Llegó el mes de agosto en que se celebraba durante los días 14 y 15 el Misterio de Elche. Don Pedro Ibarra había invitado a su casa para ver esta fiesta al arqueólogo francés Pierre Paris. Cuando el arqueólogo vio el busto íbero supo que se trataba de una verdadera joya e informó a los responsables del Museo del Louvre en París, quienes contestaron enseguida ofreciendo una importante suma de dinero: 4000 francos de la época. Pese a la oposición de doña Asunción, el busto ibérico fue vendido y el 30 de agosto de 1897 la diosa íbera salía bien empaquetada rumbo a la capital francesa. Durante 40 años la Dama de Elche fue expuesta en el Louvre. Tras el comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939 y como medida de precaución, fue trasladada al castillo de Montauban, cerca de Toulouse, en el sur de Francia, lugar más seguro que la capital parisina.Compromís pide para la Dama de Elche la misma doctrina que con Sijena
El senador Carles Mulet considera que hay un "doble rasero" del Gobierno al no querer ceder la escultura a la ciudad alicantina
Una de las réplicas de la Dama de Elche repartidas por la ciudad, junto a un vitromosaico del rostro de la Dama.
En 1941 se consiguió recuperarla mediante un intercambio de obras con el Gobierno de Vichy del mariscal Pétain, un acuerdo tremendamente desequilibrado (a favor de España), que incluyó también la Inmaculada Concepción de los enerables o Inmaculada de Soult (por el mariscal francés que la robó) de Murillo, una de las esfinges gemelas de El Salobral que eran, al igual que la Dama, propiedad del Museo del Louvre y varias piezas del Tesoro de Guarrazar, que pertenecían al Museo de Cluny), además de los restos de las esculturas ibéricas de Osuna. A cambio se entregó a Francia un retrato de Mariana de Austria de Velázquez, del que el Prado poseía otra versión casi idéntica (se transfirió la versión considerada de inferior calidad, que para algunos es incluso simplemente una copia de taller), y una obra de El Greco del Museo del Greco de Toledo, en concreto uno de los retrato de Antonio de Covarrubias de los dos que contaba el museo.