The Crown (Netflix ) : una serie sobre la vida de la Reina Isabel II

Margaret era la más guapa de la nobleza británica, pero ni de co*a de todas las casas reales en el momento. Era una mujer normal tirando a guapa, que no quiso renunciar a su posición privilegiada por amor. Margaret sabía que, en las otras casas reales, o no se casaban o renunciaban. Aparte, puede haber algo de no perder la cercanía, pero The Queen siempre estuvo más unida a su madre y a su hija, Anne.
 
@Beltane Algo de lo que cuentas, me suena haberlo leído. No les sigo mucho, pero he leído un par de biografías. Os cuento lo que recuerdo de la reina madre, señora tremenda y de armas tomar. La imagen de dulce y adorable no se parece a lo que era, en realidad. Era una persona muy falsa, el pueblo la llamaba "la duquesa sonriente", cuando eran duques de York, porque iba con la sonrisa por delante. Durante la IIGM., siguió visitando fábricas, hospitales, tropas y lugares. No era popular entre el pueblo, que pasaban tantas calamidades. Le increpaban por su ropa y le tiraban basura a su paso.

La casa familiar de sus padres sirvió de Hospital, durante la primera Gran Guerra. Ella debía de tener unos 14 años. Cuando se casó con el príncipe, depositó su ramo de flores, ante la estatua del soldado desconocido, debe de ser una tradición, desde entonces. Durante la IIGM., estaba casada y con dos niñas, no abandonó Londres durante los bombardeos, el rey y su familia se quedó en Londres, lo que les hizo ganar en popularidad.

Como todas las niñas de la época, fue criada con una institutriz. Hizo una serie de exámenes, en los que dió una buena puntuación. Le gustaba la campiña, los caballos, los perros. Ninguno de su descendencia ha heredado tal presunto amor por la educación y su buen aprovechamiento. La cocinera se llamaba Margaret. Ella y su segunda hija llevan este nombre, no así, por ejemplo, el nombre de la abuela, Cecilia. En aquella época, era normal que el señor de la casa tuviera hijos con el servicio y los hiciera pasar como del matrimonio. La mortalidad era alta y podría heredar, tras de sí, un primo, porque sólo queden vivas las hijas y éstas se quedan sin nada.

Su marido rey era amigo de sus hermanos mayores, hoy se sabe que no tuvieron relaciones sexuales y que las niñas son fruto de la inseminación. Le tuvo que pedir la mano varias veces, la reina Mary la conoció y dijo de ella que era una joven capaz como consorte de su hijo. Entre muchas dudas, vete a saber la verdadera razón, le dió el sí.

Dicen que esperaba que el príncipe heredero se lo pidiese a ella, pero nunca pasó. Supo intrigar contra el cuñado heredero y, después, contra Wallis. Fue la más ferviente defensora de la abdicación y le hizo la cama. Cuando Edward abdicó, ella no veía capaz a su marido para el papel de rey. Le ayudó a tratar su tartamudez, gracias a Leonel Logue, que se ve en aquella película. Siempre han dicho que era ella quien le decía a su marido rey lo que debía hacer.

Yo creo que la reina tiene el carácter de su madre, la ha escuchado, la ha pedido opinión, ha tenido bien en cuenta su palabra, pero no ha dejado que la mangoneé, como, por ej., los Middleton. Dicen que la buena señora tenía un humor ácido. Tenía unas frases muy ocurrentes a la par que sagaces.

El amor de juventud de la reina madre. Isabel era cortejada por James Stuart, que fue el escudero de Alberto, hasta que dejó el servicio del príncipe, por un trabajo mejor remunerado en el negocio petrolero estadounidense. Stuart era además descendiente de la corona escocesa.

Sobre todo, en los últimos veinte años, era más alcohólica que consumidora, de dry martinis con ginebra. Un barman español del Ritz londinense también se los preparaba. La reina madre entraba en el Ritz y todos se levantaban del asiento. Al momento de morir, vivía con ella una ¿sobrina? también anciana. Murió poco después de Margaret.

Como dato doméstico, prefería los empleados domésticos homosexuales, se quejaban poco para viajar, no tenían cargas de hijos y sus hijas no tenían tentaciones. Les pagaba una merdé, lo mínimo y trabajaban muchas horas, aunque tenían derecho a alojamiento y comida gratuitos. Rainiero debió de haberle pedido opinión, de cómo organizar su servicio doméstico, para proteger a su prole.

