Faltas de respeto de Letizia y Leonor a la Reina Sofia - Malas relaciones entre Letizia y Sofia.

POR FIN! Un titular (y digo titular, que no articulo) que se ajusta a la realidad, porque realmente, quien se merece algo asi????? El articulo, en fin...:vomit::vomit::vomit::vomit::vomit:


  • Letizia, la reina que no nos merecemos


    Causa tanta perplejidad como vergüenza la campaña tan barriobajera que se ha desatado contra la Reina por un incidente tan bobo como el de la no foto tras la Misa de Palma. Doña Letizia podrá gustar más o menos;caer más simpática o antipática; merecer más o menos elogios desde que forma parte de la Familia Real. Pero las diatribas furibundas que está recibiendo por una nadería tan insustancial dice muy poco de los españoles como sociedad moderna y democrática. Entre la clase política, quien mejor ha reaccionado ante tamaña zapatiesta ha sido, cómo son las cosas, alguien tan poco sospechoso de ser monárquico como Pablo Iglesias. Enfrente, los muy defensores del sistema dirigentes del Partido Popular, que en su mayoría han optado por la callada, como si el silencio ante la dimensión que ha adquirido este esperpento -mediático- no contribuyera a agigantar el daño a la imagen de la primera institución del Estado.


    No puede ser que los mismos ciudadanos que, según las encuestas, valoran tan positivamente el reinado de Felipe VI y su papel y el de su familia, de pronto por un rifi rafe de pitiminí entre la Reina y la Emérita se declaren a favor de enviar a Doña Letizia a Guantánamo, bajo cadena perpetua revisable.


    Pero, claro, en esta época de la posverdad, de lo viral, de las fake news y del juicio perdido irremediablemente, resulta que pesa mucho más que la soberana se equivocara -o no- con un mal gesto hacia su suegra en un momento inoportuno, que el hecho, por ejemplo, de haber sido una de las artífices del Mensaje a la Nación que Felipe VI pronunció en octubre ante la deriva del desafío independentista en Cataluña, y que tantos elogios ha reportado al Monarca.


    Sobre el hecho de marras, que no debiera merecer tanta atención ni tanta especulación malsana, se podrían abrir sin embargo nuevas vías de interpretación. Y, desde luego, una de ellas sería la de situar la carga de la responsabilidad en quien la tuvo, al menos en el origen, que no fue otra que la hoy tan querida Doña Sofía. La Emérita, una vez más, volvió a actuar como una abuelaza; pero desde luego lo que no hizo el pasado domingo en Palma fue comportarse como una reina. Porque la secuencia de los hechos demuestra a las claras que su capricho de hacerse la fotito con sus nietas era inoportuno y rompía el protocolo, que obligaba a los miembros de la Familia Real a salir del templo con mayor ritmo, orden y concierto, para ya en el exterior poder ser todos retratrados como Dios manda por los fotógrafos que allí había. Que a Letizia le pudieron los nervios, su carácter hipercontrolador y vaya usted a saber su irritación por lo que fuera..., de acuerdo, se acepta. Y no estuvo bien. Fue una nadería, pero lo simbólico tiene importancia en la Corona y convendría que no se repitiera. Pero la metepatas fue Doña Sofía. Y eso no lo afea nadie. Si lo que queremos es una familia burguesa cualquiera, en la que la abuela actúe como una octogenaria más, y no una Familia Real, en cuyas apariciones públicas debe regir algo de pompa y de majestad, mejor declaremos la República y que nos representen en la Presidencia el matrimonio Aznar o Belén Esteban y su "Migue".


    Se ha abierto la caja de Pandora y ahora todo son arremetidas contra Letizia por su mal carácter, por sus modales plebeyos... Se la podrá acusar de muchas cosas. Y, de hecho, no faltan voces estos días que se mesan las barbas acusándola de estar a punto de derribar la Monarquía. Pero la realidad es que, mientras se tumbe o no, Doña Letizia si algo ha hecho ha sido apuntalarla. Que aquí sufrimos todos una desmemoria que da gusto.

