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A mi no me da pena,si no fuera tan bicha pues mira, si que me las daría. Además cuando una persona en su vida real en su día a día, no tiene ni a una amiga porque es más mala que un dolor dice mucho de esa persona.A mí no me da pena ya. Se porta mal, de verdad. Lo peor es su prepotencia y sus aires de arrogancia. Mucha gente ha intentando ayudarle por pena y han acabado muy mal parados. No es agradecida y/o humilde, cree que se lo merece todo.
No os preocupéis, primas. Esto es más de lo mismo. Ahora pasará al WhatsApp y a refugiarse en sus chuchis que le dirán lo malas malísimas que somos, durante una temporada. Cómo le dará mono de Instagram, usará las stories de su WhatsApp o Facebook a saco y, cuando ya venga con aires renovados y más fuerte que nunca, reaparecerá como el ave Fénix y sin que le importe la opinión de las “criticonas” un bailecito sexy de TikTok donde se muestre bien el pandero y listo.
Y por eso Jenny está cada vez más obsesionada con las redes sociales, porque es su ventana a la sociedad y comunicarse con el mundo. Porque es muy triste no tener en el día a día, nadie con quién quedar a tomarse algo, con quién hablar, con quién desahogarse ni apoyarse. Esa muchacha está sola, aunque sinceramente ella se lo busca.
Aún recuerdo la mirada de odio y el grito que se llevó su hija, porque le dijo mamá y entró en la habitación en el último directo que grabó. Y esa mirada y ese grito de odio a su hija, una niña de 8 años dice mucho de ella.