En cuanto a Charles, era el niñito de la abuelita, como la llamaba. Esa señora le crió y educó bajo sus faldas. Pedía al servicio que la trataran con cuidado. Así de malcriado salió, incapaz de encarar el mundo que tenía a sus pies. El matrimonio con Diana lo arreglaron entre las abuelas, eran muy amigas, pero también le presionaron su padre y su madre, "tu deber es casarte, como lo hice yo". Al dato, no se casaron (tan) enamorados, sino porque su deber era casarse y casarse entre iguales. Elizabeth era reina por derecho propio y no quedaban príncipes jóvenes casaderos entre quienes elegir. Sin embargo, la princesa Ana se casó joven con un guapo capitán y jinete olímpico.

En cuanto a Phillip, el tiene sus funciones y sus labores, pero no le habrá sido fácil de encajar que siempre iba a ser el consorte, por detrás de la reina. Le habrá costado muchos años entenderlo. No creo que le pongan de malo, pero la imagen de la reina joven en la serie tampoco es la suya. Yo no creo que se parezca a esa muchacha, en cuanto a carácter. Ha tenido que ser más pavo real y más engreida, diría egoísta, aunque su madre la enseñó bien sus trucos del oficio.


En España dieron hace unos años un documental sobre las dobles opiniones que el pueblo british tenía por la familia real en los tiempos de la IIGM. A la reina madre la odiaban muchísimos, por pasearse por hospicios, orfanatos y demás lugares tristes con ropas lujosísimas y abalorios ostentosos. Entre otras cosas, la consideraban una falsa, mientras el pueblo estaba como estaba. De las princesas pasaban bastante.
Luego estaba la opinión del británico patriota que ve en esta mujer que alentaba desde el balcón al pueblo a no rendirse nunca, y eso conquistó a muchos.

A mi la serie, aunque me gusta (me queda aún un episodio) creo que algo no encaja con la reina: la ponen hasta de inocentona, y eso cualquiera que haya leído, incluso seguido algo sobre esa mujer, sabrá que es mentira.
Puede que estuviera desorientada por inexperta, pero alelada ni de coña.


El capítulo Townsend es primordial para captar algo sobre ella: el que la eclipsa ya sabe lo que pasa. Ella es ella y nada más, cosa que hace pensar sobre lo que le tuvo que joder que alguien como Diana se llevase todo el protagonismo.
La fama y popularidad de esa mujer la tuvo que escocer pero bien.
A esa mujer sólo le tosían su madre y le tose su hija, siendo esta única la que parece que tiene ese privilegio.
 
Townsend era un buen mozo británico, sin títulos, salvo en un nimio detalle, divorciado sin hijos. Era un héroe nacional, mientras que su marido era impopular y antipático.

Quizá la reina le dijo a su hermana, "si yo no soy feliz, tú tampoco". "No vas a tener mejor marido que la reina". Además, en aquella época, quien se casaba con un plebeyo, perdía sus derechos. En todas las casas reales.

Margaret vivió con sus privilegios y fue múltiple y notoriamente infiel a su marido. En los últimos años, no era tan mayor, murió medio alcohólica y medio sola. Es una pista de como pueden acabar las Middleton sisters.

Para que veáis que la monarquía británica fue impuesta y muy impuesta. El pueblo tuvo que apechugar con esa familia de falsos, protegidos por el sector patriota monárquico.
 
Margaret si estaba tan enamorada podría haberse casado, como hizo su tío Eduardo VII que renunció a todo. Pero la una vida privilegiada y de lujos es muy tentadora. Probablemente después se arrepintió y mucho y se dio cuenta de que la vida son dos días y al otro lado se va uno como llegó: con una mano delante y otra por detrás. Ahí no hay ricos ni pobres. Murió como dicen por ahí sola y amargada.
 
Townsend tenía dos hijos varones si no me equivoco.

La reina puedo haberles dado permiso para casarse en un kirk escocés, pues ella no es jefa de la Iglesia de Escocia, como años más tarde haría Anne con Tim Lawrence una vez divorciada, se casó en un kirk. Si no ando muy para allá, ¿no se casó Zara en otra iglesia escocesa? Alguien please, confirme esto.

Townsend en sus tiempos y según la crónica estaba muy bueno, normal que Margaret flipase con él, pero no creo que estuviese enamorada, estaba apasionada por él, sentía pasión. O así estaba enamorada pero creo que cuando de verdad lo estás y andas convencida de que ese hombre es para ti mandas a tomar por culo un sistema reprimido que no te permite casarte con el hombre que amas.