    Cuando Felipe VI subió al Trono en junio de 2014, la Corona como institución estaba más que de capa caída. Llevaba años suspendiendo en todas las encuestas -la mayoría, no publicadas- y los republicanos se frotaban las manos. ¿Es que es preciso volver a recordar qué había pasado en la institución en los últimos tiempos? Tendrá culpa Doña Letizia de que su cuñada, la Infanta Cristina se hubiera sentado en el banquillo; de que su cuñado político, Iñaki Urdangarin, esté condenado por corrupción a varios años de cárcel y a punto de ingresar en prisión; de que su cuñada, la Infanta Elena, se hubiera divorciado tras protagonizar un final de relación muy tormentosa en el que demostró muy poca humanidad hacia alguien que había sufrido un ictus paralizante; de que su sobrino Froilán no deje de comportarse como un chulángano cualquiera y protagonice un escándalo tras otro, incluidos disparos al pie; de que su suegro, Rey nada menos, apareciera cada día en los papeles por asuntos tan feos como el de tener a su novieta Corinna viviendo en unas instalaciones a escasos metros de su mujer oficial...

    No es fácil reinar en un país como España, donde al menos uno de cada ocho ciudadanos no quiere ser español;y donde, tras 40 años de democracia, seguimos a vueltas con eternos debates identitarios y sin una bandera que se pueda exhibir a gusto de todos. Pero mucho más complicado es aún reinar cuando los propios miembros de la dinastía reinante han tenido comportamientos tan inadecuados que han puesto a la institución en la picota.

    De nada de lo dicho tienen culpa alguna Don Felipe ni su mujer, Doña Letizia. Ah, pero, claro, ella es culpable de haberle arruinado una foto a su suegra y de no tener el carácter risueño de Máxima de Holanda. Qué cosas.
    ¿A alguien puede extrañarle que con todo lo que ha llovido en Zarzuela en la última década y con todo lo que esté pasando en España últimamente, Letizia, por el bien de la institución y por el futuro de sus hijas, se haya refugiado en una coraza hiperprofesional de su rol, e intente refrenar al máximo sus emociones?

    Tiempo habrá para caer mejor, para relajarse un poco..., si es que España sigue existiendo... Ya decíamos que somos desmemoriados. Tampoco Doña Sofía era tan querida como ahora se dice cuando era mucho más joven. En la Transición, la mitad al menos de los españoles identificaba la Corona con el franquismo, y no sentía mucho aprecio que digamos por "la griega". Pues no tuvo que esperar tiempo Doña Sofía para que se empezara a valorar su labor y su servicio a España. Y, en el camino, siempre las críticas malintencionadas y los bulos engordados... Que si no se ha esforzado por aprender el castellano después de tantos años, que si no pasaba en nuestro país más que días sueltos, porque se iba a Londres medio año a casa de su hermano Constantino...

    No, no ha sido siempre tan querida la hoy Emérita como ahora se pretende... Nunca en la Historia lo han tenido fácil las esposas de nuestros reyes para meterse a los españoles en el bolsillo.

    Y, en todo caso, por más que se merezca Doña Sofía el respeto bien ganado que tiene hoy en día, ni su perfil ni su modelo servirían para estos tiempos. Para empezar, los españoles no aceptarían tener hoy como Reina a una mujer joven como Letizia que soportara vivir en un matrimonio de ficción y para la galería, haciendo ella y el Rey vidas separadas.

    Doña Sofía lleva varios años ejerciendo mucho más de madre y abuela que de reina. Y se le perdona que haya actuado ante el escándalo Nóos como lo ha hecho, porque su tiempo histórico ya es otro, y eso le ha permitido mantener un vínculo bien ostentoso con la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, que a Don Felipe y Doña Letizia no se les hubiera perdonado. Entonces, mejor no establezcamos comparaciones odiosas ni mezclemos churras con merinas.

    Sea más o menos difícil su carácter, la Reina no ha cometido aún ningún tropiezo de verdad. Y está encarnando una institución tan difícil con mucha más dignidad y profesionalidad que muchos de los que nacieron ya con la sangre azul. Le falta mucha proyección, mucha agenda institucional y mucho peso internacional, cuestiones de las que no se le pueden culpar a ella, sino a los responsables de la institución, empezando por su marido, el Rey, y al Gobierno, que en última instancia marca la actividad de la Corona.

