P
pilou12
Guest
Aquel verano pasó y llegó el siguiente, y yo regresé a Donosti con el pelo más corto y en la cara el rictus de escepticismo de la experiencia incipiente.
Aquel invierno, en Madrid,yo había empezado a salir los fines de semana, y había ido al cine y a fiestas y a discobares, y me había dejado besar por otros chicos en rincones oscuros, y alguno me había tocado los pechos, e incluso hubo uno con el que llegué a màs de eso.Un chico de las Maristas con el que estuve saliendo dos meses, y con el que una noche de tormenta en que nos refugiamos en un soportal, me dejé llevar y acabamos masturbándonos el uno al otro.
Y así llegué a los diecisiete años,virgen de solemnidad.Aquel era mi quinto verano en Donosti,y seguía tan enamorada de Antonio como el primero, aquel quinto verano ya podía salir por las noches, y salía con mis amigas a beber por los bares de Donosti aquellas mezclas dulzonas de vino y cocacola que bajaban rápido por el esófago y llegaban con prisa a la cabeza, y así fue como en una de mis primeras borracheras acabé besándome con Antonio en la barra de La Cepa.Salimos de aquel bar, montamos en su moto y él condujo hacia el monte.Chispeaba ligeramente,sirimiri,y llegamos a un bosquecillo en el camino de Orio,cerca de la autopista, el aparcó la moto y me llevó de la mano hacia los arboles, y yo sentía que la cabeza me daba vueltas, y notaba que me resultaba difícil mantener el equilibrio.
Cuando volví a casa eran las seis de la mañana.Mamá me esperaba levantada, hecha una furia, y me pegó un bofetón sin mediar palabra.Me fuí a la cama hecha un mar de lagrimas y a la mañana siguiente, al ir al baño,medi cuenta de que había una mancha de sangre en mis braguitas .Las escondí como pude en el bolsillo del albornoz y, más tarde ,cuando mamá se fue hacer la compra y Rosa y Cristina a la playa, las lavé a la mano,las sequé con el secador de pelo, las doblé cuidadosamente y las enterré en el fondo del cajón de la ropa interior.Nunca más volvería a ponérmelas .Nunca ,nunca más .
Amor,curiosidad,prozac y dudas
Lucia Etxebarria
Aquel invierno, en Madrid,yo había empezado a salir los fines de semana, y había ido al cine y a fiestas y a discobares, y me había dejado besar por otros chicos en rincones oscuros, y alguno me había tocado los pechos, e incluso hubo uno con el que llegué a màs de eso.Un chico de las Maristas con el que estuve saliendo dos meses, y con el que una noche de tormenta en que nos refugiamos en un soportal, me dejé llevar y acabamos masturbándonos el uno al otro.
Y así llegué a los diecisiete años,virgen de solemnidad.Aquel era mi quinto verano en Donosti,y seguía tan enamorada de Antonio como el primero, aquel quinto verano ya podía salir por las noches, y salía con mis amigas a beber por los bares de Donosti aquellas mezclas dulzonas de vino y cocacola que bajaban rápido por el esófago y llegaban con prisa a la cabeza, y así fue como en una de mis primeras borracheras acabé besándome con Antonio en la barra de La Cepa.Salimos de aquel bar, montamos en su moto y él condujo hacia el monte.Chispeaba ligeramente,sirimiri,y llegamos a un bosquecillo en el camino de Orio,cerca de la autopista, el aparcó la moto y me llevó de la mano hacia los arboles, y yo sentía que la cabeza me daba vueltas, y notaba que me resultaba difícil mantener el equilibrio.
Cuando volví a casa eran las seis de la mañana.Mamá me esperaba levantada, hecha una furia, y me pegó un bofetón sin mediar palabra.Me fuí a la cama hecha un mar de lagrimas y a la mañana siguiente, al ir al baño,medi cuenta de que había una mancha de sangre en mis braguitas .Las escondí como pude en el bolsillo del albornoz y, más tarde ,cuando mamá se fue hacer la compra y Rosa y Cristina a la playa, las lavé a la mano,las sequé con el secador de pelo, las doblé cuidadosamente y las enterré en el fondo del cajón de la ropa interior.Nunca más volvería a ponérmelas .Nunca ,nunca más .
Amor,curiosidad,prozac y dudas
Lucia Etxebarria