Sí que pudieron haberse casado, repito: si ella hubiese esperado a tener 25 años (osea, esperar dos años de nada teniendo en cuenta lo que duraban los noviazgos entonces); o haberse casado en Escocia.
¿Por qué no se fraguó esa boda si aún teniendo algún handicap por la ley matrimonial de 17cientos y algo en el siglo XVIII tenían ventajas como esperar dos años o pirarse a Escocia?

No se casaron porque a la reina no le dio la gana que el que pudo haber sido su cuñado la eclipsara adquiriera notoriedad, pues la parejita tenía el total apoyo popular y parecían estrellas de cine, muy guapos y populares.

¿Por qué ella no mandó a la mierda la monarquía? Porque con la monarquía tenía unos privilegios bestiales, pasta para aburrir y poder permitirse toda la vida fumar, darle al cuerpo, al alcohol y tirarse a la bartola en Mustique.
Ya ves tú que enamorada estaba, lo que le pasaba es que ardía, que era otra cosa. Mirad la princesa de Japón como se casó con un plebeyo y mandó a la mierda la oprimida casa real en la que vivía.
Lo que pasa es que ser princesa, en la situación de Anne, mola mucho porque ni de coña tenía las responsabilidades de la hermana.

La misma queen orquestó como quiso ese asunto pues no iba a permitir que la quitasen protagonismo ni que la favorita del padre fuese más feliz que ella, que por la fecha, estaba ya muy quemada con el duque.
Así pagó años más tarde los tres divorcios de sus hijos que se convirtieron en escándalos mundiales.

No os estoy reventando nada de la serie porque esto es historia, aún no he terminado la serie, desconozco si sale esto en el último capítulo o algo.

Por cierto, creo que no cuento nada nuevo si digo que Margaret era drogadicta, y que uno con los que se montó las juergas de drogas en los 60 fue Mick Jagger, con el que incluso tuvo un lío. Por ello se dice que la reina tardó tantos años en otorgarle la orden del Imperio Británico, por la "mala vida" que el Stone le dio a la princess.
No creo que nadie la obligase a meterse las cantidades de drogas que se metía, pues desde jovencita se intuía por dónde iba a salir.
De su personalidad se decía que estaba amargada, que era una grosera de mucho cuidado y que no tragaba a Diana.
A mi su imagen me produce como rechazo, de ser una mujer que me resultaría muy desagradable en el trato, clasista a tope y "moderna" cuando le venía a ella en gana, pero cuidado "soy la hermana de la reina".
 
Gracias, Annette, por corregir mi error. He mirado una biografía ahora por la web.

Me reafirmo, suposición mía, que Townsend estaba muy bien como marido, mejor que el príncipe Phillipe. A la reina no le habría gustado tener dentro de la familia un cuñado tan popular, un héroe de guerra, británico de pura cepa, guapo y buen marido. Habría sido un buen braguetazo para Margaret. "Si yo no soy feliz, tú tampoco". "No vas a tener mejor marido que la reina de UK.".

El pueblo y el parlamento le habrían perdonado la circunstancia de casado con dos hijos, seguro, este hombre era bien estimado por el pueblo y bien considerado. Este matrimonio habría destacado por encima del matrimonio de la reina, a quien le ha costado muchos años ganarse el respeto de todos los frentes.

Aparte está la pérdida de sus derechos por el matrimonio con un plebeyo y un plebeyo divorciado con dos hijos. En aquella época, era una escándalo, pero se lo habrían disculpado a Peter Townsend. Margaret no debía amarle tanto, cuando le dejó escapar, amaba más a su manutención a cargo del estado.

Curioso el nombre de Peter. Peter fue el novio de Margaret, pero también de la princesa Anne, Peter Phillips (ex marido) y Peter Cross, quien dicen que es el padre verdadero de Zara.

Hace años, salió a la luz la demanda de Robert Brown, de la isla de Jersey, nacido en enero de 1950, que dice ser hijo de la princesa Margarita con Townsend o vete a saber qué novio. Se da un aire, casualidad o no. Dice que una dama elegante le visitó, un par de veces, cuando era niño. Fue entregado en adopción, a un matrimonio, cuando era un bebé.

Recordad que el matrimonio de la reina fue medio arreglado por el Mountbatten, ella eligió casarse con él, pese a que su madre y el pueblo no le gustaba este candidato a consorte, por pobre e intrigante, por alemán emparentado directamente con oficiales del nazismo. Elizabeth hija podía decidir por sí misma, sin embargo, su hermana tuvo que obedecer y pasar por el aro. Así eran la reina y supongo que también la reina madre. El abuelo de la reina cambió el apellido, porque era alemán, por Windsor. Elizabeth dió un paso atrás, al casarse con un alemán, el pueblo y el parlamento se lo recordaban.

