Españolear: flamenco, copla y canción.

"Vente pa' Madrid, vente Joselín, vente pa' Madrid"
CULTURA
Homenaje flamenco

JOSÉ MANUEL GÓMEZ
22 JUN. 2018 10:26

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El trío Ketama, en una imagen tomada en Madrid a finales de los 80. BEGOÑA RIVAS







Ketama (autores de aquel 'Vente pa' Madrid'), Los Chorbos y Los Chunguitos, Manzanita... Y Paco de Lucía y Camarón. Ellos protagonizan un espectáculo en los Teatros del Canal que evoca aquellos años

Seguro que han oído hablar de la movida madrileña, una colorista generación que comenzó a dominar las ondas en 1980. ¿Y se han preguntado cómo se vivió esa transición desde el flamenco? Ahora tres músicos reivindican la movida flamenca madrileña. Se trata del fundador de Ketama: Juan Carmona el Camborio; el fundador de la Barbería del Sur, Juanjosé Suárez Paquete, y el también guitarrista Josemi Carmona, que primero estuvo en la Barbería y luego en Ketama. El espectáculo se presenta en los Teatros del Canal el próximo domingo con un arsenal de canciones que incluyen a Los Chichos y a los Chorbos, a Manzanita, a Las Grecas, Enrique Morente, a Camarón y a Paco de Lucía.

La ruta de los tablaos
En 1973 Camarón y Paco de Lucía era la pareja que dominaba el ambiente nocturno de los tablaos y cuando descubrieron a Las Grecas supieron que algo estaba cambiando
. Paco de Lucía estaba acabando de grabar Fuente y caudal y el disco se le había quedado corto, así que empezó a improvisar sobre el Te estoy amando locamente que se le había quedado ensartado en el cerebro y le salió Entre dos aguas, una rumba que literalmente partió el mundo del flamenco. Un poco más tarde Jorge Pardo estaba tocando la flauta en el Balboa jazz, se le acerca Johnny Galvao y le invita a un estudio de grabación donde estaban ¡Las Grecas! grabando su segundo elepé. Y casi nada de eso sale en los sesudos tratados de la flamencología que fueron apartando cuidadosamente todo lo que oliera a rock y a rumba en aras de la pureza. Una mentira muy gorda.

Franco ha muerto
Los flamencos de Madrid pasaban del rollo de las academias como pasaban de la política. Camarón y Paco eran los mejores (y los más guapos) y pasaron de admirar a Bambino a sentir pasión por Las Grecas sin pedir permiso a nadie pero sin faltar al respeto a los antepasados. Un día Lole y Manuel cantaron aquello de todo es de color (como las camisas de Jimi Hendrix) y empezó a nacer La leyenda del tiempo. Ricardo Pachón cuenta que ese disco se hizo con ayuda del LSD; al fin y al cabo Camarón y Paco hicieron lo mismo que habían hecho los Beatles, vivir su momento. Enrique Morente comenzó a cantar en la universidad donde encontró un ambiente revuelto en lo político y se fue con Manzanita en 1975 a México. De allí volvieron transformados. Manzanita había grabado con Los Chorbos El sonido Caño Roto (1975). Cuenta la leyenda que Los Chorbos consiguieron su contrato cuando se plantaron delante del productor José Luis de Carlos con un disco de los Temptations y le dijeron: "¡Queremos sonar así!".

Hijos del agobio y la emigración
Los barrios de Madrid eran como la tele de la época, en blanco y negro
. Esos barrios con la lluvia se vuelven color sepia, como las fotos viejas amontonadas en una caja de metal. Aparecen Los Chichos y Los Chunguitos cada uno desde un lado distinto de Vallecas y aquella banda sonora gritaba Libre, libre quiero ser, quiero ser quiero ser libre o Si me das a elegir me quedo contigo. ¿Se imaginan lo que hubiera hecho cualquier político por pillar ese soniquete? Nadie vio una lectura política, aquello era un grito vital que sonaba en las gramolas de los bares, en las cárceles y en los cuarteles. "Nosotros hemos escogido a Los Chichos por que era con los que teníamos relación, a Los Chunguitos no los conocíamos personalmente", dice Juan Carmona el Camborio. La idea es contar lo que se ha vivido. Ni más ni menos.

Manzanita, verde que te quiero verde
Poco a poco se ha ido contando cómo vivían, cantaban y sentían los flamencos de Madrid, tan lejos de lo que habían vivido, sentido y cantado los flamencos en el sur. El libro de Balbino Gutiérrez, La voz libre, sobre Morente, destaca sobremanera esas diferencias. En 1975 Morente es acompañado por dos de Los Chorbos: Amador Losada y Manzanita. Luego Manzanita emprende su carrera en solitario y triunfa gracias al Verde que te quiero verde de Lorca.

