65 Aniversario de la muerte de Mary de Teck, Queen Mary

Qué manera tan particular de saludar, distinta a la actual. Movían los brazos como aspas de molino, como quien da manija!

Desde pequeñita, cuando veía videos de ella saludando, me llamó la atención. Entonces, cuando quiero hacer chiste sobre despedirme de alguien de una manera arrogante, lo hago con ese movimiento. :p
 
El mismo día que la Princesa Elizabeth regresó a Londres convertida en Reina por la muerte de su padre, su abuela Queen Mary le hizo la reverencia.
Se dice que la jovencísima Lilibet se sintió incómoda, ya que pensaba que era ella quien debía hacer la reverencia a su abuela.
Pero era la nueva monarca y como tal, la anciana Reina consorte, le hizo la reverencia.

Eso debe haber sido un tremendo mensaje para la Reina Madre. Se dice que a ella le costó muchísimo cederle el puesto principal a su hija.

Hay una anécdota sobre una función a la que asistieron y Elizabeth II, siendo la reina, entró de última al auditorio. La Reina Madre estaba muy asentada en todo el puesto de honor. Así que llegó Elizabeth II y fue hacia allá y se sentó, haciéndola arrimarse. La Reina Madre le dijo "¿Y quién te has creido que eres?", a lo que Elizabeth II le respondió "The Queen mommy, the Queen".
 
El Rey Alfonso XIII y su intento para salvar a la Familia Imperial Rusa




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Su Majestad Alfonso XIII, rey de España





En marzo de este año se cumplieron cien años de la abdicación de Nicolás II de Rusia. Tal vez en los momentos en los que cedió el poder y se formó un Gobierno Provisional liderado por Georgi Lvov, y luego por Alexander Kerensky, la familia imperial no alcanzó a ver la magnitud de lo que iba a ocurrir.



Inmediatamente después de la abdicación, se iniciaron negociaciones para la ex filtración de la familia Romanov, sobre todo desde los dos países que por aquel entonces eran lo suficientemente fuertes como para negociar con el nuevo gobierno ruso: Reino Unido y Alemania. Los monarcas de estos países estaban unidos por sendos lazos familiares con los Romanov: por un lado, Jorge V de Reino Unido era primo hermano del zar (sus madres eran hermanas) y también primo de la zarina (ambos eran nietos de la reina Victoria I); por su parte, Guillermo II de Alemania era primo hermano de la zarina y su hermano, el príncipe Enrique Alberto, estaba casado con Irene de Hesse-Darmstadt, hermana de la zarina.



Rápidamente el gobierno de Londres, a través del Foreign Office (Ministerio de Asuntos Exteriores), envió un comunicado a Rusia: “cualquier violencia infringida al emperador o su familia produciría un efecto sumamente deplorable e indignaría a la opinión pública de este país”. Se iniciaron conversaciones entre Londres y Moscú sobre el destino de la Familia Imperial una vez se produjo la abdicación de Nicolás. Parece que, a primera vista, el Gobierno Provisional de Rusia quería exiliar a los Romanov para evitar que se formase un movimiento contrarrevolucionario y el antiguo zar fuese utilizado como cabeza de turco. Por ello, el 22 de marzo de 1917, se llevó a cabo en Reino Unido una reunión del Consejo de Ministros y otra reunión formada por el primer ministro Lloyd George, el secretario del rey, lord Stamfordham, y el subsecretario del Foreign Office, lord Hardinge. De las reuniones, y tras sendas discusiones, se dio un comunicado oficial enviado a Rusia: “En respuesta a la petición formulada por el Gobierno ruso, el rey y el Gobierno de Su Majestad, se apresuran a ofrecer al emperador y a la emperatriz, asilo en Inglaterra al que se espera se acojan durante la guerra.”


Pero el Gobierno de Jorge V dio órdenes exactas a George Buchanan, embajador británico en Rusia “a fin de evitar cualquier duda que pueda suscitarse en el futuro acerca del motivo por el que se concede asilo… debe hacer hincapié en que esta oferta responde enteramente a la iniciativa del Gobierno ruso”.


Lo que querían era que en todo momento pareciese que el asilo político que ofrecían a Nicolás y a su familia fuese por una petición dada por el gobierno de Rusia. En esos momentos de guerra, al Reino Unido le interesaba el rescate de la familia, no solo por la petición que Jorge V, sino porque una posible contrarrevolución contra el gobierno ruso, podía favorecer a Alemania, enemigo inglés en la Guerra Mundial, y mientras el zar estuviese en suelo ruso, ese movimiento contrarrevolucionario estaría más vivo.



Mientras estas negociaciones se estaban llevando a cabo, la Familia Imperial seguía encerrada en Tsarkoie Tseló. El Gobierno Provisional, ya liderado por Kerenski, deseaba exiliar a los Romanov por miedo a que se produjese un atentado por parte del Soviet de Petrogrado, pues los extremistas se negaban al exilio de la imperial familia. Pero en esos momentos ocurrieron varias cosas que paralizaron las negociaciones: las grandes duquesas enfermaron de sarampión y veían imposible un traslado inmediato; pero lo peor era la repentina y extraña negativa del rey de Inglaterra a acoger a sus primos. Realmente no se explican los motivos de Jorge V para este cambio repentino, precisamente porque desde primera hora fue él quien presionó a su Gobierno para negociar con Rusia. Se ha planteado que tal vez la oposición del Partido Laborista o los sondeos de la opinión pública, que sentían repudio hacia lo alemán por ser enemigos de guerra (recordemos que la propia Familia Real Británica tuvo que sustituir su apellido “Sajonia-Coburgo-Gotha” a “Windsor” por esa germanofobia que imperó en Reino Unido). Ese miedo a comprometerse de Jorge V, que presionó todo lo que pudo dentro de sus poderes constitucionales a su Gobierno, hizo que se plantease el exilio en otros países, barajándose dos posibilidades: Francia y España.