Margaret obedeció a su hermana, la reina. Años después, se casó con un fotógrafo de la socialité británica, a quien la reina le regaló un título. A modo de venganza, dieron mucho que hablar a todo el mundo, fueron muy infieles y nada discretos. Ella era alcohólica, drogadicta, fiestera, bisexual, gastaba como si no hubiera fin. Diana, a su lado, era una novata y la detestaba. Margaret le hizo pagar caro su renuncia a su hermana.
 
De su personalidad se decía que estaba amargada, que era una grosera de mucho cuidado y que no tragaba a Diana. A mi su imagen me produce como rechazo, de ser una mujer que me resultaría muy desagradable en el trato, clasista a tope y "moderna" cuando le venía a ella en gana, pero cuidado "soy la hermana de la reina".
De la reina madre, dicen parecido, muy clasista y grosera, además de alcohólicas. Murió a la relativamente temprana edad de 71 años, tras años en silla de ruedas y problemas, debidos décadas de desfase y probarlo todo.

Es una empresa familiar, como se ha dicho muchas veces. La reina madre, así la llamaban por respeto y para que no se llevara el berrinche, mandaba dentro de palacio, educaba a los hijos y asesoraba directamente a la reina. Durante décadas, la reina viajaba mucho, por agenda oficial, hasta que su hija Anne le relevó, trabaja mucho más que el príncipe heredero. El tiempo que la reina tenía libre, no era madraza, tendría sus amistades y sus fiestas (dejémoslo ahí).

El príncipe consorte también tenía su vida y sus funciones, para compensarle de no tener la enorme relevancia que exigía, dentro de la casa real. La reina Margarita de Dinamarca ha tenido el mismo problema con su marido. Sin embargo, el marido de Juliana de Holanda manejaba a su esposa como quería y fundó Bilderberg, junto con las otras casas reales y políticos, entre otros.

La nieta, hija y sobrina favorita, Zara Phillips, sí, se casó en Escocia, donde la reina no tiene "esa" jurisdicción. La princesa Anne ha sido muy feliz, a su manera, ha renunciado a ciertos privilegios, pero no a la asignación real, claro. Sus dos hijos no heredaron ningún título.
 
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LA OTRA BIOGRAFÍA | REINA MADRE
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LA REINA MADRE QUE NO AMABA A LADY DI
Elizabeth Bowes-Lyon (1900-2002) reinó desde 1952, a la muerte del Rey Jorge VI. / No quería ser miembro de la Familia Real. / Aborrecía a Lady Di y apreciaba a Thatcher. / Biografía oficial. «Queen Elizabeth the Queen Mother», 1.096 páginas, está basada en la correspondencia de la Reina Madre.
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POR EDUARDO SUÁREZ
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MADRE E HIJA. La Reina Madre, entonces reina consorte, y su hija Elisabeth, saludan desde el Palacio de Buckingham en mayo de 1937.
El Reino Unido le saca brillo estos días a la efigie incorrupta de la Reina Madre, devuelta súbitamente a la vida por una exhaustiva biografía autorizada de 1.096 páginas. El libro indaga en las mil y una caras del personaje: consorte en tiempo de guerra, conservadora militante, superviviente del cáncer, centenaria enternecedora y amante de los caballos, el juego y la ginebra con Dubonnet.

Como escritas con tinta fluorescente, destacan las páginas sobre su relación con la princesa Diana pero aún más el ominoso silencio de su biógrafo William Shawcross sobre los detalles más escabrosos de la misma. Lo más novedoso es una entrevista en la que la anciana expresa su «total repugnancia» por la decisión de Diana de lavar los trapos sucios en público. «Es siempre un error hablar sobre tu matrimonio», remacha durante la conversación, cuya única copia ha reposado hasta ahora bajo llave en los archivos del palacio de Buckingham.

En lo tocante a Diana, la otra gran novedad del libro es la revelación de que la princesa Margarita destruyó sacas llenas de misivas de su madre. Entre ellas, un fardo de cartas de Diana potencialmente peligrosas para los Windsor.