    Pero, en el espacio que le dejan, Doña Letizia lo está haciendo bien. Y su papel en apoyo de Don Felipe es fundamental. No vale decir que qué bien lo está haciendo el Rey, y no reconocerle a ella parte sustancial del mérito. Empezando por una cuestión tan importante hoy en día como la oratoria. Qué poco se acuerdan algunos de cómo hablaba en público Don Felipe. ¿Qué diríamos hoy de un Rey que se expresara ante los medios y los auditorios con tanto balbuceo, con tan poca convicción, con tan poca presencia escénica?

    Gracias a Doña Letizia, el Rey de España es en la actualidad, entre todos los monarcas europeos, no sólo uno de los más preparados, sino también uno de los que más aplomo y seguridad ofrece en sus intervenciones. Y sus discursos no son sólo contundentes en cuestión de imagen. Están cargados de enorme contenido. Ytambién ahí la Reina juega un papel clave, en la sombra, silencioso, entre bambalinas, como le corresponde.

    Pero, en fin, echemos en la hoguera a Doña Letizia. Porque lo importante es que su rictus no se relaja. Los españoles sólo nos merecemos que nos hubiera tocado una Mette Marit.

    http://www.elmundo.es/blogs/elmundo...08/letizia-la-reina-que-no-nos-merecemos.html
Los coj*nes treinta y tres.
He dicho
 
Ninguna de las 2 es Santa de mi devoción, la 1 porque no sabe cuál es su lugar y porque con sus actos demuestra que es una maleducada. Y la otra porque, aunque siempre ha sabido mantener las formas, lo ha hecho por un motivo, mantener con el erario público español a la familia real griega.

AMÉN! Qué bien explicado, y sobre todo, qué buen punto de vista. Aquí todo el mundo disculpándola por el teatro que ha hecho en estos 40 años porque lo hacía por proteger a su hijo. Y una...! Aquí cada uno va a su tajada.

En lo de las niñas, una salvedad. La mayor será, si no se remedia la cosa antes, reina de España, así que los sufridos contribuyentes tenemos derecho a opinar sobre la educación que se supone que recibe y se sabe que pagamos. Las escasas ocasiones en las que la hemos visto, no nos da opción a sentirnos tranquilos. A lo mejor si en su día nos hubiesen dejado opinar sobre la educación que recibía su padre no nos veríamos como nos vemos.

No es cosa de ser cruel con ellas, pero tampoco de aceptarlas como algo irremediable sobre lo que no tenemos control. Reivindicamos nuestro derecho a opinar, ya que no respetan nuestro derecho a decidir.

Un saludo;)
 
POR FIN! Un titular (y digo titular, que no articulo) que se ajusta a la realidad, porque realmente, quien se merece algo asi????? El articulo, en fin...:vomit::vomit::vomit::vomit::vomit:


  • Letizia, la reina que no nos merecemos


    Causa tanta perplejidad como vergüenza la campaña tan barriobajera que se ha desatado contra la Reina por un incidente tan bobo como el de la no foto tras la Misa de Palma. Doña Letizia podrá gustar más o menos;caer más simpática o antipática; merecer más o menos elogios desde que forma parte de la Familia Real. Pero las diatribas furibundas que está recibiendo por una nadería tan insustancial dice muy poco de los españoles como sociedad moderna y democrática. Entre la clase política, quien mejor ha reaccionado ante tamaña zapatiesta ha sido, cómo son las cosas, alguien tan poco sospechoso de ser monárquico como Pablo Iglesias. Enfrente, los muy defensores del sistema dirigentes del Partido Popular, que en su mayoría han optado por la callada, como si el silencio ante la dimensión que ha adquirido este esperpento -mediático- no contribuyera a agigantar el daño a la imagen de la primera institución del Estado.


    No puede ser que los mismos ciudadanos que, según las encuestas, valoran tan positivamente el reinado de Felipe VI y su papel y el de su familia, de pronto por un rifi rafe de pitiminí entre la Reina y la Emérita se declaren a favor de enviar a Doña Letizia a Guantánamo, bajo cadena perpetua revisable.