El Gobierno de Londres preguntó a su Embajador en París, Lord Bertie, si el pueblo francés acogería de buen grado a los Romanov, y la respuesta del embajador no pudo ser más negativa: “No creo que el ex emperador y su familia fueran bien recibidos en Francia. La emperatriz no es solo boche de nacimiento, sino también por sentimientos. Ella hizo todo lo que pudo por llegar a un entendimiento con Alemania. Aquí la consideran una criminal o una loca criminal, y el emperador, un criminal por su debilidad y su sumisión a sus mandatos.”



El Rey de España se preocupa


Tal vez poca gente sepa que el rey Alfonso XIII intentó con todas sus fuerzas rescatar a los soberanos rusos. España durante la Primera Guerra Mundial se mantuvo neutral y el rey Alfonso reivindicó los esfuerzos humanitarios, creando una oficina especial en la que trabajaban 50 empleados, que se especializó en buscar víctimas de guerra desaparecidos y ofrecerles ayuda (se calcula que ayudó a unos 136.000 prisioneros de guerra y repatrió a más de 70.000 civiles). Esto hizo que, más tarde, el rey de España recibiera la Gran Cruz de la Orden de Beneficencia y dijese esa famosa frase: “No soy yo quien debería llevar esta condecoración, sino España.”



No es extraño entonces, que Alfonso de Borbón estuviese interesado en la familia Romanov. Hay que recordar que estaba casado con Victoria Eugenia de Battenberg, prima hermana de la zarina, y también que ambas soberanas eran portadoras del gen de la hemofilia que transmitieron a sus hijos: la zarina al zarévich Aleksei, y Victoria Eugenia a los infantes Alfonso y Gonzalo (solo Don Juan, abuelo del actual rey de España, fue el único hijo varón del matrimonio que nació sano). Esta unión especial entre ambas Casas Reales hizo que cuando Neklioudov, nuevo Embajador del Gobierno Provisional de Rusia en España presentó sus credenciales al monarca, este le expresase sus deseos personales sobre la suerte de los Romanov.



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Familia Imperial de Nicolás II





Pero la historiografía española parece que ha olvidado el gran esfuerzo que el rey de España hizo en aquellos momentos por Nicolás y su familia. No solo realizó esa petición al embajador ruso, sino que presionó a Arthur Hardinge, Embajador de Reino Unido en España, para que hablase con Buckingham y el Gobierno de Londres para proteger a los Romanov. Esta petición del rey español se hizo justo en el momento en el que el Gobierno de Reino Unido plantease que era mejor que los Romanov fuesen a otro país.



El 13 de abril de 1917, Lloyd George, en una reunión del Gabinete, informó que España sería un país mucho mejor para el asilo de la Familia Imperial, pues la neutralidad española era algo ventajoso tanto para los rusos como para el resto de países. Inmediatamente, el rey Alfonso XIII solicitó a sus ministros que llegasen a un acuerdo con sus homólogos británicos para que, conjuntamente con el Gobierno Provisional, se iniciase la evacuación de los Romanov vía Finlandia para luego pasar a Suecia y finalmente a Inglaterra.



Escribió directamente a los reyes de Dinamarca, Noruega y Suecia, proponiéndoles que un barco de guerra español fuese enviado al Mar del Norte para rescatar a la familia. El rey Haakon VII de Noruega era primo hermano del zar Nicolás, al igual que el rey Cristian X de Dinamarca. Por su parte, Gustavo V de Suecia, y su esposa, la reina Victoria, también estaban muy interesados en la salida de los Romanov de Rusia.



Hasta aquí es lo que la historia oficial habla de todo este plan de rescate. Luego de esto, en octubre de 1917 el Gobierno Provisional de Kerensky cayó y poco después Lenin llegaba al poder. En julio de 1918, los Romanov, que estaban prisioneros en Ekaterimburgo, desaparecieron de la faz de la tierra, según la oficialidad, fusilados en el sótano de la Casa Ipatiev.



Es por ello que resulta extraño que, aun habiendo sido supuestamente asesinada toda la Familia Imperial, el rey de España siguiera con sus gestiones para rescatarlos. Alfonso XIII continuó realizando un esfuerzo diplomático sin precedentes, manteniendo contacto con varios miembros de la realeza europea para diseñar un plan que permitiese a los Romanov escapar y refugiarse en Madrid. Testigo de ello son las cartas que seguía enviando a la princesa Victoria de Milfford Haven, hermana de la zarina Alejandra, abuela del actual Duque Felipe de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II de Inglaterra.



También en días posteriores a la fecha del supuesto asesinato de la Familia Imperial, el Gobierno de España informó al Quai d’Orsay (Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia), que los mediadores españoles ya estaban en contacto con los bolcheviques.



El historiador Carlos Seco Serrano, catedrático en Historia Contemporánea y decano de la Real Academia de Historia, estuvo un tiempo investigando el archivo personal de Eduardo Dato, ministro de Asuntos Exteriores en época del rey Alfonso XIII. En una carta escrita por Alfonso Merry de Val, embajador de España en Londres desde 1913 a 1931, y enviada a Eduardo Dato, se relatan hechos que hacen pensar que todavía en el mes en agosto, la emperatriz y sus hijos seguían vivos y que España quería rescatarlos a toda costa. Valga decir que Alfonso Merry de Val, que tenía contacto directo con el rey Jorge V, era hermano del cardenal Rafael Merry de Val, quien fuera secretario de Estado de la Santa Sede bajo el mandato del papa Pío X. Por lo tanto, era un hombre con múltiples contactos en las más altas esferas diplomáticas y sus palabras debían ser tomadas en cuenta. La carta dice lo siguiente:



“4 de agosto de 1918.


Mi querido amigo y jefe: la interrupción que sufrió nuestra conversación de ayer, me impidió someter a V. una idea de cierta importancia y urgencia, relacionada con la gestión por usted iniciada a favor de la viuda e hijas del infortunado ex emperador de Rusia.


