Sahara Libre

El PSOE y el Sahara: de las promesas de Felipe González a los gestos en favor de Marruecos​

  • Hacemos un repaso a varios acontecimientos destacados en el conflicto saharaui cuando los socialistas han estado dentro del Gobierno

  • El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero valoró ayer "explorar las vías de autonomía" que defiende Marruecos para el Sahara. La ONU plantea un referéndum

  • En 2015, Susana Díaz prohibió a Diego Valderas (IU) viajar a los campamentos saharauis. En 2018, Borrell impidió la celebración de un debate sobre el Sahara en el Congreso

España
Miguel Muñoz El martes, 17 de noviembre de 2020
SaharaPedro Sánchez y Fernando Grande-Marlaska, junto al rey de Marruecos, Mohamed VI, en 2018. / Efe
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Para cualquier persona que haya estado en los campamentos de población refugiada saharaui en Tinduf (Argelia) o que haya mantenido alguna conversación sobre la política española en relación al Sahara Occidental sabrá que hay una profunda herida que aún perdura. En esas conversaciones aparece recurrentemente el papel del PSOE. Y más concretamente un recuerdo: la visita de Felipe González al territorio en 1976. Su discurso lleno de promesas no se olvida. Desde entonces, las relaciones entre los socialistas, Marruecos y el conflicto saharaui ha sido conflictiva cuando han estado dentro del Gobierno. Hacemos un repaso a varios acontecimientos destacados en los 45 años que dura ya esta situación.

“Hasta la victoria final”, dijo Felipe González​


En la retina del pueblo saharaui destaca sobremanera una fecha. El 14 de noviembre de 1976. Una fecha cargada de simbolismo. Un año antes se había consumado la entrega del Sahara Occidental por parte de España a Marruecos y Mauritania. Hace pocos días se cumplían 45 años de aquello. González, secretario general del PSOE en esas fechas, viajó a los territorios liberados del Sahara Occidental, aún con el conflicto bélico muy candente.

Junto a los representantes de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), dijo palabras como estas: “El Pueblo Saharaui va a vencer en su lucha. Va a vencer, no sólo porque tiene la razón, sino porque tiene la voluntad de luchar por su libertad (…) Para nosotros no se trata ya del derecho de autodeterminación, sino de acompañaros en vuestra lucha hasta la victoria final (…) A medida que nuestro pueblo se acerca a la libertad, será mayor y más eficaz el apoyo que podamos prestar a vuestra lucha. El partido está convencido de que el Frente Polisario es el guía recto hacia la Victoria Final del pueblo saharaui y está convencido también de que vuestra república independiente y democrática se consolidará sobre vuestro pueblo y podréis volver a vuestros hogares. Sabemos que vuestra experiencia es la de haber recibido muchas promesas nunca cumplidas. Yo quiero, por consiguiente, no prometeros algo, sino comprometerme con la Historia. Nuestro partido estará con vosotros hasta la victoria final”.

La realidad es que ya en el Gobierno, el conflicto saharaui siguió enquistado. No se recuerdan apoyos, más allá de apelar a la ONU o el programa de Vacaciones en Paz, que fue impulsado por el PCE pero posteriormente “abrazado” por todas las administraciones. De la relación de González con Marruecos se le conoce sus veraneos en Tánger, ciudad donde se ha publicado que tenía una residencia que luego vendió. Más recientemente, en 2018, realizó unas declaraciones en el país alauita en las que alabó la “integridad territorial”, un término que usa Marruecos para hablar del Sahara Occidental.



La huelga de hambre de Aminetu Haidar​

Una de las pocas veces que el conflicto saharaui ha abierto telediarios, ocupado portadas de periódicos o minutos de radio, tiene un nombre propio: Aminetu Haidar. La activista saharaui fue detenida y expulsada de El Aaiún el 14 de noviembre de 2009 tras ser galardonada en EEUU por su defensa de los derechos humanos. La saharaui fue metida en un avión destino a la isla canaria de Lanzarote done aterrizó e inició una huelga de hambre en la misma terminal del aeropuerto. Su protesta duró más de 30 días mientras su estado de salud empeoraba. Haidar se convirtió en un símbolo y levantó gran expectación mediática y social.

