Los libros de Daniel Ducruet

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Ducruet escribió una carta de perdón a Estefania que se convirtió en un libro. Yo no sabia que habia escrito nada y menos un linro de disculpa a Estefania, que verguenza...
Luego hizo este otro.


Daniel escribió varios libros, aquí los vende en amazon.



Toute ressemblance avec des personnes existantes (French Edition)
Cualquier parecido con personas existentes. 01-ene-1997
por Daniel Ducruet 7,49 €
Slovaska, un pequeño país ubicado entre Austria y Hungría, es un reino basura gobernado por la dinastía Broskova durante siglos. Su gobernante, Yuri V, utiliza todas las armas en su poder para intentar restaurar la imagen empañada de su país. Al casar a su hija Irina con Mounir, un productor en Los Ángeles e hijo de un príncipe árabe adinerado, logró reactivar la economía de Slovaska, que había sido severamente debilitada por la Segunda Guerra Mundial. No tiene idea de que la princesa heredera hambrienta de poder tiene muchas otras ambiciones. Maquiavélica, caprichosa, tiránica y hechizante, Irina, ahora reina, no duda en traicionar, mentir y seducir para conseguir sus fines. Sin embargo, la soberana no escapará a su destino

Slovaska, minuscule pays niché entre l’Autriche et la Hongrie, est un royaume de pacotille, sur lequel règne depuis des siècles la dynastie des Broskova. Son souverain, Youri V, utilise toutes les armes en sa possession pour tenter de redorer l’image ternie de son pays. En mariant sa fille Irina avec Mounir, producteur à Los Angeles et fils d’un richissime prince arabe, il parvient à relancer l’économie de Slovaska, très affaiblie par la Seconde Guerre mondiale. Il ne se doute pas que la princesse héritière, assoiffée de pouvoir, a bien d’autres ambitions. Machiavélique, capricieuse, tyrannique et ensorcelante, Irina, devenue reine n’hésite pas à trahir, à mentir et à séduire pour parvenir à ses fins. Pourtant, la souveraine n’échappera pas à son destin…
 
Última edición:
Aqui un articulo largo que resume muchas cosas de la loca vida de Estefania.


La princesa, el guardaespaldas y aquellas fotos por**: la boda de Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet​

Parecía que la rebelde de los Grimaldi había encontrado por fin al tipo que haría que sentara la cabeza. O al menos así se hablaba en los medios de él. Pero entonces ocurrió el tremendo escándalo.​

Por Raquel Piñeiro

27 de junio de 2020 · 09:24

Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet, el día de su boda.

Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet, el día de su boda. © Gtresonline

Era como un cuento de hadas dado la vuelta: la princesa y el plebeyo. Tras varios años felices juntos, la pareja formada por Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet conseguía desafiar los prejuicios sociales y familiares y sellar su amor en una boda celebrada el 1 de julio de 1995. Pero la realidad resultó ser menos edulcorada. Apenas un año después, el matrimonio se disolvía en medio de uno de esos escándalos mayúsculos que han forjado la fama de Mónaco.

Estefanía de Mónaco es famosa desde que nació, en 1965, pero el día en el que quedó fijada de forma irremediable en la memoria colectiva del mundo está asociado a una tragedia repentina. Fue el 13 de septiembre de 1982, y se saldaría con la muerte de su madre, Gracia de Mónaco, Grace Kelly antes de casarse con Rainiero y pasar a ser historia del pequeño principado al sur de Francia. Las circunstancias concatenadas que llevaron a aquello obligan a explicar los antecedentes. En aquel momento Estefanía tenía 17 años pero ya se había ganado el apodo con el que sería identificada y que ella acabaría por rechazar, “la princesa rebelde”. Desde los 16, mantenía una relación con Paul Belmondo, hijo del actor Jean Paul Belmondo, ante la desaprobación de sus padres, que no veían con buenos ojos que su hija adolescente declarase estar enamorada de un jovenzuelo interesado solo en apariencia en las carreras de coches. Estefanía ya había dejado claro que “La sola idea de la Universidad me aburre”, por lo que sus augustos padres habían estado de acuerdo en que lo mejor sería que estudiase moda en una prestigiosa escuela de París. Aquel verano del 82 Grace y Rainiero habían ido de vacaciones a los países nórdicos, pero la menor de sus tres hijos, todavía menor de edad, había preferido viajar hasta la isla de Antigua, en el Caribe, con su novio. A su regreso, manifestó a sus estupefactos padres que no pensaba empezar el curso en la escuela de moda. Ya no le interesaba el tema: prefería aprender a pilotar coches de carreras como Paul Belmondo.


Estefanía y Grace discutieron de forma agria durante su descanso en la residencia real de Roc Agel. Si los personajes de la crónica social interesan porque, a la vez que son aspiracionales, el común de los mortales puede identificarse con ellos, en ese choque generacional ante la rebeldía adolescente miles de familias del mundo podían reconocerse a sí mismas. Pero lo que sucedió a continuación les igualaría por medio del dolor. El 13 de septiembre Grace y Estefanía regresaron a Mónaco, donde las esperaban Rainiero y Alberto. Carolina se encontraba en una clínica de adelgazamiento en Inglaterra. La princesa no era muy amante de la conducción, pero rechazó un chófer porque deseaba hablar con su hija sin testigos. Conocía bien las sinuosas carreteras, llevaba recorriéndolas 30 años, e incluso antes de su matrimonio había quedado indeleblemente unida a ellas cuando rodó Atrapa a un ladrón a las órdenes de Hitchcock en ese mismo escenario. Poco antes de llegar a Mónaco, el Rover 3500 se salió de la carretera en una curva cerrada y se despeñó por un barranco de 50 metros. Ninguna de las dos llevaba puesto el cinturón de seguridad. Dio varias vueltas de campana y acabó en el terreno del dueño de un vivero, con el motor incendiándose. Fue ese hombre, Sesto Lequio, el primero en socorrerlas y apagar el fuego del motor. Estefanía salió del coche arrastrándose y pidiéndole que avisase a su padre. “No sé quién es su padre”, le dijo el hombre. Entonces ella le reveló su identidad. La princesa Grace estaba inconsciente y así siguió tras ser trasladada al hospital. Al día siguiente, 14 de septiembre, la desconectaron de la máquina que la mantenía con vida y falleció. A Estefanía no se lo dijeron hasta un día después; debido a la gravedad de sus heridas, no pudo acudir al sepelio junto a su padre y sus hermanos.

A lo largo de los años se ha especulado sobre las causas y motivos del accidente, desde que la madre e hija iban discutiendo de forma acalorada y por eso Grace se despistó, hasta el muy persistente rumor de que en realidad era Estefanía la que conducía, pese a tener 17 años y carecer por tanto de carnet de conducir. Las noticias del momento señalaban que la princesa estaba atrapada tras el volante del conductor, aunque Estefanía había salido del coche también por esa ventanilla. Hoy, la posibilidad más aceptada es que Grace sufrió un ataque isquémico que le provocó un intenso dolor de cabeza, y pisó por error el acelerador en vez del freno. El testimonio de Sesto Lequio fue examinado con lupa: “En su primera declaración, explicó que había ayudado a Estefanía a salir por la puerta delantera izquierda –la del conductor– y que la princesa Gracia, que fue evacuada más tarde por la luneta trasera, yacía atravesada en el habitáculo”, recogía El Mundo. “Sus palabras no significaban forzosamente que era la hija quien pilotaba el auto, dado que tal y como quedó establecido, ninguna de las dos mujeres llevaba el cinturón de seguridad y las numerosas vueltas de campana pudieron tener el efecto de una coctelera. “Es imposible determinar quién conducía”, fue el veredicto del fiscal de Niza, quien visitó poco después el lugar del siniestro”. Estefanía quiso zanjar el tema en 2002 a Paris Match, en la única entrevista en la que ha hablado del accidente: “Yo no estaba conduciendo, eso está claro. De hecho, salí disparada dentro del auto como mi madre, que fue catapultada al asiento trasero… La puerta del copiloto estaba completamente destrozada, y salí por el único lado accesible, el del conductor”. En el libro Rainier and Grace: An Intimate Portrait, de Jeffrey Robinson, se recoge el testimonio de la princesa Carolina con las palabras que le dijo su hermana poco después del accidente. “Estefanía me contó: ‘Mamá me decía todo el rato que no podía frenar, que los frenos no funcionaban’. Me explicó que mi madre estaba en un estado de pánico.

