Colección de joyas, que no son las "de pasar", de Doña Sofía y de las infantas Elena y Cristina

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Tantos ojitos dan a pensar que Doña Sofía tiene una persona deseandole lo peor.., y lo sabe......:D:D:D
 
voy a salirme un momentito del tema, pero la verdad es que para no haber pegado palo al agua en su vida (hablando de trabajo físico se entiende, del otro no comento) tanto sofía como sus hijas tienen las manos bastante feas.

por lo demás me estoy quedando sorprendida de todas las joyas que tiene la emérita.

a ver, que son muchos años y que cualquiera de nosotras si nos ponemos a recapitular lo mismo tb tenemos una buena colección. la diferencia es que, por lo menos yo, joyas joyas de valor poca o ninguna
 
voy a salirme un momentito del tema, pero la verdad es que para no haber pegado palo al agua en su vida (hablando de trabajo físico se entiende, del otro no comento) tanto sofía como sus hijas tienen las manos bastante feas.

por lo demás me estoy quedando sorprendida de todas las joyas que tiene la emérita.

a ver, que son muchos años y que cualquiera de nosotras si nos ponemos a recapitular lo mismo tb tenemos una buena colección. la diferencia es que, por lo menos yo, joyas joyas de valor poca o ninguna



Nunca me he fijado en las manos de Elena y Cris, es de pura logica que Sofia con 80 años tenga las manos feas, y respecto a sus hijas ambas pasan de los 50 años, no son unas jovencitas, pero con los años las manos se van afeando.
 
Mil gracias @Princess Kate

En verdad, una puede pulir más o menos su estilo pero viendo las fotos para mí es indudable que elegante se nace y no tiene nada que ver ni con el dinero, ni con ser guapa ni con cumplir los cánones impuestos de belleza.

A pesar de los años pasados y del cambio de las modas, ahí están doña Sofía y la Infanta Elena.

Y es reiterativo pero...el pelo estilístico de la dehesa letiziera, no hay lija que lo elimine. Baratiza todo lo que se pone. Es increíble.
 
Off Topic
Joya que no es de pasar, no es de la Corona.

Corona de Nuestra Señora De Atocha

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Isabel II, hija de Fernando VII y de María Cristina, fue proclamada Reina al alcanzar la mayoría de edad en 1844. Al igual que a su madre siempre le gustaron las joyas y reunió una importante colección. Los diseños de las piezas que lucía eran aparatosos y siempre llevaban engastados piedras de gran tamaño.

Fiel a la tradición de la Corona española, tras el natalicio de la princesa Isabel, la Reina acudió el 2 de febrero de 1852 a visitar la Real Capilla de Atocha, en señal de gratitud por el feliz acontecimiento y para presentar a la Virgen a la recién nacida. En el trayecto, en la Galería del Palacio Real el cura Martín Merino se abalanzó sobre la Reina y le asestó una puñalada que pudo ser mortal, de no desviarse la hoja del cuchillo al chocar con las ballenas del corsé de la soberana. Doblemente agradecida, la reina ofreció como exvoto a la Virgen las joyas que lucía ese día, actuando como donante el conde de Pinohermoso, mayordomo mayor de la Reina.

Las joyas realizadas por el platero de oro y diamantista Narciso Práxedes Soria fueron: una corona de plata dorada para la Virgen y otra más pequeña para el Niño, un rostrillo y un halo o resplandor, todo ello guarnecido con brillantes y topacios del Brasil. Además realizó un ramo de brillantes montados en plata y un broche de pecho de brillantes montados en oro con esmaltes verdes, actualmente desaparecidos. En el trabajo, a Narciso Soria le debió ayudar su hijo Ildefonso y otro de los oficiales de su obrador, Manuel de Diego Elvira.

La corona de la Virgen y la del Niño tienen el mismo diseño. El aro distribuido en tres franjas se remata con una crestería de hojas de trébol, de la que parten seis imperiales que se unen en el centro sirviendo de soporte a la bola rematada por la cruz. Las coronas están realizadas en plata dorada cuajada de brillantes y topacios del Brasil, engastados al aire.

El halo o resplandor está guarnecido en su cerco por diecinueve topacios montados al aire unidos entre sí por un motivo vegetal cuajado de brillantes. De él parten los rayos de plata dorada interrumpidos a intervalos por otros cuajados de brillantes. Se remata con una cruz formada por once topacios rodeados de brillantes. El rostrillo de diseño vegetal luce también en el marco grandes topacios alternando con brillantes sobre todo en el copete, de perfil triangular y en la parte inferior.

Narciso Práxedes Soria nació en Madrid en 1786. Era hijo de Narciso Severo Soria (1755-1834). Comenzó su labor profesional durante el reinado de Fernando VII. El 8 de marzo de 1843 recibió el encargo de fabricar dos aderezos de brillantes y topacios del Brasil para la reina y para su hermana, la infanta Luisa Fernanda. Los aderezos estaban compuestos de collar, pendientes y alfiler. El de la reina llevaba 479 brillantes y 18 topacios. Este pequeño aderezo pudo ser ampliado y enriquecido años más tarde por el platero, y tal vez utilizado por la reina el día que acudió a la basílica de Atocha.

Bibliografía:
F. A. Martín: “Joyeros y diamantistas reales en las colecciones del Patrimonio Nacional”. Reales Sitios, nº 71, Madrid, 1982, pp.37-42
F. A. Martín: ficha del catálogo La joyería española de Felipe II a Alfonso XIII en los museos estatales. Madrid, 1998, p. 190.
A. Aranda Huete: “Panorama de la joyería española durante el reinado de Isabel II. Revista Camón Aznar, LXVIII, nº Zaragoza, 199, pp. 5-23



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Dimensiones:
16 cm alto; 14 cm diámetro (corona de la Virgen);
8,5 cm alto; 6,5 cm diámetro (corona Niño);
60 cm alto; 56 cm diámetro (halo);
25 x 15 cm (rostrillo)

Colección:


Isabel II

Localización:

Palacio Real de Madrid

Número de inventario:

10012265, 10012266, 10012267 y 10012268
 
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