La madre de dicho soberano ha quedado en manos de los soviets, y lo que es peor, de la soldadesca bolchevista. Hace unas tres o cuatro semanas telegrafié a Vd, que desde el mes de febrero no se tenía de esa anciana princesa noticia alguna. En aquella época se sabía que era objeto de insultos diarios por parte de los indisciplinados soldados que la custodiaban y que diariamente hacían irrupción en sus habitaciones, donde era objeto de las más groseras ludibrias, a la vez que se veía reducida a la mayor miseria a pesar de sus años y de un pasado intachable.


¿No habría medio de comprender a esta augusta señora en la proyectada negociación? Es, como usted sabe, hermana de la reina Alejandra, madre del rey Jorge V, y una gestión a su favor habría de hacer más aceptable a la real familia británica y al pueblo inglés la que se prepara para la liberación de la emperatriz Alicia.


Esta última, me consta por testimonio directo, está muy mal vista lo mismo en palacio que por la opinión pública. Se la considera como agente consciente o inconsciente de Alemania, y principal, aunque ciertamente involuntaria, causante de la revolución, por los malos consejos que daba a su esposo, a quien dominaba completamente, evitando que hiciera las concesiones que se supone hubieran salvado al trono imperial y a Rusia misma.


Tan profundo y vivo es el odio contra la desdichada emperatriz en Inglaterra, que una acción exclusiva a su favor fácilmente se podría interpretar como inspirada desde Berlín con el deseo de amparar a quien bien sirvió los intereses alemanes.


Claro es, que no se hace callar la voz de la Humanidad y de la consideración hacia unas mujeres desgraciadas y amenazadas y no prevee a la menor oposición a la hermosa iniciativa española, pero desde luego ha de resultar esta más grata y menos sospechosa si se le da la forma que me permito sugerir.


He de añadir que el resentimiento fundado o injustificado, pero sumamente fuerte contra la emperatriz Alicia, llega hasta el extremo de excluir toda posibilidad de que vaya a residir en el Reino Unido.”


[…]



Firma: Alfonso Merry de Val, Embajador de España en Londres.



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Pero la cosa no se detiene aquí. El 8 de agosto, unos veinte días después del supuesto asesinato de la Familia Imperial de Rusia, el periódico ABC de España, publicó la siguiente noticia: “EL GOBIERNO RUSO CONSIENTE QUE VENGA A ESPAÑA LA FAMILIA DEL EX-ZAR: París, 7, 6 tarde. Telegrafían de Amsterdam que el Hamburger Frendemblatt dice que los bolcheviques han consentido en la salida para España de la ex Zarina y sus hijas. Las negociaciones respecto a las garantías pedidas siguen su curso.”



El rey Alfonso XIII seguía en contacto con reyes y presidentes de varios países para el traslado. El 13 de agosto envió un cable al emperador Guillermo II de Alemania, donde le pidió unir fuerzas para rescatarlos. Alemania, que contaba con una grandísima cantidad de espías en Rusia, confirmaba que, al menos, la zarina y sus hijos seguían vivos en el otoño de 1918. El 16 de agosto llegó a España el siguiente comunicado desde Berlín: “en conversación hoy con el Secretario de Estado interino, me dice que el Gobierno Imperial no tiene inconveniente por su parte en que la ex emperatriz viuda, el Príncipe Imperial de Rusia y hermanas, aprovechen hospitalidad ofrecida por Su Majestad el Rey.”



Como se ve en el anterior mensaje, Berlín tenía la certeza de que tanto la zarina Alejandra, como el zarévich Aleksei y sus hermanas seguían con vida en el mes de agosto.



Lo bueno que ofrecía España para trasladarlos hasta allí, es que estaba lejos de Rusia y se mantenía neutral ante todo conflicto bélico, ofreciendo garantías de que los Romanov no se involucrarían en ninguna actividad política por parte de los exiliados rusos o los blancos.



Pero, por si todo esto no fuera poco, vemos también cómo El Vaticano entró en el juego. El 11 de agosto de 1918, el Osservatore Romano informó: “el Pontífice ha ofrecido sufragar cuantos gastos origine el traslado de Rusia a España de la familia de Nicolás II, habiendo pedido a los Gabinetes a quienes afecta despachen lo antes posible el asunto, por motivos de humanidad”. Giovanni Pacelli (futuro papa Pío XII), que era entonces nuncio apostólico en Baviera, recibió órdenes del papa Benedicto XV para que informase al Gobierno de Alemania que el Santo Padre apoyaba toda negociación de liberación de la familia del zar.



En un boletín oficial, el 19 de agosto de 1918, se publicó en Berlín: “en las últimas deliberaciones celebradas en el Kremlin, se trató de la petición del papa presentada por el metropolitano Freiherr doctor Repp, solicitando la liberación de la zarina con sus cuatro hijas. Según comunican de Estocolmo, parece que los comisarios nacionales se mostraron en el fondo conformes a acceder a los deseos del papa, con ciertas condiciones. La resistencia a la libertad de la zarina ha quedado casi vencida”.



Tan vehemente y extensa fue la intervención del rey Alfonso XIII en el asunto del rescate de los Romanov, que llegó incluso a unir a las dos ramas de los Borbones, que se encontraban enfrentadas por el trono de España: la legitimista y la carlista, pues Alfonso XIII estuvo en contacto y pidió ayuda a su primo, el carlista Jaime de Borbón, que había sido miembro del ejército zarista y en aquella época vivía en Viena. Desde el Gabinete Telegráfico del Palacio Real se envió el siguiente comunicado: “Te agradezco apoyo gestión familia Imperial. Te saluda tu primo. Alfonso R.”



