Evangelio del Día

sábado 02 Junio 2018
Sábado de la octava semana del tiempo ordinario

Santa Blandina, San Nicéforo de Constantinopla, San Guido de Acqui, Mártires de Lyon

Leer el comentario del Evangelio por
San Pedro Crisólogo : «Vino Juan el Bautista... y vosotros no creísteis su palabra» (Mt 21,32)

Marcos 11,27-33.

Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él
y le dijeron: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?".
Jesús les respondió: "Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas.
Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?".
Ellos se hacían este razonamiento: "Si contestamos: 'Del cielo', él nos dirá: '¿Por qué no creyeron en él?'.
¿Diremos entonces: "De los hombres'?". Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta,
respondieron a Jesús: "No sabemos". Y él les respondió: "Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas".




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Pedro Crisólogo (c. 406-450), obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia
Sermón 167; CCL 248, 1025; PL 52, 636

«Vino Juan el Bautista... y vosotros no creísteis su palabra» (Mt 21,32)
Juan Bautista enseña con palabras y obras. Verdadero maestro, que muestra con su ejemplo, lo que afirma con su lengua. La sabiduría hace al maestro, pero es la conducta lo que da la autoridad... Enseñar con obras es la única regla de aquellos que quieren instruir. Enseñar con palabras es la sabiduría; pero cuando se pasa a las obras, es virtud. El verdadero conocimiento está unido a la virtud: es esta, solo esta la que es divina y no humana...

"En aquellos días, se manifiesta Juan Bautista, proclamando en el desierto de Judea:"Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos"(Mateo 3:1-2). "Convertíos" ¿Por qué no dice: "Alegraos"? "Alegraos, más bien, porque las realidades humanas dan paso a las divinas, las terrestres a las celestes, las temporales a las eternas, el mal al bien, la incertidumbre a la seguridad, la tristeza a la felicidad, las realidades perecederas a aquellas que permanecen para siempre. El reino de los cielos está cerca. Convertíos".

Que tu conducta de conversión sea evidente. Tú que has preferido lo humano a lo divino, que has querido ser esclavo del mundo, en vez de vencer al mundo con el Señor del mundo, conviértete. Tú que has huido de la libertad que las virtudes te hubieran procurado, ya que has querido someterte al yugo del pecado, conviértete, conviértete de verdad, tú que por miedo a la Vida, estás condenado a muerte.
 
domingo 03 Junio 2018


San Carlos Lwanga

Leer el comentario del Evangelio por
San Juan María Vianney : «Dios se da El mismo como comida»

Marcos 14,12-16.22-26.

El primer día de la fiesta de los panes Acimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, los discípulos dijeron a Jesús: "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual?".
El envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Vayan a la ciudad; allí se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo,
y díganle al dueño de la casa donde entre: El Maestro dice: '¿Dónde está mi sala, en la que voy a comer el cordero pascual con mis discípulos?'.
El les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones y ya dispuesta; prepárennos allí lo necesario".
Los discípulos partieron y, al llegar a la ciudad, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua.
Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen, esto es mi Cuerpo".
Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella.
Y les dijo: "Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos.
Les aseguro que no beberé más del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios".
Después del canto de los Salmos, salieron hacia el monte de los Olivos.




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Juan María Vianney (1786-1859), presbítero, cura de Ars
Espíritu del Cura de Ars en sus Catecismos, en sus Sermones, en sus Conversaciones (Trad. ©Evangelizo.org)

«Dios se da El mismo como comida»
Para tener una idea de nuestra dignidad, debemos recordar a menudo el cielo, el calvario y el infierno. Si comprendemos lo que significa ser hijo de Dios, no podríamos hacer el mal, seríamos como ángeles sobre la tierra. Ser hijo de Dios ¡qué dignidad!

Cuando los ángeles se rebelaron contra Dios, ese Dios tan bueno, viendo que ya no podían gozar de la felicidad para la cual habían sido creados, hizo al hombre y ese pequeño mundo que vemos para alimentar su cuerpo. Pero era necesario también alimentar su alma; y como nada de lo que había sido creado puede alimentar el alma que es un espíritu, Dios quiso darse Él mismo como comida.

