En casa de Svetlana.

Igualmente querida Patt.
¿Lo de Adara y el italiano va en serio o es guión telecinquero?

Pues ahí estamos, que parece una mezcla de todo.
Cualquiera se lo cree, pero ayer el marido llorando en una gala difícil de inventar.
Un esperpento que ni Valle Inclán!!
Necesitamos un buen meneaíto y juntarnos, que andamos despendoladas!
Feliz día:kiss:
 
sí, del minutado:

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4.25 Gianmarco y Adara vuelven a las andadas: miradas cómplices, silencios largos, sonrisas de enamoramiento y algunos cumplidos. Gianmarco dice que está feliz porque en la casa está con las dos personas que más quiere: Joao y Adara. "Qué mono", reacciona ella. Luego hablan de planes de futuro. Él la invita a que vaya a Italia a verle y ella le recuerda que le hizo la promesa de verse en Madrid por navidades. Después el italiano se pone en modus italian lover a susurrar cosas como:"Eres lo más importante para mí aquí" con mirada penetrante.

4.35 En el baño Castejón canta una canción con una letra en la que habla de su vieja mascota bunki. "Ese bunki viene ya para aquí..resucita y es por ti y por mí. Si te gusta, estás contento, si te jode, ya lo siento". Así una y otra vez mientras baila, corre de un sitio a otro y lanza votos "a todo el mundo que ha votado" para que se quede.

4.55 Hugo habla solo y suelta la siguiente soflama para sus seguidores:"Esta casa está llena de cobardes y pelotas. Se justifican porque están cortados por el mismo sastre. Yo rompo la convivencia porque digo las verdades según las siento. Al que es desleal se lo digo, al que es pelota también se lo digo. Yo soy rebelde...He venido con el objetivo de estar más tranquilo, de decir las cosas de una manera más digerible para la gente, pero no voy a renunciar a mí esencia...espero que todos vosotros os identifiquéis con esos valores porque esas situaciones se dan en diferentes ámbitos de nuestra vida. Y votando aquí por el sí a la rebeldía y sí a la sinceridad y no al peloteo lo estamos de alguna manera expulsando un poco de nuestras vidas....Esto me lo cuento a mí mismo y a quién esté viendo el 24 horas le meto esta chapa. Sé que la mayoría pensáis que es un sinsentido, pero me tengo que desahogar porque estoy muy solo".

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5.00 "No sé qué es más triste, no tener con quién ahogar tus penas o no tener con quién celebrar tus victorias", con esta reflexión de Hugo hablando solo me despido hasta mañana. Buenas madrugadas.
Pobre Hugo..:( Adara ha hecho daño en una noche a dos personas que se llaman igual. Ha pasado de Hugo por irse con el ganster, que decepcion(n)
 
Entramos ya en la segunda temporada de KARA DURA..
Para las primas, arbusteras, Svetlaners que no la han seguido un rápido resumen.Si te gustó KARA Sevda, la serie turca de éxito internar nacional, ahora llega el éxito internacional de Mierdaset:KARA DURA..
Los prontas son Sofi y Cantinflas, una joven pareja enamorada, el es un pobre jornalero del bardosín, especialista en el bardosín en la terraza del piso nuevo de Anduja, lo han echado de la casa Svetlaner(aun no sabemos porqué..) y su novia le reprocha sus continuos flirteo con Smirnoff, el muy servicial camarero de Svetlana, con nuestros amados sustitutos :rolleyes:,, con Ella, y... Y si se descuida hasta con la rana Gustavo.. Su novia Sofi lo ha visto todo desde el arbusto oculta, ella ha sufrido y llorado mucho,, decidida va a pedirle explicaciones, a cantarle las 40 y las 50,60,70..pero el dice que "solo es amistad"...
El amor vence a las dudas, pero el debe irse de la casa y ella se queda sola y triste..
Le pregunta alguien que pasaba por allí si le ha aclarado algo las explicaciones de su novio y la chica contesta:
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"Yo sabía que esto me iba a pasar.. Lo he visto y me he venido abajo.. Sabía que me lo iba a justificar todo el tiempo.. No me convence eso de la amistad..
Lloro.. Puff. No sé por qué lloro.."
....Sigue sola, triste...
La malvada madrastra quiere destruir ese amor y le dice al predicador y terapeuta de parejas:
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" Sofi ha estado blanda, se ha venido abajo, se ha derretido..
Sofi tiene que estar SOLAAA, SO-LA SOOOO LAAAAA!!! "
Pero el destino tiene otros planes.. Empieza la segunda temporada de KARA DURA.. KARA DURA - KARA SETA..
 