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En septiembre de 1918, Justo Garrido Cisneros, Encargado de Negocios Español en Petrogrado (San Petersburgo), envió un comunicado a Polo de Bernabé, embajador de España en Berlín, donde le informó que se había reunido con el comisario de Asuntos Exteriores de Rusia, adjunto de Georgi Chicherin, ministro de Asuntos Exteriores para tratar el asunto de las mujeres Romanov. En todo momento, el representante de España estuvo acompañado, como testigo, por el embajador de los Países Bajos en Rusia. El telegrama que Polo Bernabé envió a España, decía lo siguiente:



“6 de septiembre.



Encargado de Negocios Petrogrado me ruega transmita a V.E. telegrama siguiente: ‘Nº111. Comisario del Pueblo nos ha recibido una hora después de la señalada en un inmundo local que sirve de Ministerio de Negocios Extranjeros acompañado de otro israelita que es su adjunto. Le expuse humanitaria aspiración de nuestro Soberano asegurándole que no se trataba de intervenir en asuntos de Rusia, sino que la Familia Imperial permaneciera en España alejada de todo movimiento contrarrevolucionario […] Sostuvo que nuestro país se convertiría en foco de reacción contra-revolucionaria del proletariado internacional que ellos esperan de un momento a otro. Representante de Países Bajos y yo protestamos de esta absurda proposición, tratando de convencerle de que en ninguna parte se hallaría la Familia Imperial más imposibilitada de toda acción política […]Después de penosísima discusión y grandes esfuerzos, obtuve que se sometería nuestra petición en primera sesión del Consejo Central Ejecutivo […]”


El rey Alfonso XIII, meses más tarde a la supuesta masacre, se mantenía seguro de que la zarina Alejandra y sus hijos seguían vivos. Muestra de ello es todo el despliegue diplomático que realizó desde Madrid para traerlos a España. Esto rompe con la versión oficial que afirma que el magnicidio se llevó a cabo en la madrugada del 17 de julio de 1918. Desgraciadamente, es muy poco lo que se ha escrito sobre todo esto: Cortes Cavanillas, en su libro “Alfonso XIII y la Guerra”, menciona algo en alguno de sus capítulos. En años más recientes, un grupo de historiadores e investigadores de Europa y los Estados Unidos han trabajado arduamente para conseguir todos los documentos sobre el caso, tanto en el Archivo Vaticano, como en los archivos históricos de España.



Actualmente existe una gran controversia en torno a la verdadera suerte de la familia imperial. La Iglesia ortodoxa Rusa no reconoce unos supuestos huesos de los Romanov que fueron enterrados en 1998 en la Catedral de Pedro y Pablo en San Petersburgo. Dichos restos todavía están siendo analizados científicamente. El archivo histórico del rey Alfonso XIII, sobre este caso, y los documentos disponibles en El Vaticano podrían ser de gran ayuda para aclarar los eventos que ocurrieron en los últimos días de la dinastía de los Romanov.
___________________

Autor: Jonathan Iglesias Sancho

Historiador y Caballero de la H.N.M.E.

Disculpen. Es off topic, pero me parecio interesante. Evidentemente Alfonso tampoco tuvo suerte tratando de salvarlos. No consiguió apoyo ni ayuda
 
Cierto.
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Creo que su padre tampoco es muy canoso, solo se ve muy mono .
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De que le sirve tener pocas canas cuando son faciles de disimular con una tintura, teniendo ese careto que no lo puede arreglar con nada, porque todo es feo, la nariz no hablemos, los ojos ni fu ni fa, la boca dejemoslo ahi
Ya lo dije antes, la unica vez que la vi casi deslumbrante fue en unas fotos que le saco su entonces tio Tony Armstrong Jones previas a su boda con Mark Philips
La felicidad del amor o unos buenos retoques de uncle Tony obraron el milagro, pero estaba linda realmente
 
Siempre me dio risa esta anecdota de la personalidad de Queen Mary

Cuando la reina María los visitaba, los súbditos ingleses temblaban
written by Darío Silva D'Andrea



María de Teck (1867-1953), esposa del rey Jorge V de Inglaterra, fue una señora de costumbres austeras que desterró de la corte a las actrices, nuevas ricas y bailarinas que eran tan bien recibidas en los tiempos liberales de su suegro, Eduardo VII. En cuestiones de protocolo y en todo lo que pudiese afectar el prestigio de la Corona, era de una minuciosidad rayana en la obsesión y se dice que una vez amonestó a su nieta, la princesa Isabel (la actual reina Isabel II), porque llevaba un pañuelo en la cabeza: “Pareces un peón de cocina”.

De acuerdo con las costumbres de su juventud, María vestía prendas insoportables, abundantes en almidón, alambres y ballenas. María rara vez escuchó la radio, nunca quiso ver la televisión y jamás aceptó tener un teléfono en su despacho de la mansión Marlborough. La anciana decía que este artilugio de la vida moderna no era un instrumento digno de una reina, por lo que exigió siempre que los mensajes recibidos le fueran presentados escritos en un papel, con el escudo de armas estampado, colocado en una bandeja de plata trasportada por un lacayo de librea.

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Bisnieta del rey Jorge III, María nació en el seno de la familia real británica. Su madre, María Adelaida de Cambridge (“la Gorda María”) era una princesa real, alegre, extravagante y glotona, mientras su padre, Franz von Teck, era un hombre sombrío, nervioso, tímido y pobre. Como el matrimonio no tenía mucho dinero para mantener un palacio digno en Londres, en 1870 se marcharon a Florencia. Allí, sus padres hicieron esfuerzos para que su hija fuera educada como una auténtica princesa.

María aprendió especialmente a admirar el arte y las antigüedades, una pasión que la acompañaría el resto de su vida. De regreso en Inglaterra, la reina Victoria le preparó un matrimonio muy conven, post: 5279075, member: 16234"]Siempre me dio risa esta anecdota de la personalidad de Queen Mary

Cuando la reina María los visitaba, los súbditos ingleses temblaban
written by Darío Silva D'Andrea



María de Teck (1867-1953), esposa del rey Jorge V de Inglaterra, fue una señora de costumbres austeras que desterró de la corte a las actrices, nuevas ricas y bailarinas que eran tan bien recibidas en los tiempos liberales de su suegro, Eduardo VII. En cuestiones de protocolo y en todo lo que pudiese afectar el prestigio de la Corona, era de una minuciosidad rayana en la obsesión y se dice que una vez amonestó a su nieta, la princesa Isabel (la actual reina Isabel II), porque llevaba un pañuelo en la cabeza: “Pareces un peón de cocina”.