Shawcross despacha el asunto en cuatro o cinco párrafos. Al contrario que los periódicos británicos, que han indagado en el episodio y lo han reconstruido para el gran público. Así, sabemos que Margarita aprovechó que su madre estaba en Balmoral para fisgar en sus papeles a su antojo y seleccionar aquéllos que debía destruir con sus manos enfundadas en unos guantes de cocina.

La princesa se los llevó en sacas al palacio de Kensington y ordenó a su chófer, David Griffin, que los quemara en el garaje. Según recuerda Griffin, el humo era tan espeso que Margarita empezó a toser y tuvo que refugiarse en los jardines de palacio. «Debimos de quemar miles de cartas», rememora, «y recuerdo que era posible ver lo que se estaba quemando. Era como arrojar una cerilla en un libro de Historia. Podría haberme hecho millonario. Pero ahora ya es demasiado tarde».

La biografía de Shawcross esboza una imagen idílica de la relación entre la princesa de Gales y la Reina Madre, perturbada tan sólo en los últimos días de Diana a resultas de su separación y de su divorcio. Nada más lejos de la realidad. Al menos según quienes las trataron y las conocieron.

Es verdad que la matriarca de los Windsor dio una bienvenida cálida a Diana y llegó a regalarle un broche de diamantes antes de su matrimonio. Pero no es menos cierto que cuando todo saltó por los aires, fue la primera en ponerse de parte de Carlos. El hijo que nunca tuvo y el nieto que prefería sobre los demás.

Según los expertos, fue ella quien predispuso a Isabel II contra su nuera y quien disuadió a Carlos de cualquier intento de reconciliación. De Diana nunca entendió que «una chica de buena familia» pudiera haberse casado con el Heredero «sin comprender lo que eso implicaba» y en sus partidas de cartas solía dedicarle una frase tan retrógrada como venenosa: «Los hombres pueden tener amantes. Las mujeres, no».

Una cosmogonía antediluviana que remacha con una anécdota estremecedora el periodista Richard Kay en el Daily Mail: «Alguien le dijo una vez que era mejor para los niños que Diana hubiera muerto porque así no estarían en medio del fuego cruzado entre sus padres y la respuesta de la Reina Madre fue: "Ése es un comentario muy sabio"».

La antipatía de la matriarca de los Windsor por Diana no se tradujo simétricamente en simpatía desbordada por Camila. Al contrario. La amante de Carlos nunca le gustó y nunca vio con buenos ojos que se casaran después de la muerte de Diana. No era tanto una tirria personal como el recuerdo de los amores de su cuñado Eduardo VIII con Wallis Simpson y el peligro de que se repitiera el episodio de su abdicación en 1936. «Supongo que [Eduardo] se atontó con el amor», recordaba en una entrevista, «una no podía razonar con él, nadie podía. El Gobierno lo intentó, todo el mundo lo intentó. Lo único bueno es que al menos fueron felices».

Una felicidad que, sin embargo, la Reina Madre le reprochaba a su cuñado por anteponerla a sus obligaciones y a la razón de Estado. Nunca se reconciliaron del todo. Entre otras cosas porque ella no veía en su abdicación la circunstancia que propició su subida al trono, sino el principio del fin de la vida de su esposo, convertido de repente en Jorge VI y demasiado débil para las demandas físicas que se le exigen a un rey en tiempo de guerra.

Murió mientras dormía una mañana de febrero de 1952 y Churchill convenció a su esposa de que no se encerrara en los salones de palacio. Así fue como ideó para ella el título inédito de Reina Madre e inició el trabajo caritativo que ya no abandonaría hasta su muerte.

El nombre de Reina Madre nunca le gustó pero la acompañó como un chal durante más de medio siglo. El tiempo que sobrevivió al infortunio de su esposo, gracias a una longevidad blindada que le permitió sobrevivir dos veces al cáncer. La primera, tras serle extirpado un tumor en el colon en 1966. La segunda, fruto de un carcinoma en un pecho en 1984.

Procuró respetar la neutralidad inherente a la realeza, pero nunca escondió que sus preferencias estaban en la derecha. Odiaba a los laboristas y a los liberales y admiraba con reverencia a Margaret Thatcher. En los meses previos a la guerra, simpatizó con la política de apaciguamiento del primer ministro Neville Chamberlain y lo recibió como un héroe a su regreso de Múnich. Luego sus imágenes desafiantes durante la guerra inspiraron a los habitantes de Londres y les ayudaron a no perder la esperanza bajo los bombardeos.

