Evangelio del Día

Exactamente, Ezalengua :)

Me gusta mucho el Padre Santiago Martín, Eleonora, y también he visto -escuchado- su homilía. Bueno, casi todos los días
 
Lunes 26 de diciembre de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario
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    Beato Santiago Alberione
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    San Leonardo Puerto
  • Comentario del día : San Ambrosio
  • Primera Lectura

    • Apocalipsis 14,1-3.4b-5.


      Yo, Juan, vi al Cordero que estaba de pie sobre el monte Sión, acompañado de ciento cuarenta y cuatro mil elegidos, que tenían escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre.
      Oí entonces una voz que venía del cielo, semejante al estrépito de un torrente y al ruido de un fuerte trueno, y esa voz era como un concierto de arpas:
      los elegidos cantaban un canto nuevo delante del trono de Dios, y delante de los cuatro Seres Vivientes y de los Ancianos. Y nadie podía aprender este himno, sino los ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido rescatados de la tierra.
      Ellos siguen al Cordero donde quiera que vaya. Han sido los primeros hombres rescatados para Dios y para el Cordero.
      En su boca nunca hubo mentira y son inmaculados.


    Evangelio según San Lucas 21,1-4.


    Levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo.
    Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre,
    y dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie.
    Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir."
    Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

    • Comentario del día : San Ambrosio
      «Esa pobre viuda ha echado más que nadie»

      En el evangelio de Lucas, el Señor enseña que hay que ser misericordioso y generoso para con los pobres, sin pararse a pensar en la propia pobreza; porque la generosidad no se calcula según la abundancia del patrimonio sino según la disposición a dar. Por eso la palabra del Señor provoca que todos prefieran a esa viuda de la cual se ha dicho: «Esa pobre viuda ha echado más que nadie». En el sentido moral el Señor enseña a todo el mundo que es preciso no dejar de hacer el bien pensando en la vergüenza de la pobreza, y que los ricos no deben gloriarse cuando parece que dan más que los pobres. Una pequeña moneda cogida de unos pocos bienes es más valiosa que la que se saca de la abundancia; no se calcula lo que se da sino lo que queda. Nadie ha dado más que la que no ha guardado nada para sí... Ahora bien, en el sentido místico es necesario no olvidar a esta mujer que ha tirado dos monedas en el cepillo. Ciertamente, ¡grande es esta mujer que, por el juicio de Dios, mereció ser preferida a todos! ¿No será que ella ha sacado su fe de los dos Testamentos que son en beneficio de los hombres? Nadie hizo más, ni ningún hombre ha podido igualar la grandeza de su don, puesto que ella unió la fe a la misericordia. También tú, quienquiera que seas..., no dudes de llevar al cepillo dos monedas llenas de fe y de gracia.


 
Martes 27 de noviembre de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario
  • Ntra Sra de la Medalla Milagrosa

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  • Beato Bronislao Kostowski

Primera Lectura
  • Apocalipsis 14,14-19.

    Yo, Juan, vi una nube blanca, sobre la cual estaba sentado alguien que parecía Hijo de hombre, con una corona de oro en la cabeza y una hoz afilada en la mano.
    En seguida salió del Templo otro Angel y gritó con voz potente al que estaba sentado sobre la nube: "Empuña tu hoz y siega, porque ha llegado el tiempo de la cosecha y los sembrados de la tierra están maduros".
    Y el que estaba sentado sobre la nube pasó su hoz sobre la tierra, y esta quedó segada.
    Entonces otro Angel salió del Templo que está en el cielo, llevando también una hoz afilada.
    Y salió del altar otro Angel -el que tiene poder sobre el fuego- y gritó con voz potente al que tenía la hoz afilada: "Empuña tu hoz y cosecha los racimos de la viña de la tierra, porque han llegado a su madurez".
    El Angel pasó la hoz afilada sobre la tierra, cosechó la viña y arrojó los racimos en la inmensa cuba de la ira de Dios.

  • Evangelio según San Lucas 21,5-11.


    Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
    "De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".
    Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?".
    Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.
    Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".
    Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
    Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo."
    Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


    • Comentario del día : San Cirilo de Alejandría
    «Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación» (Lc 21,18)
    «Has puesto la ciudad como un majano, y la villa fortificada, hecha como una ruina; el alcázar de orgullosos no es ya ciudad, y nunca será reedificado. Por eso te glorificará un pueblo poderoso» (Is 25,2-3) Pertenece al «designio fiel» (v.1) de Dios todopoderoso y a sus consejos irreprochables, que las «ciudades fortificadas» sean derribadas y «reducidas a un montón de piedras», que sean como sacudidas «desde sus cimientos» y sin esperanza de poderse levantar algún día: «Jamás será reedificada» dice el texto. Estas ciudades derribadas no son, según nosotros, las que se pueden percibir con los sentidos, no son los hombres que viven en ellas. Sino que, según nuestro parecer, se trata de cada una de las fuerzas malvadas y hostiles, y primero de todo de Satán, que aquí es llamado ciudad, y una «ciudad fuerte»... Cuando apareció y brilló sobre el mundo el Emmanuel, la impía tropa de las fuerzas adversas se convirtió en ruinas, Satán fue derribado «desde sus cimientos»; cayó, se debilitó para siempre y ya no puede esperar volver a levantarse algún día, ni levantar de nuevo la cabeza. Es por esta razón que «el pueblo pobre y la ciudad de los hombres oprimidos te bendecirá» (LXX). Israel ha sido llamado al conocimiento de Dios a través de la pedagogía de la Ley, y Dios lo sació de todo bien. Sí, fue salvado y heredó en herencia la tierra prometida. Pero todas las demás naciones que están bajo el cielo fueron privadas de estos bienes espirituales... Cuando apareció Cristo en persona, y expulsando la tiranía del diablo, las condujo a su Dios y Padre, entonces fueron enriquecidas con la luz de la verdad, con la participación en la gloria divina, con la grandeza de la vida del Evangelio. Por eso de ellas brotaron himnos de acción de gracias a Dios Padre: «Sí, Señor, has dado cumplimiento a tu antiguo y verdadero designio» (v.1) recapitulando todas las cosas en Cristo. Has «iluminado a los que estaban sentados en las tinieblas» (Lc 1,79) derribando los poderes que dominaban el mundo (Ef 6,12), igual que se derriban las ciudades fortificadas. «Por eso el pueblo pobre te bendecirá y todas las naciones te glorificarán».
 
28 de noviembre

Miércoles de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario
  • Santa Catalina Labouré
  • Primera Lectura
    • Apocalipsis 15,1-4.

      Yo, Juan, vi en el cielo otro signo grande y admirable: siete Angeles que llevaban las siete últimas plagas, con las cuales debía consumarse la ira de Dios.
      También vi como un mar de cristal, mezclado de fuego. Los que habían vencido a la Bestia, a su imagen y la cifra de su nombre, estaban de pie sobre el mar, teniendo en sus manos grandes arpas,
      y cantaban el canto de Moisés, el servidor de Dios, y el canto del Cordero, diciendo: "¡Grandes y admirables son tus obras, Señor, Dios todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los pueblos! ¿Quién dejará de temerte, Señor, quién no alabará tu Nombre?
      Sólo tú eres santo, y todas las naciones vendrán a adorarte, porque se ha manifestado la justicia de tus actos".
  • Evangelio según San Lucas 21,12-19.

  • Jesús dijo a sus discípulos:
    «Los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,
    y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
    Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,
    porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
    Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.
    Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.
    Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.
    Gracias a la constancia salvarán sus vidas.»
    Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