Así que Estefanía tiró del freno de mano, pero el coche no se detuvo”. En la entrevista de Paris Match, Estefanía confirmaba esto: “Lo intenté todo, incluso puse el freno de mano. ¿Si mi madre confundió el pedal del freno con el acelerador? No lo sé. Pero yo no estaba conduciendo”. Que el coche no frenase desató otra teoría especulativa, según la cual el automóvil había sido manipulado para provocar el accidente. José Luis de Vilallonga en sus libros de memorias apunta a una posible conspiración para asesinar a la princesa, del mismo modo que mencionaba algo similar sobre la muerte de Stefano Cashiragui, insinuando oscuros intereses inmobiliarios en Mónaco, pero sin llegar a concretar nada. En cualquier caso, para Estefanía supuso un trauma emocional del que no se recuperaría hasta mucho después de que le quitasen el collarín. Al drama de perder a su madre a los 17 años y además estar presente en el accidente, se le unía tener que leer que había gente que la culpaba a ella por lo ocurrido. Algunos todavía la culpan.

Paul Belmondo fue un gran apoyo para la joven en aquellos días. Muchos veían ya en lontananza un futuro matrimonio tan precoz como el de su hermana Carolina con Philippe Junot, que para entonces ya había terminado, con su primer amor, pero lo cierto es que Carolina ni tenía ganas de boda ni Paul había sido su primer amor. En realidad su primer romance había sido con el aristócrata Urbano Sforza, cuando ella tenía 14 años y él 18. Recordaba Jaime Peñafiel en su libro Mis divorcios reales: “Con él empezó a frecuentar locales nocturnos y a emborracharse. La princesa sufría la primera decepción, la primera traición: Urbano vendió la historia del romance a una revista italiana”. La presencia de la prensa rosa sería una constante en la vida de la princesa. Si hoy podemos seguir su trayectoria sentimental con todo detalle es porque los reporteros siempre han estado ahí, observándola, y tanto ella como su familia han sido partícipes o cómplices de ese mundo, con paparazzis fotografiándoles con permiso y muchas otras veces sin él.

Mónaco y prensa del corazón son inseparables desde antes incluso de que Grace llegase al principado, pero con el auge de ese periodismo como una industria moderna, el pequeño país se convirtió en el epítome del glamour, la frivolidad, y la vida de los ricos y famosos expuesta, diseccionada y consumida al detalle para deleite de los espectadores. Podría haberse pensado que sin Gracia al frente, las acciones de Mónaco en el mercado del interés internacional podrían bajar, pero sus hijos no decepcionaron en cuanto a su capacidad para proporcionar noticias. Carolina ya había levantado la liebre con su escandalosa relación con Junot y sus noches de dolce vita, pero, una vez asentada junto a Stéfano Casiraghi en el 83 sus apariciones transmitían serenidad y estabilidad. El mundo la contemplaba para deleitarse en su belleza y sus elecciones de moda o regodearse en su existencia de madre feliz. Alberto siempre estuvo más protegido por ser el heredero y un aura de secretismo rodeaba sus movimientos. Pero todo el mundo sabía que si se preguntaba ¿qué estará haciendo Estefanía?, la respuesta siempre sería jugosa.

Estefanía y Paul Belmondo.


Estefanía y Paul Belmondo. © Gtresonline

La llamaron “la princesa rebelde” y llegaría a odiar ese epíteto. Con sus vaqueros rotos, el cuero, las cadenas, unos rasgos un poco viriles que la hacían muy atractiva al lado de la belleza más canónica de su hermana, y un aspecto en ocasiones asustado y triste, Estefanía provocaba una mezcla de ternura y empatía. Para el periodista Vicente Gallart en su libro Irresistibles. 100 años de it girls en la moda, Estefanía “representa a la perfección el estilo de vida de los 80”. Sobre Carolina, opina: “Su excesiva corrección siempre la mostró como una chica distante, incapaz de conectar realmente con el gran público y de ejercer una auténtica influencia en la moda. Sus aires de superioridad fueron, y creo que siguen siendo, un obstáculo para que su imagen resultara fresca; con Carolina el factor sorpresa brilla por su ausencia y esto le resta mucha emoción a todo”. Claro que para otros este factor sorpresa era algo más bien negativo. Peñafiel, por ejemplo, escribe: “Estefanía superó con creces a Carolina por la amoralidad y desvergüenza de sus relaciones”.

El primer escándalo llegó en el verano del 84, cuando dejó a Paul por otro ilustre apellido, Anthony Delon. En teoría Estefanía aún seguía con su pareja oficial cuando fue fotografiada en bañador de rayas verticales blancas y negras sobre una moto acuática y una tabla de windsurf junto al atractivo joven. Paul y Anthony eran, como ella, otros ilustres “hijos de” cuyos padres, además, habían encarnado cierta rivalidad por representar dos prototipos opuestos de hombre francés: Jean Paul Belmondo y Alain Delon. Paul abandonó el apartamento en el que convivía con la princesa en París, mientras la nueva pareja se dejaba ver por las calles de la ciudad ya pasados los fastos del verano. Pero apenas duraron dos semanas más: se rumoreó que ella había roto porque él avisaba a los fotógrafos de sus salidas.

La afición por las carreras de coches de Estefanía no acabó con Paul. Tras romper con Anthony salió una temporada con el piloto de Fórmula 1 Alain Prost, al que luego siguieron nombres tan dispares como Stephane Labelle, Felipe de Lieja, John John Kennedy y hasta Miguel Bosé, algo nunca confirmado y que ya en su día la revista Diez minutos tildaba de “camelo que no cuela”. “Todo el invento es porque no quieren sus fans que sea menos que Julio Iglesias, que va a por Carolina”, explicaban. Más fundamento tuvieron sus flirts con el actor Christopher Lambert y sobre todo con la estrella Rob Lowe en el momento en el que comenzaba a ser el ídolo juvenil cuya carrera se truncaría por culpa de un vídeo erótico a deshora. Lowe y la princesa se conocieron en una cena en París organizada por amigos comunes en 1986. La atracción mutua que sentían uno por el otro de verse en revistas o pantallas estalló al contemplarse en directo: “Cuando llegan los entrantes, está sentada en mi regazo. Para el postre, ninguno de los dos está interesado en otra cosa que no sea largarse de allí e ir a su apartamento”, contaba él en su apasionante autobiografía Stories I Only Tell My Friends. Más tarde se enteró de que entre platos “Stephanie” había llamado a su mayordomo y le había pedido que limpiara las pertenencias de su novio de su casa antes de que ella regresara junto al actor. “Es increíble todo lo que puede con la previsión y el personal adecuados”, añadía con ironía el actor.

A la mañana siguiente tras su primera noche juntos, Lowe dejó su hotel y se mudó con la princesa. De un día para otro se vio inmerso en un estilo de vida exótico que gracias a su relato podemos otear: se levantaban a mediodía como pronto, realizaban algunas gestiones oficiales, paseaban e iban de compras por la ciudad, bebían unas copas en el piso y luego cenaban a las diez de la noche (hora insólita para un estadounidense) “con un grupo nunca menor de ocho personas”. A continuación, en sus palabras, “tomar suficientes vodka-tónics como para reflotar el Bismark y a bailar en un club hasta las cuatro o cinco de la mañana”. Después de unas semanas, el actor empezó a sentirse inquieto en París, y define el entorno de la princesa como poco sano: “Aunque ella está trabajando en una carrera discográfica, hay una profunda falta de ética laboral en su círculo. Y aunque puedo salir de fiesta y beber tanto como el que más, incluso yo necesito un día libre de vez en cuando. Eso no era una opción con ese grupo”. Al final, la princesa y el actor se despidieron en buenos modos.


