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DESARROLLO EN ÁFRICA

“África tiene gran potencial en la futura seguridad alimentaria”
Svein Tore Holsether, presidente de la multinacional de fertilizantes Yara, opina que Europa seguirá siendo un importante proveedor de productos agrícolas, pero África podría convertirse en granero del mundo.

SARANTIS MICHALOPOULOS (EURACTIVE)
27 SEP 2017 - 08:20 CEST
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Holsether: “La PAC es un instrumento político adecuado para poner las nuevas tecnologías en funcionamiento”. CIF ACTION/FLICKR


“Aunque todavía vemos potencial para aumentar la productividad y la sostenibilidad de la agricultura europea, el mayor potencial se aprecia en África”, afirma Svein Tore Holsether, presidente de Yara, multinacional de fertilizantes y nutrición de cultivos. También asegura que las tecnologías digitales como la agricultura de precisión serán la mejor forma de aumentar la producción agrícola.

La humanidad necesita adoptar un enfoque agrícola más colaborativo para satisfacer sus futuras necesidades de nutrición y al mismo tiempo minimizar el daño medioambiental


La digitalización de la agricultura podría ayudar a Europa a abordar la seguridad alimentaria y las cuestiones medioambientales al mismo tiempo

“En la actualidad se gastan al año 29.600 millones de euros en importar alimentos, aunque hay un gran potencial desaprovechado de aumentar la productividad, puesto que el continente posee el 65% del terreno cultivable en el mundo”, explica el responsable de la empresa de fertilizantes. Para Holsether, uno de los principales retos está en aumentar la productividad y la sostenibilidad de los pequeños productores africanos, algo que, dice, llevará tiempo.

“Esto tendrá enormes repercusiones para la seguridad alimentaria y para el desarrollo rural del continente, pero significará también que África puede convertirse en granero del resto del mundo”, asegura, aunque la agricultura europea siga teniendo importancia en el futuro agropecuario mundial.

Naciones Unidas prevé que la población mundial aumentará a más de 9.700 millones de habitantes en 2050 y superará los 11.200 en 2100, lo que exigirá aumentar drásticamente la producción de alimentos. Este es el principal argumento de la industria agroalimentaria, que ha ampliado sus actividades en todo el mundo, para centrarse en mercados agrícolas densamente poblados y olvidados como los de Asia y África.

A través de asociaciones con pequeños productores que siguen protocolos específicos de cultivo sostenible, las multinacionales agroalimentarias intentan buscar soluciones para alimentar a una población en rápido crecimiento y, al mismo tiempo, controlar el cambio climático.

El potencial agropecuario de África depende de una mejora de las infraestructuras

El enorme potencial agrícola de África ofrece la promesa de cubrir buena parte de las necesidades de nutrición del planeta. Pero la falta de infraestructuras y la intrincada política local constituyen un obstáculo.

datos publicados por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la agricultura (FAO), Greenpeace sostiene que el mundo ya produce más de una vez y media los alimentos necesarios para alimentar a todos sus habitantes. la organización ecologista señala que, en las dos últimas décadas, la tasa mundial de producción de alimentos ha aumentado con más rapidez que la tasa de crecimiento de la población mundial, y atribuye los elevados niveles de hambre a la pobreza y la desigualdad, no a la escasez.

Política Agrícola Común y tecnología

Yara, que emplea la tecnología para aumentar la precisión de los aportes de fertilizante, cree que es posible alimentar a una población en aumento, pero que los políticos deberán centrarse en soluciones innovadoras como la agricultura de precisión.

“Para hacerlo, necesitamos seguir aumentando la productividad agrícola y elevando la producción, mejorando al mismo tiempo la calidad del producto. La innovación y la agricultura de precisión serán las claves del éxito”, comenta Holsether. Si bien, admite que ninguna de las actuales tendencias o innovaciones podrá proporcionar una solución rápida.

“Las combinaciones de diferentes métodos, adaptadas a las diversas circunstancias agrícolas locales, deberán demostrar su seguridad y sostenibilidad a largo plazo”, recalcaba. La humanidad necesita adoptar un enfoque agrícola más colaborativo para satisfacer sus futuras necesidades de nutrición y al mismo tiempo minimizar el daño medioambiental para el planeta, aconsejan líderes y expertos mundiales.

La agricultura de precisión o inteligente se basa en la gestión optimizada de los insumos en un campo de acuerdo con las necesidades del cultivo. Implica tecnologías basadas en los datos, como sistemas de posicionamiento satelital –como el GPS–, sensores remotos e Internet para gestionar los cultivos y reducir el uso de fertilizantes, de pesticidas y de agua.

Ya se ha iniciado el debate sobre la Política Agrícola Común (PAC) de la UE para después de 2020 y la agricultura de precisión ocupará sin duda un lugar central en él. Sin embargo, no se han abordado aún cuestiones como las aptitudes digitales, la asequibilidad, una adecuada infraestructura de banda ancha y gestión de grandes datos.

estudio publicado recientemente por el centro científico de la Comisión Europea reiteraba que la aplicación de las prácticas de la agricultura de precisión en la UE podría reducir las emisiones de gases invernadero, aumentar la productividad agropecuaria y mejorar la economía.

La digitalización de la agricultura podría ayudar a Europa a abordar la seguridad alimentaria y las cuestiones medioambientales al mismo tiempo. Pero para hacer realidad esta esperanza harán falta aptitudes digitales, una infraestructura de banda ancha adecuada y gestión de grandes datos, advierten los expertos.

Holsether insistía en que, por lo tanto, a los agricultores y a los ganaderos de la UE, en especial los pequeños, se les debería proveer de las herramientas digitales adecuadas para entrar en esta nueva era. “Por lo general, el umbral de inversión es demasiado alto para este grupo, y deberían disponer de subvenciones para equipamiento de agricultura de precisión. Asimismo, hará falta conectividad a Internet en toda Europa, incluidas las zonas rurales”, remarca.

En una entrevista publicada en EURACTIV, el comisario de Agricultura, Phil Hogan, admitía que era “inaceptable” tener en las zonas rurales de la UE puntos en blanco, que carecen de banda ancha. La propiedad de los datos y el acceso a los mismos debería organizarse de tal modo que mejore la competitividad de los agricultores, explicaba.

Sin embargo, parece que la Comisión tiene una función limitada y los países miembros de la UE son responsables de su propio calendario de expansión de la banda ancha. En opinión de Holsether, es necesaria la colaboración entre sectores públicos y privados para afrontar los retos del cambio climático y la escasez de alimentos. “Incluir la agricultura de precisión como modo de hacer la agricultura más ecológica en presupuestos operativos de la UE como la PAC es algo que apoyaríamos, ya que la PAC es un instrumento político adecuado para poner en funcionamiento las nuevas tecnologías. “Creemos que la agricultura europea ya está preparada y pide que demos el siguiente paso”, afirma.

La agricultura individual no está muerta

Los agricultores y los ganaderos han manifestado su preocupación por que la introducción de tecnología en el sector agropecuario solo sirva para aumentar su dependencia respecto a los grandes actores agroalimentarios, concentrando más la producción en manos de unas cuantas grandes empresas.

Lidia Senra, representante española izquierdista en el comité agrícola del Parlamento Europeo, declaraba recientemente que la tecnología podía, de hecho, ayudar en la lucha contra el cambio climático, el derecho a la alimentación y el empleo. Pero, en realidad, ella teme que tendrá el efecto contrario.

La tecnología y la innovación “se están utilizando para fomentar una mayor concentración de la riqueza y para empobrecer y situar en una posición más precaria a la mayor parte de la sociedad”, puntualizaba, y añadía que la agricultura inteligente empleaba la misma lógica. Para Yara, sin embargo, el agricultor individual seguirá desempeñando una función clave. “Vemos que la profesión de agricultor se está volviendo más compleja e integral, y la cooperación entre los agricultores y otros actores de la cadena de agrosuministros será cada vez más importante”, zanja.

Este texto fue publicado originalmente en francés en la página web de Euractiv.

https://elpais.com/elpais/2017/09/26/planeta_futuro/1506421351_152401.html?por=mosaico



 
Volver a empezar desde la tierra
Una treintena de presos y exreclusos de la Prisión y Correccional de Abiyán buscan en la agricultura el camino para facilitar su reinserción social y evitar volver a caer en la delincuencia

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Lanciné Traoré, Innocent Aumonier y Felix Agoua trabajan juntos en una ONG que intenta prevenir la delincuencia y acompañar a los expresos en su reinserción


ÁNGELES JURADO
Songon-M’Bratché (Costa de Marfil) 26 SEP 2017 - 08:09 CEST

Un viento amable y constante mueve las copas de los cocoteros y riza apenas la superficie verdosa de la laguna de Songon-M’Bratché, una pequeña y tranquila localidad que forma parte del cinturón de pueblos que rodea Abiyán, la capital económica de Costa de Marfil. La mesa de madera, en precario equilibrio sobre la arena, se colma de platos de arroz y pescado en salsa picante. Felix Agoua, Innocent Aumonier y Lanciné Traoré se lavan las manos y se sirven mientras comentan la jornada.

Songon-M’Bratché se sitúa al oeste de Abiyán, en el inicio de la ruta que engloba varias pintorescas ciudades lacustres del sur del país: Dabou, Tiagba, Grand-Lahou. Los amigos mantienen aquí tres terrenos de varias hectáreas en los que cultivan mandioca, pimiento y otras verduras. Lanciné es funcionario de prisiones; Innocent, predicador; Félix, agricultor. Les une un pasado común en la Prisión y Correccional de Abiyán (MACA), donde Felix e Innocent cumplieron condena y Lanciné les puso en el camino segundas oportunidades que maquinó desde el otro lado de los barrotes.

