Iván Redondo, el lugarteniente del presidente, acumula mucho más poder

Iván Redondo presiona a Santander y Telefónica para derribar a Monzón como presidente de Prisa


Iván Redondo
El director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Iván Redondo (Foto: Eduardo Parra/Europa Press).
El jefe de gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, ha telefoneado personalmente a los máximos responsables de los accionistas de referencia de Prisa, como el banco Santander y Telefónica, para intentar forzar el relevo de Javier Monzón como presidente del grupo de comunicación, en la junta ordinaria de accionistas que se celebra hoy lunes a las 12 del mediodía.
La Moncloa pretende así que Santander y Telefónica se sumen a la operación encabezada por el accionista mayoritario de Prisa, el fondo buitre Amber Capital, para derribar a Javier Monzón y colocar en su lugar a un empresario más próximo a las tesis del actual Gobierno.
Con este golpe de mano, Pedro Sánchez quiere garantizarse el apoyo de los medios de comunicación de Prisa, como el diario El País y la Cadena Ser, ante la difícil etapa que se avecina con una crisis económica que puede hundir el PIB en un 20%. El banco de Ana Botín tiene actualmente una participación del 9,4% en el accionariado de Prisa, mientras que Telefónica suma otro 9% y Amber Capital alcanza el 29,8%.




Para alcanzar este objetivo, La Moncloa quiere colocar en el consejo de administración de Prisa a Miguel Barroso y José Miguel Contreras, que son en buena medida los artífices del actual panorama audiovisual español.
Como secretario de Estado de Comunicación del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Barroso impulsó la concesión de las licencias de TDT a La Sexta y Cuatro, que luego se fusionaron con Atresmedia y Mediaset, respectivamente, para garantizar su viabilidad. Barroso estuvo casado durante nueve años con la ex ministra de Defensa Carmen Chacón, fallecida en abril de 2017.


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Por su parte, José Miguel Contreras fue uno de los fundadores de La Sexta. Ya ha estado vinculado al grupo Prisa, pues participó en la creación de la fallida Radio El País y luego fue director de Programas de Canal+.
En los años 90 se incorporó a la productora de Globomedia, de Emilio Aragón, que en 2006 se fusionó con Mediapro, el entramado de Jaume Roures, dando lugar al grupo Imagina. José Miguel Contreras ha participado en la creación del canal Factoría de Ficción y ha sido el impulsor de formatos televisivos como El Intermedio, Salvados y El Club de la Comedia.


 
Las tres pifias del gurú Iván
Iván Redondo, el gurú de la Moncloa, ese Godoy de bolsillo, empieza a dar muestras de fatiga. Ha hilvanado tres errores monumentales. Su imagen de infalible se agosta
Pedro Sánchez, junto a su asesor, Iván Redondo