Pero la gran desgracia es que somos negligentes y no recorremos a este divino Alimento, para atravesar el desierto de esta vida. Así como una persona que muere de hambre al lado de una mesa llena de comida, del mismo modo hay quienes se quedan cincuenta, sesenta años sin alimentar su alma.

Si los cristianos pudieran comprender este lenguaje de nuestro Señor que les dice: «Pese a tu miseria, Quiero ver de cerca esta bella alma que he creado para Mi. La he hecho tan grande que solamente Yo puedo llenarla. La he hecho tan pura que solamente mi cuerpo puede alimentarla.»
 
lunes 04 Junio 2018
Lunes de la novena semana del tiempo ordinario

Beato Francisco Pianzola, San Francisco Caracciolo

Marcos 12,1-12.

Jesús se puso a hablarles en parábolas: "Un hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.
A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte de los frutos que le correspondía.
Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo echaron con las manos vacías.
De nuevo les envió a otro servidor, y a este también lo maltrataron y lo llenaron de ultrajes.
Envió a un tercero, y a este lo mataron. Y también golpearon o mataron a muchos otros.
Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último término, pensando: 'Respetarán a mi hijo'.
Pero los viñadores se dijeron: 'Este es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra'.
Y apoderándose de él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros.
¿No han leído este pasaje de la Escritura: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular:
esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?".
Entonces buscaban la manera de detener a Jesús, porque comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero tenían miedo de la multitud. Y dejándolo, se fueron.




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
 
martes 05 Junio 2018
Martes de la novena semana del tiempo ordinario

San Bonifacio de Maguncia

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Santa Catalina de Siena : «¿De quién es esta imagen?» : Dios, al hacerse hombre, restaura en nosotros

Marcos 12,13-17.

Le enviaron después a unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones.
Ellos fueron y le dijeron: "Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarla o no?".
Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: "¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario".
Cuando se lo mostraron, preguntó: "¿De quién es esta figura y esta inscripción?". Respondieron: "Del César".
Entonces Jesús les dijo: "Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios". Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta.




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Santa Catalina de Siena (1347-1380), terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa
Diálogos, c. 13

«¿De quién es esta imagen?» : Dios, al hacerse hombre, restaura en nosotros
Amor Eterno..., te pido como una gracia que, en nombre de la caridad eterna que te ha movido a crear al hombre según tu imagen y semejanza (Gn 1,26), tengas misericordia de tu pueblo... Tu has hecho esto, oh Trinidad eterna, tan sólo porqué querías hacer participar al hombre de Ti mismo. Por eso le has dado la memoria, para que se acuerde de todos tus beneficios y así, oh Padre eterno, le haces partícipe de tu poder. Por eso le has dado la inteligencia, para que pueda comprender tu bondad y así participar de la sabiduría de tu Hijo único. Por eso les has dado la voluntad, para que pueda amar lo que ve y conoce de tu verdad, y así participe del amor de tu Espíritu Santo. ¿Quién te ha movido a que dieras tan gran dignidad al hombre? El amor inagotable con el cual has mirado en ti mismo a tu criatura...

[Pero] a causa del pecado, el hombre ha perdido esta dignidad... Entonces tú, movido por este mismo fuego con el cual nos habías creado..., nos has dado el Verbo, tu Hijo único... Él ha llevado a cabo tu voluntad, Padre eterno, cuando lo has revestido de nuestra humanidad, a imagen y semejanza de nuestra naturaleza. ¡Oh abismo de caridad! ¿Cuál es el corazón que pueda quedarse retirado y no ceder a tu amor viendo al Altísimo unirse a la bajeza de nuestra humanidad? Somos tu imagen, tú la nuestra por esta unión que tu has consumado en el hombre velando tu divinidad con el barro de Adán (Gn 2,7)... ¿Qué es lo que te ha movido a hacer esto? ¡El amor! Tú, oh Dios, te has hecho hombre, y el hombre ha llegado a ser Dios. Por este amor indecible, te lo pido, ten misericordia de tus criaturas.
 
miércoles 06 Junio 2018
Miércoles de la novena semana del tiempo ordinario

San Marcelino Champagnat

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San Justino : «Creo en la resurrección de la carne» Credo

Marcos 12,18-27.

