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Viernes de la decimonovena semana del Tiempo Ordinario
Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?".
El respondió: "¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer;
y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne?
De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".
Le replicaron: "Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?".
El les dijo: "Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era así.
Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio".
Los discípulos le dijeron: "Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse".
Y él les respondió: "No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido.
En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!".
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Misal Romano
Ritual del matrimonio : prefacio eucarístico
“Serán los dos una sola carne. Es este un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia" (Ef. 5,31-32)
Verdaderamente, es justo y necesario darte gloria, ofrecerte nuestra acción de gracias, siempre y en todo lugar, a ti, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque quisiste que el hombre, creado por tu bondad, alcanzara tal grandeza que el afecto mutuo entre los esposos sea una imagen de tu amor. Y que aquellos a los que creaste por amor, los llamas sin cesar a amar como tu para darles parte en tu amor eterno. Señor, te damos gracias, porque el sacramento del matrimonio que nos revela tu amor consagra también el amor humano, por Cristo nuestro Señor. Por él, con los ángeles y todos santos, Proclamamos sin cesar y cantamos el himno de tu gloria: ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!...
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Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?".
El respondió: "¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer;
y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne?
De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".
Le replicaron: "Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?".
El les dijo: "Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era así.
Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio".
Los discípulos le dijeron: "Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse".
Y él les respondió: "No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido.
En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!".
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Misal Romano
Ritual del matrimonio : prefacio eucarístico
“Serán los dos una sola carne. Es este un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia" (Ef. 5,31-32)
Verdaderamente, es justo y necesario darte gloria, ofrecerte nuestra acción de gracias, siempre y en todo lugar, a ti, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque quisiste que el hombre, creado por tu bondad, alcanzara tal grandeza que el afecto mutuo entre los esposos sea una imagen de tu amor. Y que aquellos a los que creaste por amor, los llamas sin cesar a amar como tu para darles parte en tu amor eterno. Señor, te damos gracias, porque el sacramento del matrimonio que nos revela tu amor consagra también el amor humano, por Cristo nuestro Señor. Por él, con los ángeles y todos santos, Proclamamos sin cesar y cantamos el himno de tu gloria: ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!...
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