    Comentario del día : Las Constituciones apostólicas
    “Ni un solo cabello de vuestra cabeza se perderá”
    Si somos llamados al martirio, hemos de confesar con constancia el Nombre precioso, y si somos castigados por ello, alegrémonos porque corremos hacia la inmortalidad. Si somos perseguidos, no nos entristezcamos, “no nos enamoremos del mundo presente”, ni de “las alabanzas de los hombres” (2Tm 4,10; Rm 2,29), ni de la gloria y el honor de los príncipes, como lo hacen algunos. Estos admiran las acciones del Señor, pero no creen en él por temor a los grandes sacerdotes y a otros dirigentes, porque antes “prefieren la gloria de los hombres que la de Dios” (Jn 12,42). “Combatiendo el buen combate de la fe” (1Tm 6,12), no tan sólo aseguramos nuestra salvación, sino que damos firmeza a los nuevos bautizados y consolidamos la fe de los catecúmenos… El que sea juzgado digno del martirio que se goce en imitar a su maestro, puesto que está prescrito: “Un discípulo no es más que su maestro” (Lc 6,40). Ahora bien, nuestro maestro, Jesús, el Señor, fue maltratado por causa nuestra, soportó pacientemente calumnias y ultrajes, lo cubrieron de salivazos, lo abofetearon, lo molieron a golpes; después de haber sido flagelado, fue clavado en la cruz, le dieron a beber vinagre y hiel, y después de haberse cumplido las Escrituras, dijo a Dios Padre: “En tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46). Así pues, el que pide ser discípulo suyo, que se prepare a luchar como él, que imite su paciencia, sabiendo que…, sea lo que fuere lo que tenga que soportar, será recompensado por Dios si cree en el único y solo verdadero Dios… Porque el Dios todopoderoso nos resucitará por medio de nuestro Señor Jesucristo, según su infalible promesa, juntamente con todos los que han muerto desde el principio… Aunque muramos en el mar, aunque seamos dispersados por tierra, aunque seamos destrozados por las bestias feroces o rapaces, con su poder él nos resucitará, porque todo el universo es sostenido por la mano de Dios: “Ni un solo cabello de vuestra cabeza, dice, se perderá.” Por eso no exhorta con estas palabras: “Con vuestra perseverancia alcanzaréis la vida”.
 
  • Jueves 29 de noviembre

    Evangelio según San Lucas 21,20-28.


    Jesús dijo a sus discípulos:
    "Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima.
    Los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no vuelvan a ella.
    Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse.
    ¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo.
    Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento.
    Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.
    Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.
    Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.
    Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación".
    Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
 
Viernes 30 de noviembre

Fiesta de san Andrés, apóstol

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    Beato Ludovico Roque Gietyngier


  • Primera Lectura
  • Carta de San Pablo a los Romanos 10,9-18.

    Hermanos:
    Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado.
    Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación.
    Así lo afirma la Escritura: El que cree en él, no quedará confundido.
    Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan.
    Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
    Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica?
    ¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: ¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!
    Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: Señor, ¿quién creyó en nuestra predicación?
    La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.
    Yo me pregunto: ¿Acaso no la han oído? Sí, por supuesto: Por toda la tierra se extiende su voz y sus palabras llegan hasta los confines del mundo.
  • Evangelio según San Mateo 4,18-22.

    Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.
    Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres".
    Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
    Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
    Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
    Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


    Comentario del día : Filomeno de Mabboug
    • “Inmediatamente, dejando sus redes, lo siguieron”
      De la misma manera que el ojo sano y puro recibe el rayo luminoso que se le envía, así el ojo de la fe del hombre con la pupila de la simplicidad, reconoce la voz de Dios inmediatamente que la oye. La luz que emana de su palabra se levanta en él, y le levanta gozosamente ante ella y la recibe, tal como lo ha dicho el Señor en su Evangelio: “Mis ovejas escuchan mi voz y me siguen” (Jn 10,27)… Es con esta pureza y simplicidad que los apóstoles han seguido la palabra de Cristo. El mundo no se lo ha podido impedir, ni les han retenido las costumbres humanas, ni ninguno de los bienes que pasan les ha sido impedimento para ser alguna cosa en el mundo. Estas almas habían sentido a Dios y vivían de la fe, y en ellas nada del mundo predomina sobre la palabra de Dios. Ésta no tiene fuerza en las almas muertas; es precisamente porque el alma está muerta que la Palabra se convierte de poderosa, en débil, y la enseñanza de Dios, siendo válida, pasa a no tener en ellas ninguna fuerza. Porque toda la actividad del hombre se concentra allá donde vive; el que vive para el mundo pone todos sus pensamientos y sus sentidos al servicio del mundo, mientras que el que vive para Dios se gira hacia sus mandamientos poderosos en todas sus acciones. Todos los que han sido llamados han obedecido, en la situación en que se encontraban, a la voz que les llamaba cuando su alma no estaba pendiente del amor a las cosas terrestres. Porque los lazos del mundo son un peso para la inteligencia y los pensamientos, y los que están atados e impedidos por estos, difícilmente escuchan la voz de Dios que los llama. Pero los apóstoles y, antes que ellos, los justos y los padres, no eran así; obedecieron como vivientes y vencieron, porque nada del mundo les privaba de vivir ligeros. Nada puede atar y dificultar al alma que siente a Dios; está abierta y dispuesta, de manera que la encuentra en estado de recibirla, cada vez que viene la luz de la voz divina.
 