Y sin embargo, si hay algo que define a la Reina Madre no son sus devaneos políticos ni las tiranteces de familia sino el listado de sus pecados veniales: su pasión por las cartas, su sed devoradora de ginebra y su amor desmesurado por las apuestas y las carreras de caballos. En 1996 emergió que había acumulado deudas de juego por valor de cuatro millones de libras. Las pagó sin sonrojo Isabel II como una hija ejemplar sin importarle que su madre recibiera una asignación anual de más de 600.000 libras a cuenta del contribuyente.
 
¿Vosotras pensáis que Margaret "salvó" a Townsend?. Sabiendo cómo se las gastaban los Windsor y los colaterales (Mountbatten).

En aquella época, la reina se estaba esforzando mucho por mantenerse como reina y en blindar (hacer respetar) la monarquía ante el pueblo y el parlamento. Margaret tardó casi diez años en casarse con su marido, desde que dió la noticia que quería casarse con Townsend. Una vez rechazado definitivamente, Peter abandonó el país y tardó cuatro años en casarse con una belga. Es como si esperaron, hasta que la decisión fue definitiva.

Tres años antes de morir Townsend, hizo un viaje a Londres. Margaret se enteró y le pidió que le visitara, en su casa, acompañada de más amigos. Dicen que la cita duró horas y fue una cita feliz.
 
De la reina madre, dicen parecido, muy clasista y grosera, además de alcohólicas. Murió a la relativamente temprana edad de 71 años, tras años en silla de ruedas y problemas, debidos décadas de desfase y probarlo todo.

Es una empresa familiar, como se ha dicho muchas veces. La reina madre, así la llamaban por respeto y para que no se llevara el berrinche, mandaba dentro de palacio, educaba a los hijos y asesoraba directamente a la reina. Durante décadas, la reina viajaba mucho, por agenda oficial, hasta que su hija Anne le relevó, trabaja mucho más que el príncipe heredero. El tiempo que la reina tenía libre, no era madraza, tendría sus amistades y sus fiestas (dejémoslo ahí).

El príncipe consorte también tenía su vida y sus funciones, para compensarle de no tener la enorme relevancia que exigía, dentro de la casa real. La reina Margarita de Dinamarca ha tenido el mismo problema con su marido. Sin embargo, el marido de Juliana de Holanda manejaba a su esposa como quería y fundó Bilderberg, junto con las otras casas reales y políticos, entre otros.

La nieta, hija y sobrina favorita, Zara Phillips, sí, se casó en Escocia, donde la reina no tiene "esa" jurisdicción. La princesa Anne ha sido muy feliz, a su manera, ha renunciado a ciertos privilegios, pero no a la asignación real, claro. Sus dos hijos no heredaron ningún título.

¿Vosotras pensáis que Margaret "salvó" a Townsend?. Sabiendo cómo se las gastaban los Windsor y los colaterales (Mountbatten).

En aquella época, la reina se estaba esforzando mucho por mantenerse como reina y en blindar (hacer respetar) la monarquía ante el pueblo y el parlamento. Margaret tardó casi diez años en casarse con su marido, desde que dió la noticia que quería casarse con Townsend. Una vez rechazado definitivamente, Peter abandonó el país y tardó cuatro años en casarse con una belga. Es como si esperaron, hasta que la decisión fue definitiva.

Tres años antes de morir Townsend, hizo un viaje a Londres. Margaret se enteró y le pidió que le visitara, en su casa, acompañada de más amigos. Dicen que la cita duró horas y fue una cita feliz.


Anne se me hace como muy respetable, aunque también pinta a tremenda, desde luego se ha currado su trabajo porque esa mujer no para. Le ponen su agenga a Kate o a incluso si me ponéis cualquier otra princesa y les da un sopocio de los buenos.
Menuda agenda tiene la tía. Tampoco soportaba a la cuñada y dicen que ha tenido un carácter de borde y sobrada tremenda, pero tiene un no se qué que me gusta, no sé,muy royal, muy digna.

No sé si Margaret protegió a Peter, pero puede ser, pues quien sale del círculo de la empresa sabe a lo que se atiene, y ese tío podría cantar la Traviata si hubiese querido.

Peter es el nombre que le puso Anne a su hijo, pues su marido era Mark Phillips. ¿Sugerencia de tita Margaret?, por cierto no sabía que un tal Peter puede ser el padre de Zara, no sabía ese cotilleo, igual el nombre del hijo viene por ahí.
En la familia real, que yo sepa, no hay ningún Peter, así, directo, como un George, Edward, Charles o Albert.
 
