Ana Oramas: clamor por el desastre migratorio en Canarias

El otro día unos 50 se largaron del centro rumbo al aeropuerto, que queda cerca, para exigir que les dejaran volar hacía la península. Al final la policía consiguió que volvieran al centro a pasar la noche, no sé en qué ha acabado el asunto porque los medios han dejado de informar. También se medio amotinaron porque no tenían wifi en el centro, supongo que ya se las habrán puesto. Los vecinos de la zona están acojonados.

CRISIS MIGRATORIA | SITUACIÓN EN EL MACROCAMPAMENTO DE LAS RAÍCES

“Estamos muy preocupados”​

Los vecinos del campamento de Las Raíces muestran su inquietud con la actual situación | Una asamblea ciudadana coordina ayuda para los migrantes​

Domingo Ramos
La laguna | 11·02·21 | 01:00 | Actualizado a las 07:25

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Campamento de Las Raíces ANDRÉS GUTIÉRREZ
La inquietud de los residentes en los alrededores del acuartelamiento de Las Raíces donde se está acogiendo a inmigrantes llegados en patera contrastaba ayer con la asamblea que tuvo lugar en el exterior del recinto. Aunque con reparos a expresar su opinión públicamente, los vecinos se muestran molestos con la actual situación y temerosos de problemas de seguridad que puedan afectarles. Mientras tanto, medio centenar de personas -y en torno a un centenar contando a los migrantes que se les sumaron- se congregaron durante la tarde en una reunión para tratar de ayudar a los acogidos en el centro.

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“Cada vez están trayendo a más gente y la situación, por lo que vemos desde aquí y lo que ha salido en la televisión, se va complicando; estamos muy preocupados”. Así se expresaba una señora de edad avanzada en una de las vías de acceso al centro de acogida de Las Raíces, en La Laguna. Al final del tramo de asfalto se encuentra una pista de cemento y, a continuación, se llega al campamento. El testimonio se sumaba a otros en la misma línea: pidiendo anonimato y con un discurso de preocupación. Una inquietud distinta a quienes este miércoles se congregaron en el exterior del recinto tinerfeño en una especie de asamblea para trazar líneas de ayuda a los migrantes.
“Yo no soy racista ni soy de nada, pero a uno le da apuro salir y dejar la casa sola”, apuntaba un hombre de mediana edad aparcado en uno de los márgenes de la calle, más bien un camino de doble sentido que obliga a quienes entran y salen de la zona a irse apartando hacia los laterales para que avance quien conduce en dirección contraria. Se trata de un lugar viviendas independientes, muchas de ellas con las características de la autoconstrucción de los años 80, y de raíz rural. Ahora, frente a la quietud que siempre fue habitual, por allí entran y salen inmigrantes en grupos de tres y de cuatro en dirección a la ciudad. Se les ve caminar por los arcenes de la TF-24.

“Nadie quiere decir nada porque a unos les dará un poco de miedo, pero sobre todo porque está mal visto que uno diga algo que vaya en contra de que hay que darle de todo a los inmigrantes; incluso yo, según dónde y con quién, digo más o menos lo que pienso”, planteó Francisco González desde el entorno del Bar Argelio, que tiene unas vistas privilegiadas de la pista de aterrizaje del Aeropuerto de Tenerife Norte. “Yo no estoy por la labor de que se meta a tanta gente junta en el mismo sitio; sin necesidad de que sean problemáticos siempre van a acabar dándose roces”, precisaba sobre su postura. “Mi cuñado vive arriba y por lo visto por allí han ido a ofrecerles rejas, alarmas y de todo; él mismo habló con un cerrajero para que le tape unos ventanucos que tiene más bajos que el resto”, indicó Alberto Carballo también desde la entrada al Camino del Medio.

