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Quizás, la perseverancia, o llevarlo colgado de su cuello para no olvidarse de su deseo, o quién sabe si la magia mística o -ocaso- la mera casualidad le llevó a ver cumplido su deseo, continúa la leyenda relatándonos que el joven monje, siendo ya monje superior, volvió a hacer uso del cofre de los deseos. La causa fue que el gobernador de la zona de Wangbur no veía con buenos ojos a los monjes de tradición Bön y empezó a coartar sus libertades y a imponerles severos castigos. Nuestro monje deseó que el gobernador desapareciera; no ha llegado hasta nuestra época cómo aconteció, pero lo cierto es que, en una cacería, así ocurrió. La historia corrió como la pólvora por todo el Tíbet; cuando llegó a oídos del rey, éste mandó apresar al monje, pero el monje se desvaneció sin dejar rastro alguno y no sin antes divulgar sus conocimientos sobre el cofre de los deseos entre todos los monjes del monasterio, información que rápidamente se extendió en el Tíbet por todos los monasterios de tradición Bön. Nunca se supo dónde se escondió el monje, pero cuenta la leyenda que el último deseo que escribió en su colgante cofre de los deseos fue poder ver la luna lo más cerca posible.Cuenta una leyenda tibetana datada en el primer reinado de la Dinastía de los 30 Reyes, cuando el rey o gran señor Nyakhi Tsampo gobernaba el Tíbet, que un joven monje de la antigua religión Bön reveló el modo de hacer realidad un deseo.
Al joven monje, instruido en las doctrinas Bön, se le ocurrió realizar un artefacto de plata (metal mágico para los antiguos tibetanos y para otras civilizaciones ancestrales) de forma cilíndrica, alargado, con un tapón enroscado en la parte superior y con una anilla que permitiera su uso como colgante, para así poder llevarlo siempre cerca del corazón. Escribió en un pequeño pergamino un deseo, un único deseo que deseaba sinceramente, y, en su revés, escribió un secreto que únicamente él conocía; lo introdujo dentro de su colgante, al que llamó cofre de los deseos, y fue a contarle su creación al monje superior de su monasterio, en Wangbur, el monje superior se mofó, pero cuenta la leyenda que el joven Bön realmente demostró que su deseo se cumplió, ya que lo que había escrito en el cofre era su deseo de llegar a ser algún día el monje superior del monasterio de Wangbur, y así fue.