Durante toda esta época, Estefanía no solo retozaba con hombres en distintos entornos y lucía bañadores en la cubierta de un yate: también hacía de lucir bañadores en la cubierta de un yate una lucrativa empresa. En el año 83, como su madre habría querido, se había matriculado en la escuela de moda, pero lo dejó un año después para ingresar en el programa de aprendices de Christian Dior, protegida por Marc Boham. También debutó como modelo, para disgusto de Rainiero, que la conminó a cancelar un viaje de trabajo a Estados Unidos por el que se había embolsado 10.000 dólares al día. Todo esto mientras, según comentaba la prensa, “cambiaba de novios como de pantalones vaqueros y salía toda la noche”. Con todo, la auténtica campanada la dio cuando se puso a diseñar bañadores junto a su amiga Alix de la Comble. Llamaron a su firma Pool Position, y su presentación en Mónaco el 28 de agosto del 85 se saldó con un rotundo éxito que arrasaría en ventas y marcaría época. Eran bañadores inspirados en el circuito de Fórmula 1, deportivos y sexys, que la propia Estefanía lucía sacándole partido a su atlética figura haciendo esquí acuático en el Beach Club de Mónaco. Entre el público se encontraban grandes nombres de la moda como Karl Lagerfeld y Helmut Newton. Al final del desfile, al ritmo de la canción Just a Gigolo, Estefanía y Alix se tiraban a la piscina. “Un híbrido entre traje de baño deportivo y traje de baño imaginativo”, definía su creación Anabel Vázquez en Vanity Fair. “Es un bañador de tiro alto pero se atreve con asimetrías, sisas de distinta altura, palabra de honor. Admite grandes pendientes. Se puede confundir con un bañador de los 90, pero tiene más conciencia de moda y es más snob”. El precio marcaba el origen principesco de la marca: costaban entre 80 y 150 dólares.



Sin embargo, Estefanía perdió pronto el interés por la moda y decidió centrarse en otra pasión: la música. Frente a lo que los escépticos pudieran aducir sobre la idea de una Grimaldi cantante e incluso pese al círculo que Rob Lowe describía en términos negativos, su disco fue un éxito todavía mayor que el de Pool Position. Su canción Ouragan –el muy adecuado “Huracán”–, lanzada como Irresistible en inglés, salió en el 86 y despachó más de 4 millones de copias, la mitad en Francia, donde se convirtió en el primer single en permanecer 10 semanas en lo alto de las listas de éxitos. Estefanía la cantante pasó a hacer promoción de sus temas por todo el mundo (incluida una chocante interacción con Pedro Ruiz en televisión española) y hasta llegó a colaborar con Michael Jackson. Fue ella es la que susurró, bajo el seudónimo Mystery Girl, las primeras palabras de la canción In the Closet. “La idea original era organizar un concurso para que los fans identificasen la voz de aquella mujer”, escribía Guillermo Alonso en Vanity Fair. “Pero los planes se cayeron cuando Naomi Campbell fue contratada para ser la protagonista del vídeo. Fue universalmente asumido que la suya era la voz del vídeo (algo incomprensible teniendo en cuenta que Naomi tiene una voz más parecida a la de Chavela Vargas que a la de princesa)”.



En lo que podría considerarse una hábil maniobra para consolidar su carrera musical, en el 87 Estefanía se mudó a Los Ángeles desde París. Pero en realidad lo hacía motivada por su relación con su novio de entonces, el empresario de discotecas Mario Oliver. “No quiero tener que amar a Mario en secreto. Me voy a Los Ángeles”, declaraba ella con vehemencia en la portada de ¡Hola! Con su pelo teñido de amarillo y gesto adusto, Oliver no generaba muchas simpatías, y por ejemplo Cayetano Martínez de Irujo, que le conoció entonces, lo definía en sus memorias como “un personaje turbio”. Jaime Peñafiel lo describía sin rodeos como “un playboy francés que se había casado dos veces y tenía una acusación por violación”. Para sorpresa de nadie, la relación no prosperó y el segundo y esperado disco de Estefanía tampoco; para cuando llegase, ya en los 90, el boom de Huracán había pasado y Mario Oliver también había quedado en el olvido. En el 89 fotografiaban de nuevo a la princesa en topless sobre la cubierta de un yate, pero fue con su siguiente

acompañante con el que parecía que las cosas iban a ir en serio. Se trataba de Yves Le Four, un empresario inmobiliario de 26 años con el que llegó a anunciarse boda para 1990. La opinión mayoritaria sobre la idoneidad de las parejas de Estefanía la plasmaba la revista People al titular que por fin “Dirá “sí quiero” a un chico adecuado”. Llegó a celebrarse una cena de compromiso en abril del 90 con vistas a organizar una boda al pomposo estilo de Mónaco en verano. Pero existían impedimentos inesperados: Yves deseaba que Estefanía se borrase el tatuaje que tenía en el culo con el nombre de Mario Olivier, y este insólito hecho fue motivo de varias discusiones y retrasos en la fecha de un enlace que no llegaría a celebrarse nunca. La realidad es que mientras peleaba acerca del tatuaje de su culo, Estefanía estaba enamorándose con pasión de otro hombre.

Su elección llamaría la atención incluso de los menos conservadores. Daniel Ducruet, de 29 años, era un joven francés que tras ser culturista, pescadero y vendedor de una tienda de mascotas había llegado a Mónaco para ingresar en el cuerpo de policía. Cuando Estefanía se fijó en él, trabajaba como escolta de su hermano Alberto; fue en una cena de la fundación Princesa Grace en Nueva York. Luego coincidieron en el premio Fórmula 1 de Mónaco. Él mismo recordaría aquellos primeros momentos con estas encendidas palabras en su libro Carta a Estefanía: “Tú me observabas con mayor insistencia. Tu mirada tenía un nosequé de sinceridad y deseo. En algunos momentos me sonreías como para mandarme un mensaje. ¿En qué delicioso infierno me sumías?”.

Estefanía de Mónaco y Mario Olivier.


Estefanía de Mónaco y Mario Olivier. © Gtresonline

Su primer encuentro íntimo se produjo en el Hotel Loews (actual Fairmont Monte Carlo) en marzo de 1990. Habían arreglado la cita con intermediarios; Daniel llegó a la habitación y a los pocos minutos apareció ella. “Te lanzaste a mis brazos con una pasión que nunca había sospechado en ti”. En su libro, Ducruet especifica que la pasión duró exactamente cinco horas, desde las dos a las siete de la madrugada. Estefanía rompió con Yves y durante la promoción de su disco Stephanie del 91 pidió que Ducruet fuese su guardaespaldas para entregarse del todo a su romance. El subsiguiente efecto fue que los fotógrafos retrataron lo que pasaba y el mundo implosionó. La princesa y el guardaespaldas era un concepto demasiado romántico o demasiado sospechosos como para dejar indiferente al ávido lector de prensa rosa. Peñafiel describe así al intrépido guardaespaldas, considerándole una persona del todo inadecuada: “dueño de una pescadería en la localidad francesa de Menthon y divorciado de su primera mujer, Sandra”. Ducruet cuenta que en medio de la presión mediática decidió pedirle matrimonio a Estefanía: “Te llevé al cuarto de baño... te miré y sin reflexionar acerca de las palabras te pedí en matrimonio. Tu reacción fue inmediata: te arrojaste en mis brazos y te pusiste a llorar con lágrimas ardientes”. Pero ella no era la única que había alternado su relación secreta con una oficial; al mismo tiempo que mantenía un romance con Estefanía, lo hacía también con su novia oficial, Martine Malbouvier. Y para añadir más sal a la historia, Marine se quedó embarazada. Y entonces Estefanía se quedó embarazada también.

