Chicas, un poco de empatia. Bastante tiene con la cornamenta que lleva... Aaaah, y os podéis ir acostumbrando al mutismo, que luego le hackearan el matrimonio y los divorciaran en contra de su voluntad. O lo mismo no, total ella quiere su cuento aunque no entre por la puerta (y no precisamente por los kilos que le sobran).