juliana, Madrid
04/10/2017 00:40 | Actualizado a 04/10/2017 09:44
“Los legítimos poderes del Estado van a asegurar el cumplimiento del Estado de Derecho”. Este es el mensaje principal del discurso del Rey anoche. Un discurso que da un giro importante a la situación, en la medida que se pone en cabeza –y no detrás– de la respuesta del Estado a la situación creada en Catalunya.


Felipe VI dio anoche un fuerte palmetazo sobre la mesa, ante el asombro de aquellos muchos catalanes que esperaban empatía hacia los sentimientos mayoritarios de protesta e indignación por los acontecimientos del pasado domingo. Ayer, Catalunya paró. Ninguna mención explicita al diálogo, esa palabra tan invocada estos días a modo de airbag, por instancias tan distintas como la Comisión Europea y la Conferencia Episcopal Española. Ninguna palabra en catalán. El Rey responsabiliza exclusivamente a los gobernantes de la Generalitat de la situación creada, a los que acusa de “deslealtad”. Un discurso severo. Un discurso que con toda seguridad ha galvanizado a una parte importante de la opinión pública española. El Estado va a defender la unidad de España.

Estamos en el preámbulo de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, inspirado directamente en el artículo 37 de la constitución federal alemana de 1949, conocida también como la ley fundamental de Bonn. Para la activación del citado artículo es necesaria la aprobación del Senado, por mayoría absoluta. Como es bien sabido, pese a sus malos resultados en el Congreso, el Partido Popular fue capaz de retener la mayoría en el Senado en las elecciones generales del 26 de junio de 2016. En términos jurídicos, toda esta ya dispuesto para dar ese paso, sólo falta que el presidente del Gobierno dé la orden. La aplicación del artículo 155 no suspendería la autonomía de Catalunya. El Estatut seguiría vigente. El 155 permitiría al Gobierno hacerse cargo durante un determinado periodo de tiempo de las competencias de la autonomía que estime necesarias para asegurar el orden constitucional, desde la dirección orgánica de los Mossos d’Esquadra, hasta la competencia presidencial para la disolución del Parlament y la convocatoria de elecciones autonómicas, para poner dos ejemplos. Dos ejemplos que hoy son pertinentes. Los Mossos se hallan claramente en el centro de la crisis. Y la pérdida de la competencia para convocar elecciones es una de las medidas que más teme el actual estado mayor de la política catalana.

La enorme severidad del discurso del Rey –sin duda alguna la característica más decisiva del discurso leído anoche– no debiera oscurecer su reivindicación de la Constitución como marco para la resolución del conflicto. Fuera de ese marco no hay diálogo posible. Este es el mensaje de Felipe VI, guste mucho, o no guste nada. La cacelorada en Barcelona se oyó anoche hasta en la isla de Cerdeña. Cacerolas y silencios. También hay que consignar el aplauso silencioso o la aceptación pragmática de miles de catalanes.

El discurso del Rey anoche fabrica realidad política. El PSOE ha sido llamado a filas. Corresponde ahora a los gobernantes catalanes tomar una decisión. Tienen tres opciones.

Primera. Suspender toda nueva iniciativa por un tiempo determinado, para capitalizar las energías acumuladas y enviar un mensaje de serenidad al exterior. Una pausa inteligente para emplazar al Gobierno central a un diálogo reformista. Esta es la propuesta defendida, entre otros, por el exconseller Andreu Mas-Colell, uno de los hombres mejor preparados de la esfera soberanista.

Segunda. Convocar elecciones de inmediato para que sea el pueblo de Catalunya el que decida libremente que rumbo a tomar, vista la experiencia de estos últimos dos años. Serían unas elecciones tremendamente interesantes que obligarían a todos los partidos a afinar muy bien sus propuestas.

Tercera. Está en juego la institucionalidad catalana, la gran victoria de Josep Tarradellas y de las fuerzas democráticas en 1977. La calle no sustituye la institucionalidad. Aunque el ruido de las cacerolas se oiga hasta en Córcega y Cerdeña, la calle cambia siempre de temperatura. Los titulares de la prensa extranjera no son un cheque en blanco.

La continuidad de la institucionalidad catalana, esa es la clave, una vez oído al Rey.

Una de cal y otra de arena.
No solo el rey ha hablado, el pueblo catalán también, con una sonora cacerolada en respuesta a su mensaje.
 
Podrán meter en la carcel a muchos dirigentes del gobierno catalán, no a mas de 3 millones de catalanes que salieron a la calle.
Utiizar la violenca genera mas violencia.
La soluciones de los conflictos NO se solucionan a palos y penas de prisión, se solucionan dialogando y con acuerdos pactados, y por supuesto, con mas democracia.
Ya.
Que te pareceria si a tus hijos les castigan por tu trabajo delante sus compañeros de clase?
Que les pregunten que si están contentos con lo que hizo su padre/madre?
Que en casa rompan a llorar.
Dime.

Por que me da la impresión a lo largo del hilo siempre hay una parte que mucho apoyo al pueblo, el pueblo patatín, el pueblo patatan, y no a la violencia y todo es fantástico en el reino de los unicornios... y luego anda! es que NI UNA condena o mención a los muchísimos actos viles ruines mezquinos totalitarios y nazis que se vienen poniendo por parte de los independentistas a otras personas, no se, igual es que no tienen el carnet de pueblo o algo. Hay carnet para ser ciudadano? igual es que no me he enterado!
 
Defender la unidad de España NO es una tontería sino un deber.


Defender la unidad es una noble causa, pero la unidad impuesta no es unidad. Está destinada al fracaso.

saludos Eleo. No pienso gastar energías en defender la unidad de Ejjjpaña. Otra España es posible, pero ha sido declarada ilegal e inconstitucional por el Sexto y en todo caso ya es demasiado tarde. Cataluña ha desconectado "de facto", lo que tarde en hacerlo "de iure" ya iremos viendo.
 
Última edición por un moderador:



Yo diria que es el Amstedam Arena donde este fenómeno (ignorado por estos pagos) llamado Andre Rieu monta uno de sus saraos cada año.

Os recomiento ir a You Tube y poner su nombre : es una buena sesión de buen humor. De buen gusto es mas dudoso, pero te lo pasas pipa.
De hecho si el viernes me tocan los Euromillones uno de los "objetivos" es ir al proximo evento de Rieu en Maastrich.
 
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