Hoy los tres se sitúan en el corazón de un proyecto de reinserción social para expresos y de sensibilización destinada a las familias de reclusos y la sociedad marfileña en general: la ONG Apoyo a la Reinserción de los Presos (AREP, por sus siglas en francés). Traoré creó AREP en 2012, junto a algunos amigos del microcosmos de la cárcel y otros provenientes de diferentes ámbitos para organizar actividades de prevención, especialmente en el terreno de la delincuencia juvenil, y ejercer el acompañamiento y el apoyo a los presos que desean enderezar el rumbo.

La MACA cuenta hoy con unos 4.000 internos, entre hombres, mujeres y menores, aunque se diseñó y construyó en la década de los setenta del siglo pasado con capacidad para unos 1.500 reclusos. Lanciné empezó a trabajar allí en 2004, pero se le quedó chico el funcionariado. Su inquietud por convertir la cárcel en un lugar de "reciclaje" de almas y recuperación de ciudadanos le ha llevado a implicarse en todo tipo de proyectos, hombro con hombro con quienes mejor conocen las entrañas de la institución: los propios presos. Reconoce que no es fácil trabajar en un entorno con una reputación infame, enfrentado a los prejuicios de la mayoría de la gente.

"La prisión es una construcción de los blancos", precisa. "No teníamos una institución así antes de la colonización. Siempre damos una visión negativa de la prisión, así que cuando acabas allí, tu familia no va a verte. Cuando sales, has perdido cuatro o cinco años de tu vida y tus padres no quieren saber nada de ti. Cuando eres libre, vas a tu casa, pero si no están preparados para acogerte, vuelves a la calle y a la delincuencia. Así que trabajamos con los presos, pero también con las familias y la sociedad. Todos estamos juntos en esto".

Reinserción agrícola
Felix Agoua estuvo trabajando en las tierras por la mañana, a solas con su daba(machete) de filo terroso. Primero, en el hueco de una hectárea que explota él solo y en el que mima tomates, pimientos, mandioca, berenjenas y gombo. Después, en otro pedazo de tierra de unas cuatro hectáreas, al que se llega tras caminar una media hora entre turbas y papayeros. Pertenece a la ONG y sirve para que se formen y se ganen la vida los expresos. La AREP desea ampliar los terrenos y también construir un centro de reeducación y acogida para exdetenidos, jóvenes con problemas con la droga y niños de la calle. Para ello, negocia la adquisición de otro terreno de unas siete hectáreas.

Felix es un hombre delgado, con el cráneo rapado y gafas de pasta negra cuyos reflejos le ocultan la mirada. Tiene barba y bigote bien cuidados y luce unas enormes botas de agua sellando los vaqueros desgastados y manchados de tierra. Felix habla despacio, arrastrando un poco las frases siempre breves. Sonríe con frecuencia, pero no es un gesto banal. El testimonio del vicepresidente de AREP y responsable de sensibilización y de prevención de la delincuencia ha sido clave en encuentros con universitarios y estudiantes o en la televisión. También es la pieza central del experimento en Songon-M’Bratché, donde nació hace casi 45 años. En su pueblo natal se ocupa de la formación de otros exreclusos y se gana la vida con el espinazo doblado sobre matas de mandioca y pimientos.

"Estuve tres veces en la MACA", rememora. "La tercera vez es cuando tomé conciencia y decidí cambiar. Ya hace tres años que trabajo la tierra. Mi mujer murió hace seis meses y tengo un hijo de cuatro años, que está con mi hermano. La idea de los terrenos es buena, pero no hay medios. No tenemos tractor, no hay dinero, ni una forma eficiente de irrigación. Me enseñó otra persona que conocía el trabajo de la tierra. Sigo su ejemplo, pero nos faltan recursos".

Felix Agoua es un caso de manual de vida presidiaria que se salió del guion que parecía estarle predestinado. Entró en la MACA por primera vez por tentativa de robo en 1990. Confiesa con sencillez que tuvo la desgracia de engancharse a la droga con apenas 19 ó 20 años. "Necesitaba una dosis de 20.000 francos CFA (30 euros) al día", reconoció en un programa de la cadena pública de televisión del país, RTI, en 2015. "No trabajaba, así que me convertí en ladrón".

Una treintena de reclusos y exreclusos se beneficia a día de hoy de la atención directa de AREP

Pasó cinco años en prisión, entre salidas y entradas. La puerta de la MACA se cerró en las narices de un Felix abandonado, solo en un entorno hostil, asustado, sin nadie a quien recurrir. Su padre le llegó a decir, mirándole a los ojos, que era irrecuperable y solo sus compañeros de fechorías le acogieron cuando abandonó su celda. "De ser un pequeño ladrón, pasé a convertirme en un gran bandido", reconoció. "Pasé a los robos a mano armada, me convertí en atracador. Lo único que me importaba era cómo conseguir dinero y drogarme". Con 26 años recibió su segunda condena firme: 20 años. Empezaba el año 2000 y calculó, con algo parecido al pavor helándole la sangre, que abandonaría la prisión abiyanesa siendo un viejo, desgastado, sin nadie que quisiera reconocerse en su nombre y su sangre. Innocent, hoy expreso y pastor evangelista, le ofreció una biblia. Felix reitera que ocurrió un milagro. Dos décadas de pena se convirtieron en tres años y salió de la MACA converso y decidido a cambiar de vida.

Humanidad
Innocent Aumonier (Abiyán, 1975) es otro ejemplo andante y parlante del trabajo de recuperación de dignidades y espíritus rotos en el que se embarca la AREP y de la fortaleza y capacidad de redención del ser humano. Entró en prisión a finales del siglo pasado tras una serie de atracos y allí le abrió las puertas a un nuevo futuro un asistente social que logró la revisión de su pena. De los 10 años que le correspondían, cumplió seis y siete meses. "En la prisión no hay formación y no trabajas. Creo que si puedes conseguir un trabajo para cuando salgas, eso puede limitar los destrozos en tu vida", señala. "Lo importante es que tengas una cualificación y algo que hacer. Sin reinserción, el individuo que deja la cárcel va a volver".

La AREP afirma que es necesario "humanizar" la prisión y "asegurar" la sociedad marfileña y cuenta con un recurso fundamental para lograr estos objetivos: el ser humano. Lanciné, Innocent y Felix se preparan para la lucha armados con su fe en la dignidad humana. También con palabras que recitan como mantras: reinserción, prevención y sensibilización. La AREP se nutre de gente como ellos, con diferentes credos y experiencias, todos hermanados al mismo nivel, ya sean presos, expresos, funcionarios de prisiones o voluntarios que jamás han tenido nada que ver con la prisión.

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Felix Agoua e Innocent Aumonier. ÁNGELES JURADO


"Una vez que están en prisión, hay ayudarles a los presos a tomar conciencia del comportamiento que les ha conducido hasta allí, que sepan que son responsables en parte de lo que les ha pasado y que decidan cambiar de comportamiento", razona Lanciné Traoré, presidente de la ONG. "Cuando el recluso comprende que se equivocó y decide cambiar, es más fácil ayudarle. Nos hacemos cargo de su reeducación e intentamos preparar su salida. Cuando es excarcelado, vemos de qué forma podemos apoyarle para que sea autónomo y para que pueda participar en la prevención también, utilizando la experiencia de los errores pasados. Todos somos personas y podemos mejorar".

Fueron los propios expresos los que localizaron los terrenos que hoy explotan en Songon-M’Bratché. La ONG estudió entonces la manera más efectiva de apoyarles técnica, material y financieramente para sacar adelante el proyecto. Una treintena de reclusos y exreclusos se beneficia en la actualidad de la atención directa de la AREP, mientras que centenares de jóvenes están en su punto de mira en lo que se refiere a las charlas de prevención. La organización colabora en la escolarización de medio centenar de hijos de presos cada año y sensibiliza a la sociedad sobre la situación de los niños que están en prisión con sus madres y sobre los menores encarcelados. De momento, funcionan sin subvención ni ayudas oficiales. Los miembros de la ONG ponen dinero de su bolsillo para sufragar los gastos, cuando no organizan colectas públicas y acciones para recibir donaciones. Ante tantas necesidades, se hace sentir la falta de recursos.

"También hay inocentes en prisión, gente que ha cometido pequeñas infracciones o delitos graves", remacha Lanciné. "Podemos pelearnos, te empujo, caes y sin quererlo, te mato. Todo el mundo puede acabar allí. Que hayamos cometido un error hoy no significa que no podamos cambiar. Hay muchos ejemplos". Para los miembros de la AREP todos merecemos una página en blanco y nunca es demasiado tarde para escribir una nueva historia.

https://elpais.com/elpais/2017/09/19/planeta_futuro/1505831466_365313.html?por=mosaico
 
La industria del azúcar se liberaliza
Medio siglo después de su implantación, desaparecen las cuotas a la remolacha entre las dudas del sector

VIDAL MATÉ
28 SEP 2017 - 13:07 CEST
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Cosecha de remolacha azucarera en Valladolid. GETTY

Medio siglo después de su implementación con el objetivo de lograr un mayor equilibrio del mercado, las cuotas azucareras tocan a su fin en el marco comunitario. Aunque el sector remolachero había reclamado su mantenimiento hasta 2020, los Gobiernos solo lograron un aplazamiento de su eliminación hasta este 1 de octubre de 2017. Así que la industria estará liberalizada a partir de mañana y tendrá que competir, como muchos otros sectores alimentarios, por su supervivencia.