“¿Qué debía hacer?”, rememora Ducruet en Carta a Estefanía. “¿Cómo renunciar a uno de los niños? No me planteaste ultimátum pero comprendí lo que debía hacer”. Se decantó por la que muchos verían la decisión más lógica: quedarse con la princesa. El shock de saber que Estefanía estaba embarazada de su guardaespaldas fue grande. No se trataba solo de que él fuera un plebeyo –también lo había sido el llorado Stefano Casiraghi, recién fallecido–, sino más bien que fuese pobre. O al menos, pobre en el sentido monegasco de la palabra, es decir, que no vivía de las inversiones bursátiles sino de un trabajo físico, que implicaba además un concepto de servidumbre. Con sus orígenes humildes y de clase trabajadora, estaba claro que Ducruet procedía de una clase social inferior a la de Estefanía. Tampoco ayudaba saber que el hombre había compaginado a la princesa con otra mujer y que las había dejado embarazadas a ambas casi a la vez. Rainiero le retiró la asignación a su díscola hija, pero ella contaba con la herencia de su madre y el acceso seguro a una fuente económica en forma de vender exclusivas o conceder entrevistas en cuanto lo desease. También la apartaron de los actos oficiales de Mónaco, lo que dado su carácter era casi un favor para ella. “No me adapto al rol de princesa, a tener que ir con un vestido maravilloso, a ese lado glamuroso de la monarquía. Eso no es para mí”, diría años después en una entrevista a Vanity Fair. Daniel se convirtió en piloto de rallys –de nuevo una de las aficiones nacionales monegascas– y abrió una empresa de seguridad privada. Louis Robert Paul Ducruet nació en noviembre del 92, y Pauline Grace Magui Ducruet, en mayo del 94.


La presencia de dos hijos bastardos en la familia real de un pequeño país que se declaraba católico y de mayoría de población conservadora y tradicional era un escollo que convenía regularizar. La presencia de los niños y la insólita estabilidad que Estefanía gozaba junto a su pareja obligó a Rainiero a dar su consentimiento para que se casasen.

https://www.rtve.es/alacarta/videos/programa/estefania-monaco-se-casa-daniel-ducruet/1134047/

Para su boda civil obligada al tratarse él de un divorciado, el 1 de julio del 95, Estefanía lucía con vestido corto de encaje blanco y un discreto collar de perlas. Daniel llevaba un traje gris y aparecía feliz y orgulloso. 40 invitados asistieron a la ceremonia en el ayuntamiento y unos 300 a la cena, entre los que no se contaba Carolina. Fue una boda discreta y sin demasiadas alharacas, sin engalanar la ciudad ni intentar dar demasiado bombo al hecho de que la princesa se casase con el plebeyo que la había dejado embarazada dos veces, como si la casa real se avergonzase de tener que transigir con ese enésimo desafío de su miembro más díscolo. Para algunos, era un triunfo del amor por encima de inconvenientes como sacados de una novela rosa, un cuento de hadas o un culebrón. Estefanía había sentado la cabeza tras tanto trajín erótico-sentimental al lado de aquel hombre sin un atractivo especial, con un punto hortera, vestido con cadenas de oro y un aire macarra que resultaba haber sido justo lo que necesitaba. Ella misma afirmaba que Daniel era el único hombre que le había dado “calma, seguridad, madurez y amor”. A su lado, por fin parecía feliz. Otros tildaban a Ducruet de interesado que había medrado gracias a su bragueta, sufrían al ver a Rainiero evidentemente incómodo posando al lado de su hija y su yerno y pronosticaban que ese advenedizo al que le había tocado la lotería pronto mostraría su verdadera cara. No tuvieron que esperar mucho. Un año después sucedió la madre de todos los escándalos monegascos.


Durante un circuito automovilístico en Bélgica, el piloto Frederic Bouvy le presentó a Daniel a Fili Houteman, una belga morena de 26 años. Según el propio Ducruet diría, ella se encontraba muy triste por una ruptura sentimental y él conversó con ella para animarla. Se daba la circunstancia de que Bouvy había sido también amante de Fili. El 5 de agosto del 96, ella le pidió que fuera a verla a Villefranche-sur-Mer, a la casa de unos amigos, un lugar con un muro alto y piscina, vecino a una de las casas de Tina Turner. Lo que allí ocurrió, en breve lo presenciaría el mundo entero.

Dos semanas después, avisaron a Rainiero de la inminente publicación en prensa de unas imágenes muy comprometedoras para su yerno. Al mismo tiempo, una llamada anónima informó a Ducruet de que le habían fotografiado y tendido una trampa, así que se confesó con su esposa: “Te levantaste, me miraste y pude ver que las lágrimas rodaban por tus mejillas. A partir de ese día no volvió a ocurrir nada entre nosotros”, contaría en Carta a Estefanía. Dejaron de mantener relaciones sexuales y compartir dormitorio aunque seguían conviviendo en la misma casa. El día en el que las fotos vieron la luz en medios como Eva Tremila o Interviú, el 28 de agosto del 96, Ducruet contaría que pensó en suicidarse pero no lo hizo por sus hijos.

Las imágenes que habían ocasionado el cataclismo eran, como poco, impactantes y explícitas. En ellas se veía a la joven Fili vestida solo con la braga de bikini y Ducruet en calzoncillos luciendo una evidente erección. A continuación él se bañaba desnudo en la piscina y luego las estampas les mostraban manteniendo relaciones sexuales, con él tocándole los pechos, besándole el trasero, ella montada a horcajadas sobre él… Pocas veces se había visto una infidelidad de forma tan descarnada. “s*x*, mentiras y fotos en Mónaco” titulaba Libération. “Estupor y bochorno en Mónaco”, otro medio. “Mónaco, consternado”, titulaba Hola, que añadía “Rainiero, abatido” y “Estefanía se divorcia”. “Me siento avergonzado, yo soy el culpable. He traicionado a Estefanía y a mis hijos”, declaraba Ducruet al mismo medio. Fili adquiría fama exprés , salían a la luz sus fotos bailando pole dance y pasaba a ser “la cabaretera que hizo llorar a Estefanía”. Pese a la difícil situación en la que estaba, Daniel Ducruet esgrimió una excusa al viejo estilo de “no es lo que parece”.

Contó que le habían drogado sin su consentimiento con alguna sustancia que le había hecho ser incapaz de resistirse al s*x* con Fili. “No tenía la sensación de cometer una falta”, desarrollaría en Carta a Estefanía. “Esta chica no me atraía, tenía un cuerpo bonito, por supuesto, pero no soy un animal. Además contigo estaba satisfecho”. A continuación explicaba su teoría de que fue drogado el champagne. Después de tres copas, “me invadió un deseo carnal, brutal y violento que me costaba cada vez más dominar. Fue en ese momento cuando tuve unas ganas locas de poseerla”. Desde luego, la poseyó. Cuando a la otra protagonista de las imágenes le preguntaron “¿No pensaste que era imprudente tener s*x* en la piscina?”, su respuesta fue: “Era una casa aislada. Pensé que el guardaespaldas estaba allí para encargarse de eso”.

Se dijo que el guardaespaldas no vio a los dos fotógrafos ocupado como estaba por una chica rubia, en lo que parecía ya de forma evidente una trama para pillar in fraganti al marido de la princesa. Ducruet continuaba su relato sobre aquel día contando que llegó a su oficina muy mareado y en mal estado, y que al recuperarse y volver al hogar familiar, donde Estefanía jugaba con los niños, le invadió la culpabilidad y el miedo a que ella no lo entendiese. “Temblaba de pensar en tu reacción. Eres como yo, celosa y posesiva cuando amas. No tuve el valor de acercarme para abrazarte. Nos acostamos pero esa noche me sentí incapaz de amarte: tenía la sensación de estar contaminado”.