Pedro Sánchez, junto a su asesor, Iván Redondo

PUBLICADO 21/10/2020 04:45ACTUALIZADO21/10/2020 08:52
"No le interesa la democracia, no la entiende, no sabe de su historia, ni de la historia de su país, nunca le ha interesado. Es una persona a la que sólo le interesa él mismo y satisfacer su narcisismo y su deseo de poder. Ni siquiera creo que sepa ni le interese saber la diferencia entre una dictadura y una democracia". Estas palabras bien podrían ser el dibujo perfecto de Pedro Sánchez. Pero no, es el retrato de Donald Trump elaborado por Anne Applebaun, premio Pulitzer, especialista en populismos, que vino a España a escrutar el fenómeno Vox y se quedó hipnotizada con Sánchez, lo más parecido a Trump que se expende en el híper de las ideologías.
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Vaya exageración, exclamarán los exégetas del sanchismo. El actual presidente, añadirán, es un incuestionable socialista, azote del neoliberalismo explotador, que arrojó del poder a un partido corrupto y que lucha ahora para evitar que España vuelva a caer en las zarpas del fascismo. Apenas había rastro alguno de democracia en este país hasta que venturosamente Sánchez aterrizó en la Moncloa. Todo era franquismo y ultraderecha. Felipe González era facha.
Ninguna fuerza política tiene derecho a existir fuera de los confines de la izquierda o del separatismo vasco-catalán. O, en palabras de Pablo Iglesias, la derecha jamás volverá al Consejo de Ministros
El artífice de esta ensoñación no es otro Iván Redondo, sagaz muñidor del engendro de Frankenstein, el deforme artefacto con el que rescató a Sánchez de la hecatombe de los comicios del 20-N. El máximo gurú de la Moncloa, vicepresidente de facto y diseñador de estrategias, armó un trampantojo político tan primario como eficaz con el simple apoyo de la fotografía de Colón. Ninguna fuerza política tiene derecho a existir fuera de los confines de la izquierda o del separatismo vasco-catalán. O, en palabras de Pablo Iglesias, la derecha jamás volverá al Consejo de Ministros. Esta ficción se ha instalado perfectamente en el escenario nacional y funciona a la perfección, sin demasiados contratiempos.
Poco importa que Sánchez se muestre, sin disimulos, como un personaje ególatra, despótico, desalmado, al estilo del aguafuerte de Applebaun sobre Trump. Es un detalle anecdótico, sin más efectos que una creciente irritación, ya ira, en los sectores mas vivos y críticos de la sociedad. La gran factoría de la Moncloa, un ejército de cien asesores pensando día y noche en cómo convertir a Sánchez en un mix de Churchill y Napoleón, ha grabado a sangre y fuego el estigma de la corrupción y el fascismo sobre la frente de la derecha. Una demonización que lejos de amainar se consolida. Esta semana subirá unos cuantos enteros con el debate de la moción pirulera de Vox para que pierda el PP.
Encierro y lavado de cerebro
Pero nadie es perfecto, que diría el tío Billy (Wilder). Redondo empieza a incurrir en algunos fallos y no precisamente menores. Cierto es que logró sacar a Sánchez indemne de la primera embestida de la pandemia, pese a los 50.000 muertos y el inmenso dolor. No fue complicado: tres meses de encierro implacable y un bombardeo mediático sin precedentes sobre una población aterrorizada consiguieron el objetivo. Sólo Sánchez salió 'más fuerte' de aquella embestida.
