La 'guerra fría' entre Masako de Japón y su cuñada, la princesa Kiko
Los celos de la princesa heredera por el cambio de suerte de la nueva Emperatriz ha enfriado la relación entre las dos mujeres.
Por D. P.
22 de mayo de 2019 · 14:44
La emperatriz Masako y la princesa Kiko en 2005 Getty
Le pasó a la reina Letizia con la infanta Cristina, a la duquesa de Cambridge con la de Sussex, a Máxima de Holanda con Mabel de Orange-Nassau, y, ahora les ha llegado el turno a la emperatriz Masako y la princesa Kiko. Según revela en su último número Shukan Shincho, una de las revistas de sociedad más longevas de Japón, la consorte del nuevo emperador Naruhito y su cuñada, la mujer del príncipe heredero Akishino, mantienen una relación cada vez más tirante. “Una guerra fría” que supone un nuevo episodio en el, cada vez más abultado, libro de las guerras entre cuñadas reales.
Los celos de la princesa Kiko por el cambio de la suerte de su cuñada parecen ser la razón de la rivalidad entre las dos mujeres. Recordemos que, durante sus años como princesa heredera, la imposibilidad de procurar a la familia imperial un hijo varón y el rígido protocolo de la corte hicieron mella en su salud mental, y Masako llegó a ser conocida en todo el mundo como “la princesa triste”. Sin embargo, desde que el pasado 1 de mayo se convirtió en la nueva Emperatriz ha recobrado la sonrisa y parece cada vez más segura en sí misma. Una semana después de su coronación, cuentan en el diario digital Japan Today, la emperatriz Masako “estuvo presente en una cena con el embajador chino. Durante 30 minutos, entretuvo al matrimonio de embajadores con una animada charla; un claro signo de ruptura con el comportamiento distante de sus días como princesa”.
Los nuevo empeadores Naruhito y Masako seguidos de los príncipes Akishino y Kiko Gtres Online
La suerte de la princesa Kiko ha seguido la dirección contraria. Al dar a luz en 2006 a un hijo varón, salvó la sucesión al trono de Crisantemo, que en Japón solo pueden heredar los miembros masculinos de la familia imperial. Eso, unido a la falta de un descendiente varón en la familia de los nuevos emperadores, les convirtió a ella y a su marido, el príncipe Fumihito –hermano del actual Emperador–, en los príncipes herederos, pero parece obvio que el creciente protagonismo de la emperatriz Masako y su regreso a la vida pública eclipsarán su papel. Pesan además sobre ella algunos problemas familiares, como la ansiedad que le produce el problemático compromiso de bodas de su hija Mako cuyo matrimonio fue aplazado al salir a la luz las deudas financieras que tiene pendientes la familia de su prometido, Kei Komuro. O los problemas de salud que se dice que sufre su marido, el príncipe Akishino, parece ser que agravada por la responsabilidad que ha recaído sobre él como príncipe heredero.
La mala relación entre las dos mujeres no sería de todos modos nueva. La revista Shukan Schincho se hace eco en su nuevo número de un conflicto que la Empeatriz y su cuñada protagonizaron en 2012, después de que el entonces emperador Akihito fuera hospitalizado por un problema de corazón. Cuando la princesa Kiko anunció que iría a visitarle, Masako le recordó que, en virtud de las normas de precedencia, le correspondía a ella como princesa heredera visitarle en primer lugar, aunque la situación se resolvió finalmente gracias a la intervención de la antigua emperatriz Michiko, que resolvió que irían todos juntos.
Cabe recordar además que, apenas dos días después de la coronación del nuevo emperador, se publicó que la relación entre Naruhito y su hermano Akishino tampoco es buena, algo que quedaba de manifiesto después de que, hace unos meses, el príncipe Akishino criticara abiertamente a su propia familia al defender que debía ser esta la que corriera con parte de los gastos del acto de entronización, en lugar del gobierno japonés.
“El príncipe Akishino no está cooperando con su hermano”, citaba el diario The Telegraph a una profesora de la Universidad Doshisha de Kyoto, Noriko Hama. “Da la impresión de ser una fuerza desestabilizadora y de blandir un hacha contra su hermano. También parece hacerse querer notar. Podríamos estar ante el clásico caso de una pelea familiar en el seno de la casa imperial, casi Shakespeariana”.
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