El sentir general de los vecinos a los que se les preguntaba es similar. “Pero a mí no me pongas”, repetía la mayoría. Octavio, de 42 años y que iba a entrar a la estación de servicio Pcan con su vehículo, tenía otro enfoque sobre la situación: “Los canarios también emigramos; yo creo que hay que ayudar a quienes más lo necesitan, pero es verdad que es un debate muy complejo”. Su acompañante, de nombre Antonio Rodríguez, ofrecía un enfoque que, a juzgar por las declaraciones recogidas en la zona, puede que no esté desencaminado. “La mayor parte de la gente de esta zona no lo ve bien”, indicó, antes de apostillar: “Pero como cualquiera al que le dicen que le van a meter a un par de miles de personas al lado de su casa y que esa gente tiene grandes necesidades básicas”.
Reparto de ropa en el exterior del acuartelamiento de Las Raíces. | | ANDRÉS GUTIÉRREZ

Reparto de ropa en el exterior del acuartelamiento de Las Raíces. | | ANDRÉS GUTIÉRREZ
Mientras esas opiniones se podían recoger en los alrededores, junto a la puerta del campamento las cosas se veían de una forma distinta. Empezaron siendo unos 40 a las 16:00 horas y, en los momentos de mayor afluencia, se concentraron en torno a un centenar de personas si se contaba a los inmigrantes que salieron de la instalación, más preocupados en conseguir algo de ropa que en la asamblea en sí, fundamentalmente porque pocos de ellos hablan español. Según explicaron algunos de los participantes, se trataba de una iniciativa horizontal, sin ningún organizador que predominase sobre el resto y con el objetivo de buscar soluciones.
La asamblea se dividió entre un debate inicial, la distribución por lo que dieron en denominar comisiones y unas conclusiones. “A algunos les dicen que los van a mover el día antes; lo están haciendo por nacionalidades”, expresó tras hablar con varios de los acogidos una de las jóvenes que más intervinieron. Se trataba de la misma que el pasado año se encaramó en una de las grúas de La Tejita para pedir la suspensión de las obras. No era la única activista conocida que se encontraba en el lugar. Durante ese relato sustentado en las aportaciones de algunos inmigrantes, se detuvieron en otro de los puntos que han tenido un especial protagonismo durante los últimos días: que la comida, sostienen, no es la más adecuada.

Los lugareños temen un aumento de la inseguridad pero con reparos a decirlo en público​


El frío y que no se sepa con detalle el número de inmigrantes fue otro de los aspectos que lamentaron. “La política de este gobierno es unir a la gente en macrocampamentos”, criticó otra de las participantes que tomó la palabra durante una asamblea en la que hubo quienes demandaron la búsqueda de alternativas antes de dar el paso de las denuncias, que fue una de las propuestas que se comentaron. Una monitora de hotel también se opuso a la situación que se está viviendo y a la forma en la que los migrantes son trasladados al centro. Eva Machado, que es psicóloga y que se encontraba en el lugar, dijo ser incapaz de formarse “de momento” una opinión ante la necesidad de más información. Lagunera y con experiencia con refugiados en Francia e Inglaterra, consideró que existe “muchísimo que organizar” para ayudar a los inmigrantes. En especial, mostró su preocupación por las circunstancias logísticas.
“Estamos muy preocupados”