El primer despiste de este Godoy de bolsillo fue la 'desescalada', aquel desastre que descuajeringó todo lo logrado en el cruel confinamiento, mientras Sánchez ganduleaba alegremente por las playas. El truqui era pasarle la responsabilidad de la plaga a los gobiernos regionales. La fórmula no funcionó, la catástrofe se les fue de las manos y se viró en su contra. Para camuflar este error se inventó la guerra contra Madrid, un argumento con enorme tirón en las filas pijo-progres. Sánchez colocó el punto de mira en el entrecejo de Isabel Díaz Ayuso y lanzó una acometida sin precedentes que aún sigue. Con mucho empeño y escaso acierto. Contra todo pronóstico, Madrid resiste y su presidenta, sangre, sudor y llanto, ha salido reforzada. Lo que se pensaba un paseo militar de la tropa monclovita sobre los escombros del Gobierno de Madrid ha derivado colosal desastre.
Así no se trata a un jefe del Estado en una democracia. Sánchez, sorprendido ante la generalizada crítica, improvisó una escapada con Felipe VI a Cataluña para borrar las huellas del crimen
En paralelo a esta escaramuza se produjo el veto a la presencia del Rey en Barcelona, un escándalo superlativo, desmadrado aún más por las burlas del titular de Justicia cuando pretendió dar explicaciones sobre lo sucedido. La opinión pública reaccionó en favor de la Corona ultrajada y se acumularon críticas acervas en todos los sectores contra la prepotencia presidencial y el republicanismo pútrido del socio del Gobierno. Así no se trata a un jefe del Estado en una democracia. Sánchez, sorprendido ante la generalizada crítica, segundo resbalón de súper Iván, improvisó una escapada con Felipe VI a Cataluña para, con escasa fortuna, desfacer el entuerto y borrar las huellas del crimen. En sondeos privados la valoración de la Monarquía, alicaída tras la escapada sin retorno del emérito a Dubai, se disparó hacia la estratosfera.
Ingenuos y catetos
El tercer patinazo está ahora en ebullición. El plan para controlar la designación de la cúpula judicial ha chocado frontalmente contra el muro de Bruselas. El Consejo de Europa, la Comisión de Venecia, la Asociación de Jueces Europeos, el Greco... se han revuelto contra las pretensiones de Sánchez, y han recordado que, en una democracia, el edificio de la Justicia merece un reverencial respeto. Una tormenta de estruendo con aparato de titulares críticos en los principales medios internacionales. Redondo y sus adjuntos han demostrado un notable catetismo y un desconocimiento absoluto de los mecanismos de Bruselas. Espantoso ridículo en el corazón del Continente. Llevados de una inmarcesible soberbia, pensaban que un par de gestos afables y alguna frase de Pedro el guapo bastaría para que Merkel y Von der Leyern se rindieran a sus pies. No ha sido así.
El rosario de desaciertos empieza a pesar en la mochila de Iván, a quien en círculos veteranos del PSOE le han situado hace tiempo en la galería de los supervalorados. No corre riesgo, sin embargo, su laison con el presidente. Van de la mano, inseparables. Pero con Pedro nunca se sabe. Más amigo era de Juan Manuel Serrano, su alter ego de los tiempos duros, y lo mandó a pegar sellos, lejos del equipo de Moncloa. Lo malo de los hipergenios es que cuando caen, hacen mucho ruido. Por eso Redondo, lejos de inquietarse, se encoge de hombros. Seguirá hasta las próximas generales y luego... A saber. Para entonces, España estará devastada; los españoles, desesperados; la oposición, descuadernada y el Gobierno, entre la francachela y el Falcon. "Nada de lo que hice merece mi arrepentimiento", susurrará Fouché/Iván tras presentar su renuncia