Por aquel entonces gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero. El ministro de Exteriores era Miguel Ángel Moratinos. El Gobierno socialista ofreció varias soluciones a Haidar: pedir asilo político, pedir la nacionalidad española o solicitar un nuevo pasaporte a Marruecos (que le había retirado el suyo). El objetivo de Haidar era simplemente volver a su ciudad, en los territorios ocupados del Sahara Occidental.

La gestión gubernamental fue criticada duramente por la oposición y el Frente Polisario durante aquellos días. Se habló de cesiones y complicidad, algo que el presidente y sus ministros negaron. Las diferentes mediaciones, en las que estuvieron implicados también EEUU y Francia terminaron con el traslado de la activista a su territorio, tras varios intentos fallidos y negativas de Marruecos.

La no condena al desmantelamiento de Gdeim Izik

Junto a la historia de Haidar, el otro acontecimiento de la última década que ha puesto una relevante atención mediática sobre el Sahara fue el campamento de Gdeim Izik. Este mes se han cumplido 10 años de aquella protesta. El 10 de octubre un grupo de saharauis comenzó a levantar un campamento de jaimas en las afueras de El Aaiún para protestar por sus condiciones políticas, económicas y sociales. El campamento fue creciendo hasta congregar a miles de personas y despertar la atención internacional y mediática.

El 8 de noviembre el ejército marroquí desmanteló por la fuerza el campamento. En los enfrentamientos se produjeron varios fallecidos. Días antes se denunció el asesinato de un menor saharaui de 14 años que intentaba entrar al campamento. Algunos expertos consideran Gdeim Izik como el inicio de la llamada “Primavera Árabe” del año siguiente.

Con Zapatero como presidente y Trinidad como Jiménez ministra de Exteriores, las declaraciones y actuación del Gobierno entonces es muy recordada. El Gobierno nunca condenó la violencia ejercida por Marruecos. Se habló en reiteradas ocasiones de “los intereses de España” y el papel clave de las relaciones con Marruecos. “Para condenar, habría que tener un conocimiento completo de cuáles han sido los hechos que se han producido. Y hasta el momento existe una cierta confusión”, señaló Jiménez tras la actuación del ejército marroquí. “En la intervención de han producido heridos, muertos, torturas, limpieza casa por casa. Y señora ministra, no me puede decir que usted no lo sabe. Porque entonces tendría que pensar que no tenemos inteligencia”, le señaló días después el portavoz de IU, Gaspar Llamazares.

Poco después la ministra se limitó a pedir un “informe independiente” para esclarecer los hechos. En el contexto de esos días también se llegó a afirmar que España "no tiene ninguna responsabilidad" sobre el Sahara Occidental. Según la ONU, España sigue siendo sobre el papel la potencia administradora aunque no la ejerza. Durante varios días se expulsaron periodistas españoles de la zona, de medios tan importantes como la Cadena SER o Antena 3, entre otros. El ministro de Exteriores de Marruecos cargó contra la prensa española y Jiménez señaló que respetaba "la posición marroquí", pero subrayando que el Gobierno español mantiene "una política de comunicación diferente". Sobre los periodistas de la SER llegó a decir que “solo les pidió que fueran a comisaría”, mientras los profesionales denunciaron un trato vejatorio y una detención durante horas.



Wikileaks desvela el apoyo de Moratinos a la autonomía​

El plan de Marruecos para el Sahara Occidental siempre ha pasado por la autonomía. El referéndum de autodeterminación que debería haber realizado la ONU (tiene una misión específica aún en vigor para ello), es una línea roja. El objetivo del Frente Polisario como representante del pueblo saharaui en todas las instancias internacionales, pasa únicamente por este referéndum. Insistimos, como dice la propia ONU desde hace más de dos décadas.