Se le acercaron unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso:
"Maestro, Moisés nos ha ordenado lo siguiente: 'Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda'.
Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos.
El segundo se casó con la viuda y también murió sin tener hijos; lo mismo ocurrió con el tercero;
y así ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos ellos, murió la mujer.
Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?".
Jesús les dijo: "¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios?
Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo.
Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído en el Libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
El no es un Dios de muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un grave error".




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Justino (c. 100-160), filósofo y mártir
Tratado sobre la resurrección, 2.4.7-9

«Creo en la resurrección de la carne» Credo
Los que están en el error dicen que no hay resurrección de la carne, que, en efecto, es imposible que ésta, después de ser destruida y convertida en polvo, recupere su integridad. Según ellos, siempre la salvación de la carne será no sólo imposible, sino perjudicial: : reprueban a la carne, denuncian sus defectos, la hacen responsable de los pecados; dicen que si esta carne ha de resucitar, resucitarán también sus defectos... Además, el Salvador dice: «Cuando la resurrección de los muertos, los hombres no se casarán sino que serán como los ángeles en el cielo». Ahora bien, los ángeles, dicen, no tienen carne, no comen ni se unen. Así pues, dicen, no habrá resurrección de la carne...

¡Qué ciegos están los ojos de su entendimiento! Porque ellos no han visto en la tierra «los ciegos ver, los cojos caminar» (Mt 11,5) gracias a la palabra del Salvador..., para hacernos creer que es toda la carne la que en la resurrección resucitará. Si en esta tierra ha curado las enfermedades de la carne y ha devuelto al cuerpo su integridad, cuánto más lo hará en el momento de la resurrección a fin de que la carne resucite sin defecto, íntegramente... Esta gente me parece que ignoran la acción divina en su conjunto, tanto en los orígenes de la creación como cuando hizo al hombre; ignoran el porqué las cosas terrestres han sido hechas.

El Verbo ha dicho: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza» (Gn 1,26)... Es evidente, pues, que el hombre, modelado a imagen de Dios, era de carne. Entonces ¡qué absurdo pretender menospreciar, como sin ningún mérito, la carne modelada por Dios según su propia imagen! Que la carne sea preciosa a los ojos de Dios, es evidente porque es su obra. Y porque en ella se encuentra el principio de su proyecto para el resto de la creación, es eso lo que hay de más precioso a los ojos de su creador.
 
jueves 07 Junio 2018
Jueves de la novena semana del tiempo ordinario

San Roberto de Newminster

Marcos 12,28-34.

Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: "¿Cuál es el primero de los mandamientos?".
Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor;
y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.
El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos".
El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él,
y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios".
Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
 
Beata Mariam Thresia Chiramel

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San Buenaventura : «La herida del corazón»

Juan 19,31-37.

Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne.
Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús.
Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas,
sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua.
El que vio esto lo atestigua: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean.
Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: No le quebrarán ninguno de sus huesos.
Y otro pasaje de la Escritura, dice: Verán al que ellos mismos traspasaron.




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



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San Buenaventura (1221-1274), franciscano, doctor de la Iglesia
La Viña mística (Trad. ©Evangelizo.org)

«La herida del corazón»
Los soldados perforaron y traspasaron no solamente las manos de Jesús sino los pies; la lanza de su furia perforó incluso el costado y, hasta el fondo, el Corazón sagrado que había sido ya perforado por la lanza del amor.

«Me has herido el corazón, oh hermana y esposa mía; me has herido el corazón» dice (Ct 4:9). Oh amoroso Jesús, tu esposa, tu hermana, tu amiga habiendo herido tu corazón, ¿era necesario que tus enemigos lo hiriesen a su vez? Y ustedes, sus enemigos, ¿qué hacen? Si ya está herido, o más bien porque está herido, el corazón del dulcísimo Jesús, ¿por qué infligirle una segunda herida? ¿Ignoran ustedes que ya en la primer herida el corazón se apaga y se vuelve de cierta manera insensible?