 
Redondo se venga de Casado
El Gobierno pretende aprovechar el nuevo talante del líder del PP para que apruebe sin rechistar un estado de alarma de seis meses durante el que Sánchez tendrá manos libres para hacer lo que le plazca
ÁLVARO NIETO
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PUBLICADO26/10/2020 04:45
Tres días ha tardado la factoría del gurú Iván Redondo en prepararle un traje a medida al nuevo Pablo Casado. El líder del Partido Popular sorprendió el jueves a toda España con un discurso vibrante que molestó mucho a Vox, por lo que tenía de ataque frontal, pero que preocupó enormemente en Moncloa, pues Casado se colocaba en el centro del tablero político, equiparando al Gobierno con el partido de Santiago Abascal.
MÁS INFO
Los cien asesores que trabajan con Redondo en Moncloa no descansan nunca y han estado pergeñando una venganza bien fría contra ese giro imprevisto que desarboló por completo al Gobierno. Que Casado reivindique el centro y articule un discurso basado en la defensa de la democracia, la Unión Europea, la globalización, la libertad, el estado de derecho y la economía de mercado supone una grave amenaza para el relato que Moncloa lleva dos años construyendo: que todo lo que no sea Sánchez es fascismo. De ahí que el Gobierno necesite cuando antes que Casado se eche al monte de nuevo para seguir tildándole de derecha extrema.
Por eso Sánchez ha sorprendido este domingo con el anuncio de que quiere un estado de alarma de seis meses para controlar la pandemia. El decreto del Ejecutivo incluye pocas novedades más allá de imponer el toque de queda, pero incorpora dos grandes cambios formales: su renovación se tramitará en el Congreso de los Diputados deprisa y corriendo esta misma semana y tendrá que ser por una duración de seis meses.
Una vez renovado por el Congreso, el Gobierno tendrá carta blanca para ir aprobando lo que quiera vía decreto e ir cambiando las restricciones según su criterio. Recordemos que la figura del estado de alarma confiere poderes extraordinarios al Ejecutivo y limita el control judicial de sus actuaciones al Tribunal Constitucional, que ya sabemos que no es especialmente rápido tomando decisiones. Por tanto, de salir adelante Sánchez tendría cobertura jurídica para limitar derechos fundamentales durante seis meses.
Y ahí es donde está la trampa. El Gobierno quiere aprovechar el discurso moderado de Casado para ponerle en un brete y obligarle a tragar con seis meses de impunidad. Si Casado traga, fenomenal: el Ejecutivo habrá ganado manos libres durante una buena temporada. Si, por el contrario, rechaza la maniobra, se habrá acabado con el renovado Casado en menos de una semana. Volverán a identificarle con Vox y la derecha recalcitrante que no arrima el hombro para salir de la crisis. Jugada 'redonda' para Moncloa.
Mes a mes
No hay que perder de vista que este estado de alarma es la demostración palmaria de que Casado tenía razón cuando en primavera pedía cambiar las leyes para evitar tener que recurrir de nuevo a ese elemento tan excepcional. ¿Aceptará a pesar de ello esos seis meses que le pide Sánchez? Quizás lo más sensato sería tender la mano al Gobierno, porque es evidente que la pandemia exige medidas inaplazables, pero exigir a cambio que las renovaciones de la alarma sean parciales, mes a mes, por ejemplo, y en función de cómo vaya la situación.
Si estuviéramos en un país normal y Sánchez fuera un político de fiar, probablemente no habría problema en darle ese cheque en blanco, pero el problema es que su larga colección de traiciones y sus pocos escrúpulos no auguran nada bueno. De hecho, basta ver el espectáculo que el Gobierno ha ofrecido este fin de semana: Sánchez tenía decidido el estado de alarma desde el jueves por la noche, pero no lo aprobó hasta el domingo porque quiso obligar a las comunidades al esperpéntico 'show' de tener que pedir ayuda al Ejecutivo central. Los muertos, los enfermos y el virus eran lo de menos. Lo importante era que el Gobierno quedara para la historia como el gran salvador que arregló el desaguisado autonómico.
Fraude de ley
Además, pocos han caído en la cuenta de que se ha declarado un nuevo estado de alarma tan solo 24 horas después de que expirase otro que afectaba exclusivamente a la Comunidad de Madrid. Teniendo en cuenta que la Constitución limita a 15 días la duración del estado de alarma sin que exista una autorización del Congreso, ¿no estamos ante un claro caso de fraude de ley, al menos en lo que se refiere a Madrid?
Casado hace bien en jugar la partida del centro, pero debe extremar la precaución. Ser moderado no debería significar ser imbécil
Decíamos aquí la semana pasada que los próximos 70 días van a ser claves para conocer las verdaderas convicciones democráticas del Gobierno. Y hoy queda todavía más claro que estamos ante el momento decisivo de la legislatura. Muchos han interpretado el duro discurso de Casado contra Vox como la antesala de que el líder popular se va a entregar a Sánchez como un corderito, pasteleando con él la reforma del Poder Judicial y prestándose, por ejemplo, a renovar este estado de alarma. Es decir, según esa teoría Casado se va a convertir en una especie de Inés Arrimadas 2.0.
Sin embargo, lo que estamos viendo estos últimos días difícilmente permitirá un entendimiento Sánchez-Casado: el presidente ha demostrado que tiene su mayoría 'Frankenstein' bien engrasada (véase el comunicado conjunto que firmaron durante la moción de censura), por lo que pronto podrá aprobar sus primeros Presupuestos, y está preparando el terreno para indultar a los líderes del 'procés' (las declaraciones de Ábalos son bastante ilustrativas al respecto). Casado hace bien en jugar la partida del centro, pero debe extremar la precaución. Ser moderado no debería significar ser imbécil.
 