buenas noches, forerillas intrépidas:sneaky:

Espero que hayáis pasado un día estupending, hoy tocaba ver un clásico de este día: "Don Juan Tenorio".
Os lo dejo aquí por si os apetece. Lo busqué en teatro, pero al ver esta versión con el gran Paco Rabal haciendo de Don Juan no me he resistido, es de 1966.

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La podéis ver pinchando el enlace:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/estudio-1/estudio-1-don-juan-tenorio/1449057/



TVE ofrece la reposición realizada en 1966 de la obra de Jose Zorrilla. Con Concha Velasco, Paco Rabal, Fernando Guillén y Juanjo Menéndez en el reparto.
Don Juan Tenorio llega a Sevilla después de varios años para contraer matrinomio con Doña Inés de Ulloa, hija del Comendador Don Gonzalo. Acude a la cita que tiene con Don Luis Megia en la Hostería del Laurel, para comprobar cual de los dos ha logrado más conquistas en sus andanzas durante los años anteriores. Ambos ignoran que entre los que se encuentran presenciando el resultado de la apuesta, están Don Diego, padre de Don Juan y el Comendador. Debido a lo que escuchan, Don Gonzalo rompe su compromiso de casar a su hija con Don Juan y éste promete arrebatársela. Don Diego reniega de su hijo. En la trama Don Juan mata a Don Luis y a Don Gonzalo, ultraja a Doña Ana de Pantoja, prometida del propio Don Luis, y seduce a Doña Inés que, no obstante, ha conquistado el corazón de Don Juan y, después de muerta, conducirá al burlador hacia la salvación.
 
Mientras tanto en Guadalix se supone que han hecho alguna fiesta de El Tenorio, les han dado ropa, Adarius debía hacer de Doña Inés y Castigón de Don Juan, alguna declamación.
Del minutado:

20.52 Les han dado disfraces y chucherías para la fiesta que aún no pueden tocar. En las camas Antonio David sigue taciturno y Mila con el ordenador mira también al vacío.

20.57 Alba entra y les dice que habrá huesos de santo y buñuelos en la fiesta y Mila suelta: “de put* madre, dile que se los coma él….”. No especifica más y no hace falta.

20.59 Sale Mila y ha entrado Gianmarco en el cuarto con una capa puesta de la fiesta y le pregunta A. David cómo se encuentra y él le cuenta sus dolores. Le pregunta al italiano si la capa que lleva puesta es de “Don Juan Tenorio”. Me quito el sombrero ante ti Antonio, magistral.

21.03 Entra Mila de nuevo despotricando sobre la fiesta y eso que ahora suena “The Cure” de fondo que es calmadito y tranquilo.


Por fin empiezan a hablar de las voces de esta tarde. Mila dice que estaba alterada con un ataque de ansiedad que le provocó Hugo y que cuando salió del confe y le vio hablar tranquilamente con él le pareció una “complicidad con el enemigo”, “mi depredador”. El colegueo le ha matado.

21.09 Antonio David dice que Mila ha sido “cruel” con él. Hoy es el día del aniversario de la muerte de su padre y en el jardín solo le contó su proyecto de negocios para después del concurso. Mila le repite varias veces que no quiere saber de que han hablado pero él se revuelve y dice que ha usado esta conversación a su favor para promocionarse.

Nada de colegueo, solo auto-promoción.