Al principio, contra todo pronóstico, Estefanía perdonó. “Como si nada hubiera pasado”, titulaba ¡Hola! las fotos de la pareja en la playa con sus hijos pocos días después de la aparición de las imágenes. Pero durante una discusión él le pegó una bofetada y esto la decidió a romper de forma definitiva, para alivio de su familia y de parte del mundo que volvía los ojos por enésima vez al principado como si estuviese asistiendo a un reality show a tiempo real. Si el dolor de una infidelidad era difícil de llevar, el escarnio público internacional resultaba insoportable. Con el chiste sobre “chulopiscinas” ya hecho, programas de televisión como La parodia nacional le dedicaban a Ducruet un tema al ritmo de Bien pagá que empezaba: “na trajiste/na te llevas/tan solo ese video cochino y traidor/en el que apareces/enseñando el culo/en vhs y a todo color”. Medio más serios se hacían eco de lo ocurrido de forma bufa: “Ducruet, que seguramente desconoce por completo quién es el Greco, representa al caballero -es un decir- de la mano en el pecho (de ella)”, escribía Karmentxu Marín, que terminaba. “El episodio revela que no compensa ser princesa, porque no ganas para sustos. Y, sobre todo, que no conviene abrir la mano con los guardaespaldas, porque se te suben a la chepa. (A la chepa de otra, encima)”. Interviú llegó a distribuir un vídeo con las imágenes de la infidelidad grabadas, llamado “El escándalo de Mónaco”.


El matrimonio quedó destruido. Aparte de si habían mediado drogas o alcohol en el criterio de Ducret o había sido infiel en plena posesión de sus facultades, lo que está claro es que el incidente fue provocado. Se trató de una encerrona organizada con métodos casi mafiosos con el objetivo de ganar mucho dinero a costa de dar al traste con una pareja. Era un caso en la línea de Boris Becker embarazando sin querer, a raíz de s*x* oral y una inseminación artificial, a una joven a la que apenas conocía. El acto existió, pero fue fruto de un ardid planeado con toda la intención, por individuos con pocos escrúpulos que sabían cómo sacar rendimiento a la desatada prensa del corazón de los 90.
Acabó demostrándose que Fili y dos fotógrafos, uno de los cuales era su novio, se habían embolsado 200 millones de francos a cambio de las imágenes. Tras la denuncia, llegó una condena de cárcel para todos, aunque no llegaron a ingresar en prisión al ser las penas inferiores a un año: “El fotógrafo Stéphane de Lisiecki, de 39 años, fue condenado a un año de cárcel, mientras que el tribunal impuso a Muriel Fili Mol Houteman, ex Miss Bélgica (en realidad era Miss Bélgica desnuda), y a Yves Hoogewys, de 28 años, seis meses de cárcel”, explicaba El País. “Los tres condenados deberán pagar solidariamente 75.000 francos en concepto de daños y perjuicios por atentado a la vida privada, una suma de igual cuantía por violación del derecho de imagen y 50.000 francos por perjuicio moral”.

“Fue un golpe tan duro para ella que se encerró en casa y no la vimos durante casi diez meses”, recordaba uno de los amigos de Estefanía para Vanity Fair, medio que añadía: “Nos ponemos en contacto con Ducruet, pero el exguardaspaldas pide dinero a cambio de sus confesiones”. Estefanía no rechazó a su ex como padre de sus hijos, sino que se esforzó por mantener una relación lo más cordial posible, con visitas incluso a su piso de soltero y un acuerdo económico que garantizaba que Ducruet no se quedaba con una mano delante y otra detrás. En cualquier caso, él iba a encargarse también de su sustento: procedió a vender exclusivas en prensa y
programas de televisión, dando una gira europea para contar los detalles de lo ocurrido. Además de publicar el citado libro Carta a Estefanía, Ducruet también decidió probar suerte en el mundo de la música pop, pero sus dos discos no consiguieron emular el éxito de su ex. En el plano sentimental, tampoco perdió comba o se encargó de parecer que estaba muy ocupado. Al poco del escándalo se dejó ver con la madre de su primer hijo en el entorno habitual de estas peripecias, un yate, pero la campanada de creatividad la dio cuando fue fotografiado besándose con nuestra Marujita Díaz.

Marujita Díaz y Daniel Ducruet.

Marujita Díaz y Daniel Ducruet. © Gtresonline

“De Marujita me gusta todo, desde el pelo hasta los pies”, declaraba él en lo que no se tardó en identificar como un montaje demasiado obvio como para tener la menor credibilidad. “El último timo que Marujita quiso darnos fue asegurando ser supuesta novia de Daniel Ducruet. Tal para cual”, escribía Manuel Román. “Hicieron unos bolos (léanse aparición en revistas y televisiones) y a los dos meses,"si te he visto no me acuerdo, tras repartir, imaginamos, un pequeño botín”. Hasta Arturo Pérez Reverte le dedicaba una columna a la intención de Daniel Ducruet de frecuentar más España: “Ahora resulta que Ducruet, el defenestrado chulo de Estefanía de Mónaco, tiene intención de honrarnos con su presencia de modo estable, engrosando así las filas de quienes viven aquí por el morro, a base de revistas del corazón y alterne en fiestas y demás eventos pasto de telegilis, quemedices y papel couche”.

Definía al personaje como “un tiñalpa total hasta que la lumbrera intelectual monegasca se encaprichó de él y se lo llevó a casa para pagarle los trajes y los rallyes”, y predecía para el futuro “visitas tipo comando de la prenda aquella, Fifí, Fili, Fulani –o como se llame– Houteman, que nos permitirá recordar los orígenes de la cosa, narrando por enésima vez cómo Ducruet la sorprendió en su ingenua y tierna candidez el día que se la calzó culo al aire en la famosa piscina. Piscina que, por cierto, le salió al ex madero por un huevo de la cara”.

Por su parte, Estefanía presenciaba como hasta su ex Mario Oliver opinaba sobre lo sucedido, dejando caer por si sonaba la flauta, que le encantaría recuperar su amistad y además estaba soltero. No le hizo falta a Estefanía tirar de agenda. Después de la dolorosa ruptura, se le atribuyeron affaires con Boris Brun, el modelo Marcus Schenkenberg e incluso con el multimillonario Dodi Al-Fayed poco antes de que Diana de Gales apareciese en su vida. Pero el siguiente hombre clave en su vida estaba mucho más cerca de lo esperado: se trataba de Jean Raymond Gottlieb, otro guardaespaldas, para deleite y asombro del mundo. En enero del 97 él pidió ser retirado del servicio en teoría porque veía que la princesa se aproximaba demasiado a él, pero en verano volvieron a encontrarse y les fotografiaron besándose en la casa de la princesa en Auron. En marzo del 98 se hizo pública la doble noticia de su embarazo y la ruptura.
El inefable Peñafiel lo contaba así: “El escándalo se produjo cuando apareció junto a su familia en el Baile de la Rosa, embarazada de… cinco meses. Aquella muchacha no tenía vergüenza”. Y continuaba: “Poco después se la vio, ya con un abultado vientre, en una zona comercial de Montecarlo, comprando ropa para el bebé. Sola, con una inmensa tristeza reflejada en el rostro. Era la viva imagen de la desolación. Por primera vez en sus 33 años, parecía darse cuenta del inmenso error que había cometido”.


Durante su embarazo y después de que naciese Camille en el 98, a Estefanía se la relacionó con Fabien Barthez, portero del Mónaco, y con el cantante Philippe Sanchez. A ellos les siguió Piere Pinelli, que trabajaba como camarero en el restaurante de sus padres en Auron. Después de romper con él a los cinco meses de relación, Estefanía fue vista ayudando como camarera en ese mismo local, Le Galion. Tras la ruptura en el verano del 99 con el monitor de esquí Olivier Chosset, la princesa sufrió una depresión. Muchos pensaban que nunca había logrado recuperarse de la infidelidad de Ducruet, el golpe más fuerte de su vida tras la muerte de su madre. El siguiente capítulo de su existencia rompería unos moldes que se daban ya por machacados. El escenario fue en una metáfora incluso demasiado literal, una carpa de circo.