    Pero, claro, en esta época de la posverdad, de lo viral, de las fake news y del juicio perdido irremediablemente, resulta que pesa mucho más que la soberana se equivocara -o no- con un mal gesto hacia su suegra en un momento inoportuno, que el hecho, por ejemplo, de haber sido una de las artífices del Mensaje a la Nación que Felipe VI pronunció en octubre ante la deriva del desafío independentista en Cataluña, y que tantos elogios ha reportado al Monarca.


    Sobre el hecho de marras, que no debiera merecer tanta atención ni tanta especulación malsana, se podrían abrir sin embargo nuevas vías de interpretación. Y, desde luego, una de ellas sería la de situar la carga de la responsabilidad en quien la tuvo, al menos en el origen, que no fue otra que la hoy tan querida Doña Sofía. La Emérita, una vez más, volvió a actuar como una abuelaza; pero desde luego lo que no hizo el pasado domingo en Palma fue comportarse como una reina. Porque la secuencia de los hechos demuestra a las claras que su capricho de hacerse la fotito con sus nietas era inoportuno y rompía el protocolo, que obligaba a los miembros de la Familia Real a salir del templo con mayor ritmo, orden y concierto, para ya en el exterior poder ser todos retratrados como Dios manda por los fotógrafos que allí había. Que a Letizia le pudieron los nervios, su carácter hipercontrolador y vaya usted a saber su irritación por lo que fuera..., de acuerdo, se acepta. Y no estuvo bien. Fue una nadería, pero lo simbólico tiene importancia en la Corona y convendría que no se repitiera. Pero la metepatas fue Doña Sofía. Y eso no lo afea nadie. Si lo que queremos es una familia burguesa cualquiera, en la que la abuela actúe como una octogenaria más, y no una Familia Real, en cuyas apariciones públicas debe regir algo de pompa y de majestad, mejor declaremos la República y que nos representen en la Presidencia el matrimonio Aznar o Belén Esteban y su "Migue".


    Se ha abierto la caja de Pandora y ahora todo son arremetidas contra Letizia por su mal carácter, por sus modales plebeyos... Se la podrá acusar de muchas cosas. Y, de hecho, no faltan voces estos días que se mesan las barbas acusándola de estar a punto de derribar la Monarquía. Pero la realidad es que, mientras se tumbe o no, Doña Letizia si algo ha hecho ha sido apuntalarla. Que aquí sufrimos todos una desmemoria que da gusto.

    Cuando Felipe VI subió al Trono en junio de 2014, la Corona como institución estaba más que de capa caída. Llevaba años suspendiendo en todas las encuestas -la mayoría, no publicadas- y los republicanos se frotaban las manos. ¿Es que es preciso volver a recordar qué había pasado en la institución en los últimos tiempos? Tendrá culpa Doña Letizia de que su cuñada, la Infanta Cristina se hubiera sentado en el banquillo; de que su cuñado político, Iñaki Urdangarin, esté condenado por corrupción a varios años de cárcel y a punto de ingresar en prisión; de que su cuñada, la Infanta Elena, se hubiera divorciado tras protagonizar un final de relación muy tormentosa en el que demostró muy poca humanidad hacia alguien que había sufrido un ictus paralizante; de que su sobrino Froilán no deje de comportarse como un chulángano cualquiera y protagonice un escándalo tras otro, incluidos disparos al pie; de que su suegro, Rey nada menos, apareciera cada día en los papeles por asuntos tan feos como el de tener a su novieta Corinna viviendo en unas instalaciones a escasos metros de su mujer oficial...

    No es fácil reinar en un país como España, donde al menos uno de cada ocho ciudadanos no quiere ser español;y donde, tras 40 años de democracia, seguimos a vueltas con eternos debates identitarios y sin una bandera que se pueda exhibir a gusto de todos. Pero mucho más complicado es aún reinar cuando los propios miembros de la dinastía reinante han tenido comportamientos tan inadecuados que han puesto a la institución en la picota.

