Pedro Sánchez y su equipo de gobierno.

Yo voto a Pedro sanchez y seguiré votándolo,hay pandemia,estáis recreándose en los bulos y pasándolos como si fueran ciertos,vosotros mismos,no os molestéis en contestar,ni tengo ganas ni humor para tanta hijo .......

Mientras siga siendo tan zopenco, estamos en nuestro derecho y además obligación de denunciar los errores que cometan. Si esta situación le pasara a Rajoy, Casado... El ambiente político no estaría tan calmado dentro de la gravedad del asunto. Además, no votas a Pedro Sánchez, votas PSOE y ni siquiera eso, estás votando a Podemos, nacionalistas radicales en realidad, porque el PSOE apenas le llega para una mayoría simple, es que encima es un gobierno cogido con alfileres. En política no hay que votar con el corazón ni por caras bonitas, hay que votar con cabeza.
 
Esta crisis vuelve a demostrar el gran problema de la izquierda española. Son políticos para oposición, para venderse como los héroes que necesitan los vulnerables, para sacar trapos sucios de la derecha hasta donde haga falta, en plan martillo pilón... Luego cuando gobiernan se les ve la verdadera cara... Además cada vez son más torpes, si al menos Felipe fuera el que llevara esta crisis...
 
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¿L@s iluminad@s?...
 
Defensa «perdió» un millón de mascarillas porque la empresa productora china temió que las requisaran
Finalmente fueron vendidas a Alemania; este hecho ha obligado al Gobierno a ofrecer garantías para las importaciones

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Fuentes militares consultadas por ABC informaron de que este viernes se dio la orden para que el material contratado por el Ministerio de Defensa procedente del extranjero no sea requisado en las aduanas de los puertos.

Esta medida es producto de una «crisis» con la que ha tenido que lidiar el Ministerio, pues durante esta semana se hizo un pedido a una empresa china de un millón de mascarillas, y el proveedor «prefirió rechazarlo y enviarlo a Alemania» por la orden del Gobierno de requisar material sanitario como mascarillas.

«Países como Alemania o Francia están pagando», explicó la fuente militar. De este modo, a la crisis sanitaria provocada por el coronavirus se está uniendo en España una crisis de desabastecimiento de este tipo de material básico para la protección de personal sanitario, militares, etc...

Por ejemplo, el jueves agentes de la Policía Nacional requisaron solo en Fuenlabrada 19.600 mascarillas, 12.880 botellas de soluciones hidroalcohólicas, 1.280 gafas protectoras, 498.000 guates de nitrilo, 468 botellas de alcohol y 150 batas desechables.


 
Como tienes problemas para leer o de comprensión lectora, te lo pongo bien grande y a ver si consigues entenderlo. Suerte:

Se llama Juan Martínez Hernández, es el experto en Salud Pública de la OMC y él mismo ha revelado, en un acongojante artículo en El Mundo que ha pasado sorprendentemente desapercibido, cómo y cuándo se adoptó una decisión política y sanitaria que ha sido determinante en la extensión masiva de la enfermedad.

Puedes subirlo ??
 
Ya lo he encontrado:

Juan Martínez Hernández

Cerrar un país no basta

Cerrar un país no es suficiente para frenar la epidemia por coronavirus (SARS-CoV-2). Es más, si solo hacemos eso estaremos causando dolor adicional al no verificarse mejoría en las cifras de ingresos hospitalarios.

Cuando a vuelta de la festividad de Reyes la gente contemplaba en la distancia las noticias de un lejano mercado de Wuhan y unos cuantos casos de neumonía, yo sentí honda preocupación. Y mi preocupación provenía (y proviene) de que la mayoría de los casos de enfermedad causados por este virus son leves. Y por lo tanto se deslizarían como arena entre los dedos y llegarían inadvertidamente a todo el planeta. Y por lo tanto costaría toneladas de persuasión convencer al mundo de que algo en principio liviano, podría llegar a saturar los servicios de emergencia, las camas hospitalarias y sobre todo los puestos en unidades de cuidados intensivos. Ahora esto lo sabe ya todo el mundo, del modo más doloroso posible.

El pecado original de la mala gestión de esta epidemia, no sólo en España sino por casi toda Europa, no fue un problema político sino técnico. En nuestro caso tiene su epicentro el 30 de enero, en una reunión en el Ministerio de Sanidad, en la que varios técnicos –no sólo el que ustedes piensan– sostuvieron, en contra de mi opinión, que el nuevo coronavirus es un agente del grupo 2. Yo mantengo que es un agente del grupo 4. Y ahí radica todo. Esa es la clave de toda la mala gestión posterior.

Los microorganismos, de acuerdo al RD 664/1997 se clasifican en cuatro grupos, siendo el cuarto el compuesto por aquellos que pueden ocasionar infección grave o mortal y contra los que no hay ni vacuna ni tratamiento. Es de libro. El nuevo coronavirus es un agente del grupo 4.

Si se hubiera asumido eso desde el principio, dado el potencial pandémico del virus y la susceptibilidad universal para sufrir la infección de toda la Humanidad, habría que haber tomado aquel mismo día decisiones pavorosas, como adquirir ingentes cantidades de equipos de protección como los del ébola, construir o acondicionar a toda velocidad centros monográficos independientes o adquirir un gran número de equipos de ventilación mecánica.

Pues bien, nada de eso se hizo entonces, al aceptar la benignidad del virus como una ventaja, cuando era ciertamente su principal inconveniente. Y tampoco se hizo después cuando explotó en Italia, y ya era inevitable que de allí, dentro del espacio europeo común, llegara en una o dos semanas al resto del continente y a Latinoamérica.

Este es el resumen de la historia y para la Historia. Ahora las soluciones, que se basan esencialmente en no reiterar los errores.

Los protocolos recientemente revisados (van docenas de ellos) dicen que no se hagan pruebas a los pacientes con sintomatología leve. Este es un grandísimo error que funcionará como profecía autocumplida: si no diagnosticamos bien, no aislaremos bien a los pacientes y no haremos un buen control de los contactos.

Por supuesto, hay que construir o acondicionar grandes hospitales monográficos, con la ayuda del Ejército, en lugar de centrifugar el problema por todos los hospitales de la red, destruyendo la sanidad actual.

Es monstruoso, intolerable, que los protocolos vayan rebajando el umbral de protección de los profesionales y de utilización de los equipos de protección individual, simplemente porque no se encuentran y hay desabastecimiento: busquen, fabriquen, dediquen toda su energía y capacidad financiera a ello.

Hay que multiplicar por 10 o por 100 nuestra capacidad diagnóstica actual y hacer PCR a todas los pacientes con infecciones respiratorias de cualquier gravedad, en aquellos lugares donde haya transmisión comunitaria. Aislar obligatoriamente a todos los pacientes con Covid-19 y cuarentenar igualmente de forma obligatoria a todos sus contactos. Durante semanas, en los protocolos se decía que los contactos podían hacer vida normal, incluso con amigos.

Tenemos que conseguir que el personal hospitalario aquejado de sintomatología leve deje de venir al hospital a seguir contagiando a compañeros y pacientes, y contener la infección con buena epidemiología.

Detección precoz, diagnóstico precoz, aislamiento de los casos y cuarentena de los contactos, esa es la receta. Si bajamos los brazos estaremos condenados, y de nada habrá servido parar un país entero.

Juan Martínez Hernández es experto en Salud Pública de la OMC.


 
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