Volando voy con Camarón
La leyenda del tiempo (1979) tiene sus propias leyendas; no una, muchas como todos los que se sintieron bien y mal con ese disco. Lo dijo Camarón en la tele con su dosis de guasa: "Al que no le haya gustao que lo escuche". Mario Pacheco había estado en la isla de Wight con Jimi Hendrix y sabía del poderoso influjo de las imágenes. Su serie de retratos de La leyenda del tiempo rompe con la estética oscura de los viajeros románticos sobre el tremendismo del cante. Pacheco retrata a un montón de músicos compartiendo felices una aventura.

Ketama y la barbería, lo nuevo
Mario Pacheco montó su propio sello, Nuevos Medios, en plena eclosión comercial de la movida madrileña, la del pop
. Bautizó a las nuevas generaciones de flamencos como Jóvenes Flamencos, eran los Habichuela, los Porrina, los que se habían criado con la música de casa y con las juergas que llegaban desde los tablaos. La prensa comenzó a llamar Nuevo flamenco a aquello que hacían los hijos de los flamencos y Enrique Morente fue el primero en apuntarse y hacerlo realidad.

http://www.elmundo.es/cultura/2018/06/22/5b2bf22d46163ff0138b45c7.html
 
Fernando Vacas presenta su ópera flamenca: "El flamenco tiene que ser un jardín, no una cárcel"

El productor musical estrena, en cinco únicas funciones del 27 de junio al 1 de julio y en el Teatro Cofidis de Madrid, 'A través de la luz'. "A las multinacionales no les interesa que haya música que se salga de lo establecido porque no venderían antidepresivos". "El flamenco es un ente mutante. Ha sido 'underground': el que no se quiera mezclar, va contranatura".

ÁLVARO MACÍAS 25.06.2018



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El músico Fernando Vacas. JOSE CARLOS NIEVAS


Fernando Vacas tiene un perfil extraño y aires de dandy cordobés. Para hablar de música usa indiscriminadamente metáforas gastronómicas, sales, pimientas y potajes. Es underground a elección, hubiera ido a muerte con Séneca y libre por antonomasia. Una mezcolanza que, sin azar, se traduce en su último trabajo, A través de la luz.

Esta ópera flamenca es su último trabajo como productor. Uno largo, bien zurcido. No por nada lleva cinco años para levantarlo. Hay una versión del Bowie final, guitarras eléctricas, sonidos metálicos, casi un laberinto. Confluyendo, porque el flamenco "es un ente mutante". "Hay que estar abierto: el flamenco tiene que ser un jardín, no una cárcel. Tiene que ser libre", dice como quien confiesa un mantra muy propio.

Aún con todo ha sido mucho tiempo para acabar de afinar, de ¿mezclar? culturas. "En este caso no es siquiera una mezcla, es un choque frontal. Yo no creo que las culturas cueste o no cueste mezclarlas, es que si lo ves claro, te envalentonas y lo haces. Y mi casa, desde pequeñito, y ahora mi estudio, es que son así: hay una guitarra flamenca por ahí, enfrente una eléctrica, de repente un cajón...", comenta.

Con cinco únicas funciones en el Teatro Cofidis Alcázar de Madrid (del 27 de junio al primero de julio) y el disco ya a la venta, la ópera flamenca comienza su gira por España. Narra una historia real, de las que en el periódico enganchan. Una historia que dura tres minutos y treinta y tres segundos: el tiempo que un hombre estuvo clínicamente muerto después de un accidente laboral hasta que un compañero consiguió reanimarlo.

En la ópera y el álbum se ha rodeado de amistades gordas e influencias duras. Sobre las tablas, la música en directo corre a cargo de los más de diez componentes de Vallellano ant The Royal Gypsy Orchestra -entre ellos, el propio Vacas-, Steve Shelley (de Sonic Youth) o Jorge Pardo. Y suma a la cantaora Ana Salazar, la bailaora Karen Lugo o la actriz María de Medeiros para la voz en off que narra ese ir de la mano de la parca.