    De nada de lo dicho tienen culpa alguna Don Felipe ni su mujer, Doña Letizia. Ah, pero, claro, ella es culpable de haberle arruinado una foto a su suegra y de no tener el carácter risueño de Máxima de Holanda. Qué cosas.
    ¿A alguien puede extrañarle que con todo lo que ha llovido en Zarzuela en la última década y con todo lo que esté pasando en España últimamente, Letizia, por el bien de la institución y por el futuro de sus hijas, se haya refugiado en una coraza hiperprofesional de su rol, e intente refrenar al máximo sus emociones?

    Tiempo habrá para caer mejor, para relajarse un poco..., si es que España sigue existiendo... Ya decíamos que somos desmemoriados. Tampoco Doña Sofía era tan querida como ahora se dice cuando era mucho más joven. En la Transición, la mitad al menos de los españoles identificaba la Corona con el franquismo, y no sentía mucho aprecio que digamos por "la griega". Pues no tuvo que esperar tiempo Doña Sofía para que se empezara a valorar su labor y su servicio a España. Y, en el camino, siempre las críticas malintencionadas y los bulos engordados... Que si no se ha esforzado por aprender el castellano después de tantos años, que si no pasaba en nuestro país más que días sueltos, porque se iba a Londres medio año a casa de su hermano Constantino...

    No, no ha sido siempre tan querida la hoy Emérita como ahora se pretende... Nunca en la Historia lo han tenido fácil las esposas de nuestros reyes para meterse a los españoles en el bolsillo.

    Y, en todo caso, por más que se merezca Doña Sofía el respeto bien ganado que tiene hoy en día, ni su perfil ni su modelo servirían para estos tiempos. Para empezar, los españoles no aceptarían tener hoy como Reina a una mujer joven como Letizia que soportara vivir en un matrimonio de ficción y para la galería, haciendo ella y el Rey vidas separadas.

    Doña Sofía lleva varios años ejerciendo mucho más de madre y abuela que de reina. Y se le perdona que haya actuado ante el escándalo Nóos como lo ha hecho, porque su tiempo histórico ya es otro, y eso le ha permitido mantener un vínculo bien ostentoso con la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, que a Don Felipe y Doña Letizia no se les hubiera perdonado. Entonces, mejor no establezcamos comparaciones odiosas ni mezclemos churras con merinas.

    Sea más o menos difícil su carácter, la Reina no ha cometido aún ningún tropiezo de verdad. Y está encarnando una institución tan difícil con mucha más dignidad y profesionalidad que muchos de los que nacieron ya con la sangre azul. Le falta mucha proyección, mucha agenda institucional y mucho peso internacional, cuestiones de las que no se le pueden culpar a ella, sino a los responsables de la institución, empezando por su marido, el Rey, y al Gobierno, que en última instancia marca la actividad de la Corona.

    Pero, en el espacio que le dejan, Doña Letizia lo está haciendo bien. Y su papel en apoyo de Don Felipe es fundamental. No vale decir que qué bien lo está haciendo el Rey, y no reconocerle a ella parte sustancial del mérito. Empezando por una cuestión tan importante hoy en día como la oratoria. Qué poco se acuerdan algunos de cómo hablaba en público Don Felipe. ¿Qué diríamos hoy de un Rey que se expresara ante los medios y los auditorios con tanto balbuceo, con tan poca convicción, con tan poca presencia escénica?

    Gracias a Doña Letizia, el Rey de España es en la actualidad, entre todos los monarcas europeos, no sólo uno de los más preparados, sino también uno de los que más aplomo y seguridad ofrece en sus intervenciones. Y sus discursos no son sólo contundentes en cuestión de imagen. Están cargados de enorme contenido. Ytambién ahí la Reina juega un papel clave, en la sombra, silencioso, entre bambalinas, como le corresponde.

    Pero, en fin, echemos en la hoguera a Doña Letizia. Porque lo importante es que su rictus no se relaja. Los españoles sólo nos merecemos que nos hubiera tocado una Mette Marit.

    http://www.elmundo.es/blogs/elmundo...08/letizia-la-reina-que-no-nos-merecemos.html
:vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit::vomit:
 
AMÉN! Qué bien explicado, y sobre todo, qué buen punto de vista. Aquí todo el mundo disculpándola por el teatro que ha hecho en estos 40 años porque lo hacía por proteger a su hijo. Y una...! Aquí cada uno va a su tajada.