Sábado 1 de diciembre

  • Evangelio según San Lucas 21,34-36.

    Jesús dijo a sus discípulos:
    "Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes
    como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.
    Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre".
    Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
 
Domingo 2 de diciembre


Primera Lectura
  • Libro de Jeremías 33,14-16.

    Llegarán los días -oráculo del Señor- en que yo cumpliré la promesa que pronuncié acerca de la casa de Israel y la casa de Judá:
    En aquellos días y en aquel tiempo, haré brotar para David un germen justo, y él practicará la justicia y el derecho en el país.
    En aquellos días, estará a salvo Judá y Jerusalén habitará segura. Y la llamarán así: "El Señor es nuestra justicia".


Segunda Lectura

  • Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 3,12-13.4,1-2.

    Que el Señor los haga crecer cada vez más en el amor mutuo y hacia todos los demás, semejante al que nosotros tenemos por ustedes.
    Que él fortalezca sus corazones en la santidad y los haga irreprochables delante de Dios, nuestro Padre, el Día de la Venida del Señor Jesús con todos sus santos.
    Por lo demás, hermanos, les rogamos y los exhortamos en el Señor Jesús, que vivan conforme a lo que han aprendido de nosotros sobre la manera de comportarse para agradar a Dios. De hecho, ustedes ya viven así: hagan mayores progresos todavía.
    Ya conocen las instrucciones que les he dado en nombre del Señor Jesús.

  • Evangelio según San Lucas 21,25-28.34-36.

    Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.
    Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.
    Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.
    Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación".
    Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes
    como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.
    Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre".

    Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Comentario del día : Beato Juan van Ruysbroeck

«Entonces verán venir al Hijo del hombre»

«¡Que viene el esposo!» (Mt 25,6). Cristo, nuestro esposo, es quien pronuncia esta frase. En latín, la palabra «venit» contiene dos tiempos del verbo: el pasado y el presente; lo cual no priva que apunte también al futuro. Por eso vamos a considerar en nuestro esposo Jesucristo, tres venidas. En la primera venida se hace hombre a causa del hombre, por amor. La segunda venida tiene lugar todos los días, a menudo y en muchas ocasiones, en cada corazón que ama, acompañado de nuevas gracias y nuevos dones, según la capacidad de cada uno. La tercera venida, se considera la que tendrá lugar el día del Juicio o en la hora de la muerte... El motivo por el cual Dios ha creado a los ángeles y a los hombres es su bondad y su nobleza infinitas, porque lo ha querido hacer a fin de que la felicidad y la riqueza que es él mismo se revelaran a las criaturas dotadas de razón, y que éstas pudieran gustarlo en el tiempo y gozar de él más allá del tiempo, en la eternidad. El motivo por el cual Dios se ha hecho hombre es su amor inalcanzable y la desgracia de los hombres porque, a causa de la caída del pecado original se habían alterado la finalidad de la naturaleza humana y no podía curarse a sí misma. Pero el motivo por el cual Cristo llevó a cabo sus obras sobre la tierra, no tan sólo según su divinidad sino también según su humanidad, es cuádruple: a saber, su amor divino sin medida; el amor creado, o caridad, que poseía en su alma gracias a la unión con el Verbo eterno y gracias al don perfecto que le había hecho su Padre; la gran desgracia en la que se encontraba la naturaleza humana; finalmente, el honor de su Padre. Estos son los motivos de la venida de Cristo, nuestro esposo, y de todas sus obras.
 
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