Ante el nuevo escenario tras tantos años de regulación, el Comité Económico y Social (CES), con sede en Bruselas, fue el primero en proponer en un dictamen que se mantenga una política de apoyo para que el sector agrario no sufra un revés muy profundo. El organismo propone que se apuntale a las industrias nacionales para que produzcan y exporten más. En España, el Ministerio de Agricultura cree que ese consejo de potenciar el sector para que venda más fuera es el que debe seguirse.

En medios agrarios hay una fuerte división. Algunos ven la eliminación de las cuotas como la oportunidad para producir más y en otro se atisban los peligros de un exceso de oferta. Además, España tiene altos costes de producción por las necesidades de riego y el precio de las diferentes energías, especialmente la electricidad y el gasóleo. Desde la industria transformadora hay ganas de explotar más el negocio. El consejero delegado de Azucarera, Juan Luis Rivero, ha apuntado la idea de llegar a las 600.000 toneladas frente a las 378.000 actuales. La cooperativa Acor, por su parte, quiere mantener una producción mínima de 180.000 toneladas para operar a pleno rendimiento su planta de Olmedo, que procesa hoy unas 120.000 toneladas.

Algo en lo que coincide todo el sector es en la necesidad de reducir costes de producción, básicamente por el agua de riego, que van asociados a los precios de la energía. Los agricultores pagan un canon por la potencia contratada todo el año, rieguen o no, y buscan la posibilidad de hacer contratos de temporada.

Con una demanda interior de 1,4 millones de toneladas, España tuvo históricamente unas cuotas de producción muy por debajo de sus necesidades, lo que la ha obligado a absorber los excedentes de otros Estados europeos e incluso importar de terceros países para el refino. Hasta la reforma del mercado comunitario de 2006, España disponía de una cuota de producción de 996.700 toneladas sobre una cuota total de la UE de 18,6 millones de toneladas. Con el argumento de que había un mercado excedentario con bajos precios, Bruselas sacó adelante una reforma que supuso reducir los precios de intervención del azúcar de 631 a 404 euros por tonelada, mientras que los precios mínimos para la remolacha pasaron de 44,01 a 26,29 euros por tonelada desde la campaña 2009/2010.

Incentivos para dejarlo
En paralelo a estas rebajas, Bruselas puso sobre la mesa más de 6.000 millones para incentivar el abandono de los cultivadores que se consideran con menos posibilidades para competir, así como para el cierre de las industrias menos eficientes. España fue uno de los países que más se acogieron a esa oferta. Ello acarreó una reducción de la cuota a 498.479 toneladas y, por ende, una disminución de la superficie cultivada de unas 80.000 hectáreas a menos de 40.000. También cerraron la mitad de las plantas transformadoras. Sólo quedaron las de Miranda de Ebro, La Bañeza, Toro y Jerez, propiedad de Azucarera, y la de Olmedo, de la Cooperativa Acor. Azucarera transforma 378.000 toneladas anuales, y Acor, otras 120.000.

Actualmente, las empresas de transformación están pagando en torno a 32,50 euros por tonelada de remolacha. El precio es alto si se lo compara con lo que pagan las industrias de países como Francia o Alemania, que, gracias a que el proceso de producción tiene menores costes, también pueden pagar menos por la materia prima, lo que los hace más competitivos a la vista del consumidor final. Ya hay grandes distribuidores españoles que ofrecen azúcar procedente de Alemania en sus lineales.

Con vistas al futuro, la única salida en la que están de acuerdo productores e industriales es en aumentar la competitividad en toda la cadena del producto. Esta necesidad de avanzar juntos en defensa del sector hizo que la remolacha fuera pionera en la firma de un acuerdo marco interprofesional (AMI) quinquenal y en la puesta en marcha de una Asociación de Investigación para la Mejora del Cultivo de la Remolacha Azucarera (Aimcra), con sede en Valladolid y financiada por los propios remolacheros y Azucarera.

Desde Aimcra se ha trabajado en la investigación de nuevas variedades de semillas para aumentar el volumen y la calidad del cultivo, así como el uso de energías alternativas. Fruto de esos trabajos, los remolacheros españoles se hallan hoy a la cabeza de los comunitarios con la obtención de una media de unas 110 toneladas de remolacha de calidad por hectárea en la zona norte y de 85 en la zona sur.

Sin embargo, sigue sin resolverse el problema del coste del agua. Existe una gran disparidad sobre su repercusión en los costes de explotación de una hectárea, ya se trate de aguas superficiales de ríos o canales o de pozos, y la necesidad de utilizar una energía eléctrica. Hasta la fecha, nadie ha podido vencer la oposición de las eléctricas a autorizar contratos de temporada. El riego viene a suponer entre el 20% y un 50% de los costes de producción. Los mayores rendimientos por hectárea frente a otros países no llegan a compensar el coste más alto del riego.

Innovación y apertura

Aunque el agua es una pieza clave, hay también otros aspectos a considerar en el futuro. Salomé Santos, directora agrícola de Azucarera, dice que el grupo seguirá asesorando a cada remolachero sobre semillas, abonos, experiencias, planificación y uso de nuevas tecnologías, añadido al pago de anticipos por campaña o financiación de proyectos para tener nuevas fuentes de energía. Azucarera realiza estos servicios a través de la sociedad Agroteo, propiedad de la industria y de los remolacheros.

Azucarera hace una inversión anual en innovación y desarrollo de entre 18 y 20 millones de euros y acaba de poner en el mercado nuevos productos para consumo animal, industrial y abonos bajo la marca Betalia. Acor, por su parte, desde 2005 ha invertido 105 millones de euros para diversificar su actividad hacia cultivos (girasol, biodiésel, trigos) y otros 50 millones para actualizar su planta.

https://elpais.com/economia/2017/09/28/actualidad/1506594276_421341.html

 
Un estudio halla pesticidas en el 75% de muestras de miel de todo el mundo
La concentración es muy inferior al límite para el consumo humano pero sí afecta a las abejas

MIGUEL ÁNGEL CRIADO 5 OCT 2017 - 19:59 CEST

Los pesticidas pasan al sistema nervioso de las abejas al libar el néctar. TRACEY DIXON

Siete de las mieles proceden de España. Dos no tenían rastro de insecticidas y otras dos de tres diferentes


El análisis de una muestra de mieles de todo el mundo ha hallado restos de modernos pesticidas en la mayoría de ellas. La concentración residual está muy por debajo de los límites impuestos en la Unión Europea para el consumo humano. Sin embargo, los niveles detectados sí podrían estar afectando a las abejas.

Con la colaboración de decenas de voluntarios, un grupo de científicos ha reunido 198 muestras de miel procedentes de los cinco continentes (siete de ellas obtenidas en España). Las analizaron en busca de cinco de los principales neonicotinoides. Estos pesticidas sistémicos, basados en la nicotina, se aplican generalmente a las semillas y se despliegan por toda la planta a medida que crece, flores y frutos incluidos. Actúan sobre el sistema nervioso y, en principio, solo afectan a invertebrados que se alimentan de las plantas tratadas, siendo inocuos para los vertebrados, como los humanos.

Los resultados de la investigación, publicada en la revista Science, han encontrado que el 75% de las muestras de miel contenían trazas de al menos un neonicotinoide. Casi la mitad de las mieles analizadas tenían restos de dos o más de estos pesticidas. Incluso un 10% de los botes contaban con un cóctel de cuatro o cinco de estos pesticidas. Geográficamente, el porcentaje de mieles con residuos es mayor en las muestras procedentes Norteamérica (86%), Asia (80%), y Europa (79%). La miel con menores trazas procede de América Latina (57%) y Oceanía (64%). En cuanto a las siete españolas, dos no presentaban rastro de neonicotinoides y solo otras dos tenían trazas de tres de ellos.

"Pensábamos que íbamos a encontrar muchas muestras contaminadas, pero no el 75%. Buena parte de ellas proceden de zonas remotas o de áreas en su mayoría naturales y por eso los resultados son aún más impactantes", dice el biólogo de la Universidad de Neuchâtel (Suiza) y principal autor del estudio, Edward Mitchell. "Además, que el 45% presente múltiples contaminaciones es un porcentaje alto y preocupante, ya que no conocemos bien el impacto de estos cócteles. Y solo hemos analizado cinco de los aproximadamente 500 que hay. Así que se pueden imaginar que es solo la punta del iceberg", añade

A pesar del alto porcentaje de muestras que dieron positivo en al menos uno de los neonicotinoides, "las concentraciones están, en todos los casos, por debajo de los límites aceptados para consumo humano tanto en la regulación europea como la estadounidense", aclaran los autores. En concreto, la media de cantidad de pesticida en las muestras positivas es de 1,8 nanogramos (ng) por gramo de miel. La Unión Europea tiene establecido el límite admisible en 50 ng para tres de los neonicotinoides analizados y en 10 ng para los otros dos.

Sin embargo, tal concentración sí podría estar afectando a las abejas. En principio, estos himenópteros no son el objetivo de los neonicotinoides, que afectan en particular a los insectos chupadores o comedores de hojas. Sin embargo, la sucesión de estudios que conectan estos pesticidas con el declive de las colonias de abejas ha llevado a su prohibición total o parcial. Francia, por ejemplo, los ha vetado. En el resto de Europa solo se permiten algunos y para determinados cultivos, como la soja, el maíz o la colza. Este trabajo parece confirmar que también las abejas están expuestas a estos insecticidas, ingiriéndolos junto con la miel.