Ha habido varios momentos en los que de manera más o menos pública han saltado titulares de un posible apoyo del PSOE a los planes marroquíes. Una de ellas fue protagonizada por Zapatero en 2007, aunque de forma ambigua. La ambigüedad o la equidistancia siempre ha sido una constante en las declaraciones políticas de los máximos dirigentes, al igual que las menciones a la ONU o el acuerdo entre ambas partes. Partidos como IU-ICV pidieron explicaciones ante esa postura, también dos años después cuando el Gobierno de Zapatero definió el plan de autonomía como una “contribución positiva” por parte de Marruecos.

Ya en 2010, y gracias a los cables filtrados por Wikileaks y publicados por El País, se desvelaron las intenciones que más o menos habían transmitido en público los integrantes de aquel Gobierno. Según los cables diplomáticos, el embajador español en Rabat, Luís Planas, le dijo a su homólogo de EE UU, Thomas Riley, en 2006, que Marruecos debía presentar un plan creíble de autonomía. Moratinos elaboró además un documento sin membrete en los que se lanzan ideas sobre el Sáhara. “Lo entregó a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad. En él les propone abandonar los términos de "descolonización, soberanía e independencia" y sustituirlos por el vocabulario de la "globalización" con palabras como "regionalización, autonomía y autogobierno". Sugiere para el Sáhara "una solución similar a la que España ha dado a Cataluña”, publicaba el mencionado diario.

Desde entonces, el plan de autonomía no ha vuelto a salir demasiado a la palestra en declaraciones d ellos gobernantes españoles. Hasta ayer. El propio Zapatero, ya como ex-presidente, declaró en el programa Al Rojo Vivo (La Sexta), y en respuesta a las preguntas del periodista Antonio Maestre, que la única solución “realista” es un plan de autonomía. “Nunca he tenido otra convicción sobre esta materia: acuerdo Marruecos-Sahara y explorar las vías que propuso Marruecos de autonomía, con amplios derechos. Será la única viable y que tenga realización”. La postura de Zapatero choca con el referéndum que aún propone la ONU. La apelación a la ONU ha sido hasta el momento la posición oficial de todos los Gobiernos de este país.

Moratinos, por cierto, fue premiado en 2014 por la diplomacia marroquí por ser “un gran amigo” de aquel país. Zapatero, por su parte, obtuvo un galardón directo de Mohamed VI, rey de Marruecos, en 2016.

Susana Díaz y Diego Valderas

Otro acontecimiento destacado tuvo lugar en 2015. En este caso, con el PSOE andaluz como protagonista. La presidenta Susana Díaz advirtió al por entonces vicepresidente autonómico, Diego Valderas (IU), de que no viajara a los campamentos de población refugiada saharaui. El revuelo por el desencuentro fue sonado y Valderas terminó por no viajar. Pocos días después el Gobierno andaluz se rompió y se convocaron elecciones anticipadas.

Zapatero y sus viajes a los territorios ocupados​

Volviendo al ex-presidente socialista, también han estado en el foco algunas de sus relaciones con Marruecos ya sin estar en el Gobierno. En 2015 viajó a la ciudad ocupada de Dajla (antigua Villa Cisneros) para participar en un foro organizado por Marruecos. La Unión Africana pidió anular ese encuentro al celebrarse en un territorio ocupado. El entonces ministro de Exteriores. José Manuel García-Margallo, criticó el viaje y en el PSOE se desmarcaron reiterando su posición afín a lo establecido por la ONU. Ese foro nos dejó una imagen insólita, la de Zapatero delante de un mapa de Marruecos que incluía anexionado el territorio del Sahara Occidental. Ningún país reconoce la soberanía de este país sobre el territorio.