Entre el año 2000 y 2002, Estefanía tuvo una relación con el domador del circo de Mónaco, Franco Knie. Tanto se metió en ese mundillo, casi una institución en el pequeño país, que se fue a vivir a una caravana con sus tres hijos, de gira itinerante por Europa. Los niños participaban en el espectáculo haciendo números con los elefantes para alarma de Ducruet, que exigió que su hija Pauline no siguiese poniéndose en peligro actuando junto a animales salvajes en el show. El efecto que esto tuvo en la sociedad monegasca y los espectadores de todo el mundo fue de estupefacción, chufla y la creencia firme de que la princesa había perdido la cabeza. Se habló por enésima vez de su condición de oveja negra y se recordó que ni siquiera otra bala perdida de la familia, la tía Antoinette, considerada lo que en su juventud se llamaba una casquivana, había llegado nuca tan lejos. Desde luego, las declaraciones de Estefanía a lo largo de los años sobre que no le gustaba ni se sentía a gusto con la vida en palacio parecían ser auténticas.

Cuando se rompió el noviazgo con Knie, la mujer sorprendió a propios y extrañaos casándose el 10 de septiembre de 2003 con el acróbata de ese mismo circo, un portugués de familia española llamado Adan López Peres, varios años más joven que ella. Esto tuvo el efecto colateral de llevar a la fama en España a su tía Paquita, que en una entrevista telefónica para televisión ya había dejado claro que su sobrino estaba muy bien dotado desde pequeño. “Paquita de Mónaco”, bautizó la tele al personaje, de un gracejo y una naturalidad que chocaba por contraste con la rectitud que se esperaba de una monarquía. Rainiero, desesperado e iracundo, le cortó de nuevo a su hija el acceso a su fortuna y retiró a Luis y Pauline de la línea de sucesión (Camille, por ser hija de una pareja que nunca se casó, no está incluida). Los niños recuperaron su puesto dinástico cuando la pareja se divorció en diciembre de 2004; apenas diez meses habían durado. “La culpa de la ruptura fue mía, no entendí con quién estaba casado”, contaría Adans a Vanity. “Pero ella me enseñó cosas como la modestia, la naturalidad, su energía y alegría. Es realmente una bella mujer”.

Estefanía de Mónaco y Adans Peres.


Estefanía de Mónaco y Adans Peres. © Gtresonline


Los romances se sucedían en el corazón de Estefanía con periodicidad británica. En 2005 fue fotografiada junto a un joven que ¡Hola! presentaba así: “En esta ocasión, su corazón lo ha ocupado un joven camarero de nombre Mathieu, una prueba más de su debilidad por el sector servicios”. Continuaba el medio: “Es evidente que la princesa no ha tenido suerte en lo que al corazón se refiere o tal vez no ha sabido buscarla. Cada nuevo acompañante se convierte en un eslabón más de la tortuosa cadena de su vida sentimental”. Adjetivos como “tortuoso” inciden en la idea de que una vida tan promiscua y agitada como la suya tiene que implicar, por fuerza, infelicidad. Son habituales los epítetos negativos cuando se habla de ella, sobre todo referidos a su libertad sexual. Jaime Peñafiel ratificaba esta idea escribiendo: “Como dijo uno de sus numerosos amantes, Rob Lowe “no hay quien la siga”; otro, Anthony Delon, declaró “en el terreno de la infidelidad es una experta”; y Mario Oliver, por su parte, opinó “Es una niña caprichosa. ¿Tenerla como esposa? No, gracias”. Y Christopher Lambert “Los hombres son un juguete para ella”. “No tiene sentido de la medida”, declaró Paul Belmondo, su primer amor, que se sepa.

Algunos siguen pensando que Daniel y Estefanía podrían haber sido muy felices juntos durante mucho más tiempo del que lo fueron, pero que aquella humillación pública y la presión familiar fueron demasiado como para que ella pudiese perdonarle, que era su primer impulso. Él se casó en 2018 con Kelly Marie Lancien en una ceremonia que pudimos presenciar gracias a los stories que su hija Pauline subió a Instagram. Mientras, Estefanía ha vuelto al redil de Mónaco, a representar a su familia en eventos oficiales y a dedicarse a la filantropía, un campo, esta vez sí, asociado a la aristocracia. Ha seguido acumulando romances pero en este momento no se le conoce pareja estable. El choque entre lo que se supone que simboliza una princesa y lo que ha encarnado Estefanía la convierte en uno de los personajes más interesantes e insólitos del panorama social de varias décadas. Ha sido en sucesivas vidas la princesa rebelde, la princesa triste, diseñadora de moda, cantante pop, madre entregada, verso suelto de la realeza, la del corazón loco y la del corazón roto. Ella misma hablaría sobre la supuesta excepcionalidad de su comportamiento en Paris Match: “No creo que fuera una rebelde. Viví como una persona de mi tiempo. A cada edad que vivía, lo hacía como otra mujer u otra chica de mi edad. Solo que era público”.
 
Aquí su biografia. También grabó dos discos como cantante Pourquoi Pas y Jamais personne .



Daniel Ducruet​

Daniel Ducruet ( francés: [dykʁɥɛ] ; nacido el 27 de noviembre de 1964) es un ex marido de la princesa Stéphanie de Mónaco , con quien se casó en 1995 y se divorció un año después en 1996.
Daniel Ducruet
Nació27 de noviembre de 1964 (56 años)
Beausoleil , Alpes Marítimos , Francia
Esposos)Sandra Naccache
Princesa Stéphanie de Mónaco


( m. 1995; div. 1996)
Kelly Marie Lancien (m. 2018) [1]
NiñosMichaël Ducruet
Louis Ducruet
Pauline Ducruet
Linoué Ducruet [2]
Dos de sus hijos, Luis y Paulina , ocupan los puestos 15 y 16 en la línea de sucesión al trono monegasco .

Vida temprana​

Ducruet nació en Beausoleil, Alpes Marítimos de Henri Ducruet, un trabajador manual y su esposa Maguy (de soltera Barbero), ama de casa. [3]
Ducruet asistió a la Universidad de Niza, pero la abandonó después de un año. [3] Trabajó como culturista , empleado de una tienda de mascotas y pescadero antes de ser aceptado en la fuerza policial de Mónaco como oficial en prácticas en 1986. [3]
En dos años había sido nombrado guardaespaldas del Palacio a cargo del Príncipe Alberto . En 1991, el príncipe Rainiero lo nombró para acompañar a su hija, la princesa Stéphanie, como guardaespaldas en su desafortunada gira para promocionar su álbum discográfico.

Vida personal​

El primer matrimonio de Ducruet con Sandra Naccache terminó en divorcio a mediados de la década de 1980. [4]
La novia de Ducruet, Martine Malbouvier, estaba embarazada de seis meses de su primer hijo cuando hizo pública su relación con la princesa Stéphanie. [4] Su primer hijo, Michaël Ducruet, nació en febrero de 1992. [5] El 26 de noviembre de 1992, diez meses después del nacimiento de su primer hijo, Ducruet tuvo un segundo hijo, Louis Robert Paul, con la princesa Stéphanie. [6]
Stéphanie hizo una campaña larga y dura para que su padre aprobara un matrimonio entre ella y Ducruet, [7] ya que él era reacio a aprobar un matrimonio entre los dos. [8] Sólo después del nacimiento de su segundo hijo, una hija Pauline Grace Maguy Ducruet , nacida el 4 de mayo de 1994, y su propia cirugía de doble bypass, el príncipe Rainiero dio su bendición. [9] Louis y Pauline Ducruet fueron legitimados por el matrimonio de sus padres y actualmente se encuentran en el puesto 15 y 16 en la línea de sucesión al trono Monégasque.
El 1 de julio de 1995, Ducruet y la princesa Stéphanie se casaron en una ceremonia civil en el ayuntamiento de Mónaco . [10] [9]
Ducruet y Princess Stéphanie invirtieron conjuntamente en Replay Store y Replay Cafe en Mónaco. [7]
En septiembre de 1996, la infidelidad de Ducruet con Muriel "Fili" Mol-Houteman, Miss Bare Breasts of Belgium 1995, fue fotografiada por los paparazzi y las imágenes fueron publicadas en los tabloides italianos Evatremila y Gente . [7] [11] Ducruet dijo que fue una trampa. [11] En el punto álgido del escándalo, se vendió en Italia un video de 90 minutos del encuentro de Ducruet con Houteman. [8] Cuando la historia llegó a los titulares, Ducruet huyó a Marruecos. [8] A su regreso, se reunió con su esposa, quien presentó a su padre una solicitud de divorcio por escrito, de fecha 16 de septiembre de 1996. [8] La princesa Stéphanie se divorció de Ducruet el 4 de octubre de 1996. [7] [8]
Después del divorcio, Stéphanie compró su parte de su participación comercial conjunta en el restaurante Replay en Rue Grimaldi. [12]
Actualmente está casado con Kelly Marie Carla Lancien. Tienen una hija, Linoué.

