Visita de Estado del Presidente de Argentina y su esposa del 21 al 25 de febrero, 2017

Resúmen del joyero que sacó a relucir la Kwin:

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Los lució la Reina Sofía en Japón en 2008

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3 joyas de pasar: Tiara flor de lis, pendientes de brillantes que lució Cristina en su boda, pulseras gemelas de brillantes que pertenecieron a la reina Victoria Eugenia y que se hicieron cuando se desmontó la tiara Princesa. Además lució el broche flor de lis que es parte de la tiara que le regaló su segundo marido.
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Pendientes de perlas y brillantes, similares a los que lució la Infanta Elena en su boda.


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Pendientes de diamantes negros de Grisogono, que ya ha lucido en numerosas ocasiones.
Han roto la tiara al colocarse la y seguro no se han dado cuenta. La base de diamantes ha quedar atrás del soporte. Un horror. Que poco delicado el que se la coloco o ella misma.
 
Para los que quieran leer una crónica imparcial acerca de la visita del presidente argentino y su esposa.
La periodista que lo firma, Consuelo Font, busca "progresar adecuadamente". ZarrapaZtroZa se lo sabrá agradecer.
Es para vomitar del principio al fin.

http://www.elmundo.es/loc/2017/02/25/58b07ba9e2704e96318b45d4.html
...Una actitud que en parte palió la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, al entregarle posteriormente la llave de oro de la capital entre las protestas de algunos manifestantes. Asimismo, a diferencia de sus "colegas" podemitas, que dieron plantón en la cena de gala, ella asistió con un vistoso traje rojo y su mejor sonrisa. Quizá influyó en este desmarque su amistad con Hugo Sigman, un empresario argentino que la noche del martes 21 ofreció en honor de los Macri, llegados ese mediodía a Madrid, una fiesta en su mansión de la urbanización La Moraleja, entre cuyos invitados estaban Carmena y José María Aznar jr, entre otros personajes populares. Además de gran parte de la comitiva que acompañaba al presidente, compuesta por cinco ministros y 200 empresarios, que se han soltado la melena y la cartera esta semana en los garitos de moda madrileños, como los restaurantes Amazónico y Habanera o la discoteca Gabana.

Fue de nuevo el Palacio Real, vestido con sus mejores oropeles, el marco de la citada cena de gala ofrecida la noche del miércoles 22 por los Reyes en honor de sus huéspedes. En la vajilla, que luce las iniciales regias, el chef Óscar Velasco, del restaurante Santceloni, sirvió un menú a base de sopa de champiñones, puerros y huevos de codorniz, bacalao al horno con tomate y guarnición de papas canarias, pimiento rojo y sésamo, y de postre, mousse de chocolate al aceite de oliva. Asistieron más de un centenar de invitados, entre ellos la plana mayor del Gobierno Rajoy. Su jefe de gabinete, Jorge Moragas, impactó al lucir una ristra de condecoraciones, incluida la orden del cóndor de los Andes, en su uniforme diplomático. También había políticos como el socialista Javier Fernández o Albert Rivera embutidos en el ceremonioso frac que era dress code masculino, así como rostros del mundo económico, como Ana Botín, y cultural, como la actriz Nuria Espert.

Sin embargo, la estrella de la velada fue Doña Letizia (44), más regia que nunca con un modelo de Felipe Varela en terciopelo negro de cola de sirena y manga larga. La percha perfecta para que brillaran en todo su esplendor las valiosísimas "joyas de pasar" de la dinastía Borbón que exhibía la Reina por vez primera, en especial esa histórica tiara "flor de lys", regalo de boda de Alfonso XIII a Victoria Eugenia, que completó con unos brazaletes de Cartier también herencia de Ena, y un broche de brillantes regalo de Don Felipe. Un look inabarcable para los mortales de sangre roja, con el que tumbó por KO a Juliana Awada y a su sugerente modelo rosa apastelado de Gabriel Lage, de amplio escote y falda acampanada, bordado a mano con cristales de Swarovski.

Pero Doña Letizia, que en este viaje ha exhibido la mejor versión de sí misma, no sólo noqueó por su indumentaria. En todo momento se mostró además sonriente para los fotógrafos y muy solícita con sus huéspedes, apreciándose en ella un denodado esfuerzo porque todo saliera perfecto. Hasta en detalles tan nimios como el del brindis de la cena de gala, cuando el presidente argentino se equivocó levantando la copa de agua, y la Reina le interrumpió para advertirle,ofreciéndole la copa de champán.

De nuevo al día siguiente, jueves 23, en Arco (cuya 36 edición inauguraron los monarcas junto a Macri y Juliana Awada), Doña Letizia volvió a ser la estrella. Lució un vestido corto blanco de manga francesa y cuello chimenea que algunos blogueros de moda atribuyen a Hugo Boss. Su estilosa indumentaria, que completo con unos stilettos de Magrit, golearon al camisero de la firma Menage a Trois que lucía la primera dama argentina, cuyos tonos granates diluían su silueta entre el gentío y las obras de arte.