Más recientemente, el pasado mes de octubre, el movimiento de apoyo al pueblo saharaui le acusó de apadrinar “una nueva y fantasma entidad que intenta hacer sombra al único y legítimo representante del pueblo saharaui, el Frente Polisario, como han reconocido las Naciones Unidas en numerosas ocasiones”:

SaharaZapatero, en la ciudad ocupada de Dajla. / Efe
Borrell y el veto al debate en el Congreso

Otro ministro de Exteriores del PSOE reciente, José Borrell, actual Alto representante de la Unión Europea, para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, también irritó a la oposición en relación el Sahara. En octubre de 2018 vetó la celebración de un debate sobre el conflicto en el Congreso de los Diputados. En esta ocasión, su informe “desfavorable” contó con el beneplácito también del PP. "Cualquier acción por parte de poderes públicos conducente a respaldar las reivindicaciones de la RASD o del Frente Polisario puede tener efectos inmediatos en las relaciones bilaterales con el consecuente impacto en el interés general", señalaba en su argumentación.

La actual ministra, Arancha González Laya​

Con la entrada en el Gobierno de coalición de Unidas Podemos, integrado por partidos que han hecho bandera de la causa saharaui, un pequeño soplo de esperanza se abría en el movimiento solidario y en el Frente Polisario. Pero la presencia de Podemos, IU o el PCE también inquietaba a Marruecos. Quizás por eso, en poco tiempo, se han dado ya gestos significativos protagonizados por la actual ministra, Arancha González Laya.

En febrero de este año, el secretario de Estado de Asuntos Sociales, Nacho Álvarez (Unidas Podemos), se reunió con la ministra de Asuntos Sociales saharaui, Suelma Beiruk. El tema de fondo era un convenio junto a la ONCE para ayudar a personas con discapacidad en los campamentos de población refugiada saharaui en Tinduf, Argelia. La reunión se publicitó en Twitter con la siguiente frase: “Nacho Álvarez se ha reunido hoy con Suelma Hay Enhamed Salem, ministra saharaui de Asuntos Sociales y Promoción de la Mujer. Le hemos expresado el compromiso para seguir cooperando en la ayuda a las personas con discapacidad y nuestra solidaridad con el pueblo saharaui”.

La reunión había pasado completamente desapercibida en España. Al menos, en lo que al foco mediático se refiere. Pero la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, publicaba un par de tuits sobre el encuentro. En ellos reconocía que había recibido una llamada de su homólogo marroquí para aclarar que la posición del Gobierno respecto al Sahara no había cambiado, que era una política de Estado, que España no reconoce a la República Árabe Saharaui Democrática y que apoyan una resolución pacífica en el marco de la ONU. El tuit de la reunión de Alvarez fue borrado.

Con los últimos acontecimientos, la denuncia de la violación del alto al fuego por parte de Marruecos en Guerguerat y la declaración de estado de guerra del Frente Polisario, la reacción del Ministerio de Exteriores ha sido la siguiente. El pasado viernes emitió un comunicado frío en el que dice apoyar los esfuerzos de Naciones Unidas para garantizar el respeto del alto al fuego en el Sahara Occidental. “El Gobierno subraya la importancia de la estabilidad en esta región estratégica, eje clave entre África y Europa. De la misma manera, insta a las partes a retomar el proceso negociador y a avanzar hacia una solución política, justa y duradera y mutuamente aceptable según los parámetros que establecen de forma reiterada las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”, añadían.

Y emitió otro comunicado el domingo. En este “condena categóricamente” y “con rotundidad” una acción del movimiento prosaharaui en el Consulado marroquí de Valencia. Un grupo accedió al mastil de la sede diplomática y cambió la bandera de Marruecos por la saharaui. “Ninguna manifestación del derecho de reunión puede degenerar en acciones ilegales, como el intento perpetrado en el día de hoy, que es un claro incumplimiento de la legalidad vigente. El Gobierno está procediendo a un esclarecimiento de los hechos y seguirá tomando todas las medidas oportunas para asegurar el respeto de la integridad e inviolabilidad de las Misiones diplomáticas acreditadas en nuestro país”, señala el texto. Por su parte, desde el Frente Polisario ya llevan un tiempo señalando el cambio de España en su política respecto al Sahara. Solo el tiempo dirá si tienen razón. Y son días clave.