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LA OTRA BIOGRAFÍA | REINA MADRE
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LA REINA MADRE QUE NO AMABA A LADY DI
Elizabeth Bowes-Lyon (1900-2002) reinó desde 1952, a la muerte del Rey Jorge VI. / No quería ser miembro de la Familia Real. / Aborrecía a Lady Di y apreciaba a Thatcher. / Biografía oficial. «Queen Elizabeth the Queen Mother», 1.096 páginas, está basada en la correspondencia de la Reina Madre.
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POR EDUARDO SUÁREZ
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MADRE E HIJA. La Reina Madre, entonces reina consorte, y su hija Elisabeth, saludan desde el Palacio de Buckingham en mayo de 1937.
El Reino Unido le saca brillo estos días a la efigie incorrupta de la Reina Madre, devuelta súbitamente a la vida por una exhaustiva biografía autorizada de 1.096 páginas. El libro indaga en las mil y una caras del personaje: consorte en tiempo de guerra, conservadora militante, superviviente del cáncer, centenaria enternecedora y amante de los caballos, el juego y la ginebra con Dubonnet.

Como escritas con tinta fluorescente, destacan las páginas sobre su relación con la princesa Diana pero aún más el ominoso silencio de su biógrafo William Shawcross sobre los detalles más escabrosos de la misma. Lo más novedoso es una entrevista en la que la anciana expresa su «total repugnancia» por la decisión de Diana de lavar los trapos sucios en público. «Es siempre un error hablar sobre tu matrimonio», remacha durante la conversación, cuya única copia ha reposado hasta ahora bajo llave en los archivos del palacio de Buckingham.

En lo tocante a Diana, la otra gran novedad del libro es la revelación de que la princesa Margarita destruyó sacas llenas de misivas de su madre. Entre ellas, un fardo de cartas de Diana potencialmente peligrosas para los Windsor.

Shawcross despacha el asunto en cuatro o cinco párrafos. Al contrario que los periódicos británicos, que han indagado en el episodio y lo han reconstruido para el gran público. Así, sabemos que Margarita aprovechó que su madre estaba en Balmoral para fisgar en sus papeles a su antojo y seleccionar aquéllos que debía destruir con sus manos enfundadas en unos guantes de cocina.

La princesa se los llevó en sacas al palacio de Kensington y ordenó a su chófer, David Griffin, que los quemara en el garaje. Según recuerda Griffin, el humo era tan espeso que Margarita empezó a toser y tuvo que refugiarse en los jardines de palacio. «Debimos de quemar miles de cartas», rememora, «y recuerdo que era posible ver lo que se estaba quemando. Era como arrojar una cerilla en un libro de Historia. Podría haberme hecho millonario. Pero ahora ya es demasiado tarde».

La biografía de Shawcross esboza una imagen idílica de la relación entre la princesa de Gales y la Reina Madre, perturbada tan sólo en los últimos días de Diana a resultas de su separación y de su divorcio. Nada más lejos de la realidad. Al menos según quienes las trataron y las conocieron.

Es verdad que la matriarca de los Windsor dio una bienvenida cálida a Diana y llegó a regalarle un broche de diamantes antes de su matrimonio. Pero no es menos cierto que cuando todo saltó por los aires, fue la primera en ponerse de parte de Carlos. El hijo que nunca tuvo y el nieto que prefería sobre los demás.

Según los expertos, fue ella quien predispuso a Isabel II contra su nuera y quien disuadió a Carlos de cualquier intento de reconciliación. De Diana nunca entendió que «una chica de buena familia» pudiera haberse casado con el Heredero «sin comprender lo que eso implicaba» y en sus partidas de cartas solía dedicarle una frase tan retrógrada como venenosa: «Los hombres pueden tener amantes. Las mujeres, no».

Una cosmogonía antediluviana que remacha con una anécdota estremecedora el periodista Richard Kay en el Daily Mail: «Alguien le dijo una vez que era mejor para los niños que Diana hubiera muerto porque así no estarían en medio del fuego cruzado entre sus padres y la respuesta de la Reina Madre fue: "Ése es un comentario muy sabio"».

La antipatía de la matriarca de los Windsor por Diana no se tradujo simétricamente en simpatía desbordada por Camila. Al contrario. La amante de Carlos nunca le gustó y nunca vio con buenos ojos que se casaran después de la muerte de Diana. No era tanto una tirria personal como el recuerdo de los amores de su cuñado Eduardo VIII con Wallis Simpson y el peligro de que se repitiera el episodio de su abdicación en 1936. «Supongo que [Eduardo] se atontó con el amor», recordaba en una entrevista, «una no podía razonar con él, nadie podía. El Gobierno lo intentó, todo el mundo lo intentó. Lo único bueno es que al menos fueron felices».

