EL PAÍS
JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ - JAN MARTÍNEZ AHRENS
Madrid - 28 SEPT 1995 - 00:00 CET
Fernando Perdices, de 30 años y uno de los supuestos integrantes de la ultraderecha madrileña, admitió ayer ante la juez que conoció al cabeza rapada que dejó una grabación en la que se sostiene que Susana Ruiz fue asesinada. Pese a este reconocimiento, que confirma parte de la citada confesión, Perdices, redactor jefe del periódico El Porvenir, negó toda implicación en la extraña muerte de Susana, cuyo cadáver fue descubierto en 1993 en un descampado de Vicálvaro.
Perdices fue el único de los tres citados que acudió ayer a la plaza de Castilla para prestar declaración. Los otros dos testigos -Ramón R. y Javier M.- no comparecieron y volverán a ser citados. Perdices indicó que no había recibido la citación judicial, y que había acudido a testificar porque había leído en la prensa (ver EL PAÍS de ayer) que debía declarar. Estos tres testigos -junto con Carlos Rodrigo Ruiz de Castro, quien se suicidó en enero de este año de un tiro en la cabeza-, figuran en la grabación que dejó hace, nueve meses el arrepentido José Ramón Orellana, de 22 años. En la cinta se les relaciona con el grupo neonazi Bases Autónomas, del que Ruiz de Castro fue uno de los cabecillas.
Tras grabar la cinta, el rapado huyó de casa por temor a que le matasen sus antiguos compañeros, quienes, según él, le enviaron el siguiente anónimo: "Estás muerto; vas a morir, y si aprecias a tu hermana, ten cuidado, porque lo que sepas, no nos importa". Desde entonces, Orellana está en paradero desconocido.
La Audiencia de Madrid ordenó reabrir, el caso de Susana en julio pasado tras oír el contenido de la cinta magnetofónica. Perdices, que llegó trajeado al juzgado confirmó la veracidad de algunos pasajes de la grabación, pero se mostró rotundo al afirmar que no conoció a Susana ni tuvo relación alguna con su muerte, indicaron ayer fuentes jurídicas.
En la grabación (cuyo contenido íntegro fue adelantado por EL PAÍS el pasado 30 de mayo), el rapado detalla actividades del grupúsculo neonazi Bases Autónomas, al que dijo haber pertenecido y cuya jefatura atribuyó a Perdices. En un pasaje de la cinta, dice lo siguiente: "(...) Entonces el jefe, Fernando Perdices, se pone mu nervioso, eh, que es el jefe de Bases Autónomas; repito, es el jefe de Bases Autónomas, que está en la calle Fuencarral su edificio, al lado del Corte Inglés; eh, por Sol, por la Puerta del Sol; este señor, eh, le empieza a indicar a mi jefe, a Ramón, que puedo ser un estorbo porque...".
Perdices negó ayer a la juez su pertenencia a esa organización clandestina. También explicó que conoció al autor de la cinta en la Universidad, cuando pegaba con él carteles del grupo denominado Área Inconformista, precisamente la editora del periódico ultraderechista El Porvenir.
Un supuesto 'ultra' ratifica parte de la grabación del 'rapado' sobre Susana
JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ - JAN MARTÍNEZ AHRENS
Madrid - 28 SEPT 1995 - 00:00 CET
Fernando Perdices, de 30 años y uno de los supuestos integrantes de la ultraderecha madrileña, admitió ayer ante la juez que conoció al cabeza rapada que dejó una grabación en la que se sostiene que Susana Ruiz fue asesinada. Pese a este reconocimiento, que confirma parte de la citada confesión, Perdices, redactor jefe del periódico El Porvenir, negó toda implicación en la extraña muerte de Susana, cuyo cadáver fue descubierto en 1993 en un descampado de Vicálvaro.
Perdices fue el único de los tres citados que acudió ayer a la plaza de Castilla para prestar declaración. Los otros dos testigos -Ramón R. y Javier M.- no comparecieron y volverán a ser citados. Perdices indicó que no había recibido la citación judicial, y que había acudido a testificar porque había leído en la prensa (ver EL PAÍS de ayer) que debía declarar. Estos tres testigos -junto con Carlos Rodrigo Ruiz de Castro, quien se suicidó en enero de este año de un tiro en la cabeza-, figuran en la grabación que dejó hace, nueve meses el arrepentido José Ramón Orellana, de 22 años. En la cinta se les relaciona con el grupo neonazi Bases Autónomas, del que Ruiz de Castro fue uno de los cabecillas.
Tras grabar la cinta, el rapado huyó de casa por temor a que le matasen sus antiguos compañeros, quienes, según él, le enviaron el siguiente anónimo: "Estás muerto; vas a morir, y si aprecias a tu hermana, ten cuidado, porque lo que sepas, no nos importa". Desde entonces, Orellana está en paradero desconocido.
La Audiencia de Madrid ordenó reabrir, el caso de Susana en julio pasado tras oír el contenido de la cinta magnetofónica. Perdices, que llegó trajeado al juzgado confirmó la veracidad de algunos pasajes de la grabación, pero se mostró rotundo al afirmar que no conoció a Susana ni tuvo relación alguna con su muerte, indicaron ayer fuentes jurídicas.
En la grabación (cuyo contenido íntegro fue adelantado por EL PAÍS el pasado 30 de mayo), el rapado detalla actividades del grupúsculo neonazi Bases Autónomas, al que dijo haber pertenecido y cuya jefatura atribuyó a Perdices. En un pasaje de la cinta, dice lo siguiente: "(...) Entonces el jefe, Fernando Perdices, se pone mu nervioso, eh, que es el jefe de Bases Autónomas; repito, es el jefe de Bases Autónomas, que está en la calle Fuencarral su edificio, al lado del Corte Inglés; eh, por Sol, por la Puerta del Sol; este señor, eh, le empieza a indicar a mi jefe, a Ramón, que puedo ser un estorbo porque...".
Perdices negó ayer a la juez su pertenencia a esa organización clandestina. También explicó que conoció al autor de la cinta en la Universidad, cuando pegaba con él carteles del grupo denominado Área Inconformista, precisamente la editora del periódico ultraderechista El Porvenir.