Ópera y solo ópera.

Robert Carsen: “Idomeneo es la obra maestra de Mozart”
En esta entrevista concedida a Vozpópuli , el director artístico canadiense habla sobre la naturaleza estética del género operístico y sobre su versión del Idomeneo de Mozart en el Teatro Real que estrena el 19 de febrero

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El director artístico canadiense Robert Carsen. Javier del Real
KARINA SAINZ BORGO
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PUBLICADO hace 4 horas

Robert Carsen llega con prisas a la entrevista. Son las tres y cuarenta de la tarde. Faltan apenas dos días para el estreno del Idomeneo, Rè di Creta de Mozart del que él es director escénico. Tiene prisa, porque en media hora tiene ensayo con los coros, uno de los elementos centrales de este montaje y a los que él ha pretendido sacar más provecho escénico. Este es su segunda ópera consecutiva en el Teatro Real de Madrid tras El oro del Rhin, primera parte de la tetralogía wagneriana dirigida por Pablo Heras-Casado que se estrenó en enero también con dirección artística del canadiense.

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Si El oro de Rhin de Wagner estuvo marcado por una estética contemporánea, el Idomeneo, Rè di Creta también. Carsen ─que firma también la escenografía, junto con Luis F. Carvalho, y la iluminación, compartida con Peter van Praet─, traslada las luchas homéricas entre griegos y troyanos, trasfondo original de la ópera, a una isla del Mediterráneo en la actualidad, donde cerca de 170 intérpretes ─miembros del coro y actores─ representan al ejército, deportados, refugiados y víctimas de guerra. Personajes que, según Carsen, “han perdido sus puntos de referencia: desnortados por la guerra y el dolor, no saben hacia dónde dirigirse…”.

En esta entrevista concedida a Vozpópuli en el pequeño receso que toca entre ensayo y ensayo, Carsen, habla sobre la naturaleza estética del género operístico, así como de la importancia de esta obra que Mozart escribió con 25 años, una vez que había dejado Salzburgo y la casa paterna, y de la que él se aprovecha para ilustrar las tensiones naturales entre seres humanos o –la oposición de Idomeneo e Idamante-, pueblos –Troya y Grecia-, ideologías –la guerra y la paz- e incluso de sentimientos –Ilia y Elettra, vencida una y vencedora la otra-.

Usted ha situado en el presente tanto El Oro, de Wagner, como este Idomeneo. ¿Cuál considera que es la escenografía de la mitología contemporánea ¿

Tanto El oro como Idomeneo tienen un trasunto mitológico, a pesar de que su estética sea realista. Hay un sistema de dioses presente en ambas óperas, la diferencia es que quienes ocupan las posiciones predominantes y adquieren verdadera presencia física están en Wagner, mientras que aquí son los humanos quienes tienen que lidiar con esas fuerzas. En Idomeneo escuchamos la voz de Neptuno, pero no vemos a Neptuno. El motivo por el cual decidí hacer visible a los dioses en El oro es porque tienen poder visible, porque confrontan con distintos órdenes, clases sociales y estamentos , ese es el meollo de Wagner. En Idomeneo hay mucho más énfasis en la idea de grupo, el enfrentamiento entre bandos opuestos de todo tipo, los de las naciones, con los troyanos y los griegos, y dentro de esa oposición entre enemigos se destaca también a los individuos.

Idomeneo es una historia de enfrentamiento: entre generaciones, naciones e ideas.

Predomina la lucha entre ideologías opuestas, guerra y paz; entre generaciones, Idomeneo e Idamante... La oposición es el punto de partida de esta ópera y eso, de cara a nuestra época, cobra una vigencia tremenda. Desafortunadamente vivimos en un tiempo de enfrentamientos muy parecidos a los que planteó Mozart en esta ópera: guerra, desplazamientos, refugiados. Los personajes se definen a sí mismo como refugiados, de hecho. Mi equipo y yo hemos decidido referenciar eso en varias ocasiones, porque, además, no podemos perder de vista que esta ópera ocurre en el Mediterráneo.

¿Es este Idomeneo un alegato pacifista?