Redondo se venga de Casado
El Gobierno pretende aprovechar el nuevo talante del líder del PP para que apruebe sin rechistar un estado de alarma de seis meses durante el que Sánchez tendrá manos libres para hacer lo que le plazca
ÁLVARO NIETO
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PUBLICADO26/10/2020 04:45
Tres días ha tardado la factoría del gurú Iván Redondo en prepararle un traje a medida al nuevo Pablo Casado. El líder del Partido Popular sorprendió el jueves a toda España con un discurso vibrante que molestó mucho a Vox, por lo que tenía de ataque frontal, pero que preocupó enormemente en Moncloa, pues Casado se colocaba en el centro del tablero político, equiparando al Gobierno con el partido de Santiago Abascal.
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Los cien asesores que trabajan con Redondo en Moncloa no descansan nunca y han estado pergeñando una venganza bien fría contra ese giro imprevisto que desarboló por completo al Gobierno. Que Casado reivindique el centro y articule un discurso basado en la defensa de la democracia, la Unión Europea, la globalización, la libertad, el estado de derecho y la economía de mercado supone una grave amenaza para el relato que Moncloa lleva dos años construyendo: que todo lo que no sea Sánchez es fascismo. De ahí que el Gobierno necesite cuando antes que Casado se eche al monte de nuevo para seguir tildándole de derecha extrema.
Por eso Sánchez ha sorprendido este domingo con el anuncio de que quiere un estado de alarma de seis meses para controlar la pandemia. El decreto del Ejecutivo incluye pocas novedades más allá de imponer el toque de queda, pero incorpora dos grandes cambios formales: su renovación se tramitará en el Congreso de los Diputados deprisa y corriendo esta misma semana y tendrá que ser por una duración de seis meses.
Una vez renovado por el Congreso, el Gobierno tendrá carta blanca para ir aprobando lo que quiera vía decreto e ir cambiando las restricciones según su criterio. Recordemos que la figura del estado de alarma confiere poderes extraordinarios al Ejecutivo y limita el control judicial de sus actuaciones al Tribunal Constitucional, que ya sabemos que no es especialmente rápido tomando decisiones. Por tanto, de salir adelante Sánchez tendría cobertura jurídica para limitar derechos fundamentales durante seis meses.
Y ahí es donde está la trampa. El Gobierno quiere aprovechar el discurso moderado de Casado para ponerle en un brete y obligarle a tragar con seis meses de impunidad. Si Casado traga, fenomenal: el Ejecutivo habrá ganado manos libres durante una buena temporada. Si, por el contrario, rechaza la maniobra, se habrá acabado con el renovado Casado en menos de una semana. Volverán a identificarle con Vox y la derecha recalcitrante que no arrima el hombro para salir de la crisis. Jugada 'redonda' para Moncloa.
Mes a mes
No hay que perder de vista que este estado de alarma es la demostración palmaria de que Casado tenía razón cuando en primavera pedía cambiar las leyes para evitar tener que recurrir de nuevo a ese elemento tan excepcional. ¿Aceptará a pesar de ello esos seis meses que le pide Sánchez? Quizás lo más sensato sería tender la mano al Gobierno, porque es evidente que la pandemia exige medidas inaplazables, pero exigir a cambio que las renovaciones de la alarma sean parciales, mes a mes, por ejemplo, y en función de cómo vaya la situación.
Si estuviéramos en un país normal y Sánchez fuera un político de fiar, probablemente no habría problema en darle ese cheque en blanco, pero el problema es que su larga colección de traiciones y sus pocos escrúpulos no auguran nada bueno. De hecho, basta ver el espectáculo que el Gobierno ha ofrecido este fin de semana: Sánchez tenía decidido el estado de alarma desde el jueves por la noche, pero no lo aprobó hasta el domingo porque quiso obligar a las comunidades al esperpéntico 'show' de tener que pedir ayuda al Ejecutivo central. Los muertos, los enfermos y el virus eran lo de menos. Lo importante era que el Gobierno quedara para la historia como el gran salvador que arregló el desaguisado autonómico.
Fraude de ley
Además, pocos han caído en la cuenta de que se ha declarado un nuevo estado de alarma tan solo 24 horas después de que expirase otro que afectaba exclusivamente a la Comunidad de Madrid. Teniendo en cuenta que la Constitución limita a 15 días la duración del estado de alarma sin que exista una autorización del Congreso, ¿no estamos ante un claro caso de fraude de ley, al menos en lo que se refiere a Madrid?