En lo de las niñas, una salvedad. La mayor será, si no se remedia la cosa antes, reina de España, así que los sufridos contribuyentes tenemos derecho a opinar sobre la educación que se supone que recibe y se sabe que pagamos. Las escasas ocasiones en las que la hemos visto, no nos da opción a sentirnos tranquilos. A lo mejor si en su día nos hubiesen dejado opinar sobre la educación que recibía su padre no nos veríamos como nos vemos.

No es cosa de ser cruel con ellas, pero tampoco de aceptarlas como algo irremediable sobre lo que no tenemos control. Reivindicamos nuestro derecho a opinar, ya que no respetan nuestro derecho a decidir.

Un saludo;)
Como la preparen, a la mayor, tan bien como prepararon al padre.... estamos pero bien jodidos!
 
Es el nuevo cargo de Penny, de portera, abrir y cerrar puestas. Abrirá las puertas a sus cuñadas cuando lleguen algún acto. Jejejeeeeee.

josemota_0.jpg

:ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO:
Y lo peor es que ya no engaña a nadie, se les ha quedado obsoleta la guachinmachín :D:D:D
 
El exigente oficio de ser reina
El incidente en Palma entre las reinas Letizia y Sofía pone en evidencia dos modelos opuestos de monarquía
Conéctate



La reina Letizia y doña Sofía a su llegada al hospital privado donde se encuentra don Juan Carlos.

PABLO ORDAZ

Madrid 8 ABR 2018 - 13:28 CEST


Durante años, cuando el jefe de la Casa del Rey contrataba a un nuevo alto cargo le explicaba algo que debía tener siempre muy presente: “Este es un trabajo muy complicado porque tienes que servir a la vez a una monarquía, a una jefatura del Estado y a una familia; y esto último es lo más difícil de gestionar”. El apartado familiar, ya delicado de por sí, se enreda aún más ante la existencia, dentro de los muros del Palacio de la Zarzuela, de dos reyes, dos reinas consorte y, sobre todo, de dos formas distintas de entender la monarquía. El incidente entre las reinas Letizia y Sofía, ocurrido el pasado domingo a las puertas de la Catedral de Palma, es un ejemplo de eso, pero también la oportunidad perdida de recomponer una fotografía, la de una Familia Real unida, que se rompió hace ya cuatro años.

El gesto de doña Letizia hacia la reina Sofía, tratándole de impedir de forma ostensible que se fotografiase a solas con sus nietas, no sólo ha sacado a la luz las desavenencias entre una nuera y su suegra. Ha frustrado además, al menos de momento, el retrato de sintonía que Felipe VI y su padre trataban de recomponer después de años de mutuas incomprensiones. Don Juan Carlos no acudía a la misa del Domingo de Resurrección en Palma desde 2014, justo dos meses antes de su abdicación y de la proclamación de su hijo. Desde entonces, el actual Rey tomó una serie de decisiones —unas más sonadas que otras— que molestaron a don Juan Carlos, a los monárquicos en general y supusieron un alejamiento entre el padre y el hijo.


FOTOGALERÍA La 'reconciliación', en imágenes
“Tras su proclamación”, explica un monárquico de viejo cuño que prefiere permanecer en el anonimato, “el rey Felipe cometió un pecado original, que fue intentar matar al padre. Quiso eliminar su legado, intentando así borrar los últimos años, tan polémicos, del rey Juan Carlos. Tal vez no se daba cuenta de que así también borraba los 30 anteriores, que para muchos españoles —monárquicos o no— siguen siendo los mejores de la historia de España”. Hay dos ejemplos que los partidarios del viejo Rey aportan para apoyar esta tesis: “A don Juan Carlos le sentó muy mal que el rey Felipe le quitase la presidencia de la Fundación COTEC para la Innovación, porque la consideraba algo muy suyo, que había expandido a Italia y Portugal, los países donde él había nacido y crecido. También la reina Sofía fue desposeída, de manera innecesaria, de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción”. El segundo ejemplo no solo fue el más sonado, sino también el más crítico en las ya por entonces malas relaciones entre ambos.