Quedaba pendiente el último round de este duelo de estilismos, que tuvo lugar esa noche en el palacio de El Pardo, donde los argentinos correspondieron a los Reyes con una recepción en su honor. Antes, esa tarde, Macri y su esposa habían compartido agenda propia con otra reina, pero de corazones: Isabel Preysler y su novio, Mario Vargas Llosa, con los acudieron a la Casa de América a un coloquio. Con tiempo justo para acicalarse, Isabel y Juliana volverían a encontrase esa noche en el palacio de El Pardo, en una recepción mucho más informal comparada con el apabullante despliegue dinástico exhibido la víspera en el Palacio Real. Aquí Doña Letizia, quizá como deferencia a Juliana Awada, con la que ha mantenido una gran complicidad, prefirió dejarla brillar en su feudo. En estas visitas, El Pardo se convierte en territorio del país cuyo mandatario hospeda, bandera incluida. A diferencia de los atuendos casi clónicos que lucieron a su llegada, en el broche de la visita no pudieron ser más dispares, parecían incluso corresponder a eventos de distinto signo. La Reina, peinada con sobrio moño bajo, optó por un vestido corto en pailletes a rayas blancas y negras, mientras Juliana impactó con un modelo largo blanco asimétrico, de inspiración entre ad lid ibicenco y zíngara, quizá no del todo adecuado, pero que resaltaba su sensual belleza latina remarcada por su larga melena suelta y labios muy rojos.



El cóctel fue servido por el argentino Javier Brichetto, "el rey de la tapa" ganador de Masterchef, a base de entrantes fríos como trucha patagónica y crudo de ñandú; calientes, como empanada criolla; choripán o mollejas crocantes, y de postre bombón de yerba mate, espuma dulce de leche y Martín Fierro.

Estuvo muy animado, pues entre sus 350 invitados había numerosas celebrities, como Vargas Llosa e Isabel Preysler, José María Aznar, la cantante Tini Stoessel(novia de Pepe Barroso jr, que hizo doblete con el Palacio Real), o el modistoRoberto Torretta, aunque una de las atracciones fue el entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone, con su novia, la modelo Carla Pereyra, buen amigo de Macri, que fue presidente del club Boca Junior.

Con Simeone volverá seguramente a encontrarse este fin de semana, ya que la pareja de mandatarios argentinos permanecerá en España en privado, pese a que ayer viernes Macri puso broche oficial a su viaje asistiendo a un foro empresarial, recibiendo de manos de Mariano Rajoy el premio Nueva Economía y comiendo con su esposa en el restaurante Arce.

Este sábado de asueto en Madrid, Juliana tenía pensado visitar el Museo Thyssen, y su marido, además de reunirse con José María Aznar y el presidente gallego, Nuñez Feijóo, pensaba conocer La Peineta, el nuevo estadio del Atlético, de la mano del Cholo. Puede también que deje hueco para verse con Messi, que está en la capital. Una de las grandes incógnitas, dada la química surgida entre Doña Letizia y Juliana Awada, es si la argentina ha tenido ocasión o la va a tener de entregar a Leonor y Sofía, hijas de los Reyes, las botas de cuero que les ha traído como regalo. Doña Letizia sí pudo conocer en persona a Antonia, la hija del matrimonio argentino, de 5 años, que vino con ellos y según su padre quiere quedarse a vivir en El Pardo. Fue durante la recepción allí celebrada, cuando la niña salió en pijama ansiosa por ver en persona a la Reina Letizia, con la que protagonizó el momento más tierno de la visita.
 
Voy a pedir ayuda....Mira el vestido de terciopelo negro ¿el mismo tiene recorte y pliegues o son mis ojos?
Es que lo miro en algunas fotos y parece tener el recorte de unos vestidos que ella ya utilizo y en otros parece que no...¿Alguien sabría decirme que cosa rara es esta en su abdomen?
 
Última edición:
"...con la Reina Letizia luciendo la tiara de Victoria Eugenia en lo alto de la azotea. Un exceso, se mire por donde se mire. .." j

Jajajaja...le faltó decir con la tiara rota...Estoy de acuerdo con este artículo, las tiaritas entre pares...Aunque la que hepataría aquí sería Máxima, menudos joyones tiene comparados con los de España...
 
Anda! No sólo en vestuario y moño, sino también igualitas en el andar y pose del brazo y la mano.

En lenguaje verbal, se dice que si entre dos personas se repiten los mismos gestos e, involuntariamente, coincides en el mismo color de ropa, es que, inconscientemente, hay conexión y entendiminento.
Paracen soldados del ejército chino...
 
Resúmen del joyero que sacó a relucir la Kwin:

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Los lució la Reina Sofía en Japón en 2008

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3 joyas de pasar: Tiara flor de lis, pendientes de brillantes que lució Cristina en su boda, pulseras gemelas de brillantes que pertenecieron a la reina Victoria Eugenia y que se hicieron cuando se desmontó la tiara Princesa. Además lució el broche flor de lis que es parte de la tiara que le regaló su segundo marido.
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Pendientes de perlas y brillantes, similares a los que lució la Infanta Elena en su boda.


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Pendientes de diamantes negros de Grisogono, que ya ha lucido en numerosas ocasiones.


¿Similares?
Que desconcertante,,,,que pongas,,,,,similares.,,,,,,pues son los mismos.
 
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