Decíamos aquí la semana pasada que los próximos 70 días van a ser claves para conocer las verdaderas convicciones democráticas del Gobierno. Y hoy queda todavía más claro que estamos ante el momento decisivo de la legislatura. Muchos han interpretado el duro discurso de Casado contra Vox como la antesala de que el líder popular se va a entregar a Sánchez como un corderito, pasteleando con él la reforma del Poder Judicial y prestándose, por ejemplo, a renovar este estado de alarma. Es decir, según esa teoría Casado se va a convertir en una especie de Inés Arrimadas 2.0.
Sin embargo, lo que estamos viendo estos últimos días difícilmente permitirá un entendimiento Sánchez-Casado: el presidente ha demostrado que tiene su mayoría 'Frankenstein' bien engrasada (véase el comunicado conjunto que firmaron durante la moción de censura), por lo que pronto podrá aprobar sus primeros Presupuestos, y está preparando el terreno para indultar a los líderes del 'procés' (las declaraciones de Ábalos son bastante ilustrativas al respecto). Casado hace bien en jugar la partida del centro, pero debe extremar la precaución. Ser moderado no debería significar ser imbécil.


Casaso y el Pp estan mas acabados que las maracas de Machin
 

Iván Redondo refuerza sus 'geometrías variables' para mantener a Pedro Sánchez en el poder​

El gurú de Sánchez en la Moncloa insiste en sacar provecho de una negociación a doble banda entre los nacionalistas y Ciudadanos. “Quiere que todos coman de la mano de Sánchez”, afirman en el Gobierno
Esto es lo que cobran los altos cargos de la Presidencia de Sánchez

Esto es lo que cobran los altos cargos de la Presidencia de Sánchez EFE
LUCA COSTANTINI
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PUBLICADO 10/11/2020 04:45ACTUALIZADO10/11/2020 07:04
El principal asesor de Pedro Sánchez en la Moncloa, Iván Redondo, ha reforzado a lo largo de las últimas semanas su estrategia que en Ferraz califican de “geometrías variables”. Se trata de una táctica política dirigida a cruzar los apoyos de los nacionalistas (desde ERC hasta Bildu) con Ciudadanos, en función de cada momento político. Redondo es el “Rasputín” de la Moncloa, tal y como le calificaron en el verano pasado los de Podemos, y cuyo término emplean ahora también los socialistas.
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“Antes que nada hay que hacer un matiz”, explica un miembro del Ejecutivo. Habla del presidente del Gobierno, a quien quieren diferenciar de otros presidentes como José Luis Rodríguez Zapatero. “Zapatero quería dejar su huella en la historia del país: pasar por el presidente que resolvió la cuestión territorial, acabar con ETA y ser referente de los derechos civiles. La crisis económica se lo llevó por delante, pero Sánchez tiene otro perfil. Lo suyo es un juego de partido a partido, resistir sin mirar lejos. Es una diferencia sustancial”.

"Guerra de plantas" en Ferraz​

Sánchez eligió a Redondo como su asesor hace casi dos años. Redondo se instaló en los despachos de la sede de Ferraz ante miradas sospechosas de los cuadros del partido y los trabajadores. Estaba en la misma planta de José Luis Ábalos, con quien se alió. Frente a ellos se encontraba un sector liderado por Adriana Lastra. Ganaron Ábalos y Redondo, y Lastra tuvo que conformarse con la portavocía parlamentaria. "Fue una guerra de plantas en Ferraz que ganó Redondo", revelan fuentes socialistas.
Redondo habla con el presidente casi todos los días. Su despacho se halla a pocos metros del del presidente. Y con Redondo el líder socialista ha alcanzado una afinidad intelectual casi perfecta. A lo largo del pasado verano, Sánchez siguió las directrices de Redondo para intentar un pacto con Ciudadanos y evitar a Unidas Podemos. Ábalos, según revelan fuentes cercanas a Iglesias, advirtió sobre el peligro de una repetición electoral que se convertiría en un plebiscito sobre Sánchez. Iglesias lo intentó de todas las maneras, pero tampoco convenció a Sánchez.
Tras la repetición electoral, y con un resultado decepcionante para Sánchez, los equilibrios en la corte del presidente cambiaron. Ábalos y otros socialistas pidieron la cabeza de Redondo, pero éste se adelantó. Convenció a Sánchez para que firmara un pacto de coalición con Iglesias, quien rápidamente aceptó tras el enésimo batacazo parlamentario. A partir de ese momento, Redondo puso en marcha una estrategia política que los socialistas califican de “geometrías variables”.