Lo que resulta interesante es que, Idamante, el hijo de Idomeneo, tiene como primera declaración, nada más comenzar la ópera, de acabar con la guerra y liberar a los prisioneros, lo cual enfurece a su padre: no lucharon diez años para que este muchacho pretenda liberarlos a todos, porque está enamorado de Ilia. Pero Idamante lo hace porque cree que es lo correcto. Y lo que está planteando en el fondo es cómo podemos cambiar la forma de pensar de nuestra gente. Mozart tenía un alegato real, humano, lo cual era poco frecuente en ese entonces.

¿Cómo se sitúa Idomeneo dentro de la obra de Mozart?

Esta ópera es la obra maestra de Mozart como compositor. La música es preciosa. Por ejemplo, el uso de los coros como personaje y recurso. Emplearemos casi doscientas personas para explotar al máximo ese efecto, porque es justo esta obra una de las grandes composiciones corales que hizo Mozart, hasta el punto de transformarse en algo sobrecogedor.

¿En qué forma la ópera, como una de las artes totales, debe y puede reflexionar políticamente con respecto al mundo en el que se representa?

Para contestar a esa pregunta, sólo hay que pensar en Verdi y muchos otros compositores cuyas obras han sido censuradas y puede que ese no sea el caso ahora, pero lo fue. No podemos dejar de lado, tampoco, que la ópera reúne todas las artes esenciales, de ahí su nombre: ópera es el plural de opus. Es un instrumento demasiado poderoso al que está asociado, históricamente, la capacidad de reflexionar sobre lo que ocurre en la sociedad para la que ha sido compuesta. Hace poco, participé en una exposición en el Victoria & Albert Opera acerca de la relación entre las ciudades y las óperas, qué ocurrió en aquella que tuvieron teatro lírico y qué pasó dentro de esos teatros. Es evidente la relación que existe.

¿Todos los compositores son susceptibles de montajes como éste? ¿Hasta qué punto resulta forzado trasladarlo al presente?

Los compositores aspiran a ser modernos. Nadie quiere estar pasado de moda, sino lo contrario, eso es lo que guía el trabajo de muchos, incluyendo el mío como el director artístico. No puedo tratar Idomeneo como si hubiese sido escrita hace 250 años, sino como si Mozart la hubiese hoy. Tengo que desentrañar qué quiso decir el compositor y cómo nos lo diría hoy a nosotros. Las sociedades cambian, pero el ser humano permanece en sus elementos esenciales y eso es lo que el teatro debe desentrañar. No existe una sola lectura de una ópera, porque el punto de vista cambia. La modernidad en el teatro es un concepto distinto porque cambia constantemente. Estamos contando una y otra vez estas historias. Yo no inventé eso que vais a ver, sólo intento verlo desde los ojos actuales.
https://www.vozpopuli.com/altavoz/c...domeneo-obra-maestra-mozart_0_1218778715.html
 
Las divas de la ópera: de María Callas a Montserrat Caballé


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J.A. VELA DEL CAMPO

03.03.2019



Forman un cóctel muy particular entre seres humanos y diosas. Cantan, claro, y además maravillosamente, aunque cantar bien es una condición necesaria pero no suficiente para ser una diva de ópera. Ejercen un magnetismo irresistible y proyectan hacia la sociedad una imagen alimentada por aires de leyenda. Del latín “divus”; del griego “theos”, como “deus”. La etimología resalta el factor divino. El Diccionario Harvard de la Música sitúa a la diva en el mismo plano que a la “prima donna”: la cantante más destacada de una ópera o de una compañía lírica, pero con el añadido de un tipo de carácter “arrogante y con un temperamento altivo”.

Los caprichos, los agitación de las cámaras fotográficas o de televisión a su alrededor, el desdoblamiento entre la vida social y la actuación en escena, la capacidad de transmitir emociones que lleven hasta la locura, forman parte de la que está alrededor de las divas. Para algunos incluso es algo así como la sal y pimienta de esta historia. Pero nosotros vamos a poner en primer lugar la cosa del canto. Del canto que sacude las entrañas, desde luego. Las divas encajan en un sistema de valores del pasado reciente. Con la hegemonía del cine y, especialmente, de la televisión, el perfil de las primeras figuras del canto ha cambiado a pasos agigantados.