Ese recorrido hacia la muerte y vuelta atrás vertebra la obra. La Ítaca de Cavafis por la laguna Estigia, tanto dentro como fuera de las tablas. "Lo importante es el viaje, el camino, como se le quiera llamar. Hay que lanzarse." -clava la mirada- "La ópera es una respuesta a mí mismo y al mundo. Al final lo que cuenta es que una persona que se pensaba que estaba muerta tiene una segunda oportunidad. ¿Qué quiere decir esto? Que a veces vivimos con las orejeras del día y no nos damos cuenta de las cosas verdaderamente importantes. Y la consciencia no es ser bueno o ser malo, sino decir si hay que hacer esto se hace por el bien de todos. En estos tiempos, el concepto consciencia debería usarse mucho más. Y la filosofía".

Libertad de filosofía
Una filosofía que le hace tener muchas amigos y responder ante pocas cosas. Quizá esa es la clave, como principio y como fin: hacer lo que te dé la gana. "Yo no soy demasiado bueno en estrategia musical. Nunca he tenido mánager y he ido un poco a mi bola. Jota de Los Planetas siempre dice que el más indie de todos es Fernando Vacas. ¿Por qué? Bueno, no es que no me case con nadie, es que mi carrera es una carrera artística, no de industria. Es de obras, de hacer discos. Johnny Cash decía lo mismo: "No mires por el disco, mira por tu carrera". Si consigues hacer lo que te dé la gana y al público le gusta, todo el mundo gana".

Una música con mucha preparación, pero no precocinada. Como los guisos viejos, "ir poquito a poco:, le pones un poquito de sal, un poquito de pimienta, lo pruebas, lo vas disfrutando hasta que al final le pones un pedazo de plato a los comensales pero tú no te comes el guiso porque ya te lo sabes de memoria". Como los guisos viejos de abuelos y abuelas porque "en este proyecto lo que hay más es del Fernando Vacas niño".



Esa reminiscencia de crío trae bajo el brazo otro pasaporte: la libertad de ser aún tú mismo. "He sido cien por cien libre", atestigua como quien no piensa volver atrás. "En esta ópera es la primera vez que me he sentido totalmente así. Las otras veces que no he sido libre no ha sido por la gente, ha sido por mí, por inseguridad", admite.

Quizá tenga que ver una seguridad del que está bien apoyado. Sus influencias, con las que ha sido "muy selectivo", oscilan desde voces amigas (Rosalía o Remedios Amaya han colaborado) al rock de Sonic Youth ("que se quedaron con la espinita de no haber hecho el Omega con Enrique Morente") o al arte multidisciplinar. "No he querido ensuciarlo mucho ni ser muy barroco, sino intentar ver qué necesitaba cada canción y tirar de ahí. Es el primer proyecto en el que realmente no me he cortado en hacer lo que pensaba y sentía", precisa.

Claro que ese desencadenamiento trae consigo un alejamiento de la industria y, por tanto, de circuitos más populares. "A las multinacionales no les interesa que haya música que se salga de lo establecido porque no venderían antidepresivos. Quieren a la gente despistada. Yo digo más Séneca y menos Trankimazin. La poesía está en el día a día, lo que pasa es que la tienes que ver", lanza como soflama de su propio puño.

Los aliños del flamenco
Salirse de lo establecido, como aquel que casi alcanza la muerte. Fernando Vacas también sabe que su camino es corromper el flamenco, ser parte de la herejía de que evolucione. "El flamenco empieza en un punto y no sabes dónde va a terminar. En una época, los del flamenco ortodoxo echaban en cara que hubiera un palo nuevo que se llamara fandango y que lo podía cantar cualquiera, que eso no era flamenco, que lo quitaran. Y yo digo lo contrario: tienes que hacer que el flamenco se extienda", comienza.

Y una vez que lo hace, no se puede parar su forma de entender ese universo: "El flamenco ha sido underground, de gente que no tenía para comer y se juntaban para cantar porque al menos es gratis. Y encima el flamenco no es feliz, es duro. Es como el blues, son quejas, penas. Pero el flamenco está vivo desde que existe el ser humano. Por eso es una música que se puede combinar con lo que quieras. Lo que pasa es que hay que hacerlo con cabeza. Tú a priori dices 'bueno, el cacao y la pimienta o la sal no cuadran, son antagónicos'. Pues no, hay chocolates así, que ya los hicieron mayas y aztecas".

Todo, para al final regresar al principio, a la vida, a la raíz. "El flamenco va mutando y estoy seguro de que finalmente la música del mundo va a acabar siendo una mezcla de todo, porque todos nos estamos mezclando: nuestra lengua, nuestra información, nuestros cuerpos, nuestras razas, nuestras culturas. El que no se quiera mezclar, en el fondo, va contranatura", firma mientras se termina de cerrar el telón.


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https://www.20minutos.es/noticia/33...resenta-opera-flamenca-flamenco-ente-mutante/
 
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