21.13 A. David le dice que Mila ha puesto a las niñas contra él pero ella dice que no le hablan por que él ha nominado a Alba. Aunque el malagueño cree que lo ha aclarado con ellas Mila le cuenta que están revisando la jugada y les salen las cuentas mal a día de hoy.

Mila: “Te vas a arrepentir de haberme dicho” eres cruel conmigo. A. David se lo toma como una amenaza a futuro.

20.17 Mila entra en su cuarto con toda la intención de pasar de la fiesta y esta vez Gianmarco le pregunta que tal. Ella está quemada y dolorida de la espalda. Dice que ya “huele a final y a maletín”. El italiano le acompaña un poco y recuerdan la fiesta de la uva. Mila dice que es cómo al principio y solo verle le produce mala reacción.

20.21 A. David entra de nuevo e insiste en que en esta casa todos hablan con Hugo pero ella le dice que él no es cualquiera y le importa más que los demás. Mila le trata como a un amigo de verdad, no como el resto de la casa. Ella dice que lo quiero aclarar en persona cuando esté más calmada.

Mila le hace insinuaciones y A. David dice que ya ha entendido por fin lo que quiere decir. Yo si que no entiendo nada.

20.24 Mila le pregunta “¿Confías en mí?”. “Siempre” le responde entre lágrimas el malagueño. Insiste que le “ha vendido su proyecto” de negocio a Hugo esta tarde, nada de colegueo no amistad.

Pasamos a la representación del Tenorio con Adara de Doña Inés y Hugo de Don Juan en el salón.

20.26 Hugo es bastante muñeco de palo como Tenorio pero Adara sorprende con su declamación de las inmortales líneas de Zorrilla. Pasamos a unas florecillas salvadoras.



Después de poner a Paco Rabal como Don Juan en el post anterior poner esto que ha hecho de idem me da cosa..

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Adarius ha dejado un rato la cama con Paquettonne y Joao y se ha animado con él, yo la verdad que no me río con estos dos, nu sé..

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Don Juan y Doña Inés de Guadalix..

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Qué diver...

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Eljornalero Don Juan Drácula repone fuerzas en la cocina y se cruza con Deivi..

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y vuelve al salón con el molinillo de pimienta en la mano, igual lo necesita de micro, a saber..

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Y de ahí se va al jardín a continuar su show copiado de Pirris, pero que no le llega ni a la suela del zapato, entre otras cosas porque Pirris casi siempre bailaba descalza, tenía su maravilloso paso de la garza..


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..y era la reina del sofá..


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Castigón me parece una imitación moooooy barata..


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Sip. Mooooy barata.

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Me salgo del mundo reaitero y vuelvo al modo "Todos los Santos", os traigo "El Monte de las Ánimas", (Rimas y Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer), preciosa lectura para una noche de difuntos.

En vídeo y audio:



Texto:

El Monte de las Ánimas

La noche de difuntos me despertó, a no sé qué hora, el doble de las campanas; su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria.

Intenté dormir de nuevo; ¡imposible! Una vez aguijoneada, la imaginación es un caballo que se desboca, y al que no sirve tirarle de la rienda. Por pasar el rato, me decidí a escribirla, como, en efecto, lo hice.

Yo no la oí en el mismo lugar en que acaeció, y la he escrito volviendo algunas veces la cabeza, con miedo cuando sentía crujir los cristales de mi balcón, estremecidos por el aire frío de la noche.

Sea de ello lo que quiera, ahí va, como el caballo de copas.


- I -

-Atad los perros; haced la señal con las trompas para que se reúnan los cazadores, y demos la vuelta a la ciudad. La noche se acerca, es día de Todos los Santos y estamos en el Monte de las Ánimas.

-¡Tan pronto!

-A ser otro día no dejara yo de concluir con ese rebaño de lobos que las nieves del Moncayo han arrojado de sus madrigueras; pero hoy es imposible. Dentro de poco sonará la oración en los Templarios, y las ánimas de los difuntos comenzarán a tañer su campana en la capilla del monte.