"Es importante destacar que los niveles hallados son promedios basados en la miel producida a lo largo de toda la temporada y son suficientes para tener un efecto negativo en cualquier insecto polinizador", comenta el neurobiólogo de la Universidad de Dundee (Reino Unido), Christopher Connolly. "Estos niveles de contaminación pueden provocar grandes problemas en las funciones cerebrales de la abeja y en su capacidad para forrajear y polinizar nuestros cultivos y nuestras flores", añade.

El neonicotinoide más presente es el Imidacloprid, hallado en el 51% de las 198 muestras. Es un desarrollo de Bayer, que lo comercializa bajo diversos nombres. Desde la compañía destacan los niveles de residuos están "muy por debajo de los límites de seguridad en humanos". Además, recuerdan que evaluaciones de riesgo ambiental llevadas a cabo por autoridades como la Agencia de Protección Ambiental de EE UU han mostrado que los niveles detectados en el estudio "están clara y consistentemente por debajo de los niveles que podrían suponer un riesgo para la salud de las colonias de abejas de la miel".

A finales de año, las autoridades europeas tendrán que decidir su aplican una moratoria a la prohibición parcial al uso de determinados neonicotinoides, si la levantan o incluso la amplían. El problema es que, como recuerda Connolly, "los neonicotinoides son unos insecticidas muy efectivos y con baja toxicidad para los humanos". El hecho de que se encuentre su rastro en tantas mieles puede afectar a la decisión que se tome.

https://elpais.com/elpais/2017/10/05/ciencia/1507209390_988942.html
 
El café y el chocolate, en peligro por la sexta gran extinción del planeta
Muchos cultivos de semillas podrían desaparecer de la faz de la Tierra en los próximos años debido a los efectos del cambio climático.
6 octubre, 2017 17:18
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Roberto Méndez @RobertoMendez_


Desde hace algunos años, varios expertos han empezado a dar la voz de alarma: se acerca la sexta gran extinción animal en la Tierra. Y no se trata de una exageración, pues algunos datos ya confirman que en solo 40 años hasta el 58% de las especies animales del planeta han desaparecido. Entre las que aún quedan, por poco tiempo, se encuentran el tigre de Bengala o la gran ballena azul, cuyo número de individuos se está diezmando a un ritmo alarmante. Incluso es posible que en apenas un par de décadas sepamos que existió el elefante africano solo gracias a los libros de texto.

Sin embargo, muy pocos han hecho hincapié en la otra gran extinción paralela al mundo animal que se avecina, la de los alimentos. Existen muchos tipos de cultivos que, junto a la extinción animal, también perecerán, según señalan algunos expertos. Como ha publicado recientemente el periódico The Guardian, entre ellos destacan el café, el chocolate y las patatas, tres tipos de alimentos que podrían dejar de existir dentro de 40 o 50 años.

Según los datos actuales, en el año 2055, el 22% de las especies de patata se habrán extinguido y hasta el 70% de los campos de cacao situados en Ghana y Costa de Marfíl habrán desaparecido (en realidad, los cultivos de café de Tanzania ya han empezado a caer: desde el año 1960 han caído hasta un 50%).

Aún así, y teniendo en cuenta todos los datos de los que se dispone actualmente, estos tres alimentos tan solo son un granito de arena entre la gran extinción alimentaria que se avecina. Actualmente existen 940 especies de alimentos amenazadas.

La sobreexploración acabará con algunos alimentos
Aunque actualmente existe una biodiversidad alimentaria aceptable, preservando algunos alimentos con niveles asombrosamente elevados de nutrientes y fáciles de obtener, la sobreexplotación de algunas tierras agrícolas está empezando a ser un grave problema: alrededor del 33% de los cultivos del mundo no tienen los nutrientes necesarios, aunque los agricultores han ido ideando métodos alternativos para alimentarlos.

Según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, la producción agrícola se reducirá hasta un 2% por cada década. Al mismo tiempo, la demanda de alimentos aumentará un 14% hasta el 2050. Los números no cuadran.

Por suerte, algunos tipos de semillas son capaces de aguantar tanto el calor como la sequía o las inundaciones. El objetivo actual es investigar dichas semillas a fondo y poder crear cultivos de alto rendimiento que sean capaces de combatir el hambre en las regiones adecuadas del planeta.

Si bien es cierto que la sexta gran extinción animal debería -y debe- preocuparnos, también se debe tener en cuenta la extinción alimentaria que acabará afectando a los 7.000 millones de personas que ya habitan el planeta Tierra.

https://www.elespanol.com/ciencia/20170927/249975556_0.html
 
Consiguen aumentar el valor nutricional del maíz para mejorar la alimentación y reducir costes

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(NASA)
Campo de maíz.


Un equipo de científicos americanos lo ha logrado a partir de un gen bacteriano que produce metionina, un aminoácido esencial. El hallazgo permitirá que haya menor gasto en alimentación animal y es un beneficio para aquellas zonas que tienen este cereal como alimento básico. "El estudio muestra que no hace falta comprar suplementos o alimentos caros para compensar el déficit de la proteína", añaden.


EUROPA PRESS. 10.10.2017 - 07:36h
Científicos de la Universidad Rutgers-Nuevo Brunswick, en Nueva Jersey, Estados Unidos, han encontrado una manera eficiente de aumentar el valor nutricional del maíz, el mayor cultivo de materias primas del mundo, insertando un gen bacteriano que hace que produzca un nutriente clave llamado metionina. El hallazgo podría beneficiar a millones de personas en países en desarrollo, como Sudamérica y África, que dependen del maíz como alimento básico y podría reducir significativamente los costos de alimentación animal en todo el mundo. El coautor del estudio, Thomas Leustek, profesor del Departamento de Biología Vegetal de la Facultad de Ciencias Ambientales y Biológicas, que ha mejorado el valor nutricional del maíz, el mayor producto cultivado en la Tierra, señala: "La mayoría del maíz se utiliza para la alimentación animal, pero carece de metionina -un aminoácido clave- y encontramos una forma eficaz de añadirlo". El estudio, dirigido por José Planta, estudiante de doctorado en el Instituto Waksman de Microbiología, se detalla este lunes en un artículo publicado en la edición digital de Proceedings of the National Academy of Sciences.

La metionina protege las células de los contaminantes y retrasa el envejecimiento celular La metionina, que se encuentra en la carne, es uno de los nueve aminoácidos esenciales que los seres humanos obtienen de los alimentos, según el Centro Nacional de Información Biotecnológica. Es necesaria para el crecimiento y la reparación de tejidos, mejora el tono y la flexibilidad de la piel y el cabello, y refuerza las uñas. El azufre en la metionina protege las células de los contaminantes, retrasa el envejecimiento celular y es esencial para la absorción de selenio y zinc. Cada año, cuesta varios miles de millones de dólares añadir metionina sintética a la semilla de maíz, que carece de la sustancia en la naturaleza, apunta Joachim Messing, autor del estudio y director el Instituto Waksman de Microbiología. El otro coautor es Xiaoli Xiang del Departamento de Biología Vegetal de Rutgers y la Academia de Ciencias Agrícolas de Sichuan en China. "Es un proceso costoso y consumidor de energía", subraya Messing, cuyo laboratorio colaboró con el laboratorio de Leustek para este estudio. "La metionina se añade porque los animales no crecen sin ella, y en muchos países en desarrollo donde el maíz es un alimento básico, la metionina también es importante para las personas, especialmente para los niños".

Incremento de un 60%
$La alimentación de pollo se prepara normalmente como una mezcla de maíz y soja, y la metionina es el único aminoácido esencial que contiene el azufre que falta, según el estudio. Los científicos de Rutgers introdujeron un gen bacteriano de E. coli en el genoma de la planta de maíz y cultivaron varias generaciones de maíz. La enzima estimuló la producción de metionina en las hojas de la planta en lugar de toda la planta para evitar la acumulación de subproductos tóxicos, detalla Leustek. Como resultado, la metionina en los granos de maíz aumentó en un 57%, según los datos de la investigación. Luego, los científicos realizaron una prueba de alimentación de pollos en Rutgers y mostraron que el maíz genéticamente modificado era nutritivo para ellos, destaca Messing. "Para nuestra sorpresa, un resultado importante fue que el crecimiento de las plantas de maíz no se vio afectado", afirma. En el mundo desarrollado, incluyendo Estados Unidos, las proteínas de carne generalmente tienen un montón de metionina, describe Leustek; pero en el mundo en desarrollo, los agricultores de subsistencia cultivan maíz para el consumo de sus familias. "Nuestro estudio muestra que no tendrían que comprar suplementos de metionina o alimentos caros que tengan más metionina", afirma.

http://www.20minutos.es/noticia/315...z-lo-que-podria-beneficiar-millones-personas/
 
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¿Por qué ya no quedan naranjas sanguinas en Valencia?
J. M. Mulet

La aparición del color rojo en la pulpa de esta fruta depende de la presencia de un elemento genético que se activa por el frío


Uno de los cultivos principales era la naranja, y España formaba parte del equipo de los mayores productores del mundo, lugar que ahora nos han arrebatado, entre otros, Brasil y Estados Unidos. Entre las variedades más populares se encontraban las de sangre, también llamadas sanguina o sanguinelli. Producían un zumo de un característico color rojo, aunque la forma más frecuente de comérselas era ablandándolas con la mano, haciendo un agujero con el dedo pulgar y chupando. Sin embargo, su producción ocasionaba algunos problemas. El principal era que no todas las naranjas de un mismo árbol adquirían esa característica tonalidad, lo que obligaba a descartar la mayoría, y el cultivo se abandonó. Curiosamente, Italia no tenía este problema y siguió dominando el mercado europeo con denominaciones de origen como la arancia rossa de Sicilia. Hace poco, la ciencia descubrió cuál era el misterio del cambio de color. Y la respuesta tenía que ver con algo que se había descubierto muchos años atrás en el maíz.