De acuerdo con las costumbres de su juventud, María vestía prendas insoportables, abundantes en almidón, alambres y ballenas. María rara vez escuchó la radio, nunca quiso ver la televisión y jamás aceptó tener un teléfono en su despacho de la mansión Marlborough. La anciana decía que este artilugio de la vida moderna no era un instrumento digno de una reina, por lo que exigió siempre que los mensajes recibidos le fueran presentados escritos en un papel, con el escudo de armas estampado, colocado en una bandeja de plata trasportada por un lacayo de librea.

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Bueno cuando esta gorda se soltaba el corse que seguro estaria lleno de ballenas, que ironia el nombre, no? Seguro que era un salvese quien pueda!
 
El Rey Alfonso XIII y su intento para salvar a la Familia Imperial Rusa




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Su Majestad Alfonso XIII, rey de España





En marzo de este año se cumplieron cien años de la abdicación de Nicolás II de Rusia. Tal vez en los momentos en los que cedió el poder y se formó un Gobierno Provisional liderado por Georgi Lvov, y luego por Alexander Kerensky, la familia imperial no alcanzó a ver la magnitud de lo que iba a ocurrir.



Inmediatamente después de la abdicación, se iniciaron negociaciones para la ex filtración de la familia Romanov, sobre todo desde los dos países que por aquel entonces eran lo suficientemente fuertes como para negociar con el nuevo gobierno ruso: Reino Unido y Alemania. Los monarcas de estos países estaban unidos por sendos lazos familiares con los Romanov: por un lado, Jorge V de Reino Unido era primo hermano del zar (sus madres eran hermanas) y también primo de la zarina (ambos eran nietos de la reina Victoria I); por su parte, Guillermo II de Alemania era primo hermano de la zarina y su hermano, el príncipe Enrique Alberto, estaba casado con Irene de Hesse-Darmstadt, hermana de la zarina.



Rápidamente el gobierno de Londres, a través del Foreign Office (Ministerio de Asuntos Exteriores), envió un comunicado a Rusia: “cualquier violencia infringida al emperador o su familia produciría un efecto sumamente deplorable e indignaría a la opinión pública de este país”. Se iniciaron conversaciones entre Londres y Moscú sobre el destino de la Familia Imperial una vez se produjo la abdicación de Nicolás. Parece que, a primera vista, el Gobierno Provisional de Rusia quería exiliar a los Romanov para evitar que se formase un movimiento contrarrevolucionario y el antiguo zar fuese utilizado como cabeza de turco. Por ello, el 22 de marzo de 1917, se llevó a cabo en Reino Unido una reunión del Consejo de Ministros y otra reunión formada por el primer ministro Lloyd George, el secretario del rey, lord Stamfordham, y el subsecretario del Foreign Office, lord Hardinge. De las reuniones, y tras sendas discusiones, se dio un comunicado oficial enviado a Rusia: “En respuesta a la petición formulada por el Gobierno ruso, el rey y el Gobierno de Su Majestad, se apresuran a ofrecer al emperador y a la emperatriz, asilo en Inglaterra al que se espera se acojan durante la guerra.”


Pero el Gobierno de Jorge V dio órdenes exactas a George Buchanan, embajador británico en Rusia “a fin de evitar cualquier duda que pueda suscitarse en el futuro acerca del motivo por el que se concede asilo… debe hacer hincapié en que esta oferta responde enteramente a la iniciativa del Gobierno ruso”.


Lo que querían era que en todo momento pareciese que el asilo político que ofrecían a Nicolás y a su familia fuese por una petición dada por el gobierno de Rusia. En esos momentos de guerra, al Reino Unido le interesaba el rescate de la familia, no solo por la petición que Jorge V, sino porque una posible contrarrevolución contra el gobierno ruso, podía favorecer a Alemania, enemigo inglés en la Guerra Mundial, y mientras el zar estuviese en suelo ruso, ese movimiento contrarrevolucionario estaría más vivo.



Mientras estas negociaciones se estaban llevando a cabo, la Familia Imperial seguía encerrada en Tsarkoie Tseló. El Gobierno Provisional, ya liderado por Kerenski, deseaba exiliar a los Romanov por miedo a que se produjese un atentado por parte del Soviet de Petrogrado, pues los extremistas se negaban al exilio de la imperial familia. Pero en esos momentos ocurrieron varias cosas que paralizaron las negociaciones: las grandes duquesas enfermaron de sarampión y veían imposible un traslado inmediato; pero lo peor era la repentina y extraña negativa del rey de Inglaterra a acoger a sus primos. Realmente no se explican los motivos de Jorge V para este cambio repentino, precisamente porque desde primera hora fue él quien presionó a su Gobierno para negociar con Rusia. Se ha planteado que tal vez la oposición del Partido Laborista o los sondeos de la opinión pública, que sentían repudio hacia lo alemán por ser enemigos de guerra (recordemos que la propia Familia Real Británica tuvo que sustituir su apellido “Sajonia-Coburgo-Gotha” a “Windsor” por esa germanofobia que imperó en Reino Unido). Ese miedo a comprometerse de Jorge V, que presionó todo lo que pudo dentro de sus poderes constitucionales a su Gobierno, hizo que se plantease el exilio en otros países, barajándose dos posibilidades: Francia y España.