La factura de la guerra cultural de Iván Redondo

La factura de la guerra cultural de Iván Redondo

Doble juego de Moncloa​

Las “geometrías variables” plantean un constante doble juego de la Moncloa para no perder nunca el apoyo parlamentario de las fuerzas políticas minoritarias. Ejemplo de ello fue la “foto” que Sánchez promovió con Ciudadanos el pasado jueves. Fuentes de ERC revelan que fue una “respuesta” de Redondo al ultimátum lanzado por Rufián el día anterior, en el que declaró incompatible ERC con Ciudadanos. Tras esas declaraciones, sobre las once de la noche, la ministra María Jesús Montero (Hacienda) avisó a las fuerzas políticas que estaban citados en el día siguiente para la primera ronda oficial de encuentros.
Con Bildu ocurre algo parecido. Sánchez ha inaugurado una negociación con los abertzales que abre una nueva etapa política en España. Bildu quiere legitimarse en el País Vasco ante el electorado moderado. Su aspiración es convertirse en fuerza hegemónica de la izquierda. Aunque este movimiento incomoda al PNV, Redondo coincide con Iglesias en que si Bildu se acerca a Sánchez, los nacionalistas de Urkullu "no pueden salir de la foto del acuerdo".
Hasta que no se cierre el trámite presupuestario en el Congreso, Sánchez y Redondo seguirán con su línea de las “geometrías variables”. "Quieren que todos coman de la mano de Sánchez", explican en el Gobierno. Después de la votación, algunos sectores del Gobierno confían en que el presidente cambie sus planes y apueste por una remodelación del gobierno que debilite a Podemos. Pero todo sigue en el aire, pendiente de una estrategia de Redondo que hasta ahora se está revelando ganadora.
 

El giro a la izquierda del Gobierno acaba en un choque entre Pedro Sánchez e Iván Redondo​

El jefe del Gabinete del presidente ha amagado dos veces con dimitir. Su núcleo duro se queja de la actitud “autoritaria” de Sánchez y la dificultad de prever sus movimientos
Esto es lo que cobran los altos cargos de la Presidencia de Sánchez

Esto es lo que cobran los altos cargos de la Presidencia de Sánchez EFE
LUCA COSTANTINI
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PUBLICADO06/12/2020 04:45
El Gobierno de Pedro Sánchez empieza a revelar fracturas internas en sus centros neurálgicos de poder. Aunque el cuartel general de la Moncloa intenta limitar las filtraciones, en el Ejecutivo van creciendo las voces que hablan del malestar de los principales asesores del presidente a raíz de los últimos giros realizados en asuntos clave como los Presupuestos y otras políticas parlamentarias. El peso que va ganando Pablo Iglesias preocupa en muchos sectores del Ejecutivo, y esa tensión se acerca al despacho del propio presidente.
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Fuentes gubernamentales admiten en conversación con este periódico que la actual relación entre Sánchez y sus asesores en la Moncloa, liderados por Iván Redondo, es de todo menos idílica. A lo largo de los últimos años todos sabían que Sánchez tenía la última palabra en los asuntos de Estado. Pero últimamente preocupa la autonomía que el presidente va adoptando y su falta de escucha ante los consejos de sus colaboradores.
Algunos llegan a hablar de “autoritarismo” de Sánchez. Dibujan la imagen de un presidente encerrado en su despacho, hermético en sus movimientos, hasta que toma una decisión y la impone en un cuartel general cada vez más débil y callado. Redondo, sostienen fuentes consultadas por este diario, ya “ha amagado dos veces con dimitir”.