Juan Carlos I no fue invitado el pasado verano al acto de conmemoración en las Cortes del 40º aniversario de las primeras elecciones democráticas en España. Aunque, como advirtió entonces el editorial de este periódico, los responsables últimos de la ausencia eran los organizadores, el Congreso y el Gobierno, el Rey padre se lo reprochó a su hijo. Cuando este le comunicó que sólo podría asistir desde la tribuna de invitados, don Juan Carlos le respondió: “No pienso estar en el gallinero”.

https://politica.elpais.com/politica/2018/04/07/actualidad/1523128469_229861.html
 
Esa es la sensación que da, desde luego. Pero no te extraña la revolución de los últimos días? A ver, lo de Peñafiel... al final es tan pesado y repite tanto lo mismo que ya había quedado como viejo chocho gruñón. Pero yo estoy sorprendidísima con lo de esta última semana. No con la difusión, porque al fin y al cabo CR no es Dios y a las RRSS no se les puede parar. Pero la cantidad de periodistas que se han soltado el moño??? Qué pasa, que de un rato para otro se les ha pasado el miedo al despido, al veto, a las represalias... Y aristócratas o gente de alta sociedad, que siempre han defendido a CR como un "todo", y ahora se desmelenan y ponen verde a la Kk.
Yo empiezo a pensar que Bartolo se la quiere quitar de encima, pero tiene miedo de quedar como el malo y que la sociedad se le ponga en contra, así que va a dejar que la imagen de ella se arruine definitivamente antes de darle la patada, y así quedará como el sufrido marido enamorado que ha aguantado lo impensable por su familia y su país, pero al final ha tenido que sacrificar el "yo" por la Patria.

Pâranoia mia? Puede. Casi seguro, de hecho. Pero es que por más vueltas que le doy no encuentro otra explicación al asunto de que hasta el Hola se haya lanzado en picado contra la Leti. (n)(n)(n)(n)(n)(n)(n)

Hay una tercera opción: que bartolo no se quiera divorciar por nada en el mundo. Pero los demás hayan decidido que si, que tiene que echar lastre y sacudirse de encima a la sargento. Y hayan puesto toda la maquinaria pública en marcha para que ella no aguante y decida largarse.

Recordemos que con corinna pasó algo parecido: el no quería dejar la relación por nada del mundo, ella menos, porque tenía un chollo montado cojoundo. Así que la expusieron mediáticamente con una prensa malísima, y se largó..

A lo mejor van por ahí los tiros. A la corinna la "jubilaron", a lo mejor hacen lo mismo con esta.
 
El exigente oficio de ser reina
El incidente en Palma entre las reinas Letizia y Sofía pone en evidencia dos modelos opuestos de monarquía
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La reina Letizia y doña Sofía a su llegada al hospital privado donde se encuentra don Juan Carlos.

PABLO ORDAZ

Madrid 8 ABR 2018 - 13:28 CEST


Durante años, cuando el jefe de la Casa del Rey contrataba a un nuevo alto cargo le explicaba algo que debía tener siempre muy presente: “Este es un trabajo muy complicado porque tienes que servir a la vez a una monarquía, a una jefatura del Estado y a una familia; y esto último es lo más difícil de gestionar”. El apartado familiar, ya delicado de por sí, se enreda aún más ante la existencia, dentro de los muros del Palacio de la Zarzuela, de dos reyes, dos reinas consorte y, sobre todo, de dos formas distintas de entender la monarquía. El incidente entre las reinas Letizia y Sofía, ocurrido el pasado domingo a las puertas de la Catedral de Palma, es un ejemplo de eso, pero también la oportunidad perdida de recomponer una fotografía, la de una Familia Real unida, que se rompió hace ya cuatro años.
El gesto de doña Letizia hacia la reina Sofía, tratándole de impedir de forma ostensible que se fotografiase a solas con sus nietas, no sólo ha sacado a la luz las desavenencias entre una nuera y su suegra. Ha frustrado además, al menos de momento, el retrato de sintonía que Felipe VI y su padre trataban de recomponer después de años de mutuas incomprensiones. Don Juan Carlos no acudía a la misa del Domingo de Resurrección en Palma desde 2014, justo dos meses antes de su abdicación y de la proclamación de su hijo. Desde entonces, el actual Rey tomó una serie de decisiones —unas más sonadas que otras— que molestaron a don Juan Carlos, a los monárquicos en general y supusieron un alejamiento entre el padre y el hijo.