“Estamos muy preocupados”
Mientras las comisiones se reunían, el ambiente en la zona estaba marcado por la apertura y cierre de las puertas del campamento, con seguritas a la entrada, y la ida y venida de distintos cuerpos policiales: la Policía Local de La Laguna, el Cuerpo Nacional de Policía e, incluso, una dotación de la Policía Canaria. Junto a una mayoría magrebí que se había acercado hasta la zona del encuentro, también había otros migrantes de más hacia el sur de África, como Malik, que, a través de un compatriota que traducía, afirmaba que la camiseta y el pantalón que vestía eran su única ropa. Poco después, unos particulares le entregaron varias prendas de abrigo.
Se unió a la cita Abdelali, un marroquí por encima de la media de edad de quienes allí se encuentran y que el pasado lunes se convirtió en portavoz de un grupo que decidió rebelarse y hacer un amago de abandono del campamento molestos por la imposibilidad de salir desde la Isla hacia la Península y las condiciones de la infraestructura. “Igual”, sintetizaba este miércoles sobre la situación que se han encontrado tras regresar al centro. “No máquinas de cortar el pelo, poca comida...”, señaló.
Varias decenas de inmigrantes se arremolinaron alrededor de un coche desde el que empezaron a repartir ropa. En paralelo, empezaban las conclusiones de esa especie de comisiones (legal, de materiales, de acción directa, de comunicación, de acompañamiento...) que se habían celebrado y en las que se tomaron acuerdos como reunirse con abogados en busca de asesoramiento jurídico, elaborar material informativo, buscar gente para acompañarlos a comisaría o a alquilar una habitación a aquellos que puedan sufragársela

 
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Foto: Playa de Corralejo, en Fuerteventura (EFE)
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Por
César-Javier Palacios
11/02/2021 - 05:00
El pasado 29 de enero, el Pleno del Cabildo de Fuerteventura dejó sobre la mesa sin aprobar la declaración de interés público insular para el proyecto Dreamland Studios Canary Islands. En apenas 15 días, la compleja maquinaria burocrática se había acelerado para facilitar la luz verde a un gigantesco plan urbanístico que ni los propios políticos conocían a pesar de su espectacularidad.

Se trata de una enorme ciudad audiovisual que incluye estudios e instalaciones para la producción y postproducción cinematográfica, laboratorio de experimentación y creación de contenidos, un parque temático de realidad virtual, museos y anfiteatros para alojar espectáculos multitudinarios, un centro de formación en artes audiovisuales con capacidad para 400 estudiantes “y otras infraestructuras que lo convertirían en un referente mundial”, resaltaba la institución sin ocultar su disgusto por el rechazo.

 

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  • La entidad eclesial asegura que más de 2.000 personas han muerto en el mar en 2020
  • “Muchos vienen con moratones afirmando haber sido agredidos”, señalan alertando de brotes de xenofobia


Libre circulación a la Península

Según afirman en un comunicado, “es imprescindible priorizar políticas de desarrollo justo en los países de origen y actuar para que las personas no sean expulsadas de sus hogares, así como evitar que sigan siendo víctimas de organizaciones delictivas que se aprovechan de la desesperación y la falta de oportunidades en los países empobrecidos”, porque más de 2.000 personas han muerto en el mar en 2020.

Por todo ello, Cáritas pide a las administraciones públicas que habiliten más recursos para la atención de estas personas que les permitan estar en condiciones dignas y de respeto a los derechos humanos.

La entidad le pone tarea a todas las administraciones. En primer lugar, insta al Gobierno de España a restablecer a la mayor brevedad la libre circulación de las personas migrantes a la Península y Europa para reagruparse con sus familias y puedan continuar su proyecto migratorio.

Por su parte, reclaman al Gobierno de Canarias, los cabildos y ayuntamientos la puesta en marcha de “programas específicos y adecuados para luchar contra la xenofobia, el racismo y los discursos de odio”, que no paran de florecer y están principalmente instigados desde algunas formaciones políticas.


¿Y qué tal deportarlos a sus países de origen?
Buena pregunta, no sé por qué no se hace, que pasa? Que una vez que tocan suelo español ya no se pueden echar ? En Australia por ejemplo tienen políticas clarísimas con la inmigración ilegal... No entiendo nada...
 
Buena pregunta, no sé por qué no se hace, que pasa? Que una vez que tocan suelo español ya no se pueden echar ? En Australia por ejemplo tienen políticas clarísimas con la inmigración ilegal... No entiendo nada...

Entre la baja natalidad nacional (tema vital pero al que nadie da importancia ni soluciones) y que no se deporta ni al tato, todo apunta a que las altas esferas buscan una sustitución étnica-cultural de la población autóctona española.
 
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