La vida después de la princesa Stéphanie​

Desde entonces, Ducruet ha lanzado una carrera como cantante lanzando dos álbumes, Pourquoi Pas y Jamais personne , con poco éxito. También escribió un libro sobre su vida con la familia Grimaldi.
En 2004 participó en el reality show italiano La Fattoria y en el reality similar francés La Ferme Célébrités , donde quedó segundo. También en 2004 presentó Real TV , la versión italiana de Real TV , en Italia 1 .
Ducruet es dueño de un club nocturno en Cannes llamado Le Caliente. [13] Fue atacado en 2008 cuando resurgió una foto, aparentemente tomada el año anterior, que mostraba a una mujer desnuda en el club nocturno. [13] Él y su socio comercial, Jean-Pierre Roméo, fueron acusados por el tribunal de Grasse de "socavar la privacidad de la vida privada", a pesar de que la mujer estaba en público, por lo que la "privacidad" no se aplica. [14] Ducruet y Roméo fueron acusados de haber difundido la foto el 31 de agosto de 2008 sin el consentimiento de la mujer. [14] La mujer era menor de edad en ese momento (17 años) [13] pero en 2010 el caso fue desestimado legítimamente. [13]
Ducruet y su hijo, Louis Ducruet , son, desde 2016, codirectores de la empresa Monadeco, con sede en Mónaco. [15]

Demanda por incumplimiento de la privacidad​

Después de la publicación de fotografías comprometedoras y secuencias de video de Ducruet y Muriel "Fili" Mol-Houteman, Ducruet emprendió acciones legales. [11]
Afirmó que Mol-Houteman había conspirado con el fotógrafo Stephane de Lisiecki y su asistente Yves Hoogewys para violar su privacidad con el fin de obtener beneficios económicos. [11] También afirmó que Mol-Houteman drogó su champán. [11]
Mol-Houteman recibió una sentencia suspendida de seis meses, mientras que Lisiecki y Hoogewys recibieron sentencias suspendidas de un año. [11] Ducruet recibió $ 27,930 en daños por parte de la corte por violaciones a la privacidad. [11]

Referencias​

  1. ^ Daniel Ducruet si è sposato con la sosia di Stéphanie di Monaco
  2. ^ Daniel Ducruet et sa fille Linoué (fille qu'il a eu avec sa nouvelle épouse Kelly) - 22ème édition du gala Faire Face à l'Opéra du Grand Avignon à Avignon le 10
  3. ^ a b c Verde, Michelle. "Una princesa renacida" . Revista People . people.com . Consultado el 6 de junio de 2012 .
  4. ^ a b Glatt, John (11 de mayo de 1998). La casa gobernante de Mónaco: la historia de una dinastía trágica (edición ilustrada). Piatkus. pag. 236. ISBN 9780749918071. Consultado el 1 de diciembre de 2017 .
  5. ^ Verde, Michelle. "Una princesa renacida" . Revista People, vol. 37 No. 23 . people.com . Consultado el 6 de junio de 2012 .
  6. ^ Taraborrelli, J. Randy (1 de abril de 2003). Érase una vez: detrás del cuento de hadas de la princesa Grace y el príncipe Rainiero . Editorial Grand Central. ISBN 9780759527904. Consultado el 1 de diciembre de 2017 .
  7. ^ a b c d Min, Janice. "His Cheatin 'Heart" . Gente . people.com. Archivado desde el original el 1 de abril de 2017 . Consultado el 6 de junio de 2012 .
  8. ^ a b c d e Min, Janice. "Reales sacudidos" . Gente, vol. 46 No. 14 . people.com. Archivado desde el original el 7 de febrero de 2017 . Consultado el 6 de junio de 2012 .
  9. ^ a b "Bodas del año" . Gente, vol. 44 No. 4 . people.com . Consultado el 6 de junio de 2012 .
  10. ^ Apnews
  11. ^ a b c d e f g "Stripper de trampa sexual de Mónaco sentenciado" . BBC News Europe . 27 de abril de 2000 . Consultado el 6 de junio de 2012 .
  12. ^ "Partido de París" . 1 de octubre de 1996 . Consultado el 23 de febrero de 2018 , a través de Google Books.
  13. ^ a b c d "Grasse Photos de nu dans le bar de Daniel Ducruet: deux relaja" . Monaco Matin . Consultado el 1 de diciembre de 2017 .
  14. ^ a b "Grasse Procès: Daniel Ducruet victime d'une grève de La Poste" . Archivar . Monaco Matin . Consultado el 1 de diciembre de 2017 .
  15. ^ "NOMINACIÓN D'UN COGERANT - SARL MONADECO" . Boletines Officiel de la Principauté . Journal de Monaco . Consultado el 1 de diciembre de 2017 .
 
Última edición:
Era un bruto, golpeó a un cura durante una violenta discusión entre automovilistas.


Daniel Ducruet,​

EFE
12 ENE 1993 - 00:00 CET
compañero de la princesa Estefanía de Mónaco, con la que acaba de tener un hijo, no podrá conducir vehículos durante los tres próximos meses por haber golpeado a un pastor durante una violenta discusión entre automovilistas. El Tribunal Correccional de Niza sancionó al compañero de la princesa Estefanía con la retirada del permiso de conducir durante tres meses por unos hechos ocurridos el 17 de junio de 1990 en Valberg, en el sureste de Francia. El fiscal había pedido para Ducruet una pena de cinco meses de prisión condicional y una multa de 10.000 francos (unas 200.000 pesetas).

Los hechos ocurrieron cuando el pastor salió con su vehículo de un aparcamiento e impidió con su maniobra el paso del vehículo en el que viajaban Ducruet y su padre. El tribunal, que reconoció la culpabilidad de Daniel Ducruet, consideró que había existido provocación por parte del pastor, y que, por tanto, la responsabilidad tenía que ser compartida. Ducruet, de 29 años, afirmó durante el juicio que respondió a una agresión del pastor, Francis Clarys, de 45 años, extremo que éste negó. El abogado del pastor, Joseph Ciccolini, dijo durante la audiencia: "Tenemos suficiente seguridad en Niza; que los hooligans monegascos se queden en Mónaco".-

* Este artículo apareció en la edición impresa del lunes, 11 de enero de 1993.
 
Tambien golpeó a fotografos, que bestia.


https://www.hola.com/famosos/2003080627996/famosos/ducruet/ducruet/

Daniel Ducruet, detenido por agresión en Roma​

06 de Agosto de 2003 - 13:54 CEST hola.com
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El ex marido de la princesa Estefanía de Mónaco ha vuelto a ser protagonista de un escándalo. Daniel Ducruet, junto a dos amigos, fue detenido por la policía italiana acusado de agresión y robo a dos fotógrafos.

Todo sucedió cuando el ex guardaespaldas se encontraba cenando en un reputado restaurante del barrio romano de Parioli. Acompañado por dos amigos franceses, Ducruet se percató de la presencia de dos fotógrafos en la salida del establecimiento, apostados sobre un quiosco de periódicos.

Según los testigos, el trío salió del local y se enzarzó en una discusión con los ‘paparazzi’que acabó en golpes. Tras arrebatarles las cámaras de fotos digitales y destruir el chip con las fotografías ya tomadas, Ducruet y sus amigos golpearon a los fotógrafos. La intervención de los carabinieri puso punto y final a la pelea que terminó con los tres detenidos en comisaría y denunciados por lesiones y robo.