LA GENETISTA BARBARA MCCLINTOCK DESCUBRIÓ QUE EL CAMBIO DE COLOR EN LOS VEGETALES SE DEBÍA A FRAGMENTOS DE ADN CAPACES DE REPLICARSE Y CAMBIAR DE POSICIÓN


Seguro que han visto esas mazorcas en las que cada grano tiene un amarillo diferente. El patrón de herencia de estos pigmentos parecía escapar a todas las leyes de la genética conocidas hasta el momento. Fue en los años cincuenta cuando la científica estadounidense Barbara McClintock resolvió el enigma. La variación de tonalidades se debía a la presencia de transposones, fragmentos de ADN que son capaces de replicarse y cambiar su posición en el genoma. McClintock descubrió que los genomas de los organismos no son inmutables y estáticos, como se pensaba, sino que, además de mutaciones, tienen elementos capaces de ir cambiando de posición. Por este hallazgo recibió el Premio Nobel de Medicina en 1983, tres décadas después de la publicación de los resultados.

Nacida en Estados Unidos en 1902, la brillante genetista se graduó en Ingeniería Agrónoma por la universidad neoyorquina de Cornell en 1923. Se tuvo que doctorar en el departamento de botánica porque el de mejora genética no admitía mujeres. Tampoco pudo optar a una beca de estudios en el extranjero. El pretexto alegado fue que existía la probabilidad de que dejara los estudios en el momento en que se casara. Pero contraer matrimonio o abandonar la investigación fueron dos cosas que nunca hizo. Lejos de amilanarse con tal injusticia, se dedicó a estudiar las células del maíz, y a partir de ahí sacó conclusiones universales que se aplican en todos los organismos, incluyendo los seres humanos.


ESTE TRABAJO FUE ACOGIDO CON ESCEPTICISMO POR LA COMUNIDAD CIENTÍFICA, DOMINADA POR HOMBRES


Este trabajo fue acogido con escepticismo —cuando no hostilidad— por la comunidad científica, dominada por hombres. McClintock era una mujer que trabajaba con las plantas, así que lo tenía todo en contra para que no fuera admitida por el establishment. Pero la ciencia se basa en las evidencias y todas confirmaron su descubrimiento. Hoy sabemos que los transposones tienen una gran influencia en la evolución. Por poner un ejemplo, aproximadamente el 3% del genoma del Homo sapiens debe su estructura a la acción de estos elementos. Su origen es incierto, aunque se sospecha que son restos de virus arcaicos integrados en el ADN del organismo.

En 2012, un grupo de investigadores liderado por la botánica inglesa Cathie Martin descubrió que la aparición del rojo en las naranjas depende de la presencia de un transposón en la región del ADN que controla la producción del pigmento. Además, comprobaron que este elemento se activa con el frío. Eso explicaba que en Valencia las naranjas del exterior del árbol acumularan el color mientras que las de dentro, más resguardadas, no lo hacían. En Italia no tenían este problema porque crecían a las faldas del Etna, a una altura pronunciada, lo que garantiza que la planta se enfríe más y la fruta coja la tonalidad que pide el consumidor. Así que ahora sabemos que las naranjas de sangre son de sangre fría.

Las vidas del rojo
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El tono rojo de la sangre se debe a la hemoglobina, que obtiene su color por el átomo de hierro que contiene el grupo hemo. Sin embargo, la naranja no tiene hemoglobina ni es especialmente rica en hierro. Por eso no sabe a morcilla. Adquiere esa tonalidad por la presencia de un pigmento vegetal perteneciente a la familia de las antocianinas, que da color a muchas flores y salud a nuestro cuerpo por sus potentes antioxidantes. El consumo de frutas ricas en estos compuestos se ha asociado con menor riesgo cardiovascular, prevención del cáncer y de la obesidad.


J. M. Mulet
Profesor titular de biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia, Director del Máster de Biotecnología Molecular y Celular de Plantas (CSIC-UPV) e investigador en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP). Divulgador de temas relacionados con la biotecnología y la alimentación. Autor de 'Comer sin Miedo' y 'Medicina sin Engaños' (Destino) y de 'Los productos naturales ¡vaya timo!' (Laetoli).

http://elpaissemanal.elpais.com/confidencias/sangre-de-naranja/
 
¿Y si el aceite de palma pudiera ayudar a proteger el Amazonas?
Es, junto a la soja, uno de los cultivos más controvertidos y de mayor expansión en la última década. Plantada en áreas deforestadas de la selva brasileña, donde la expansión del ganado y la especulación inmobiliaria dejaron millones de hectáreas arrasadas, para algunos la palma genera renta, frena las actividades predatorias y reforesta el bosque

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Imagen aérea de la finca de Agropalma, donde se han preservado 64.000 hectáreas de bosque nativo, entre ellos árboles de hasta 50 metros, muy superiores a las palmas, como se aprecia en la imagen. AGROPALMA

HERIBERTO ARAUJO
Pará (Brasil) 18 OCT 2017 - 08:35 CEST

FOTOGALERÍA La palma purga su mala reputación en el Amazonas brasileño
La palma aceitera quizá sea, con la soja, uno de los cultivos más controvertidos y de mayor expansión en la última década. En numerosas regiones de clima tropical, desde Malasia a Perú, la proliferación de las plantaciones ha provocado deforestación y conflictos por la tierra. En Brasil, el gigante amazónico con el 64% del bioma dentro de sus fronteras, la producción de aceite supone, sin embargo, una alternativa económica para una población con pocas oportunidades, así como una forma de reforestar pastos abandonados por la industria pecuaria, gran vector de destrucción de la selva.

“Nosotros también queremos disfrutar del progreso. Aunque seamos amazonitas, también soñamos con un iPhone y con enviar a nuestros hijos a la universidad”, explica el gerente agrícola Zeno Martins desde su propiedad de Agropalma, la mayor productora de esta variedad de aceite de todo Brasil. Su comentario resume la incredulidad —y cierta indignación— que la población del Amazonas siente cuando se critica internacionalmente cualquier actividad económica en la región. “Muchos ignoran que el Amazonas brasileño no son solo bosques, sino también más de 25 millones de habitantes”, subraya.

A pesar de ser usada para cocinar en el noreste —sobre todo en Bahía, donde se le llama dendê y se cree que llegó con los esclavos de África—, la producción de palma aceitera en Brasil era modesta hasta que en 2010 el entonces presidente Luiz Inacio Lula da Silva impulsó la expansión de la industria. El exlíder sindical pretendía generar un polo de producción de biocombustible en el estado de Pará, y para ello incentivó a grandes empresas nacionales —como la minera Vale o la petrolera Petrobras— a instalarse en una región ya deforestada junto a los municipios de Mojú y Tailandia.

El plan del Gobierno acabó fracasando, pero solo parcialmente. “En un lustro aumentamos 100.000 hectáreas el área plantada. Esa expansión habría continuado si no hubiera sido por la crisis en Brasil y por la caída de los precios del petróleo”, señala Emeolocipio de Andrade, consultor con 40 años de experiencia en el sector agrícola. La distancia con los centros consumidores de biocombustibles —sobre todo Sao Paulo, a unos 2.500 kilómetros—, las pésimas infraestructuras viarias y el oneroso sistema tributario brasileño, que aplica un impuesto cada vez que un bien cruza un estado del país, terminaron por hacer inviable el proyecto. Pero el área de plantío si creció —hasta 236.000 hectáreas actualmente, el 85% en Pará—, así como la producción del aceite, que este año debe rozar el medio millón de toneladas y sigue sin satisfacer la demanda interna de los sectores alimentario y cosmético.

Los pequeños se llevan una parte del pastel
El mayor éxito, con todo, fue la integración de los pequeños productores en la cadena. Las empresas reciben exenciones fiscales si compran a familias campesinas al menos un 15% de la materia prima (el fruto de la palma) para producir los diversos tipos de aceite. Así, cientos de familias han transformado sus huertas de judías, mandioca y frutas en áreas de palma, lo que les ha permitido mejorar su renta considerablemente. Los contratos de suministro de 25 años con las compañías —la mayoría reconocidas internacionalmente— también han insertado a esta clase social en el mercado financiero, ya que ahora tienen cómo avalar la apertura de líneas de crédito.

“Si hoy tengo una casa de cemento es gracias a la palma”, asegura Daniel Martínez, un agricultor que desde 2002 suministra a Agropalma racimos que llegan a pesar 20 kilos. “Muchos aquí han dejado de talar ilegalmente el bosque para plantar y producir palma, porque ven que da resultado económicamente”, agrega este campesino, entrevistado en Vila Soledad, una pequeña comunidad de Pará a la que se accede tras recorrer 40 kilómetros en una carretera de tierra casi impracticable durante la estación de lluvias. El último tramo se debe hacer en barco, pues no hay puente sobre el río Mojú en este punto.

Como decenas de otros campesinos locales, Martínez emplea a sus dos hijos formalmente en su plantación de 10 hectáreas, de donde hoy obtiene una renta de unos 700-800 euros por mes, asegura. Los estudios más exhaustivos en la región apuntan a que los campesinos pueden llegar a cuadruplicar sus ingresos con el cultivo respecto a la producción tradicional de alimentos.