Las divas de hoy son, digámoslo así, residuales y no poseen las personalidades inconfundibles de las de antaño. Imponen su presencia a través de la voz de una manera menos determinante. Pueden incluso cantar mejor, pero no es eso de lo que se trata. Las divas de hoy miran de reojo su aspecto físico, se cuidan de otra manera, porque saben que cantar en un teatro es solamente la punta del iceberg. La cultura de la imagen impone sus condicionantes. El concepto de la credibilidad de los personajes que ponen en pie se sobrepone a otro tipo de valores considerados, desde una perspectiva actual, antiguos cuando no pasados de moda. Aunque las modas, ya se sabe, cambian cuando uno menos se lo espera.

El mito las envuelve, las protege, las arropa. Y desde el mito dominan el paso del tiempo, se convierten en Historia. Desde el mito y desde la emoción. Sus equivalentes masculinos pueden deslumbrar por la técnica –los tenores, por ejemplo, con sus registros irreales o, al menos, lejanos a la mayoría de los mortales– pero a ellas no les queda otro recurso que la transmisión de emociones. Con la voz, únicamente con la voz. Con la palabra elevada por el milagro del canto. Luego está cada una con su estilo, con su sensibilidad, con su manera de hacer y de decir. Aquí al lado están algunas de las más grandes. No son las únicas, ni mucho menos, pero son, sin lugar a dudas, un trozo imprescindible de la historia de la lírica. / Imágenes: GETTY

GALERIA : https://www.gentleman.elconfidencia...era-maria-callas-montserrat-caballe_1481745#0
 
Je suis narcissiste: Una ópera bufa como espejo del narcisismo del siglo XXI
El Teatro Español y el Teatro Real estrenan una ópera contemporánea sobre el narcisismo, plagada de humor negro y referencias al cine de la época dorada de Hollywood.



El narcisismo es un concepto que bien podría definir a la sociedad actual. La egolatría, el individualismo y el materialismo impera en todas partes. Lo vemos en la televisión, el arte y sobre todo, en las redes sociales, ese espejo donde contemplamos lo que no somos pero querríamos ser. Para hablar y reflexionar sobre este tema, ¿qué mejor forma que hacerlo a través de la comedia? Je suis narcissiste, una ópera bufa cargada de humor negro, es la historia de todas aquellas personas que fracasan una y otra vez y que se ahogan en una sociedad preocupada únicamente por la gloria individual.


Entre la protagonista, Clotilde, una organizadora de eventos culturales, y su estabilidad emocional se imponen todo un abanico de obstáculos y que representan el narcisismo más exagerado: gurús, ascensoristas, bloggers, empleados de pompas fúnebres… Desfilan también, en una serie de flashbacks, el egocéntrico novio de Clotilde y la artista performática para la que trabaja, un cruce entre Esther Ferrer y Marina Abramovic. Pero un pequeño incidente hace que la protagonista se quede sin trabajo, sin novio y sin gato, que muere ese mismo día, empujando a Clotilde al borde del colapso. Abrumada por la situación, acude a Don Giovanni, un psiquiatra tan excéntrico como las teorías que abraza.




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La idea de hablar sobre narcisismo en esta ópera bufa surge de las charlas entre Helena Tornero (libretista) y Raquel García-Tomás (compositora) en Viena, cuna de las teorías de Freud. “Hablamos de hacer algo cómico y empezamos a darle vueltas al tema de narcisismo. Llegó a oídos del director de Ópera de Butxaca i Nova Creació y al final, aquí estamos”, cuenta Raquel. La ópera está producida por la compañía catalana en colaboración con el Teatre Lliure, el Teatro Español y el Teatro Real, siendo la primera colaboración de estos dos últimos.



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Después de que fraguara el primer borrador apareció Marta Pazos, directora de escena y dramaturga de la compañía de teatro Voadora y, a partir de entonces, surgió entre las tres jóvenes creadoras un diálogo constante para hacer realidad Je suis narcissiste, que podrá disfrutarse en las tablas del Teatro Español del 6 al 10 de marzo.