 

Sahara occidental: 45 años de una infamia interminable.​


PEDRO LUIS ANGOSTO
16 DE NOVIEMBRE DE 2020, 18:43



La literatura española se ha acercado muy poco a aquellos años en que el franquismo decidió abandonar al pueblo saharaui y dejar su suerte en manos del monarca medieval Hassan II y de Estados Unidos. Sin embargo, hay una novela magistral escrita por mi paisano Luis Leante -Mira si yo te querré, premio Alfaguara 2007- que nos aproxima mucho a aquel tiempo vergonzoso y a la vida de quienes luego tuvieron que dejar su país para vivir en los campos de concentración de Tinduf, donde subsisten casi exclusivamente de los suministros de Naciones Unidas. La hospitalidad de los nómadas, la generosidad y la espera infinita de un pueblo pacífico y pobre, el caos de la desbandada militar española, la desorganización, la sensación de vacío laten en las páginas de un libro que sería bueno volver a leer.

Después de un siglo de colonización española de un territorio que durante mucho tiempo nadie quiso ocupar, en 1970 Naciones Unidas dictó la Resolución 2711 por la que conminaba a España a organizar un referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui. En un primer momento el gobierno franquista se opuso, pero cuatro años después, con Arias Navarro en la Presidencia del Gobierno y la presión de Estados Unidos, la dictadura accedió a los requerimientos de la organización nacida en la Conferencia de San Francisco. El dictador agonizaba, el entonces príncipe heredero Juan Carlos de Borbón quería ponerse la corona y para ello lo mejor era obedecer al amigo americano y evitar un avispero. España se constituiría después como una monarquía parlamentaria y Estados Unidos, que nunca fió sus intereses a países democráticos, elegiría a Marruecos para esa tarea con la seguridad de que ese país cumpliría sus obligaciones con la misma sumisión que durante años lo hizo la dictadura franquista.

La actitud de España puede parecer descabellada si no se conoce cual era la naturaleza de la dictadura franquista, cruel en extremo con los disidentes del interior pero absolutamente dócil y sumiso con los poderosos del exterior

Ante la inminencia del referéndum, Hassan II -Marruecos atravesaba una grave crisis política y económica- determinó como táctica dilatoria preguntar al Tribunal Internacional de La Haya si el Sahara Occidental era territorio de nadie y sobre las relaciones históricas de dependencia respecto a Marruecos. El alto tribunal decidió que aquellas tierras pertenecían a los saharauis y que los vínculos con la monarquía alauita no existían salvo el de los jefes de algunas tribus a título personal. Ante tal sentencia, Marruecos anunció en abril de 1975 que una marcha de civiles y militares invadiría pacíficamente el Sahara Occidental para abrazarse con sus hermanos del sur. Con Franco muy próximo a entrar en el infierno, el 31 de octubre Juan Carlos de Borbón accede a la Jefatura del Estado y preside su primer Consejo de Ministros. Entre tanto había pedido, o le habían impuesto, la mediación de Kissinger en el pleito llegando a un acuerdo mediante el cual Estados Unidos apoyaría la restauración de la monarquía española a cambio de la cesión del Sahara a Marruecos, que era tanto como regalárselo a Estados Unidos.