-¡En esa capilla ruinosa! ¡Bah! ¿Quieres asustarme?

-No, hermosa prima; tú ignoras cuanto sucede en este país, porque aún no hace un año que has venido a él desde muy lejos. Refrena tu yegua; yo también pondré la mía al paso, y mientras dure el camino te contaré la historia.

Los pajes se reunieron en alegres y bulliciosos grupos; los condes de Borges y de Alcudiel montaron en sus magníficos caballos, y todos juntos siguieron a sus hijos Beatriz y Alonso, que precedían la comitiva a bastante distancia.

Mientras duraba el camino, Alonso narró en estos términos la prometida historia:

«Ese monte que hoy llaman de las Ánimas pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río. Los Templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla, que así hubieran sabido solos defenderla como solos la conquistaron.

»Entre los caballeros de la nueva y poderosa orden y los hidalgos de la ciudad fermentó por algunos años, y estalló al fin, un odio profundo. Los primeros tenían acotado ese monte, donde reservaban caza abundante para satisfacer sus necesidades y contribuir a sus placeres; los segundos determinaron organizar una gran batida en el coto, a pesar de las severas prohibiciones de los clérigos con espuelas, como llamaban a sus enemigos.

»Cundió la voz del reto, y nada fue parte a detener a los unos en su manía de cazar y a los otros en su empeño de estorbarlo. La proyectada expedición se llevó a cabo. No se acordaron de ella las fieras; antes la tendrían presente tantas madres como arrastraron sendos lutos por sus hijos. Aquello no fue una cacería, fue una batalla espantosa: el monte quedó sembrado de cadáveres; los lobos, a quienes se quiso exterminar, tuvieron un sangriento festín. Por último, intervino la autoridad del rey; el monte, maldita ocasión de tantas desgracias, se declaró abandonado, y la capilla de los religiosos, situada en el mismo monte, y en cuyo atrio se enterraron juntos amigos y enemigos, comenzó a arruinarse.

»Desde entonces dicen que, cuando llega la noche de Difuntos, se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria le llamamos el Monte de las Ánimas, y por eso he querido salir de él antes que cierre la noche».

La relación de Alonso concluyó justamente cuando los dos jóvenes llegaban al extremo del puente que da paso a la ciudad por aquel lado. Allí esperaron al resto de la comitiva, la cual, después de incorporársele los dos jinetes, se perdió por entre las estrechas y oscuras calles de Soria.




- II -

Los servidores acababan de levantar los manteles; la alta chimenea gótica del palacio de los condes de Alcudiel despedía un vivo resplandor, iluminando algunos grupos de damas y caballeros que alrededor de la lumbre conversaban familiarmente, y el viento azotaba los emplomados vidrios de las ojivas del salón.

Sólo dos personas parecían ajenas a la conversación general: Beatriz y Alonso. Beatriz seguía con los ojos, absortos en un vago pensamiento, los caprichos de la llama. Alonso miraba el reflejo de la hoguera chispear en las azules pupilas de Beatriz.

Ambos guardaban hacía rato un profundo silencio.

Las dueñas referían, a propósito de la noche de Difuntos, cuentos tenebrosos en que los espectros y los aparecidos representaban el principal papel, y las campanas de las iglesias de Soria doblaban a lo lejos con un tañido monótono y triste.

-Hermosa prima -exclamó al fin Alonso rompiendo el largo silencio en que se encontraban-: pronto vamos a separarnos, tal vez para siempre; las áridas llanuras de Castilla, sus costumbres toscas y guerreras, sus hábitos sencillos y patriarcales sé que no te gustan; te he oído suspirar varias veces, acaso por algún galán de tu lejano señorío.

Beatriz hizo un gesto de fría indiferencia; todo su carácter de mujer se reveló en aquella desdeñosa contracción de sus delgados labios.

