Tu comentario me ha hecho pensar en la última publicación de la prima que lleva la cuenta de fake influencersHombre, afirmar que quien compra todo lo que estas chicas sacan es simplemente un perfil diferente de comprador (me siento rara llamándolas “buyers”) es solo una verdad a medias.
Sí, son un perfil diferente pero son algo más, son chavalitas jóvenes en su mayoría, muy influenciables, muy inmaduras, fáciles de timar, un poco tontis porque quieren ser como su ídolo de barro y ahí es donde entra en juego toda esa manipulación de la publicidad encubierta, tramposa, basta y chabacana.
Yo las veo venir pero soy perra vieja, estas chicas están indefensas ante un engranaje que es un total engaño del que no son conscientes y para muestra lo que ha contado @Taorminas sobre Tiktok, por eso me molesta la publicidad encubierta y por supuesto también porque yo declaro hasta la última peseta y exijo que los tapones forrados respondan en igual medida.
Yo con el tema de los jóvenes tengo un debate interior. Por un lado pienso: a ver todos hemos sido jóvenes, la adolescencia solo es algo temporal, siempre ha habido estímulos negativos, ojo con el tema de las responsabilidades porque la educación y los valores se trabajan en casa, si dotamos a los jóvenes de herramientas sólidas serán capaces de enfrentarse a todo con un espíritu crítico por muy perverso que sea el mundo. Pero por otro lado me digo a mí misma: ya tía, pero no puedes comparar la época que te toco vivir con la actual, si ser adolescente nunca ha sido fácil con las redes la complejidad se multiplica por mil.
Así que al final llego a una conclusión bastante salomónica, ni pá ti pá mí. Sí, la educación debe venir de casa pero también debemos intentar proporcionar un entorno lo más honesto posible, porque en realidad eso nos beneficia a todos, jóvenes y no tan jóvenes, y justamente las redes de honestidad andan escasitas ejem.