En el pasado...
No es la primera vez que Daniel Ducruet protagoniza algún episodio escandaloso. Tras casarse con la princesa Estefanía de Mónaco, previo consentimiento de Rainiero, el 1 de julio de 1995, Ducruet fue sorprendido 13 meses después con la ex Miss Bélgica Fili Houteman.

La publicación de una secuencia de fotos de ese pasional encuentro en la revista Eva Tremila desencadenó el final de su matrimonio con la princesa, que se divorció de Daniel tan sólo un año después de la boda. Fruto de su relación nacieron dos hijos, Luis y Paulina.
 
No sabia que tuvieron condenas de carcel y multas.


CONDENAS EN EL CASO DE DANIEL DUCRUET​

AGENCIAS

Niza - 28 ABR 2000 - 00:00 CEST
El Tribunal Correccional de Niza condenó ayer a la bailarina de streap-tease Fili Houteman y a dos fotógrafos a penas de cárcel de entre seis meses y un año, con libertad condicional para todos ellos, en el caso que provocó el divorcio entre la princesa Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet.
El fotógrafo Stéphane de Lisiecki, de 39 años, fue condenado a un año de cárcel, mientras que el tribunal impuso a Muriel Fili Mol Houteman, ex Miss Bélgica, y a Yves Hoogewys, de 28 años, seis meses de cárcel.
Lisiecki ha sido condenado además a 50.000 francos (1.250.000 pesetas) de multa.

Los tres condenados deberán pagar solidariamente 75.000 francos en concepto de daños y perjuicios por atentado a la vida privada, una suma de igual cuantía por violación del derecho de imagen y 50.000 francos por perjuicio moral.

Ninguno de los acusados acudió ayer al tribunal, donde sí estuvo presente Ducruet, quien les demandó después de que las imágenes en las que aparecía en plena intimidad junto a Fili, de 28 años, en una tumbona de una villa de la Costa Azul francesa diesen la vuelta al mundo e impulsasen su divorcio de Estefanía de Mónaco, con la que había tenido dos hijos, Louis y Pauline.-

* Este artículo apareció en la edición impresa del jueves, 27 de abril de 2000.
 
Este era un bestia que primero pegaba y despues preguntaba. Que horror de tio, no se que pudo ver en él. Daniel Ducruet fue condenado a díez meses de prisión con remisión condicional de pena por haber golpeado a dos empleados de la discoteca que posee en Cannes.

El ex marido de Estefanía de Mónaco, condenado por golpear a dos empleados​

EFE Actualizado:07/07/2009 10:39h

El ex marido de Estefanía de Mónaco Daniel Ducruet fue condenado a díez meses de prisión con remisión condicional de pena por haber golpeado a dos empleados de la discoteca que posee en Cannes (sudeste de Francia), informó la prensa francesa.
El Tribunal Correccional de Grasse impuso la misma pena a su socio en el club "Le Caliente", Jean-Pierre Romeo, pues tanto el camarero como el portero de la discoteca les denunciaron por golpes y heridas, según el portal "Scooppeople".

La noche del 14 de junio de 2008, Ducruet y su socio reprocharon al camarero que hubiera denunciado a la Inspección de Trabajo ciertas irregularidades en el funcionamiento del establecimiento.

Según la versión del camarero, Ducruet le asestó un golpe mientras su socio le dio un puñetazo en la cara, rompiéndole la nariz, indicaron los medios.

El que fuera el primer marido de la hija pequeña de Rainiero y Gracia de Mónaco afirmó durante el juicio, celebrado el pasado 2 de junio, que sólo había intentado inmovilizar al camarero sujetándolo del cuello, puesto que el empleado montaba un escándalo por una razón que no ha sido aclarada.

Por su parte, Romeo dijo haber reaccionado en legítima defensa, al creer que el camarero iba a hacer uso de un arma, cuya culata vio sobresalir en una bolsa, detrás de la barra.

En los análisis médicos se confirmó que el camarero tenía un esguince cervical en el cuello.

El portero de la discoteca, que intervino para intentar separar a los tres hombres, recibió un violento codazo en las costillas y fue insultado por el ex marido de Estefanía de Mónaco.

Ducruet y Romeo fueron asimismo condenados a pagar cada uno 3.000 euros (4.100 dólares) de multa y 4.500 euros (6.200 dólares) por daños y perjuicios, resaltó el diario "La Provence".
 
Gracias @Madrilera, interesante información. A pesar de todo lo que pasó, Stephanie parece tener una buena relación con Daniel. Se les vio juntos y posaron para algunas fotos junto a sus hijos en la presentación de Pauline como diseñadora.
 
Gracias @Madrilera, interesante información. A pesar de todo lo que pasó, Stephanie parece tener una buena relación con Daniel. Se les vio juntos y posaron para algunas fotos junto a sus hijos en la presentación de Pauline como diseñadora.
Su hija Paulina dijo que no sabia como no odiaba su madre a Daniel por lo que la hizo , ella contestó que él le dió lo que mas quería en su vida que son sus hijos. Esta es la razón principal.
Pero como se ve en estos articulos este tio era un macarra, bruto en toda regla y de clase trabajadora. Sin modales ni educación.

Me parece patético que escribiera ese libro de disculpas a Estefanía. A saber lo que pone en el libro...no se si alguien de aquí lo leyó.
 
Su hija Paulina dijo que no sabia como no odiaba su madre a Daniel por lo que la hizo , ella contestó que él le dió lo que mas quería en su vida que son sus hijos. Esta es la razón principal.
Pero como se ve en estos articulos este tio era un macarra, bruto en toda regla y de clase trabajadora. Sin modales ni educación.

Me parece patético que escribiera ese libro de disculpas a Estefanía. A saber lo que pone en el libro...no se si alguien de aquí lo leyó.
Totalmente de acuerdo con respecto a Daniel. Nunca entendí que Stephanie se hubiese enamorado de un hombre como él. Yo no tenía idea que había escrito un libro para disculparse.. fatal.. entré a Amazon a ver si tenía reseñas de compradores. Tiene cuatro reseñas positivas, lamentablemente ningún comentario. En todo caso, no es algo que leería :depressed: me pregunto si lo escribió realmente para ella o solo vio la oportunidad de hacer algún dinero.
 
Totalmente de acuerdo con respecto a Daniel. Nunca entendí que Stephanie se hubiese enamorado de un hombre como él. Yo no tenía idea que había escrito un libro para disculparse.. fatal.. entré a Amazon a ver si tenía reseñas de compradores. Tiene cuatro reseñas positivas, lamentablemente ningún comentario. En todo caso, no es algo que leería :depressed: me pregunto si lo escribió realmente para ella o solo vio la oportunidad de hacer algún dinero.
Dijeron que comenzó con una carta de disculpa a Estefania por lo ocurrido. Se ve que en ese momento los editores le ofrecerian convertirlo en libro para venderlo como churros.

Se deduce por lor articulos que he puesto antes, que a Daniel le dieron un buen dinero para que se divorciara, luego escribió 2 libros, hizo 2 discos como cantante y se dedicó a ser tertuliano en televisiones. Tuvo un negocio de discoteca en Cannes, junto con otro socio. El club "Le Caliente" vaya un nobrecito...el caliente jaja. Calentito iba el siempre que se tiraba a todo lo que tuviera faldas. Daniel lo clava como macarra de discoteca :D Creo que ya no volvió a ejercer de guardaespaldas.
 
Última edición:
Gracias por la información @Madrilera . A mí siempre me pareció detestable Ducruet, no solo por la manera en que se comportó ya estando casado con Stephanie (¡Y con hijos!), pero también porque me resulta un sujeto repelente por su lenguaje corporal.

Y eso que no sabía que tenía tendencia a la violencia, por lo cual quizá a la final resultó mejor que fuese atrapado in fraganti y hayan forzado a Stephanie a divorciarse de él, porque de haber permanecido juntos quien sabe qué tipo de violencia doméstica habrían tenido que enfrentar ella y/o sus hijos.

Qué sujeto tan desagradable.
 
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