El Gobierno de Londres preguntó a su Embajador en París, Lord Bertie, si el pueblo francés acogería de buen grado a los Romanov, y la respuesta del embajador no pudo ser más negativa: “No creo que el ex emperador y su familia fueran bien recibidos en Francia. La emperatriz no es solo boche de nacimiento, sino también por sentimientos. Ella hizo todo lo que pudo por llegar a un entendimiento con Alemania. Aquí la consideran una criminal o una loca criminal, y el emperador, un criminal por su debilidad y su sumisión a sus mandatos.”



El Rey de España se preocupa


Tal vez poca gente sepa que el rey Alfonso XIII intentó con todas sus fuerzas rescatar a los soberanos rusos. España durante la Primera Guerra Mundial se mantuvo neutral y el rey Alfonso reivindicó los esfuerzos humanitarios, creando una oficina especial en la que trabajaban 50 empleados, que se especializó en buscar víctimas de guerra desaparecidos y ofrecerles ayuda (se calcula que ayudó a unos 136.000 prisioneros de guerra y repatrió a más de 70.000 civiles). Esto hizo que, más tarde, el rey de España recibiera la Gran Cruz de la Orden de Beneficencia y dijese esa famosa frase: “No soy yo quien debería llevar esta condecoración, sino España.”



No es extraño entonces, que Alfonso de Borbón estuviese interesado en la familia Romanov. Hay que recordar que estaba casado con Victoria Eugenia de Battenberg, prima hermana de la zarina, y también que ambas soberanas eran portadoras del gen de la hemofilia que transmitieron a sus hijos: la zarina al zarévich Aleksei, y Victoria Eugenia a los infantes Alfonso y Gonzalo (solo Don Juan, abuelo del actual rey de España, fue el único hijo varón del matrimonio que nació sano). Esta unión especial entre ambas Casas Reales hizo que cuando Neklioudov, nuevo Embajador del Gobierno Provisional de Rusia en España presentó sus credenciales al monarca, este le expresase sus deseos personales sobre la suerte de los Romanov.



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Familia Imperial de Nicolás II





Pero la historiografía española parece que ha olvidado el gran esfuerzo que el rey de España hizo en aquellos momentos por Nicolás y su familia. No solo realizó esa petición al embajador ruso, sino que presionó a Arthur Hardinge, Embajador de Reino Unido en España, para que hablase con Buckingham y el Gobierno de Londres para proteger a los Romanov. Esta petición del rey español se hizo justo en el momento en el que el Gobierno de Reino Unido plantease que era mejor que los Romanov fuesen a otro país.



El 13 de abril de 1917, Lloyd George, en una reunión del Gabinete, informó que España sería un país mucho mejor para el asilo de la Familia Imperial, pues la neutralidad española era algo ventajoso tanto para los rusos como para el resto de países. Inmediatamente, el rey Alfonso XIII solicitó a sus ministros que llegasen a un acuerdo con sus homólogos británicos para que, conjuntamente con el Gobierno Provisional, se iniciase la evacuación de los Romanov vía Finlandia para luego pasar a Suecia y finalmente a Inglaterra.



Escribió directamente a los reyes de Dinamarca, Noruega y Suecia, proponiéndoles que un barco de guerra español fuese enviado al Mar del Norte para rescatar a la familia. El rey Haakon VII de Noruega era primo hermano del zar Nicolás, al igual que el rey Cristian X de Dinamarca. Por su parte, Gustavo V de Suecia, y su esposa, la reina Victoria, también estaban muy interesados en la salida de los Romanov de Rusia.



Hasta aquí es lo que la historia oficial habla de todo este plan de rescate. Luego de esto, en octubre de 1917 el Gobierno Provisional de Kerensky cayó y poco después Lenin llegaba al poder. En julio de 1918, los Romanov, que estaban prisioneros en Ekaterimburgo, desaparecieron de la faz de la tierra, según la oficialidad, fusilados en el sótano de la Casa Ipatiev.



Es por ello que resulta extraño que, aun habiendo sido supuestamente asesinada toda la Familia Imperial, el rey de España siguiera con sus gestiones para rescatarlos. Alfonso XIII continuó realizando un esfuerzo diplomático sin precedentes, manteniendo contacto con varios miembros de la realeza europea para diseñar un plan que permitiese a los Romanov escapar y refugiarse en Madrid. Testigo de ello son las cartas que seguía enviando a la princesa Victoria de Milfford Haven, hermana de la zarina Alejandra, abuela del actual Duque Felipe de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II de Inglaterra.



También en días posteriores a la fecha del supuesto asesinato de la Familia Imperial, el Gobierno de España informó al Quai d’Orsay (Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia), que los mediadores españoles ya estaban en contacto con los bolcheviques.



El historiador Carlos Seco Serrano, catedrático en Historia Contemporánea y decano de la Real Academia de Historia, estuvo un tiempo investigando el archivo personal de Eduardo Dato, ministro de Asuntos Exteriores en época del rey Alfonso XIII. En una carta escrita por Alfonso Merry de Val, embajador de España en Londres desde 1913 a 1931, y enviada a Eduardo Dato, se relatan hechos que hacen pensar que todavía en el mes en agosto, la emperatriz y sus hijos seguían vivos y que España quería rescatarlos a toda costa. Valga decir que Alfonso Merry de Val, que tenía contacto directo con el rey Jorge V, era hermano del cardenal Rafael Merry de Val, quien fuera secretario de Estado de la Santa Sede bajo el mandato del papa Pío X. Por lo tanto, era un hombre con múltiples contactos en las más altas esferas diplomáticas y sus palabras debían ser tomadas en cuenta. La carta dice lo siguiente:



“4 de agosto de 1918.


Mi querido amigo y jefe: la interrupción que sufrió nuestra conversación de ayer, me impidió someter a V. una idea de cierta importancia y urgencia, relacionada con la gestión por usted iniciada a favor de la viuda e hijas del infortunado ex emperador de Rusia.