FOTOGALERÍA La 'reconciliación', en imágenes
“Tras su proclamación”, explica un monárquico de viejo cuño que prefiere permanecer en el anonimato, “el rey Felipe cometió un pecado original, que fue intentar matar al padre. Quiso eliminar su legado, intentando así borrar los últimos años, tan polémicos, del rey Juan Carlos. Tal vez no se daba cuenta de que así también borraba los 30 anteriores, que para muchos españoles —monárquicos o no— siguen siendo los mejores de la historia de España”. Hay dos ejemplos que los partidarios del viejo Rey aportan para apoyar esta tesis: “A don Juan Carlos le sentó muy mal que el rey Felipe le quitase la presidencia de la Fundación COTEC para la Innovación, porque la consideraba algo muy suyo, que había expandido a Italia y Portugal, los países donde él había nacido y crecido. También la reina Sofía fue desposeída, de manera innecesaria, de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción”. El segundo ejemplo no solo fue el más sonado, sino también el más crítico en las ya por entonces malas relaciones entre ambos.

Juan Carlos I no fue invitado el pasado verano al acto de conmemoración en las Cortes del 40º aniversario de las primeras elecciones democráticas en España. Aunque, como advirtió entonces el editorial de este periódico, los responsables últimos de la ausencia eran los organizadores, el Congreso y el Gobierno, el Rey padre se lo reprochó a su hijo. Cuando este le comunicó que sólo podría asistir desde la tribuna de invitados, don Juan Carlos le respondió: “No pienso estar en el gallinero”.

https://politica.elpais.com/politica/2018/04/07/actualidad/1523128469_229861.html

Exigente oficio????? que C.....! tienen todos! Que le vayan a preguntar a un minero, por ejemplo, que es un EXIGENTE OFICIO. Prensa manipuladora de M!
 
Pavlos tiene dinero ahora?:sneaky:
El braguetazo que pegó casándose con el lenguao hervido de la Marie Chantal fué épico.
Anda que no hemos sufragado a la familia griega. Constantino Langostino le llamaban en ciertos lares al hermanísimo
Podían haberse repartido un poco y pedir algo a Marga de Dinamarca ya que es hermana de ella:whistle::whistle::whistle::whistle:
Pero no. Corrió a costa de los españolitos:banghead::banghead::banghead:

Cuando salieron de Grecia la FR griega salió con lo puesto. Se encargaron de ayudarles las FR de Dinamarca y España.
Grecia les indenizo a los tres hermanos con una cantidad de dinero que no recuerdo ahora. Todo esto se puede ver con más detalle en internet.
Hace unos años Grecia les retiro el tratamiento y les permitió volver a Grecia.
 
En lo de las niñas, una salvedad. La mayor será, si no se remedia la cosa antes, reina de España, así que los sufridos contribuyentes tenemos derecho a opinar sobre la educación que se supone que recibe y se sabe que pagamos. Las escasas ocasiones en las que la hemos visto, no nos da opción a sentirnos tranquilos. A lo mejor si en su día nos hubiesen dejado opinar sobre la educación que recibía su padre no nos veríamos como nos vemos.

No es cosa de ser cruel con ellas, pero tampoco de aceptarlas como algo irremediable sobre lo que no tenemos control. Reivindicamos nuestro derecho a opinar, ya que no respetan nuestro derecho a decidir.

Un saludo;)

En lo de que se puede opinar acerca de la educación que se les está dando a las herederas del trono español estoy totalmente de acuerdo contigo. Siempre y cuando se respete a las niñas, que son eso menores, y cómo tales tienen una serie de derechos.

Yo más que a opinar sobre su educación me refería a algún mensaje que he leido que descalificaba a las niñas con insultos ( no ha sido la tónica pero alguno ha habido) y eso si que me parece totalmente fuera de lugar. Y aclaro: llamarlas maleducadas no me parece un insulto.



Un saludo
 
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