Aprender a gestionar una pequeña empresa
La palma exige trabajo duro los tres primeros años, cuando las áreas deben estar limpias de maleza para que el sol penetre entre la enmarañada vegetación amazónica. También necesita abonos y pesticidas, suministrados por las empresas compradoras. La planta alcanza su plenitud productora a los 10-12 años, y a partir de los 23 comienza a declinar, además de que su altura hace casi inviable la recolección de los racimos. Todo ello requiere cierto aprendizaje en comunidades donde el analfabetismo es una todavía una realidad. Y donde escasean los conocimientos de administración financiera y oscilaciones del mercado internacional, como es el caso del aceite de palma, cuyo precio cotiza en Róterdam. “Algunos tienen dificultades para organizarse y pagar los créditos que los bancos les concedieron para invertir en semillas, adobos y herramientas. O para administrar los ingresos en los diversos ciclos de producción”, admite Martínez.

“Me costó adaptarme. Pero he aprendido a administrar la renta y a devolver créditos por mensualidades”, asegura por su parte Luis ElAceitunoMisogino di Sousa, un campesino de 46 años que cuenta los días para abandonar su vetusta vivienda de madera e instalarse con sus tres hijos en su flamante casa de cemento. “Pagué 80.000 reales [unos 23.000 euros] de una sola vez, ahorrando poco a poco con la venta de los racimos”, dice, con cierto orgullo.

En Vila Arauaí, otro poblado de campesinos que suministra a las empresas, 150 familias han ido un paso más allá, y han desarrollado iniciativas conjuntas para alquilar maquinaria, obtener mayores créditos e incluso irse de vacaciones, algo casi impensable para quien vive del campo aquí, ya que la tierra exige labores cotidianas. “Hemos creado un consorcio que usa fondos comunes para emplear a 32 personas, con contrato y seguridad social, que ayudan a los campesinos cuando se ausentan de las propiedades o necesitan mayor fuerza laboral por la cosecha”, señala Francisco Ramos, un productor de 60 años.

Algunos académicos critican que la palma haya provocado una caída en la producción de alimentos, lo que ha encarecido localmente productos como la mandioca, el arroz y las judías, que forman parte de la dieta básica en la región. “Las relaciones entre los pequeños productores y las empresas es asimétrica. El más fuerte impone sus reglas al más vulnerable”, dice el profesor Elielson Pereira da Silva, que investiga en la región desde 2013. “Hubo falta de transparencia por parte de las empresas compradoras, que pesaban nuestra producción en sus instalaciones. Pero eso ha sido resuelto”, matiza Martínez, que lidera una asociación de agricultores que agrupa a un centenar de productores.

Otros agricultores locales condenan, sin embargo, que algunas empresas depositen sus residuos en los ríos. “Aquí Biopalma lanza los residuos al suelo, lo que contamina los cauces y provoca muerte de peces”, explica la señora Dalva, como quiere que se la identifique. “También contaminan los sueños con agrotóxicos”, asevera. “El resultado de todo es la configuración de los dendezales [plantaciones de palma] como áreas de riesgo ambiental, en función de la posible contaminación de los recursos hídricos, comprometiendo la salud de las comunidades tradicionales del entorno que usan ese agua”, señalan dos profesores universitarios en un estudio sobre el tema.

Greenpeace Brasil, referencia en el país sudamericano en denunciar los impactos de sectores económicos en el Amazonas, dijo a Planeta Futuro que no comentaría la cuestión. Otro estudio publicado en la revista científica Natureadvierte de que las plantaciones de palma aceitera no deben permitir desplazar la vegetación forestal natural y no deben considerarse un componente de las reservas forestales, entre otras razones porque no pueden alojar a muchas especies autóctonas.

Las condiciones de trabajo en las fincas de las grandes empresas, otro motivo de crítica internacional del sector, también tienen un cariz particular en Brasil, uno de los países con la legislación laboral más estricta del mundo en desarrollo. Las jornadas son duras, sobre todo por el calor y la exigencia física del trabajo manual, pero no pasan de ocho horas. En Agropalma, donde Planeta Futuro pasó dos días visitando la propiedad de 104.000 hectáreas, los empleados van equipados con guantes, uniformes y cascos. El salario base es algo mayor que el mínimo en Brasil —unos 270 euros—, pero aumenta por productividad y puede alcanzar los 550-600 euros.

Reforestar pastos y almacenar CO2
Aunque pueda parecer una paradoja, la palma aceitera también puede contribuir a la reforestación del Amazonas. Las políticas desarrollistas de la dictadura militar brasileña (1964-1985) provocaron la mayor reconfiguración social y medioambiental de todos los tiempos en el Amazonas. En apenas tres décadas, miles de kilómetros de carreteras fueron abiertos en plena selva —entre ellos la mítica Transamazónica—, y millones de personas emigraron a la región desde el sureste y el noreste de Brasil en busca de empleo en minas, fincas ganaderas y obras de ingeniería. Los sueños de prosperidad impulsaron una deforestación acelerada y la transformación de millones de hectárea de selva amazónica en pastos que, en tres o cuatro años, quedaban inservibles por la erosión del suelo y la pérdida de nutrientes. Esa masa de tierras ociosas —que en Pará se extienden por unos 15 millones de hectáreas— es precisamente donde la palma aceitera puede expandirse.

“Sí, el dendê, así como otras culturas permanentes, imitan en cierta medida el bosque, y mantienen los suelos cubiertos y protegidos”, dice Joao Meirelles, uno de los mayores expertos en el Amazonas brasileño y director del Instituto Peabiru, con sede en Belén. Las estrictas normas medioambientales —que obligan a cualquier inversor a conservar al menos el 50% de su finca de bosque nativo amazónico— no siempre son implementadas, pero es una espada de Damocles para cualquier infractor, que se expone a altas multas o incluso la cárcel.

Quizá por ello la palma no ha experimentado un desenfrenado crecimiento en Brasil. A pesar de su extraordinario potencial, el país está a la cola de los diez mayores productores mundiales. “No creo que Brasil llegue a ser un gran productor de aceite de palma, seremos un país de porte medio. Pero tenemos todas las condiciones para ser el mayor suministrador de aceite de palma sostenible”, dice Marcello Brito, presidente de la Asociación Brasileña de Productores de Palma (Abrapalma) y director ejecutivo de Agropalma. De las 104.000 hectáreas de la finca de la empresa, 64.000 son de selva virgen con imponentes árboles de hasta 50 metros, lo que le ha valido una serie de certificados internacionales de buenas prácticas. “En 2001 fuimos los primeros del planeta en comprometernos con la deforestación cero”, asegura.

https://elpais.com/elpais/2017/10/11/planeta_futuro/1507729507_890049.html
 
Campaña para que los ayuntamientos den prioridad al comercio justo

CHARO RUEDA 19 DE OCTUBRE DE 2017

La organización Ideas (Iniciativas de Economía Alternativa y Solidaria), coordinadora del Programa Ciudades por el Comercio Justo en España, ha relanzado una campaña en la que pide apoyo institucional para que el comercio justo se integre en las políticas públicas y de esta manera, cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas en el año 2030.

En 2015, el movimiento internacional de Comercio justo hizo un llamamiento para que esta actividad se incorporara como prioridad en los Objetivos de Desarrollo Sostenibleque se acordaron ese mismo año en la Cumbre de Naciones Unidas. Entre los principales logros, se conseguió que el objetivo 17 integrara la meta de “promover un sistema de comercio internacional equitativo” en alusión a la promoción de un comercio justo. Además, este comercio ha sido reconocido como una poderosa herramienta para la reducción de la pobreza y de lucha contra la degradación medioambiental por instituciones como el Parlamento Europeo, en su resolución 2245/2005 (INI).

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Ideas, a través de la campaña de Ciudades por el Comercio justo, en la que participan más de cuarenta localidades españolas, entre las que están Burgos, León, Málaga, Sagunto, Valladolid o Palma de Mallorca, entre otras, va a instar a sus ayuntamientos a que otorguen prioridad al comercio justo, la agricultura ecológica y local y el comercio de cercanía entre sus políticas para contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y asegurar su eficacia.

En este sentido, Ideas va a aprovechar la celebración del IV Encuentro de Ciudades por el Comercio Justo, previsto el 26 de octubre en Madrid, para hacer un llamamiento a todas las ciudades participantes en la campaña para que aprueben la moción institucional y se posicionen a favor de un comercio justo.

Para ello, solicitará a los municipios que firmen la Declaración de Bristol que ya han rubricado los ayuntamientos de Bilbao, Córdoba y Madrid. La Declaración de Bristol muestra la necesidad de que el comercio internacional sea más equitativo y proteja los intereses y los derechos de los sectores más vulnerables, como pueden ser las pequeñas entidades productoras o los trabajadores de los países empobrecidos.

Además, expresa la preocupación por los efectos del cambio climático, especialmente para quienes trabajan en el campo. En definitiva, solicita que los principios del comercio justo sean aplicados al comercio internacional, como modelo de relación equitativa y respetuosa con los Derechos Humanos y el medio ambiente.

