Gestión del gobierno ante la pandemia de Coronavirus (Covid) - Todo Aquí.

Están pagando en chantajes para mantenerse en el poder, lo que no lograron legítimamente en las urnas. Eso, ahora mismo es un nido de víboras.

Aunque el precio, lo vamos a pagar cada uno de nosotros.

Quién no ha logrado legítimamente el poder después de las elecciones? perdona pero no me entero, que yo sepa al trifachito no le daba...
 
Ah, se me olvidaba que con la excusa de nuevas oleadas y para mantener el turismo medianamente a flote están preparando un plan de turismo de interior.
Entre el wasap, las tarjetas de crédito y la excusa de evitar la expansión del virus, el control va a ser total.
Un Gran Hermano nacional, el sueño de cualquier dictadura comunista.
Y todos los móviles geolocalizados por real decreto, para saber en cada momento dónde está cada uno. Ya está en el BOE desde la semana pasada.

Si hace esto Rajoy, estaba España ardiendo por los 4 costados.
 
No puedes traer una enfermedad a un país cuando no tienes los medios adecuados de contención. No teníamos un sistema de aislamiento de alta contención y mire por donde se mire fue una temeridad.
No puedes ignorar una enfermedad que se está expandiendo por el mundo, cuando no tienes los medios adecuados de contención y protección. No tenemos un sistema de aislamiento de alta contención, por lo que se deberían de haber tomado a tiempo medidas para evitar los contagiosa en masa. Permitiendo 8 de mayo los partidos de fútbol y las concentraciones políticas, se mire por donde se mire fue una temeridad.
 
Gracias a Dios, dependemos de los fondos que tengan a bien darnos en la unión europea y no están dispuestos a dárselos a Sánchez en mano porque no se fian de él. Pasará como con el podemos griego, que se iba a comer el mundo y en cuanto salió elegido, entraron los hombres de negro y se terminaron todas las bravuconadas.
 
Pensáis que una vez pase esto, le van a aprobar los presupuestos sus socios? Yo creo que no. Que el catalán y el vasco seguirán queriendo lo suyo, y que va a hacer?
 
Pensáis que una vez pase esto, le van a aprobar los presupuestos sus socios? Yo creo que no. Que el catalán y el vasco seguirán queriendo lo suyo, y que va a hacer?
Seguirá bajándose los pantalones ante los socios que colocaron su excelentísimo culo en el sillón de mando.
Es lo que mejor sabe hacer, porque no le queda de otra.
 
OLE OLE OLE OLE Y OLE POR TI!!!!!!!!!!!!!

Mayor razón no se puede decir. Sólo sirven para ladrar contra todo y contra todos, querían poder porque ellos eran los mejores? Pues que lo demuestren. Que hagan las cosas estupendamente de bien y entonces................. cambiará la opinión.
Pero para demostrar hay que saber y no saben hacer la O con un canuto sólo despotricar y decir cada cosa que uno se queda pasmao como "quiero llegar a casa sola y borracha".

Totalmente de acuerdo. A ver si se enteran que los españoles lo que queremos es" llegar solos a casa y sanos, sin coronavirus"
Y para ello lo que necesitamos es un gobierno que gestione una de las peores crisis sanitarias que hemos sufrido. No necesitamos un gobierno que invente slogans, ni que nos arengue a asistir a manifestaciones multitudinarias. Solo le pedimos que trabajen para resolver la crisis.????
 
Los muertos que vos contáis

La estrategia de confrontación de Casado sólo sirve para engordar aún más el populismo y que la mecha de su radicalidad ideológica prenda donde no lo hizo en las últimas elecciones evitando que el PP perdiera la hegemonía de la derecha

Esther Palomera

09/04/2020 - 21:43h
Casado replica a Sánchez que no tiene autoridad moral para pedir unidad

El líder del PP, durante el debate sobre la prórroga del estado de alarma. EFE

Van 15.000 y serán muchos más. Pasará tiempo hasta que sepamos cuántas vida se ha cobrado la pandemia en este país. Pero lo que sí sabemos es que tenían rostro, nombre, familias, una vida que les ha robado, no un gobierno, sino el maldito virus y que se han ido sin que los suyos pudieran siquiera despedirlos. El número no lo sabemos con certeza. Entre el colapso de los registros civiles, el caos hospitalario, la ausencia de pruebas, el desastre de los geriátricos, el síncope de los servicios funerarios y el retraso en la transmisión de los datos es prácticamente imposible.

Pasa en España, en Italia, en el Reino Unido, en Francia y en todo el planeta. Pero el PP se ha empeñado en denunciar que hay una premeditada intención de Pedro Sánchez por ocultar los datos. Y lo hace, aún gobernando algunas Comunidades Autónomas donde sus presidentes han hecho caso omiso de las órdenes ministeriales que les obligan a facilitar con urgencia las estadísticas. No han dado hasta hace dos días las cifras sobre fallecimientos en los centros de mayores ni han incluido las muertes en centros hospitalarios que se han producido con aparentes síntomas pero no han sido confirmados ante la imposibilidad de practicarles la prueba. Es lo que tienen las pandemias, que el sistema se vuelca con los infectados para intentar frenar el contagio, y los PCR se usan con aquellos que no tienen patologías previas.