La madre de dicho soberano ha quedado en manos de los soviets, y lo que es peor, de la soldadesca bolchevista. Hace unas tres o cuatro semanas telegrafié a Vd, que desde el mes de febrero no se tenía de esa anciana princesa noticia alguna. En aquella época se sabía que era objeto de insultos diarios por parte de los indisciplinados soldados que la custodiaban y que diariamente hacían irrupción en sus habitaciones, donde era objeto de las más groseras ludibrias, a la vez que se veía reducida a la mayor miseria a pesar de sus años y de un pasado intachable.


¿No habría medio de comprender a esta augusta señora en la proyectada negociación? Es, como usted sabe, hermana de la reina Alejandra, madre del rey Jorge V, y una gestión a su favor habría de hacer más aceptable a la real familia británica y al pueblo inglés la que se prepara para la liberación de la emperatriz Alicia.


Esta última, me consta por testimonio directo, está muy mal vista lo mismo en palacio que por la opinión pública. Se la considera como agente consciente o inconsciente de Alemania, y principal, aunque ciertamente involuntaria, causante de la revolución, por los malos consejos que daba a su esposo, a quien dominaba completamente, evitando que hiciera las concesiones que se supone hubieran salvado al trono imperial y a Rusia misma.


Tan profundo y vivo es el odio contra la desdichada emperatriz en Inglaterra, que una acción exclusiva a su favor fácilmente se podría interpretar como inspirada desde Berlín con el deseo de amparar a quien bien sirvió los intereses alemanes.


Claro es, que no se hace callar la voz de la Humanidad y de la consideración hacia unas mujeres desgraciadas y amenazadas y no prevee a la menor oposición a la hermosa iniciativa española, pero desde luego ha de resultar esta más grata y menos sospechosa si se le da la forma que me permito sugerir.


He de añadir que el resentimiento fundado o injustificado, pero sumamente fuerte contra la emperatriz Alicia, llega hasta el extremo de excluir toda posibilidad de que vaya a residir en el Reino Unido.”


[…]



Firma: Alfonso Merry de Val, Embajador de España en Londres.



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Pero la cosa no se detiene aquí. El 8 de agosto, unos veinte días después del supuesto asesinato de la Familia Imperial de Rusia, el periódico ABC de España, publicó la siguiente noticia: “EL GOBIERNO RUSO CONSIENTE QUE VENGA A ESPAÑA LA FAMILIA DEL EX-ZAR: París, 7, 6 tarde. Telegrafían de Amsterdam que el Hamburger Frendemblatt dice que los bolcheviques han consentido en la salida para España de la ex Zarina y sus hijas. Las negociaciones respecto a las garantías pedidas siguen su curso.”



El rey Alfonso XIII seguía en contacto con reyes y presidentes de varios países para el traslado. El 13 de agosto envió un cable al emperador Guillermo II de Alemania, donde le pidió unir fuerzas para rescatarlos. Alemania, que contaba con una grandísima cantidad de espías en Rusia, confirmaba que, al menos, la zarina y sus hijos seguían vivos en el otoño de 1918. El 16 de agosto llegó a España el siguiente comunicado desde Berlín: “en conversación hoy con el Secretario de Estado interino, me dice que el Gobierno Imperial no tiene inconveniente por su parte en que la ex emperatriz viuda, el Príncipe Imperial de Rusia y hermanas, aprovechen hospitalidad ofrecida por Su Majestad el Rey.”



Como se ve en el anterior mensaje, Berlín tenía la certeza de que tanto la zarina Alejandra, como el zarévich Aleksei y sus hermanas seguían con vida en el mes de agosto.



Lo bueno que ofrecía España para trasladarlos hasta allí, es que estaba lejos de Rusia y se mantenía neutral ante todo conflicto bélico, ofreciendo garantías de que los Romanov no se involucrarían en ninguna actividad política por parte de los exiliados rusos o los blancos.



Pero, por si todo esto no fuera poco, vemos también cómo El Vaticano entró en el juego. El 11 de agosto de 1918, el Osservatore Romano informó: “el Pontífice ha ofrecido sufragar cuantos gastos origine el traslado de Rusia a España de la familia de Nicolás II, habiendo pedido a los Gabinetes a quienes afecta despachen lo antes posible el asunto, por motivos de humanidad”. Giovanni Pacelli (futuro papa Pío XII), que era entonces nuncio apostólico en Baviera, recibió órdenes del papa Benedicto XV para que informase al Gobierno de Alemania que el Santo Padre apoyaba toda negociación de liberación de la familia del zar.



En un boletín oficial, el 19 de agosto de 1918, se publicó en Berlín: “en las últimas deliberaciones celebradas en el Kremlin, se trató de la petición del papa presentada por el metropolitano Freiherr doctor Repp, solicitando la liberación de la zarina con sus cuatro hijas. Según comunican de Estocolmo, parece que los comisarios nacionales se mostraron en el fondo conformes a acceder a los deseos del papa, con ciertas condiciones. La resistencia a la libertad de la zarina ha quedado casi vencida”.



Tan vehemente y extensa fue la intervención del rey Alfonso XIII en el asunto del rescate de los Romanov, que llegó incluso a unir a las dos ramas de los Borbones, que se encontraban enfrentadas por el trono de España: la legitimista y la carlista, pues Alfonso XIII estuvo en contacto y pidió ayuda a su primo, el carlista Jaime de Borbón, que había sido miembro del ejército zarista y en aquella época vivía en Viena. Desde el Gabinete Telegráfico del Palacio Real se envió el siguiente comunicado: “Te agradezco apoyo gestión familia Imperial. Te saluda tu primo. Alfonso R.”



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En septiembre de 1918, Justo Garrido Cisneros, Encargado de Negocios Español en Petrogrado (San Petersburgo), envió un comunicado a Polo de Bernabé, embajador de España en Berlín, donde le informó que se había reunido con el comisario de Asuntos Exteriores de Rusia, adjunto de Georgi Chicherin, ministro de Asuntos Exteriores para tratar el asunto de las mujeres Romanov. En todo momento, el representante de España estuvo acompañado, como testigo, por el embajador de los Países Bajos en Rusia. El telegrama que Polo Bernabé envió a España, decía lo siguiente:



“6 de septiembre.