Ideas es una cooperativa de comercio justo cuya misión es transformar el entorno económico y social para construir un mundo más justo y sostenible, desarrollando iniciativas de comercio justo, economía solidaria y consumo responsable, tanto en el ámbito local como internacional.

https://blogs.20minutos.es/capeando...yuntamientos-den-prioridad-al-comercio-justo/
 
LOS PRODUCTORES NO PUEDEN CUBRIR LOS COSTES
Calor extremo, temporal y tormentas: el cambio climático arruina los melocotones
Más del 30% de la fruta de hueso ha terminado en la basura por su mal aspecto y su pequeño tamaño, sobre todo en Aragón y Cataluña. Los paraguayos y los albaricoques también pierden su atractivo
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El excedente de producción también está detrás de los precios a la baja. (EFE)
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MARINA VALERO
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22.10.2017 – 15:17 H.

Muy pequeños, con cicatrices, rajados, poco apetitosos.. feos. Así son los melocotones, albaricoques, nectarinas y paraguayos que los productores han recogido este año. "La cosecha ha sido un desastre" sobre todo en los alrededores de Aragón y Cataluña, advierten los mayoristas de frutas y hortalizas congregados en la feria Fruit Attraction, celebrada en Ifema (Madrid). Culpan al calor extremo y al bajón en el termómetro durante cuatro o cinco días en verano, cuando los árboles estaban en plena floración.

"La fruta ha salido, pero más pequeña y de peor calidad. Al menos 40 millones de toneladas se han tirado a la basura", advierte Ricardo Soria (Frutas Olivar). Una bajada brusca de las temperaturas puede frenar el crecimiento de los frutos, dejándolos con un tamaño poco atractivo. Eso sin contar con los efectos de las tormentas y los vendavales en primavera, cuando las ciruelas, nectarinas o albaricoques son minúsculos y, por tanto, vulnerables al movimiento de las hojas.



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Pese a ser resistentes, los paraguayos también están sufriendo los efectos del cambio climático.


No tienen por qué caer al suelo, pero el vaivén va rozándolos hasta causarles cicatrices. "Cuando su imagen está estropeada, es imposible introducirlos en el mercado. Entre el 30% y el 40% de la fruta de hueso no se ha podido comercializar por su aspecto", explica el responsable de Frutas de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA). Antonio Moreno también pone el acento en las elevadas temperaturas.

Los inviernos son muy cortos, los otoños parecen veranos y las cosechas se adelantan o retrasan por ese motivo. "Si no hay acumulación de frío, tenemos alteraciones en la producción". Es lo que pasa con los melocotones y los albaricoques en Murcia. Esta dinámica hace que se solapen algunas campañas productoras, generando tensiones en los mercados. Es lo que ha ocurrido con el melón en Murcia y Castilla-La Mancha o con las uvas, sostienen los servicios técnicos de ASAJA.

Aunque su imagen deja mucho que desear, la producción de melocotones ha subido un 7,6% en España respecto a la campaña del año pasado. Lo mismo ocurre con las nectarinas (+11,3%) y los albaricoques (+6,8%), entre otras frutas de hueso. Son datos del Ministerio de Agricultura, actualizados a 31 de agosto de 2017.

Los productores pierden dinero
La bajada de precios intriga a los productores, ya en apuros para cubrir los costes de producción. Moreno no recuerda un año tan malo como este en términos de rentabilidad, pese a que las ventas y las exportaciones siguen creciendo. Frutas Olivar pone el ejemplo de los paraguayos: un kilo cuesta 18 céntimos cuando el coste de producirlo es de 30 céntimos.



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La belleza está en el interior.. y en el exterior.


Al mal aspecto de la fruta se suma el excedente de producción en Europa, otro factor que tira a la baja los precios. Además, "en la primera etapa de la campaña hubo una especulación brutal ante el posible escenario de que sobrara fruta", denuncia UPA. El veto ruso a los productos europeos ha hecho que buena parte de la fruta se quede aquí, y el mercado no es capaz de absorberla toda.

"Es una pena, porque los frutos con una imagen deteriorada van a la basura aunque estén sabrosos y en perfectas condiciones para comer"

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) cree que falta educación entre los consumidores. "El estrés hídrico hace que la fruta se quede más 'chica' pero mejora su sabor, y eso la gente no lo sabe", matiza Andrés Góngora, responsable de Frutas y Hortalizas en esta asociación. "Es una pena, porque los frutos con una imagen deteriorada se destruyen aunque estén en perfectas condiciones para comer", añade Moreno. COAG deja claro que los golpes de calor castigan sobre todo a las hortalizas, mucho más delicadas. El calabacín, el pepino o la lechuga son los principales perjudicados en regiones como Alicante, Murcia o Almería.

¿Qué otros cultivos se han visto afectados por el clima? El calor extremo de Extremadura, Almería y Murcia se ha cebado con las nueces debido a su mala floración en julio, señalan desde el mayorista de hortalizas Grupo Guerrero. Las lluvias repentinas en septiembre perjudicaron la cosecha de cítricos en la zona del Corredor Mediterráneo, añaden desde el especialista en tratamiento de frutas Decco. Incluso las cebollas de Castilla-La Mancha se han visto afectadas por las tormentas de pedrisco y los más de 40 grados registrados a finales de año, según el productor y comercializador Quality Onions.



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La mosca de la fruta hace la vida imposible a las naranjas cuando hace calor.


Los bichos cercan a las naranjas
La distribuidora Fontestad advierte de que las plagas se están alargando con el calor. "Aunque las frutas estén maduras por dentro, por fuera no lo están. Tendremos problemas pronto si las lluvias no llegan", argumentan desde la compañía. Eso sin contar con los efectos en el consumo: no apetece tanto tomar naranjas, mandarinas o limones sin frío.

Los cítricos "necesitan algo de fresco por las noches para coger un color interesante", explica Moreno tras ratificar que la 'ceratitis capitata' (conocida como mosca de la fruta) está detrás de las naranjas podridas, con picotazos o marcas en la corteza. Mientras no llegue el frío, este simpático 'bichito' seguirá haciendo de las suyas.

https://www.elconfidencial.com/econ...-melocotones-albaricoques-paraguayos_1464264/
 
Miedo al entierro de la sardina ibérica
Portugal y España negocian la restricción de capturas ante la alerta de los científicos por la extinción de la especie

JAVIER MARTÍN DEL BARRIO
Lisboa 30 OCT 2017 - 09:51 CET
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Sardinas frescas en un mercado GETTY IMAGES


La península ibérica tiene en peligro de extinción a los dos animales que simbolizan sus países, el toro (España) y la sardina (Portugal). Símbolos de las fiestas populares, mientras el cuadrúpedo apenas afecta a la dieta alimenticia mediterránea, el pez no falta en la mesa portuguesa. Portugal, el mayor consumidor de pescado de la Unión Europea, corre el riesgo de quedarse sin su manjar predilecto.

Dona Ceucinha tiene los ojos achinados y no porque venga del más allá, sino por las décadas cocinando entre el humo. Se encarga de las brasas en el restaurante lisboeta Último Porto; entre contenedores de la estiba al pie de río, de su parrilla salen asadas las mejores sardinas de la ciudad. Como, de momento, las sardinas no se crían en piscifactoría, Dona Ceucinha no lo sabe pero se puede quedar el próximo año sin el pez que simboliza la ciudad.

El Consejo Internacional para la Exploración Del Mar (ICES) ha aconsejado a la Comisión Europea que se ponga fin a la captura de la sardina en aguas del Atlántico y del Cantábrico, es decir, la sardina ibérica. El organismo científico asegura que solo el parón absoluto de la captura permitirá regenerar la especie; según sus datos, los planes de reducción de capturas no han tenido éxito. Para Portugal —y en menor medida para España— la noticia es dramática.

La restricción es un problema ibérico más que europeo. En el volumen total de los caladeros continentales esta especie solo supone el 4% de las capturas; por tanto van a ser los dos países ibéricos quienes se autoimpongan sus propios límites. Esta semana se reunirán autoridades de ambos países para consensuar medidas conjuntas.

La ministra portuguesa del Mar, Ana Paula Vitorino, ya ha garantizado a pescadores y consumidores que no seguirá los consejos del CIES, al menos no en la prohibición absoluta de la captura de la sardina y menos para 15 años. Pero sí va a actuar: “Por primera vez Portugal va a delimitar en sus aguas zonas de no captura de sardina. Probablemente se prohibirá la pesca en los caladeros de la zona centro del país y en la zona norte, las zonas más importantes para la reproducción de la especie”, anunció el miércoles en la Conferencia sobre El Valor de los Océanos que se celebra en Lisboa, pero el viernes, tras reunirse con los pescadores, dio marcha atrás. Se pescará por cualquier parte, aunque se reducirán los días semanales de captura, sobre todo en marzo y abril.

Portugal es el primer consumidor de pescado de la UE y el tercero del mundo tras Islandia y Japón. El portugués come 55 kilos anuales, frente a los 46,2 del segundo, el español, y más del doble que la media de la UE (25,5% kilos), según datos de Eurostat. De media, el portugués se gasta al año 311 euros en pescado, tres veces la media europea; el español, 216 euros. Y la sardina es el pez preferido en Portugal y el segundo en España, después de la merluza, según recoge el Observatorio Europeo de Productos de Pesca.

Aunque en el exterior se identifique a Portugal con el bacalao, la sardina es el primer pescado fresco y el símbolo de su capital. Las verbenas de san Antonio, patrón de Lisboa, van unidas a las parrilladas de sardinas en la calle. Se calcula que en ese mes de junio se consumen 13 sardinas por segundo y todas salvajes. La sardina no sale de piscifactorías ni llega de los mares del norte como el bacalao; se pesca en aguas propias, de ahí también la identificación con el país.

El estudio del CIES no es vinculante para el Consejo de Europa, aunque se suelen seguir sus recomendaciones. Bruselas ha advertido que no prohibirá la captura, pero que los países ibéricos deben tomarse en serio la advertencia del ICES.