El corazón de mi dulcísimo Jesús murió porque fue herido, una herida de amor invadió el corazón de Jesús nuestro esposo, una muerte de amor lo invadió. ¿Cómo una segunda muerte podría entrar? «Pero el amor es fuerte como la muerte» (Ct 8:6); más bien, en verdad es más fuerte que la muerte misma.

Imposible ahuyentar la primer muerte, es decir el amor de tantas almas muertas, del corazón que ella habita, porque su herida soberana lo ha conquistado. De dos adversarios igualmente fuertes, de los cuales uno está en la casa, y el otro afuera, ¿quién dudará en efecto que aquel que está adentro se lleva la victoria? Mira entonces como el amor, que habita el corazón y lo mata de una herida de amor, es fuerte, y esto es cierto no solamente de Jesús el Señor pero también de sus discípulos.

Es así que fue primero herido y murió el corazón del Señor Jesús, «degollado por nosotros, todo el día, tratado como una oveja de matadero» (Sal 43:21). La muerte corporal vino sin embargo y triunfó por un tiempo pero con el fin de ser vencida eternamente.
 
sábado 09 Junio 2018
Memoria del Inmaculado Corazón de María

San Efrén (Nisibe)

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San Vicente de Paúl : «Y vivió sujeto a ellos»

Lucas 2,41-51.

Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.
Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre,
y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta.
Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos.
Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.
Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas.
Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados".
Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?".
Ellos no entendieron lo que les decía.
El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Vicente de Paúl (1581-1660), presbítero, fundador de la Congregación de la Misión y las Hijas de la Caridad
Entrevistas a las Hijas de la Caridad, 31/07/1634 (Trad. ©Evangelizo.org)

«Y vivió sujeto a ellos»
Como la obediencia perfecciona todas mis obras, es necesario que, entre ustedes, haya siempre alguien que se ocupe de ser superiora. A veces será una, a veces será otra. Es lo que hacemos en las misiones; ¿esto no les parece necesario? ¡Que Dios encuentre agradable la sumisión que ustedes le hacen para honrar la sumisión de su Hijo a San José y a la Santa Virgen! Estén alerta, hijas mías, de mirar siempre a la que sea superiora como a la Virgen María; vean incluso a Dios en ella, y se beneficiarán más en un mes que lo que harían en un año sin esto. Obedeciendo aprenderán la santa humildad; y ordenando por obediencia, enseñarán a las demás de forma útil. Quiero decirles, para animarlas a practicar la santa obediencia, que, cuando Dios me puso ante la Señora Superiora General, me propuse obedecerle como a la Santa Virgen, y Dios sabe cuánto bien me hizo.
 
domingo 10 Junio 2018
Décimo Domingo del tiempo ordinario

Santo Ángel de Portugal

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San Juan Pablo II : El pecado contra el Espíritu Santo

Marcos 3,20-35.

Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer.
Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: "Es un exaltado".
Los escribas que habían venido de Jerusalén decían: "Está poseído por Belzebul y expulsa a los demonios por el poder del Príncipe de los Demonios".
Jesús los llamó y por medio de comparaciones les explicó: "¿Cómo Satanás va a expulsar a Satanás?
Un reino donde hay luchas internas no puede subsistir.
Y una familia dividida tampoco puede subsistir.
Por lo tanto, si Satanás se dividió, levantándose contra sí mismo, ya no puede subsistir, sino que ha llegado a su fin.
Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.
Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier blasfemia que profieran.
Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es culpable de pecado para siempre".
Jesús dijo esto porque ellos decían: "Está poseído por un espíritu impuro".
Entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar.
La multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: "Tu madre y tus hermanos te buscan ahí afuera".
El les respondió: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?".
Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: "Estos son mi madre y mis hermanos.
Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