Ellos lo sabían todo. Estaban al tanto antes que la OMS, que la UE y que la comunidad científica. Pero no hicieron nada. Hasta el 10 de marzo, como ha recordado el socialista Rafael Simancas, registraron 107 iniciativas en el Congreso y ninguna sobre la Covid-19. Solo hablaban de Venezuela y de Catalunya. Y qué decir de esa carta de la Consejería de Sanidad de Madrid, en la que con fecha 5 de marzo se pidió a los madrileños que hicieran vida normal porque "sabemos que las personas infectadas que no han desarrollado sintomatología no transmiten la enfermedad". Cuatro días después anunciaron el cierre de los colegios y las universidades.

Aún tienen la indecencia de señalar a los contrarios como presuntos culpables. Llenan las redes de acusaciones idénticas a las de la ultraderecha de Vox. "Nos han ocultado la verdad desde el principio y pretenden ocultarnos la cifra real de fallecidos (...). Es miserable", ha escrito en su cuenta de twitter el popular Javier Maroto sin distinguir ya lo más mínimo entre un partido de gobierno y unas siglas cuyo discurso se asienta sobre los cimientos con los que se construyó el populismo.

La derecha de Casado es hoy el nuevo radicalismo del que ya hablaba Theodor W. Adorno, de la escuela de Frankfurt, dos décadas después de la Segunda Guerra Mundial, durante una conferencia en la universidad de Viena. La editorial Taurus ha publicado recientemente su traducción del alemán y estos días de confinamiento en los que hay más tiempo para la lectura, bien haría el ahijado de Aznar en sumergirse en sus páginas para comprobar que sus objetivos, sus recursos y sus tácticas son idénticos. Hay quien lo ha hecho ya y ve una clara similitud entre la recepción de ese mensaje por una parte del electorado de la época y el seguimiento del discurso ramplón que estos días emplean tanto Casado como Abascal entre algunos sectores sociales y algunos medios de comunicación. Es el mismo ejemplo de radicalización ideológica.

Lo que no alcanza a ver el PP es que en esto Vox tiene todas las de ganar porque llegó mucho antes a su claro objetivo de hundir, no ya al Gobierno sino a todo el sistema. Así que los muertos que vos contáis, la forma en que los contáis, los bulos que difundís y la estrategia de confrontación que seguís, sólo sirven para engordar aún más al populismo y que la mecha de su radicalidad ideológica prenda donde no llegó en las últimas elecciones generales, evitando que el PP perdiera la hegemonía de la derecha. En las siguientes, no estará tan claro que ocurra lo mismo. Y cuando pase, se lamentarán por lo que hicieron. Hasta entonces, solo se les ocurre pedir corbatas negras y lutos oficiales, como si cada uno no llevara dentro ya su particular duelo.

 
Ni el PP ni Vox van a tumbar a este Gobierno

Pedro Sánchez sigue y seguirá contando con la mayoría justita que tiene en el Parlamento para poder continuar gobernando. Los partidos nacionalistas no van a dejarle tirado
Carlos Elordi
09/04/2020 - 21:43h
Casado acusa a Sánchez de volar los puentes con el PP: No merece el apoyo de la oposición

Pablo Casado, durante el debate sobre la prórroga del estado de alarma.
No debería serlo a la vista de las terribles circunstancias, pero la guerra política sigue muy activa. En los cenáculos madrileños, y en los de otras capitales autonómicas, se conspira sin descanso. Porque el que más y el que menos cree que antes o después la pandemia y sus secuelas económicas colocarán al Gobierno de coalición PSOE-UP al borde del abismo. Vista la agresividad de la derecha en el pleno parlamentario de este jueves, se diría que el PP y Vox están convencidos de que eso va a ocurrir en breve.

Pero la cosa no está tan clara si se avanza un poco respecto de esa primera impresión. Porque a lo que principalmente asistimos en estos momentos, que dentro de unos pocos meses puede ser distinto, es a una versión, más descarnada e indecente que las anteriores, de la pugna entre el PP y Vox por aumentar su espacio político en la derecha. Esta vez únicamente sobre las espaldas del Gobierno, de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias, sin matiz ni digresión algunos.




Es una carrera por demostrar cuál de los contendientes tiene menos escrúpulos, cuál de ellos dice la barbaridad más grande, la mentira más contundente. Porque eso, en su particular visión de las cosas, les hará parecer más fuertes. Los estrategas de ambos partidos deben estar convencidos de que una parte cuanto menos significativa de la población es sensible a este tipo de mensajes, por muy sórdidos y falaces que sean.