Encargado de Negocios Petrogrado me ruega transmita a V.E. telegrama siguiente: ‘Nº111. Comisario del Pueblo nos ha recibido una hora después de la señalada en un inmundo local que sirve de Ministerio de Negocios Extranjeros acompañado de otro israelita que es su adjunto. Le expuse humanitaria aspiración de nuestro Soberano asegurándole que no se trataba de intervenir en asuntos de Rusia, sino que la Familia Imperial permaneciera en España alejada de todo movimiento contrarrevolucionario […] Sostuvo que nuestro país se convertiría en foco de reacción contra-revolucionaria del proletariado internacional que ellos esperan de un momento a otro. Representante de Países Bajos y yo protestamos de esta absurda proposición, tratando de convencerle de que en ninguna parte se hallaría la Familia Imperial más imposibilitada de toda acción política […]Después de penosísima discusión y grandes esfuerzos, obtuve que se sometería nuestra petición en primera sesión del Consejo Central Ejecutivo […]”


El rey Alfonso XIII, meses más tarde a la supuesta masacre, se mantenía seguro de que la zarina Alejandra y sus hijos seguían vivos. Muestra de ello es todo el despliegue diplomático que realizó desde Madrid para traerlos a España. Esto rompe con la versión oficial que afirma que el magnicidio se llevó a cabo en la madrugada del 17 de julio de 1918. Desgraciadamente, es muy poco lo que se ha escrito sobre todo esto: Cortes Cavanillas, en su libro “Alfonso XIII y la Guerra”, menciona algo en alguno de sus capítulos. En años más recientes, un grupo de historiadores e investigadores de Europa y los Estados Unidos han trabajado arduamente para conseguir todos los documentos sobre el caso, tanto en el Archivo Vaticano, como en los archivos históricos de España.



Actualmente existe una gran controversia en torno a la verdadera suerte de la familia imperial. La Iglesia ortodoxa Rusa no reconoce unos supuestos huesos de los Romanov que fueron enterrados en 1998 en la Catedral de Pedro y Pablo en San Petersburgo. Dichos restos todavía están siendo analizados científicamente. El archivo histórico del rey Alfonso XIII, sobre este caso, y los documentos disponibles en El Vaticano podrían ser de gran ayuda para aclarar los eventos que ocurrieron en los últimos días de la dinastía de los Romanov.
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Autor: Jonathan Iglesias Sancho

Historiador y Caballero de la H.N.M.E.

Disculpen. Es off topic, pero me parecio interesante. Evidentemente Alfonso tampoco tuvo suerte tratando de salvarlos. No consiguió apoyo ni ayuda

Todo lo que leo siempre de la familia Romanov, me causa siempre pena,
pensar que toda Europa era su familia y al final ninguno pudo rescatarlo
unos porque tal vez no lo encontraron conveniente, otros porque cuando se decidieron ya era demasiado tarde, en fin, no puedo ni imaginar como fueron esos último días de la familia Imperial.
Supongo que el Zar imaginaba que sería rescatado por alguno de sus primos, pero al pasar el tiempo y ver que no llegaba la ayuda, debió ser terrible, en fin, que destino más trágico

Gracias por esta información, no sabia lo del Rey Alfonso y su gran interés por la familia Imperial.

Perdón a todos por el off topic, pero es que temas es muuy interesante
 
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Queen Mary en gran medida educó a su favorita Lilibet, especialmente porque cuando sus padres se fueron un año de viaje, las niñas quedaron con ella. Queen Mary era la única en la familia que no celebraba las travesuras de su hermana Margaret Rose.


Otra anécdota:

When the current Queen Elizabeth was 6 years old, a Minister of State, on encountering her at Buckingham Palace, greeted her with "Hello, little lady." "I'm not a lady, I'm Princess Elizabeth" came the snotty retort. On hearing of this, Queen Mary the following week marched the Princess into the presence of the Minister to apologize, beginning with "This is Princess Elizabeth, who hopes one day to be a lady."

Cuando la pequeña Lilibet tenía 6 años de edad, un Ministro de Estado cuando se la encontró en Buckingham Palace le dijo "Hola, pequeña lady o dicho de otra manera Hola pequeña jovencita o señorita" a lo cual la niña respondió " Yo no soy una lady, soy la Princesa Elizabeth" con un poco de altanería. Cuando Queen Mary se enteró, la siguiente semana llevó a la Princesita al despacho del ministro a pedirle disculpas e inició la conversación diciendo: "Esta es la Princesa Elizabeth quien desea algún día ser una lady".
 
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Mary of Teck Victoria Mary Augusta Louise Olga Pauline Claudine Agnes
26 Mayo 1867 – 24 Marzo 1953

El 24 de marzo de 1953, el Reino Unido y todo el Imperio Británico están de luto. La Reina Madre se ha marchado. A la edad de 85 años, Queen Mary, una mujer de destino increíble, desapareció. Era la esposa de un nieto de la reina Victoria, la nuera del rey Eduardo VII, la esposa del rey George V, la madre de los reyes Edward VIII y George VI, y la abuela de la Reina Elizabeth II. Y, curiosamente, murió 350 años después de la reina Isabel I, exactamente a la fecha.


A la edad de 24 años se comprometió con el El príncipe Alberto Víctor, duque de Clarence y Avondale (Albert Victor Christian Edward) heredero al trono británico, pero el príncipe murió de pulmonía de forma inesperada seis semanas después de haberse anunciado el compromiso. Al año siguiente se comprometió con el nuevo heredero, George, hermano de Albert. Antes de que este accediera al trono, fue sucesivamente Duquesa de York, Duquesa de Cornwall y Princesa de Gales.

Cómo se parece físicamente Isabel II a su abuela.
 
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