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San Juan Pablo II (1920-2005), papa
Encíclica “Dominum et vivificantem”, § 46 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)

El pecado contra el Espíritu Santo
¿Por qué la blasfemia contra el Espíritu Santo es imperdonable? ¿En qué sentido hay que entender esta blasfemia? Santo Tomás de Aquino responde que se trata de un pecado “irremisible por su misma naturaleza porque excluye los elementos gracias a los cuales se concede la remisión de los pecados”. Según tal exégesis, esta blasfemia no consiste, propiamente, en decir palabras ofensivas contra el Espíritu Santo, sino que consiste en no querer recibir la salvación que Dios ofrece al hombre a través del Espíritu Santo que actúa en virtud del sacrificio de la cruz. Si el hombre rechaza la “manifestación del pecado” que viene del Espíritu Santo (Jn 16,8) y que tiene un carácter salvífico, rechaza, al mismo tiempo, la “venida” del Paráclito (Jn 16,7), “venida” que tiene lugar en el misterio de Pascua, en unión con el poder redentor de la Sangre de Cristo, Sangre que “purifica la conciencia de las obras muertas” (Heb 9,14).

Sabemos que el fruto de una tal purificación es la remisión de los pecados. En consecuencia, quien rechaza al Espíritu y la Sangre (cf 1Jn 5,8) permanece en las “obras muertas”, en el pecado. Y la blasfemia contra el Espíritu Santo consiste, precisamente, en el rechazo radical de esta remisión de la cual él es el dispensador íntimo, y que presupone la verdadera conversión que él opera en la conciencia. Si Jesús dice que el pecado contra el Espíritu Santo no puede ser perdonado ni en este mundo ni en el otro es porque esta “no-remisión” está ligada, como a su causa, a la “no-penitencia”, es decir, al rechazo radical de convertirse...

La blasfemia contra el Espíritu Santo es el pecado cometido por el hombre que presume y reivindica el “derecho” a perseverar en el mal –en el pecado, cualquiera que sea su forma- y por ahí mismo rechaza la Redención. El hombre permanece encerrado en el pecado, haciendo, pues, por su parte, imposible la conversión y, por consiguiente, también la remisión de los pecados, la cual él no juzga esencial ni importante para su vida. En este caso, hay una situación de ruina espiritual, porque la blasfemia contra el Espíritu Santo no permite al hombre salir de la cárcel en la cual él mismo se ha encerrado.
 
martes 12 Junio 2018
Martes de la décima semana del tiempo ordinario

Beata Mercedes de Jesús Molina y Ayala, Santa Paola Frassinetti

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Sermón atribuido a San Máximo de Turín : Vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo

Mateo 5,13-16.

Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



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Sermón atribuido a San Máximo de Turín (¿-c. 420), obispo


Vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo
El Señor dijo a sus apóstoles: "Vosotros sois la luz del mundo". ¡Qué justas son las comparaciones que el Señor emplea para describir a nuestros padres en la fe! Los llama "sal", a ellos que nos enseñan la sabiduría de Dios, y "luz", a ellos que liberan nuestros corazones de la ceguera y las tinieblas de nuestra incredulidad.

Con razón los apóstoles reciben el nombre de luz: anuncian en la oscuridad del mundo la claridad del cielo y el esplendor de la eternidad. ¿Acaso Pedro no se convirtió en luz para el mundo entero y para todos los fieles, cuando le dijo al Señor: " Tu eres Cristo, el Hijo de Dios vivo "? (Mt 16,16) y ¿Qué mayor claridad habría podido recibir el género humano, que saber por Pedro, que el Hijo de Dios vivo era el creador de esta luz?

Y San Pablo no es una luz menor para que el mundo: mientras el mundo entero estaba cegado por las tinieblas del mal, ascendió al cielo (2 Corintios 12:2) y, a su regreso, reveló los misterios del esplendor eterno. Por eso no pudo ocultarse, la ciudad fundada sobre una montaña, ni se ocultarse debajo de la cama, porque Cristo, por la luz de su majestad, lo había encendido como una lámpara de elección, repleta del aceite del Espíritu Santo. Por lo tanto, amados míos, al renunciar a las ilusiones de este mundo, estamos comprometidos a buscar el sabor de la sabiduría de Dios, degustar la sal de los apóstoles.
 
miércoles 13 Junio 2018
Miércoles de la décima semana del tiempo ordinario

San Antonio de Padua

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Catecismo de la Iglesia Católica: El cumplimiento de la Ley

Mateo 5,17-19.