El 6 de noviembre -lo recuerdo porque una persona muy vinculada a mi familia estaba haciendo el servicio militar y lo embarcaron con rumbo a Bojador- miles de marroquíes invadían el Sahara bajo la estricta vigilancia del ejército real. Naciones Unidas conminaba a Hassan II a detener la marcha y respetar sus resoluciones, España hacía como que era un asunto que no le incumbía y Kissinger se reía, una vez más, desde su despacho en la Casa Blanca. El 12 de noviembre, siguiendo el guión establecido por el Secretario de Estado norteamericano y contraviniendo todas las resoluciones de la ONU, se celebra la Conferencia de Madrid entre España, Marruecos y Mauritania, decidiendo España ceder, cosa que no podía hacer en virtud de los acuerdos internacionales, doscientos mil kilómetros cuadrados a Marruecos y setenta mil a Mauritania. El Frente Polisario, que se había constituido en 1973, resolvió que la lucha armada contra los intereses marroquíes era la única opción que le quedaba. El 26 de febrero de 1976 España abandona el Sahara dejando todas las instalaciones militares y civiles y los caladeros de pesca a Marruecos, las riquísimas reservas de fosfatos, uranio, circonita, zinc, gas y petróleo a Estados Unidos y otros países europeos gracias a los permisos del monarca, y al pueblo nativo, representado por la República Árabe Saharaui Democrática, la miseria y la opresión, el expolio de sus riquezas y un gigantesco muro de 2700 kilómetros que les separa de su tierra.

La actitud de España puede parecer descabellada si no se conoce cual era la naturaleza de la dictadura franquista, un régimen apoyado y defendido por Estados Unidos, cruel en extremo con los disidentes del interior pero absolutamente dócil y sumiso con los poderosos del exterior. Sólo conociendo esos dos rasgos esenciales de la tiranía es posible concebir que España cediese a Marruecos las mayores minas de fosfato del mundo cuando ese mineral ya era imprescindible para la agricultura, uno de los mayores caladeros del planeta en el que ahora faenamos pagando una cantidad enorme de dinero a Mohamed V y reservas sin cuantificar de petróleo, gas natural, cobre, zinc y hierro.

Pero con todo, lo que resulta absolutamente reprochable y vergonzoso es la situación en que España dejó al pueblo saharaui y la actitud de indiferencia que hasta hoy han mantenido los diversos gobiernos democráticos, incapaces siquiera de reconocer a la RASD ni de denunciar la violación constante de los derechos de los saharauis, más teniendo en cuenta que según informe del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas firmado el 29 de enero de 2002, España sigue siendo a día de hoy la potencia administradora del Sahara Occidental, ya que no tenía ningún poder para ceder esa concesión a terceros países tal como se hizo en los acuerdos de Madrid de noviembre de 1975.

España teme que una posición de apoyo a la República Saharaui provoque una reacción desmesurada de Marruecos, una reacción propia de los regímenes dictatoriales tan proclives a excitar a sus pueblos con el enemigo exterior, pero pese a ese riesgo y a las consecuencias que pudiese tener en las relaciones con Estados Unidos, ya han pasado cuarenta y cinco años desde aquel abandono ominoso y es hora de rectificar y permitir a los desterrados regresar a su tierra y dirigirla por sus propios medios y voluntad.

 
DOMINIO PÚBLICO

El Sáhara y la madre de todas las crueldades​

ANA PARDO DE VERA
17/11/2021
El nuevo episodio de violencia de Marruecos contra activistas saharauis -debería decir contra activistas, en general- lo han contado en Público con hechos e imágenes las periodistas Beatriz Asuar y Amanda García. Violaciones, amenazas, vigilancia extrema, tortura física y psicológica... contra Sultana Jaya, su familia, amigos y toda persona que intente ayudarlas. El motivo de esta tortura es la lucha de Jaya por los derechos humanos de los saharauis y contra la explotación de los recursos naturales que Marruecos hace en la antigua colonia española, a la que todos nuestros gobiernos han abandonado a su suerte.

