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No hace falta que la gente que ha pasado o habitado un sitio esté muerta, deja su impronta.., por mucho que se pinte o limpie .., cuando entro en una casa, habitada o no, tengo buenas o malas vibraciones,... . Una vez estaba en casa de unos amigos por primera vez y me siento en el sofá y me empiezan a doler lo ovarios y no tenía razón de ser.., y al rato, dice la dueña de la casa...justo donde estas sentada, rompí aguas de mi hija y me puse de parto. Peguè un bote. Otra vez, una amiga me enseño el piso que se acababa de comprar, estábamos en la cocina y sentí como rollo de mala leche, de mal rollo y me extrañaba porque èsta chica se llevaba genial con su marido. Me cuenta a quien se lo había comprado y, casualidad, los conocía; una pareja que se casó estando ella embarazada, perdió al niño, se llevaban fatal, se divorciaron y ella me había contado que él le tiro un vaso con café en la cocina. No se si es que soy sensible, pero esas sensaciones de calma o de mal rollo en un sitio las noto.Yo ya conté por aquí la anécdota de habernos metido dos personas en una antigua prisión militar abandonada, ir caminando y haciendo bromas y pasados unos minutos tener que salir de ahí pitando con náuseas y dolor de estómago.
Ni hablar de vivir en un sitio de esos. No me importa entrar pero no me quedo a dormir ni cobrando.