-Tal vez por la pompa de la corte francesa, donde hasta aquí has vivido -se apresuró a añadir el joven-. De un modo o de otro, presiento que no tardaré en perderte... Al separarnos, quisiera que llevases una memoria mía... ¿Te acuerdas cuando fuimos al templo a dar gracias a Dios por haberte devuelto la salud que viniste a buscar a esta tierra? El joyel que sujetaba la pluma de mi gorra cautivó tu atención. ¡Qué hermoso estaría sujetando un velo sobre tu oscura cabellera! Ya ha prendido el de una desposada: mi padre se lo regaló a la que me dio el ser, y ella lo llevó al altar... ¿Lo quieres?

-No sé en el tuyo -contestó la hermosa-, pero en mi país, una prenda recibida compromete la voluntad. Sólo en un día de ceremonia debe aceptarse un presente de manos de un deudo..., que aún puede ir a Roma sin volver con las manos vacías.

El acento helado con que Beatriz pronunció estas palabras turbó un momento al joven, que después de serenarse dijo con tristeza:

-Lo sé prima; pero hoy se celebran Todos los Santos, y el tuyo entre todos; hoy es día de ceremonias y presentes. ¿Quieres aceptar el mío?

Beatriz se mordió ligeramente los labios y extendió la mano para tomar la joya, sin añadir una palabra.

Los dos jóvenes volvieron a quedarse en silencio, y volviose a oír la cascada voz de las viejas que hablaban de brujas y de trasgos, y el zumbido del aire que hacía crujir los vidrios de las ojivas, y el triste y monótono doblar de las campanas.

Al cabo de algunos minutos, el interrumpido diálogo tornó a anudarse de este modo:

-Y antes de que concluya el día de Todos los Santos, en que así como el tuyo se celebra el mío, y puedes, sin atar tu voluntad, dejarme un recuerdo, ¿no lo harás? -dijo él, clavando una mirada en la de su prima, que brilló como un relámpago, iluminada por un pensamiento diabólico.

-¿Por qué no? -exclamó ésta, llevándose la mano al hombro derecho como para buscar alguna cosa entre los pliegues de su ancha manga de terciopelo bordado de oro... Después, con una infantil expresión de sentimiento, añadió:

-¿Te acuerdas de la banda azul que llevé hoy a la cacería, y que por no sé qué emblema de su color me dijiste que era la divisa de tu alma?

-Sí.

-Pues... ¡se ha perdido! Se ha perdido, y pensaba dejártela como un recuerdo.

-¡Se ha perdido! ¿Y dónde? -preguntó Alonso, incorporándose de su asiento y con una indescriptible expresión de temor y esperanza.

-No sé...; en el monte acaso.

-¡En el Monte de las Ánimas -murmuró palideciendo y dejándose caer sobre el sitial-, ¡en el Monte de las Ánimas!

Luego prosiguió con voz entrecortada y sorda:

-Tú lo sabes, porque lo habrás oído mil veces; en la ciudad, en toda Castilla me llaman el rey de los cazadores. No habiendo aún podido probar mis fuerzas en los combates, como mis ascendientes, he llevado a esta diversión imagen de la guerra todos los bríos de mi juventud, todo el ardor hereditario en mi raza. La alfombra que pisan tus pies son despojos de fieras que he muerto por mi mano. Yo conozco sus guaridas y sus costumbres; y he combatido con ellas de día y de noche, a pie y a caballo, solo y en batida, y nadie dirá que me ha visto huir el peligro en ninguna ocasión. Otra noche volaría por esa banda, y volaría gozoso como a una fiesta; esta noche..., esta noche, ¿a qué ocultarlo?, tengo miedo. ¿Oyes? Las campanas doblan, la oración ha sonado en San Juan del Duero, las ánimas del monte comenzarán ahora a levantar sus amarillentos cráneos de entre las malezas que cubren sus fosas...; ¡las ánimas!, cuya sola vista puede helar de horror la sangre del más valiente, tornar sus cabellos blancos o arrebatarle en el torbellino de su fantástica carrera como una hoja que arrastra el viento, sin que se sepa adónde.