En el PSOE algunos admiten el problema. Hablan de dos crisis internas en La Moncloa, la primera “hace un mes, y otra hace una semana”. Se desconocen los detalles de esos rifirrafes, pero ambos están vinculados al giro izquierdista por el que ha apostado Sánchez y las dudas que genera esta estrategia entre los profesionales que deben redactar sus discursos, aconsejarle sobre los movimientos tácticos o dar la cara por el presidente, por ejemplo, ante grandes empresarios.
María Chivite y Pedro Sánchez en Pamplona.

María Chivite y Pedro Sánchez en Pamplona. EFE

Repunta el sector de Lastra​

Redondo se impuso en el PSOE hace algo más de dos años. Entonces la pugna interna en Ferraz se libraba entre el sector de Adriana Lastra y el de José Luis Ábalos, ambos considerados sanchistas de primera fila y deseosos de ganarse la confianza del secretario general. Ábalos ganó aquella guerra, y Redondo estaba de su lado. El asesor se convirtió en la sombra de Sánchez.
Según fuentes socialistas, este equilibrio se ha modificado. El giro en el Congreso, con el sector de Lastra reforzado y Ábalos, también fiel a Sánchez, intentando frenar las protestas de los barones. Redondo, en cambio, se ha debilitado tras la reedición del bloque de investidura en la votación de los Presupuestos.
Los estrategas de La Moncloa observan con preocupación la paulatina caída electoral del PSOE en los sondeos. Su esperanza es que, después de las elecciones catalanas de febrero, el Ejecutivo dé un giro al centro. Saben que los ministerios liderados por Nadia Calviño tienen el mismo objetivo. Y confían en que queden márgenes para modificar la línea estratégica del Gobierno. Pero el escepticismo empieza a penetrar en varios ámbitos de La Moncloa tras las últimas decisiones del presidente. "Existe miedo a hablar", confirman varias fuentes.

Mantener vivo el nexo empresarial​

Cabe recordar que Redondo es un estratega político que antes trabajó para el Partido Popular. Personas de su entorno le describen como un dirigente que mantiene amistades y relaciones de confianza con personas afines al mundo conservador. Sobre todo en el País Vasco. Ese background justificaría en parte el malestar del asesor hacia un giro izquierdista del Ejecutivo que no comparte.
El asesor de Sánchez, además, está interesado en rodearse de empresarios y personas relevantes del mundo económico. El propio Iglesias criticó esa actitud a Sánchez cuando, a finales del pasado verano, veía que Redondo tenía un planteamiento centrado en la colaboración con grandes empresas españolas para el reparto de los fondos europeos, dejando a Podemos al margen de la operación.
El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias.

El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias. EFE

El "compromiso histórico" de Iglesias​

A lo largo de las últimas semanas, de hecho, el sector de Iglesias ha logrado ampliar la entente con los nacionalistas. Además de ERC, PNV y PDeCAT, el Gobierno ha convencido a Bildu para un acercamiento inédito que Iglesias ha calificado de “compromiso histórico”, parafraseando la estrategia de largo recorrido de los comunistas italianos en los años setenta.
Desde la esfera económica aumenta el malestar y la preocupación hacia el Gobierno. El secretario de la CEOE, Antonio Garamendi, a quien incluso en Podemos consideran “manejable”, ha endurecido su posición. Los empresarios temen que la nueva mayoría parlamentaria patrocinada por Iglesias aborde políticas, como la derogación de la reforma laboral, que consideran dañinas. Calviño ya erigió su línea roja, y Redondo y otros colaboradores no quieren romper su relación personal con los sectores empresariales.
La Unión Europea, por su parte, mira con lupa a España. Casi cada semana trascienden informaciones que revelan toques de atención de la Comisión Europea y más advertencias. El Ejecutivo comunitario está liderado por una dirigente alemana, Ursula Von der Leyen, muy cercana al PP de Pablo Casado en Bruselas. El equipo de Redondo es consciente de esa relación, y que si Bruselas retira su confianza en el gobierno, la supervivencia del Ejecutivo estará en cuestión
 
 
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