El Gobierno portugués propone reducir la captura de la sardina a 14.000 toneladas; la Asociación de pescadores de Cerco, que son los que se dedican a esta captura, le gustaría que fueran 24.650. El pasado año se pescaron 17.000 según la ministra portuguesa, una minucia si se comparan con las 200.000 toneladas de hace 30 años.

“Debemos hallar un punto de equilibrio entre la sustentabilidad de los bancos y las comunidades pesqueras para aceptar las recomendaciones del Consejo Internacional de Exploración del Mar”, explica Vitorino. “En el caso de la sardina la virtud no está en los extremos; ni en el fin total de las capturas ni en pescar millones de peces”.


Límites por calendario o zona
El gremio de pescadores prefiere que haya restricciones de calendario antes que geográficas. “La virtud está en el medio”, insiste la ministra, “que quedaría lejos de lo que gustaría a los pescadores y un poco por encima de lo que dicen las organizaciones no gubernamentales”.

Humberto Jorge, presidente de la Organización de Productores y de Cerco, pide antes que nada reunirse con el sector español para adoptar una postura conjunta. “No tiene sentido que Portugal apruebe medidas excepcionales sin una coordinación con España. Será más eficaz tomar medidas comunes y aplicadas a la vez que estar definiendo áreas y calendarios unilaterales de prohibición”. El representante de los pescadores es más partidario de prohibiciones “en tiempo real y durante el tiempo necesario cuando se detecten áreas de juveniles”.

Esta semana, autoridades de Portugal y España se sentarán para negociar medidas conjuntas con un denominador común, restricciones. Tras reunirse con el gremio, la ministra Vitorino planteará una reducción de los días semanales de pesca, congelación de licencias y de permisos para aumentar el tamaño de los barcos, prohibir la sardina de menos de 13 centímetros, limitar la captura diaria por barco a 0,5 toneladas (hoy puede llegar a 3,7 toneladas), prohibir la pesca a menos de 20 metros de profundidas y a menos de un cuarto de milla de la costa. Los acuerdos deben de ser entre las flotas de los dos países para que tengan alguna eficacia.

Aparte de la restricción o prohibición, organizaciones dedicadas a la sostenibilidad del mar ven parte de la solución en la diversificación del consumo, en un cambio de costumbres; que otras especies, como la caballa y el carapau, ocupen el lugar de la sardina en las verbenas. Al fin y al cabo, la popularidad histórica de la sardina se basaba en su bajo precio, pero ahora, cuando llega junio, la sardina portuguesa sale a precio de merluza española (bueno, de Namibia).

https://elpais.com/economia/2017/10/27/actualidad/1509105761_857963.html
 
Transporte sostenible
El atasco en el suministro de litio frena al coche eléctrico
Por
José Ángel Plaza López
Se necesitan nuevos métodos para extraer y procesar de manera más rápida, barata, eficiente y ecológica el metal con el que se fabrican las baterías de estos vehículos

2 NOV 2017 - 09:56 CET

Una vez que despidamos para siempre al combustible fósil, la nueva energía destinada a poner en marcha nuestros coches será el petróleo blanco, sobrenombre por el que se conoce al litio. Este metal blando y pegajoso se utiliza para fabricar baterías de iones de litio o Li-Ion que no sólo están presentes en todo tipo de dispositivos móviles como smartphones, tabletas y ordenadores portátiles, sino que actualmente son una de las mejores opciones para alimentar vehículos eléctricos debido al “alto rendimiento proporcionado tanto por su densidad energética como por sus ciclos de carga”, según Arturo Pérez de Lucia, director de AEDIVE, la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico. Tampoco hay que olvidar que estos componentes cuentan con una segunda vida útil en el almacenamiento energético cuando han dejado de servir al sector de la automoción, pues conservan en torno al 80% de su capacidad, y que además pueden reciclarse una vez que sus ciclos llegan a su fin.

Aun así, De Lucia matiza que las baterías de Li-Ion todavía no han mostrado todo su potencial y les hace falta un 40% más de desarrollo con el que mejorarán algunas de las prestaciones que ofrecen, como la autonomía y los tiempos de recarga. De la misma opinión se muestra Carlos Arribas, responsable de Residuos de Ecologistas en Acción, que a día de hoy considera “absolutamente inviable” convertir toda la flota de coches de combustión en modelos puramente eléctricos (aparcando a un lado los híbridos) debido no sólo a esa insuficiente autonomía, sino también a los problemas sociales, medioambientales y de salud que en ciertos lugares del mundo provoca la extracción de otros materiales necesarios para producir esas baterías, sobre todo grafito y cobalto.


Los vehículos eléctricos son el futuro. Son limpios, divertidos de conducir y pueden funcionar con energía renovable de bajo coste, pero tienen un enorme apetito que sólo se sacia con el litio: pueden convertirse en una tecnología dominante siempre que se realicen inversiones serias en la extracción de este metal"

David Snydacker, CEO de la startup de San Francisco Lilac Solutions

Queda claro que la investigación en esta tecnología no puede detenerse ahora que se acerca su asentamiento definitivo en las cadenas de montaje de automóviles. Para concretar más, podemos recurrir a los datos que maneja Joe Lowry, un analista estadounidense que se ha ganado el apodo de Mister Lithium y que preside la consultora Global Lithium LLC, especializada en asesorar a todos los agentes involucrados en el negocio del litio. Según Lowry, en 2025 los coches eléctricos representarán el 5% del mercado mundial de vehículos, pero para que el sector automovilístico pueda hacer frente a esa fabricación es necesario invertir unos 6.000 millones de dólares en el suministro de este elemento de aquí a 2020. Para ese mismo año, Tesla confía en que su Gigafactory de Nevada, inaugurada en julio de 2016, ya esté produciendo anualmente 500.000 baterías de Li-Ion para automóviles.

cerca de 40 millones de toneladas. Pero lo que sí puede desacelerar el ritmo de fabricación de las baterías para estos automóviles son los cuellos de botella en la cadena de distribución del litio. David Snydacker, CEO de la startup de San Francisco Lilac Solutions, comenta a EL PAÍS RETINA que los fabricantes de baterías y automóviles buscan cerrar contratos a largo plazo para el suministro de litio, pero este abastecimiento se está ralentizando debido a la complejidad de construir estanques de evaporación en partes remotas de América del Sur para seguir obteniendo este metal, lo que además redunda en subidas de precio.

La extracción de litio se centra en El Triángulo del Litio, una zona que abarca salares de Bolivia, Chile y Argentina y que concentra el 85% de las reservas mundiales

Históricamente, la extracción se ha centrado en lo que se conoce como El Triángulo del Litio, una zona que abarca salares de Bolivia, Chile y Argentina y que concentra el 85% de las reservas mundiales de este elemento. Pero su procesamiento requiere de esos enormes y costosos estanques de evaporación que acaban dejando cicatrices en el paisaje. Además, mediante este método, que puede alargarse hasta dos años, finalmente sólo se consigue aprovechar el 40% del litio disponible en los depósitos.

¿Y si los coches piden algo más que Li-Ion?


Según Arturo Pérez de Lucia, director de AEDIVE, en un futuro las baterías de Li-Ion convivirán con otras tecnologías pensadas para alimentar al vehículo eléctrico. Entre las más innovadoras, destacan estas dos:


Metal-aire: ofrece precios más competitivos e importantes densidades energéticas, muy por encima del Li-Ion en cuanto a prestaciones de autonomía, pero tiene un reto a superar en lo que respecta a los ciclos de carga. Al igual que las de iones de litio, estas baterías son altamente reciclables.


Electrolito sólido: cada vez se registran más patentes relacionadas con baterías para coches basadas en electrolito sólido con la promesa de ofrecer desde una mayor densidad energética y tiempos de recarga más cortos hasta una mayor seguridad porque se calientan menos.

Consciente de estas limitaciones, en 2015 Snydacker ideó una tecnología basada en el intercambio de iones que permite extraer litio sin necesidad de desplegar estanques de evaporación, lo cual promete distintas ventajas: se limita el impacto medioambiental; se reduce el tiempo de procesamiento de dos años a 24 horas; se amplía hasta en un 80% la cantidad de litio que consigue aprovecharse de cada depósito; se abarata y agiliza el suministro; y se expande el alcance de los recursos explotables hasta otros lugares del planeta.

“En Estados Unidos y Canadá, por ejemplo, existen recursos salinos masivos sin explotar que con nuestra tecnología podrían comenzar a producir litio de una manera más rápida, barata, eficiente y ecológica”, asegura Snydacker. De hecho, su compañía ya está trabajando con sendos clientes en esos dos países con la idea de poner en marcha grandes proyectos pilotos entre 2018 y 2019 que darían paso a un despliegue comercial del método de Lilac Solutions en 2020. De momento, la startup sigue recaudando fondos de inversores individuales para poder contratar a más ingenieros y optimizar su propuesta. Asimismo, Lilac está inmersa en una ampliación de su base de clientes con los que estudiar nuevos proyectos de procesamiento de litio en todo el mundo.


“Los vehículos eléctricos son el futuro. Son limpios, divertidos de conducir y pueden funcionar con energía renovable de bajo coste, pero tienen un enorme apetito que sólo se sacia con el litio, así que pueden convertirse en una tecnología dominante en la próxima década siempre y cuando se realicen inversiones serias en la extracción de este metal”, sentencia Snydacker.


https://retina.elpais.com/retina/2017/11/02/tendencias/1509605715_162875.html
 
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