Mientras el joven hablaba, una sonrisa imperceptible se dibujó en los labios de Beatriz, que cuando hubo concluido exclamó, con un tono indiferente y mientras atizaba el fuego del hogar, donde saltaba y crujía la leña arrojando chispas de mil colores:

-¡Oh! Eso de ningún modo. ¡Qué locura! ¡Ir ahora al monte por semejante friolera! ¡Una noche tan oscura, noche de Difuntos, y cuajado el camino de lobos!

Al decir esta última frase, la recargó de un modo tan especial, que Alonso no pudo menos de comprender toda su amarga ironía; movido como por un resorte, se puso de pie, se pasó la mano por la frente, como para arrancarse el miedo que estaba en su cabeza, y no en su corazón, y con voz firme exclamó, dirigiéndose a la hermosa, que estaba aún inclinada sobre el hogar entreteniéndose en revolver el fuego:

-¡Adiós Beatriz, adiós! Hasta... pronto.

-¡Alonso, Alonso! -dijo ésta, volviéndose con rapidez; pero cuando quiso, o aparentó querer, detenerle, el joven había desaparecido.

A los pocos minutos se oyó el rumor de un caballo que se alejaba al galope. La hermosa, con una radiante expresión de orgullo satisfecho, que coloreó sus mejillas, prestó atento oído a aquel rumor, que se debilitaba, que se perdía, que se desvaneció por último.

Las viejas, en tanto, continuaban en sus cuentos de ánimas aparecidas; el aire zumbaba en los vidrios del balcón, y las campanas de la ciudad doblaban a lo lejos.



- III -

Había pasado una hora, dos, tres; la media roche estaba a punto de sonar, y Beatriz se retiró a su oratorio. Alonso no volvía, no volvía, cuando en menos de una hora pudiera haberlo hecho.

-¡Habrá tenido miedo! -exclamó la joven cerrando su libro de oraciones y encaminándose a su lecho, después de haber intentado inútilmente murmurar algunos de los rezos que la iglesia consagra en el día de Difuntos a los que ya no existen.

Después de haber apagado la lámpara y cruzado las dobles cortinas de seda, se durmió; se durmió con un sueño inquieto, ligero, nervioso.

Las doce sonaron en el reloj del Postigo. Beatriz oyó entre sueños las vibraciones de la campana, lentas, sordas, tristísimas, y entreabrió los ojos. Creía haber oído, a par de ellas, pronunciar su nombre; pero lejos, muy lejos, y por una voz apagada y doliente. El viento gemía en los vidrios de la ventana.

-Será el viento -dijo; y poniéndose la mano sobre el corazón procuró tranquilizarse. Pero su corazón latía cada vez con más violencia. Las puertas de alerce del oratorio habían crujido sobre sus goznes, con un chirrido agudo prolongado y estridente.

Primero unas y luego las otras más cercanas, todas las puertas que daban paso a su habitación iban sonando por su orden; éstas con un ruido sordo y suave; aquéllas con un lamento largo y crispador. Después, silencio; un silencio lleno de rumores extraños, el silencio de la media noche, con un murmullo monótono de agua distante; lejanos ladridos de perros, voces confusas, palabras ininteligibles; ecos de pasos que van y vienen, crujir de ropas que se arrastran, suspiros que se ahogan, respiraciones fatigosas que casi no se sienten, estremecimientos involuntarios que anuncian la presencia de algo que no se ve y cuya aproximación se nota, no obstante, en la oscuridad.

Beatriz, inmóvil, temblorosa, adelantó la cabeza fuera de las cortinillas y escuchó un momento. Oía mil ruidos diversos; se pasaba la mano por la frente, tornaba a escuchar; nada, silencio.

Veía, con esa fosforescencia de la pupila en las crisis nerviosas, como bultos que se movían en todas direcciones; y cuando, dilatándose, las fijaba en un punto, nada; oscuridad, las sombras impenetrables.

