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pilou12
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Trump sobrevive al disparo de un francotirador gracias a su flequillo
"Si la bala hubiese penetrado en la sien, tampoco habría afectado a ningún órgano imprescindible para el presidente", se consuelan los guardaespaldas.
ESCUIN
23 febrero 2018
Esta madrugada, el atentado contra JFK ha resurgido en la memoria de todos los estadounidenses, cuando el cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, recibía el disparo desde quinientos metros con un rifle de asalto capaz de tumbar a un elefante conduciendo un Panzer. Para sorpresa de los testigos, Trump se puso en pie al momento, quejándose, simplemente, de que le habían despeinado el flequillo.
“Pensé, visto lo que come, que el presidente debía tener el corazón recubierto de grasa protectora gracias a tantos BigMacs. Así que decidí apuntar a la cabeza, pero no esperaba toparme con esos 52 milímetros de laca ultrafuerte”, argumenta el francotirador detenido.
Según técnicos forenses, la continua aplicación de fijador, junto a kilos de tinte radioactivo, ha transformado la pelambrera del presidente en un tejido ocho veces más resistente que el kevlar, convirtiendo el pelo de Trump en un material muy codiciado.
Fuentes del Pentágono, decretaron el estado de alerta tras detectar a espías rusos infiltrados en la Casa Blanca (ocho fornidos ex agentes del KGB disfrazados de mujer de la limpieza fueron abatidos) con el fin de acumular la mayor cantidad de pelo de los desagües del presidente y diseñar nuevos chalecos antibala. Una poderosa ventaja ante la posible escalada de violencia entre ambos países. Vuelven los 80: guerra fría y pelazos cardados.
"Si la bala hubiese penetrado en la sien, tampoco habría afectado a ningún órgano imprescindible para el presidente", se consuelan los guardaespaldas.
ESCUIN
23 febrero 2018
Esta madrugada, el atentado contra JFK ha resurgido en la memoria de todos los estadounidenses, cuando el cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, recibía el disparo desde quinientos metros con un rifle de asalto capaz de tumbar a un elefante conduciendo un Panzer. Para sorpresa de los testigos, Trump se puso en pie al momento, quejándose, simplemente, de que le habían despeinado el flequillo.
“Pensé, visto lo que come, que el presidente debía tener el corazón recubierto de grasa protectora gracias a tantos BigMacs. Así que decidí apuntar a la cabeza, pero no esperaba toparme con esos 52 milímetros de laca ultrafuerte”, argumenta el francotirador detenido.
Según técnicos forenses, la continua aplicación de fijador, junto a kilos de tinte radioactivo, ha transformado la pelambrera del presidente en un tejido ocho veces más resistente que el kevlar, convirtiendo el pelo de Trump en un material muy codiciado.
Fuentes del Pentágono, decretaron el estado de alerta tras detectar a espías rusos infiltrados en la Casa Blanca (ocho fornidos ex agentes del KGB disfrazados de mujer de la limpieza fueron abatidos) con el fin de acumular la mayor cantidad de pelo de los desagües del presidente y diseñar nuevos chalecos antibala. Una poderosa ventaja ante la posible escalada de violencia entre ambos países. Vuelven los 80: guerra fría y pelazos cardados.