Una felicidad que, sin embargo, la Reina Madre le reprochaba a su cuñado por anteponerla a sus obligaciones y a la razón de Estado. Nunca se reconciliaron del todo. Entre otras cosas porque ella no veía en su abdicación la circunstancia que propició su subida al trono, sino el principio del fin de la vida de su esposo, convertido de repente en Jorge VI y demasiado débil para las demandas físicas que se le exigen a un rey en tiempo de guerra.

Murió mientras dormía una mañana de febrero de 1952 y Churchill convenció a su esposa de que no se encerrara en los salones de palacio. Así fue como ideó para ella el título inédito de Reina Madre e inició el trabajo caritativo que ya no abandonaría hasta su muerte.

El nombre de Reina Madre nunca le gustó pero la acompañó como un chal durante más de medio siglo. El tiempo que sobrevivió al infortunio de su esposo, gracias a una longevidad blindada que le permitió sobrevivir dos veces al cáncer. La primera, tras serle extirpado un tumor en el colon en 1966. La segunda, fruto de un carcinoma en un pecho en 1984.

Procuró respetar la neutralidad inherente a la realeza, pero nunca escondió que sus preferencias estaban en la derecha. Odiaba a los laboristas y a los liberales y admiraba con reverencia a Margaret Thatcher. En los meses previos a la guerra, simpatizó con la política de apaciguamiento del primer ministro Neville Chamberlain y lo recibió como un héroe a su regreso de Múnich. Luego sus imágenes desafiantes durante la guerra inspiraron a los habitantes de Londres y les ayudaron a no perder la esperanza bajo los bombardeos.

Y sin embargo, si hay algo que define a la Reina Madre no son sus devaneos políticos ni las tiranteces de familia sino el listado de sus pecados veniales: su pasión por las cartas, su sed devoradora de ginebra y su amor desmesurado por las apuestas y las carreras de caballos. En 1996 emergió que había acumulado deudas de juego por valor de cuatro millones de libras. Las pagó sin sonrojo Isabel II como una hija ejemplar sin importarle que su madre recibiera una asignación anual de más de 600.000 libras a cuenta del contribuyente.


Menuda elementa la Cookie.

Estaría bien que se indagara sobre esa presunta concepción suya por parte de la cocinera, aunque viendo fotos de la tal Cecilia la verdad es que se parecen ambas.
Raro que ninguna descendiente de la familia lleve el nombre de Cecilia o Nina, como llamaban a Lady Glamis.
Se dice que no es que fuera hija extramatrimonial del Lord, sino que incluso fuese hija por subrrogación, pero esto no cuela: era la novena de la familia, si ese matrimonio hubiese tenido problemas de concepción me lo podría creer.
O era la hija de un escarceo del lord viendo que su esposa se las pasaba constantemente embarazada o bien es un bulo.
Pero es que es curioso que de la abuela de Elizabeth II se sepa tan poco poquísimo. Y que la info pareciera estar como blindada: Cecilia fue super longeva también y hay apenas info y cuatro fotos como aquel que dice, mientras que de la reina madre hay fotos de ella con su familia para aburrir y más siendo aquellos tiempos.
Puede que a lo mejor la Cookie y su madre no tuvieran buena relación y por eso la info sobre esta mujer es casi un misterio.
La familia de Glamis tiene muchos "monstruos" en el armario también, vaya clan.
De todas formas, es por esa mujer, Cecilia, que la reina Isabel sí que tiene un buen pedigree porque aunque sea la queen hija y nieta de reyes por parte de padre, la tal Cecilia estaba emparentada con un buen puñado de duques incluyendo a Lord Wellington, y su apellido, Cavendish la emparentan con Diana Spencer a través de la línea de la duquesa Georgiana Spencer, más tarde, duquesa de Cavendish.Hay una peli sobre ella con Keira Knightley.
Ergo: Di y la Cookie compartían antepasados y eran parientes lejanas.
Diana era verdaderamente la que tenía auténtica sangre real de esa familia.


Cecilia:

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Qué feas han sido siempre las mujeres de esta familia. Ni siquiera Phillip contribuyó mucho a aportar belleza sindo el único guapo.
Ahora puedo entender que la Queen tuviera líos. Los genes alemanes son particularmente fuertes, pero aquí madre mía, menudos cardos, y no por ser de Escocia precisamente.
 
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