Para Montaigne, "la cobardía es la madre de todas las crueldades". Sí, ya hemos tratado aquí muchas veces y por diversos temas las penalidades que provoca a largo plazo la indiferencia antes ataques injustificados, como el de Marruecos contra cualquier intento que hagan los saharauis solo de pedir su libertad, no digamos de intentar conquistarla. La dictadura (DICTADURA) marroquí lanzó a sus propios niños al mar en masa para que nadaran hasta Ceuta y decretar con carne tierna una crisis con España por haber acogido a Brahim Ghali, líder del Frente Polisario con pasaporte español, en un hospital de La Rioja. Todavía hay un proceso judicial abierto contra la exministra de Exteriores, Arancha González Laya, en un claro ejercicio de injerencia del poder judicial en el Ejecutivo por parte del Juzgado de Instrucción número 7 de Zaragoza. La historia la conocen ustedes bien.

Ahora, pese a los intentos de Mohamed VI por silenciar el conflicto, el Frente Polisario batalla desde hace un año contra Marruecos en un intento del Sáhara por visibilizar su frustración ante la última resolución de la ONU, que ignora el referéndum de autodeterminación para la excolonia española y prefiere hablar de una solución "realista". Lo resume muy bien Carlos Palomino en un análisis de la situación en El Orden Mundial (EOM).

La represión de los invasores contra los saharauis se ha recrudecido, precisamente, porque en redes sociales, medios independientes y plataformas alternativas, las justas reivindicaciones del Sahara están cogiendo fuerza, potenciadas además, por la decisión de su principal valedor, Argelia, de cerrar el gasoducto que va a Europa pasando por Marruecos. Una decisión que a la indiferente o cobarde España le ha explotado en la cara en plena crisis energética. No será la última.
Paramilitares marroquíes violan a la activista saharaui Sultana Jaya ante el silencio de la comunidad internacional
Paramilitares marroquíes violan a la activista saharaui Sultana Jaya ante el silencio de la comunidad internacional
Marruecos tiene secuestradas a España y a Europa (no se atreven ni a llamarla dictadura en público) con el tema de los migrantes y la seguridad contra el terrorismo islamista, ejerciendo como ejerce el vecino africano de sicario de la UE y de nuestro país. Pero las vergüenzas al aire de ambas administraciones empiezan a sonrojar a demasiados votantes progresistas del actual Gobierno de coalición ante una situación bien conocida y agravada conforme pasa el tiempo por el enfrentamiento armado y desigual entre el ejército y paramilitares marroquíes y el Frente Polisario, así como por las brutales violaciones de derechos humanos contra los saharauis y cualquier ciudadano/a residente en Marruecos que se atreva a denunciarlas, como algunos periodistas.

Estos días los informativos y la prensa abren sus portadas con el chantaje de la dictadura (también) de Bielorruisa a Polonia usando a migrantes y refugiados como munición. El mismo modus operandi de Marruecos en distintas circunstancias: vidas humanas convertidas en balas para las guerras modernas. En una de las tertulias de Ágora 25 en la Ser, que dirige Aimar Bretos, uno de los contertulios, el exvicepresidente Pablo Iglesias, recordó a los otros dos, la exvicepresidenta Carmen Calvo y el exministro y eurodiputado José Manuel García Margallo, que Bielorrusia es tan dictadura como Marruecos y su estrategia de presión a Polonia y a la UE es la misma que la que Mohamed VI empleó contra el Gobierno de España en Ceuta. Calvo intento desmentirle enseguida diciendo que no era lo mismo y que estas cosas de Marruecos son mucho más "complejas", pero aún no sabemos si se refería a las tragaderas con el sátrapa alauita que tiene que tener el Ejecutivo al que perteneció o al papelón de Josep Borrell, del mismo PSOE que Calvo, como alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.

Organizaciones de todo el mundo, como Amnistía Internacional, nos señalan día sí, día también por nuestro papel en el abandono del Sáhara y la complicidad del indiferente con Marruecos. España debe abanderar ya la petición de un referéndum seguro en el Sáhara a la comunidad internacional, ONU y/o UE, antes de que el conflicto armado se recrudezca y para impedir más violaciones de derechos humanos. La crueldad de los cobardes es hoy demasiado evidente, escuchen por favor a Sultana.

 

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