Además a los seres humanos nos produce un placer inconfesable ver cómo “los ricos también lloran”, sean hombres o mujeres. Nos cebamos con la desgracia personal de las mujeres (PCuevas) y con la desgracia social de los hombres (Mario Conde). Salvando la distancia entre ambas historias, claro.ahí se comprueba que han pasado años y años y no se ha logrado nada, a pesar del Ministerio de Igualdad y toda la propaganda que se ha hecho y el postureo de feminismo (de salón), son las mujeres las que juzgan mas fuertemente a otra mujer, sobre todo si esta es discreta, sabe su sitio y no causa escándalos y si tiene la "desgracia" de ser guapa, creyente y con los posibles para echarse encima Valentinos y Manolos, entonces va directo a la lapidación y se defiende al cab...ron infiel a toda costa porque "ella es la culpable" (aunque no lo sea)
Sumemos también la envidia hacia el triunfador/a que es más rico, listo o guapo.