-¡Bah! -exclamó, yendo a recostar su hermosa cabeza sobre la almohada, de raso azul, del lecho-. ¿Soy yo tan miedosa como estas pobres gentes, cuyo corazón palpita de terror bajo una armadura, al oír una conseja de aparecidos?

Y cerrando los ojos intentó dormir...; pero en vano había hecho un esfuerzo sobre sí misma. Pronto volvió a incorporarse, más pálida, más inquieta, más aterrada. Ya no era una ilusión: las colgaduras de brocado de la puerta habían rozado al separarse y unas pisadas lentas sonaban sobre la alfombra; el rumor de aquellas pisadas era sordo, casi imperceptible, pero continuado, y a su compás se oía crujir una cosa como madera o hueso. Y se acercaban, se acercaban, y se movió el reclinatorio que estaba a la orilla de su lecho. Beatriz lanzó un grito agudo, y arrebujándose en la ropa que la cubría escondió la cabeza y contuvo el aliento.

El aire azotaba los vidrios del balcón; el agua de la fuente lejana caía y caía con un rumor eterno y monótono; los ladridos de los perros se dilataban en las ráfagas del aire, y las campanas de la ciudad de Soria, unas cerca, otras distantes, doblaban tristemente por las ánimas de los difuntos.

Así pasó una hora, dos, la noche, un siglo, porque la noche aquella pareció eterna a Beatriz. Al fin despuntó la aurora; vuelta de su temor, entreabrió los ojos a los primeros rayos de la luz. Después de una noche de insomnio y de terrores, ¡es tan hermosa la luz clara y blanca del día! Separó las cortinas de seda del lecho, y ya se disponía a reírse de sus temores pasados cuando de repente un sudor frío cubrió su cuerpo, sus ojos se desencajaron y una palidez mortal decoloró sus mejillas: sobre el reclinatorio había visto, sangrienta y desgarrada, la banda azul que perdiera en el monte, la banda azul que fue a buscar Alonso.

Cuando sus servidores llegaron despavoridos a noticiarle la muerte del primogénito de Alcudiel, que a la mañana había aparecido devorado por los lobos entre las malezas del Monte de las Ánimas, la encontraron inmóvil, crispada, asida con ambas manos a una de las columnas de ébano del lecho, desencajados los ojos, entreabierta la boca, blancos los labios, rígidos los miembros: muerta, ¡muerta de horror!


- IV -

Dicen que después de acaecido este suceso un cazador extraviado que pasó la noche de difuntos sin poder salir del Monte de las Ánimas y que al otro día, antes de morir, pudo contar lo que viera, refirió cosas horribles. Entre otras, asegura que vio a los esqueletos de los antiguos Templarios y de los nobles de Soria enterrados en el atrio de la capilla, levantarse al punto de la oración con un estrépito horrible, y caballeros sobre osamentas de corceles perseguir como a una fiera a una mujer hermosa, pálida y desmelenada que, con los pies desnudos y sangrientos y arrojando gritos de horror, daba vueltas alrededor de la tumba de Alonso.
 
Dentro de las historias para la noche de difuntos no puede faltar alguna de Edgar Allan Poe, genio del supense, misterio e imaginación.
Os dejo tres historias muy conocidas:

La de un cuervo que irrumpe en la desolada noche de un joven con el corazón destrozado por la muerte de su amada.. Nevermore
The Raven



La de un lindo gatito que venga horriblemente la muerte de uno de sus iguales.
El gato negro




La historia de un asesino y de cómo es descubierto su crimen.
El corazón delator.

 
Última edición:
Otra historia muy cinematográfica y espeluznante mientras se desarrolla es El estudiante de Salamanca, de José de Espronceda, el Lord Byron español, tan romántico en su vida y en su temprana muerte como en su obra

“Era más de medianoche
cuando en sueño y en silencio
lóbrego envuelta la tierra,
los vivos muertos parecen,
los muertos la tumba dejan…"

 
uuuuh uuuuuuh.. me voy a momí, buenas noches:sneaky:
Un beso a las arbusteras de bien:kiss:

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