Jesús dijo a sus discípulos:
«No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.»




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Catecismo de la Iglesia Católica
§ 577-581

El cumplimiento de la Ley
Al comienzo del Sermón de la Montaña, Jesús hace una advertencia solemne presentando la Ley dada por Dios en el Sinaí con ocasión de la Primera Alianza, a la luz de la gracia de la Nueva Alianza: “No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he veniso a abolir sino a dar cumplimiento”…

Jesús, el Mesías de Israel, por lo tanto el más grande en el Reino de los cielos, se debía sujetar a la Ley cumpliéndola en su totalidad hasta en sus menores preceptos, según sus propias palabras. Incluso es el único en poderlo hacer perfectamente… El cumplimiento perfecto de la Ley no podía ser sino obra del divino Legislador que nació sometido a la Ley en la persona del Hijo (Gal 4,4). En Jesús la Ley ya no aparece gravada en tablas de piedra sino “en el fondo del corazón” (Jr 31,33) del Siervo, quien , por “aportar fielmente el derecho” (Is 42,3), se ha convertido en “la Alianza del pueblo” (Is 42,6). Jesús cumplió la Ley hasta tomar sobre sí mismo “la maldición de la Ley” (Gal 3,13) en la que habían incurrido los que no “practican todos los preceptos de la Ley” (Gal 3,10) porque, ha intervenido su muerte para remisión de las transgresiones de la Primera Alianza” (Heb 9,15)…

Jesús “enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas” (Mt 7,29). La misma Palabra de Dios, que resonó en el Sinaí para dar a Moisés la Ley escrita, es la que en Él se hace oír de nuevo en el monte de las Bienaventuranzas: Esta palabra n o revoca la Ley sino que la perfecciona aportando de modo divino su interpretación definitiva: “Habéis oído también que se dijo a los antepasados,… pero yo os digo” (Mt 5,33-34). Con esta misma autoridad divina , desaprueba ciertas “tradiciones humanas” (Mc 7,8) de los fariseos que “anulan la Palabra de Dios”
 
jueves 14 Junio 2018
Jueves de la décima semana del tiempo ordinario

Santa Digna Córdoba, Beata Francisca de Paula de Jesús

Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Crisóstomo : «Ve primero a reconciliarte con tu hermano» (Trad. ©Evangelizo.org)

Mateo 5,20-26.

Jesús dijo a sus discípulos:
Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal.
Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti,
deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Juan Crisóstomo (c. 345-407), presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilías sobre la 1era carta a los Corintios

«Ve primero a reconciliarte con tu hermano» (Trad. ©Evangelizo.org)
La Iglesia no existe para que viniendo permanezcamos divididos, pero para que nuestras divisiones se apaguen; es el sentido de la asamblea. Si es para la eucaristía que venimos, no hagamos actos que contradigan la eucaristía, no le causemos pena a nuestro hermano. Vengamos a dar gracias por los favores recibidos: no se separen de su prójimo.

Es a todos sin distinción que Cristo ofrece su cuerpo diciendo: «Tomen y coman todos». ¿Por qué no admiten a todos en su mesa?...Hacen memoria de Cristo, ¿y desprecian al pobre?...Comparten ese alimento divino; deben ser más compasivos con los hombres. Bebieron la sangre del Señor ¿y no reconocen a su hermano? Incluso si lo han desconocido hasta ahora, deben reconocerlo en esta mesa. Todos debemos estar en la Iglesia como en una misma casa: formamos un solo cuerpo. Tenemos un solo bautismo, una misma mesa, una misma fuente, y también un solo Padre (Ef 4:5; 1Cor 10:17).
 

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