Porque una parte siempre ha conectado con ese lenguaje, y la ultraderecha que pulula en ambos partidos no es precisamente pequeña en España. Y porque otra, deben creer en el PP y en Vox, puede estar sintonizando con el mismo a medida que crece el hartazgo, la irritación, si no la desesperación, que están provocando la pandemia, el confinamiento y, sobre todo, el aumento de muertos.

Nada indica que esa actitud política de los partidos de la derecha vaya a cambiar en un tiempo previsible. Sobre todo en el caso de Vox. Reproducir los modos brutales del fascismo de siempre y del que ahora campa en Italia, en Francia o en Hungría es la opción por la que el partido de Santiago Abascal ha apostado desde su nacimiento. Y no es sólo que no le haya ido mal con ella, sino que seguramente no sabe hacer otra cosa. Basta mirar el perfil dominante en sus líderes y en sus cuadros y seguir lo que dicen sus medios afines, y especialmente cómo lo dicen, para comprobar las enormes limitaciones argumentales y políticas de este partido.

Lo malo es que tal y como están las cosas, el PP no tiene más remedio que seguir la senda que marca Vox. Porque la principal amenaza que pende sobre la cabeza de Pablo Casado y su equipo es que puede pasar a ser el segundo partido de la derecha en las próximas elecciones. Que los modos políticos de personajes, como José María Aznar -referente y principal sostén de Casado- nunca hayan estado muy lejos de los de Vox complementa y refuerza la necesidad de no quedarse atrás en la política de tierra quemada que está practicando la derecha.


La cosa sería muy inquietante si hubiera elecciones a la vista. Pero no las hay ni parece que las vaya a haber a medio plazo. Por mucho deterioro que la pandemia y la crisis económica produzcan al Gobierno, éste no tiene por qué tirar la toalla y todo indica que no lo va a hacer. Y, más allá de contratiempos puntuales en el Congreso, Pedro Sánchez sigue y seguirá contando con la mayoría justita que tiene en el Parlamento para poder continuar gobernando. Los partidos nacionalistas no van a dejarle tirado. Y menos cuando unas elecciones con la pandemia y la crisis económica haciendo estragos en la cordura de no poca gente, comportarían el riesgo de una victoria de una derecha brutal y justiciera. El todavía incipiente cambio de actitud de Ciudadanos, que ahora parece tratar de ser distinto del PP y de Vox, también podría avalar esa hipótesis.

Pero que no vaya a haber elecciones no significa que el Gobierno no vaya a tener serias dificultades. Sobre todo porque necesita algún tipo de pacto con la derecha. No sólo porque en la UE se vería muy bien ese acuerdo y eso abriría la puerta a una postura más solidaria con España, que seguramente va a ser, junto con Italia, el país más golpeado por la crisis económica. Sino también porque el Gobierno necesita que el PP acepte alguna de las medidas cruciales e inevitables que tendrían que figurar en un plan de salvamiento económico y social que sería preciso adoptar en breve.

Y, particularmente, las decisiones que se destinen a aumentar la recaudación fiscal. Porque es encomiable la sensibilidad que el Gobierno está mostrando hacia los crecientes problemas de los sectores menos pudientes de la sociedad y las medidas que en ese sentido se están adoptando. Pero sin un golpe de tuerca en los impuestos éstas pueden terminar quedándose en el aire. Aparte de que la UE no se conformaría con mandar dinero si algo de esto no ocurre.

Sánchez ha denominado ese proyecto de acuerdo "unos nuevos pactos de La Moncloa". Pero si la clave de los originales fue la política de rentas, es decir, la aceptación por parte de las entonces poderosas Comisiones Obreras y del PCE de que se redujeran los salarios reales, la de esta segunda edición sería justamente la política fiscal, en toda su amplia gama de aplicaciones. ¿Qué podría ofrecer Sánchez a la derecha para que entrara en ese juego?

Eso está por ver. Pero no parece difícil que una de las contrapartidas que el PP pudiera exigir, impelido por la banca y la gran empresa, fuera que Unidas Podemos se alejara del Gobierno. Más de un personaje de la vieja guardia socialista estaría también por esa labor.


Pero lo más probable es que ese deseo no se cumpla. Porque Sánchez necesita de Pablo Iglesias. No sólo para seguir saliendo indemne de la lucha parlamentaria en estos meses terribles y no sólo porque a los muchos problemas que ya tiene y los que va a tener no puede permitirse añadir el de una contestación de izquierdas. Sino también, y tal vez sobre todo, porque la clave de su futuro político es la aprobación del futuro presupuesto. Y sin Unidas Podemos no hay presupuesto que valga. Luego, dentro de un año o año y medio, ya se verá. Pero tal y como están las cosas, eso es demasiado tiempo para hacer predicciones.


El PXXE hace ya tiempo que mira mas a la derecha que la izquierda. Si los de UP no estarían en el Gobierno todo sería mas fácil para seguir la senda de la derecha con la que se siente mas cómodo. Un partido de izquierdas pero mirando a la derecha, eso es lo que es el actual PXXE.
 
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