Bernardo Montoya no es nuevo en prisión. Estuvo, en total, 17 años por asesinar a una anciana y por intentar violar a una joven en Cortegana (Huelva). Es decir, se conoce todas las rutinas y se siente como en casa. No desprecia nada, no se extraña ante ningún comportamiento y asume lo que le toca vivir. Eso sí, también juega sus cartas para vivir lo mejor posible. En Nochebuena, por ejemplo, disfrutando de la cena. En prisión, los reclusos tomaron gambas y ternera. Él se lo comió todo. No dejó nada. Pese a declararse autor confeso de Laura Luelmo, no ha perdido el apetito
Gambas y cordero: ¿por qué no, una copita de arsénico?
Gambas y cordero: ¿por qué no, una copita de arsénico?