El punto de partida de esta ópera bufa fueron las bandas sonoras de las películas de Hollywood de los años 50 y 60.El lenguaje del libreto y la escenografía se vieron respaldados por esa idea y, aunque “no tenía que parecer una película”, esa influencia era “un material que me gustaba que fuera entrando y saliendo de la música de esta ópera”, explica la compositora.

La composición, asegura Raquel, se ha basado en “buscar la inmediatez, la frescura y los clichés de las películas de la edad de oro de Hollywood, como también clichés operísticos”. La variedad de estilos e instrumentos -hay incluso música electrónica- dan lugar a “un gran collage musical, con leitmotivs que vienen y van, lo que nos ha servido para crear una obra muy dinámica”. Los referentes operísticos citan a Wagner y a Puccini, pero también aparecen formas musicales imprevistas, como un ragtime o una raga (música del norte de la India). La Orquesta Titular del Teatro Real, dirigida por Vinicius Kattah, se encargará de llevar hasta el espectador la singular composición de Raquel García-Tomás, que fue galardonada con el premio Ojo Crítico de Música Clásica en 2017.

Uno de los retos más complicados era conseguir casi treinta personajes diferentes con cuatro cantantes. La soprano Elena Copons da vida a Clotilde y el barítono Toni Marsol pone voz al narcisista Giovanni, pero María Hinojosa (soprano) y Joan Ribalta (tenor) se enfrentan a toda una suerte de personajes que deben ser interpretados de forma diferente en cada escena. Para ayudarles en esta tarea, Raquel crea un universo sonoro diferenciado para cada uno: “La música es muy útil para enfatizar que son personajes distintos, pero la voz también está tratada diferente”.

La idea original de situar la acción en una atmósfera de finales de los 50 también sirvió de inspiración para la puesta en escena. “Bebí mucho de ahí, de la comedia de Blake Edwards, los hermanos Marx, Harol Lloyd y Buster Keaton”, relata Marta. Se inspira también en la novela gráfica de tradición francesa:“Quería que pareciera un álbum ilustrado, que nunca se viera el color piel”. Para esto recurre a colores planos y muy saturados -azul, morado, naranja, rosa- y se mueve en un terreno simbolista, libre e inesperado. Esta ópera bufa ocurre en un no-lugar, “para que sea como si lo vieras a través de un reflejo”.


La obra de tres artistas: mujeres y jóvenes
Una de las cosas que llaman la atención del proyecto es que el equipo creativo lo formen tres mujeres, algo que no es muy habitual en un género como la ópera. Aseguran que esta situación no ha sido buscada, pero no se puede dudar de que este hecho ayuda a romper ciertas barreras y roles dentro del mundo de la cultura. Marta interpreta que “esta ópera es muy representativa de lo que esperamos del siglo XXI, que es una normalización de las mujeres en roles en los que no estaban”.

La ópera, la más distinguida de las artes escénicas, sigue siendo un mundo de hombres en el que cuantos más puestos escales, menos mujeres hay. No ocurre esto en Je suis narcissiste y “que esto acontezca en esta ópera creo que es un reflejo de lo que está pasando en la sociedad”, apunta Marta. Por su parte, Raquel añade que “hay una consciencia mucho más generalizada entre las mujeres y también entre los hombres de que las mujeres merecen la mismas posibilidades de trabajo”.




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Con su trabajo, no solo tratan de reivindicar el papel de la mujer en los espacios artísticos, sino también el de los creadores jóvenes. Desde su punto de vista, Raquel cree que “hay mucho que reivindicar sobre el papel de la mujer en la composición, pero pienso que hay un problema igual de importante y es que somos muchos compositores jóvenes que también necesitamos nuestro espacio”. Ella ha podido estrenar Je suis narcissiste a los 34 años, aunque demanda más oportunidades para los jóvenes: “Ojalá que no tengamos que esperar a los 60 para estrenar una ópera”.

Para Marta Pazos, “la ópera clásica es fantástica y hay que seguir haciéndola, pero se tiene que dar espacio y producir obras nuevas, creadas por artistas de ahora, porque si no hacemos un tejido artístico del presente, ¿qué van a hacer los artistas del futuro?”.




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"Je suis narcissiste: Una ópera bufa como espejo del narcisismo del siglo XXI" es un contenido de Marcas Ñ

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