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Federico Guillermo de Hohenzollern (1859-1941), rey de Prusia, tuvo una infancia difícil debido a un defecto congénito en su brazo izquierdo y a su estricta educación «prusiana». A pesar de esa educación, consiguió que su presencia pública fuese la de un rey serio y algo intelectual; parece que en privado el rey era amanerado y de personalidad liviana y alegre, con muestras de cariño y afecto y excesivo trato de confianza.
A los veinte años conoció a Philipp zu Eulenburg, un noble de la corte 12 años mayor que él. Eulenburg, que era muy ocurrente y divertido, algo amanerado y el centro de todas las reuniones, pasó a ser uno de sus mejores amigos. No está claro si Guillermo II era homosexual o solamente disfrutaba el homoerotismo, pero existen muchos indicios que así lo señalan. El Rey solía realizar anualmente una travesía por los fiordos noruegos en un barco de pasaje exclusivamente masculino. Allí asaltaba a sus invitados por la espalda y realizaba movimientos imitando una sodomización, derribándolos por la cubierta más tarde. Esa misma camarilla se reunía en el castillo de Liebenberg para realizar sus juergas, sobre las que existen numerosos rumores. La amistad cayó víctima de un gran escándalo que buscaba cambiar la política real, de la que el Rey salió indemne, pero que le costó la muerte por enfermedad a Eulenburg.
Sin duda, el escándalo más importante de homosexualidad y que llegó a sacudir los cimientos políticos de Alemania, teniendo profundas consecuencias posteriores, fue el escándalo Harden-Eulenburg. El 27 de abril de 1907, Philipp zu Eulenburg fue expuesto (outing) por el publicista Maximilian Harden en público: Harden declaró que una caricatura publicada anteriormente en su revista Zukunft se refería a Eulengurg y Kuno von Moltke. La importancia del hecho estriba en que Eulenburg y Moltke pertenecían al llamado Círculo de Liebenberg, el círculo de amigos y consejeros más próximos al emperador Guillermo II de Alemania. Además de Eulenburg y Moltke, también fueron denunciados Georg von Hülsen, intendente del Teatro Real, Von Stückradt, un ayudante del príncipe heredero, y Bernhard von Bülow, todos pertenecientes al Círculo de Liebenberg. El emperador se distanció inmediatamente del Círculo y estos reaccionaron con una serie de denuncias que generaron a su vez contradenuncias de la otra parte, en total unos 6 juicios públicos. A pesar de que no hubo condenas para el Círculo de Liebenberg y si para Harden y sus aliados, Harden había conseguido su propósito de desacreditar a los miembros del Círculo, que en su opinión tenían una influencia demasiado moderadora y no lo suficientemente masculina y agresiva sobre la política exterior alemana. Las consecuencias fueron varias. La difusión en el resto de Europa produjo numerosos chistes y tiras cómicas sobre Alemania y el Emperador, y la homosexualidad pasó a ser considerada una cuestión alemana y antipatriotica. Además de azuzar la homofobia, el proceso también extendió prejuicios antisemíticos, ya que Harden y Hirschfeld, que se vio envuelto como experto médico, eran ambos de origen judío. Pero la consecuencia más grave fue el alejamiento de Guillermo II de sus consejeros más moderados y su acercamiento a los más militaristas, agresivos y «masculinos», seguidores de la política del destituido Canciller Bismark. Algunos autores mencionan esto como una de los elementos que contribuirían al estallido de la I Guerra Mundial.
https://es.wikipedia.org/wiki/Escándalo_Harden-Eulenburg
El caso Eulenburg no era más que el caso extremo de una serie de chantajes que se extendieron por todo el país, gracias al artículo 175 del código penal alemán y al miedo al escándalo público. Los chantajistas, llamados Chaneure o Rupfer(desplumadores), formaban un auténtico ejército que se hacía a la caza de víctimas. Ulrichs informa que una víctima rica tuvo que pagar 242.000 marcos a 24 chantajistas diferentes y Hirschfeld cuenta el caso de otra víctima que pagó hasta la muerte de ambos, víctima y chantajista, pero los herederos de uno siguieron pagando durante 35 años dinero a los herederos del otro. Muchas víctimas, desesperadas, buscaban en el su***dio una solución. De entre 10.000 homosexuales que fueron entrevistados para un estudio en 1914, un 51% tenían pensamientos suicidas por miedo a un juicio o por un proceso judicial comenzado, un 25% ya había intentado suicidarse, un 14% había intentado suicidarse por chantajes, las muertes por su***dio contaban un 6% y los suicidios dobles un 0,6%.
A los veinte años conoció a Philipp zu Eulenburg, un noble de la corte 12 años mayor que él. Eulenburg, que era muy ocurrente y divertido, algo amanerado y el centro de todas las reuniones, pasó a ser uno de sus mejores amigos. No está claro si Guillermo II era homosexual o solamente disfrutaba el homoerotismo, pero existen muchos indicios que así lo señalan. El Rey solía realizar anualmente una travesía por los fiordos noruegos en un barco de pasaje exclusivamente masculino. Allí asaltaba a sus invitados por la espalda y realizaba movimientos imitando una sodomización, derribándolos por la cubierta más tarde. Esa misma camarilla se reunía en el castillo de Liebenberg para realizar sus juergas, sobre las que existen numerosos rumores. La amistad cayó víctima de un gran escándalo que buscaba cambiar la política real, de la que el Rey salió indemne, pero que le costó la muerte por enfermedad a Eulenburg.
Sin duda, el escándalo más importante de homosexualidad y que llegó a sacudir los cimientos políticos de Alemania, teniendo profundas consecuencias posteriores, fue el escándalo Harden-Eulenburg. El 27 de abril de 1907, Philipp zu Eulenburg fue expuesto (outing) por el publicista Maximilian Harden en público: Harden declaró que una caricatura publicada anteriormente en su revista Zukunft se refería a Eulengurg y Kuno von Moltke. La importancia del hecho estriba en que Eulenburg y Moltke pertenecían al llamado Círculo de Liebenberg, el círculo de amigos y consejeros más próximos al emperador Guillermo II de Alemania. Además de Eulenburg y Moltke, también fueron denunciados Georg von Hülsen, intendente del Teatro Real, Von Stückradt, un ayudante del príncipe heredero, y Bernhard von Bülow, todos pertenecientes al Círculo de Liebenberg. El emperador se distanció inmediatamente del Círculo y estos reaccionaron con una serie de denuncias que generaron a su vez contradenuncias de la otra parte, en total unos 6 juicios públicos. A pesar de que no hubo condenas para el Círculo de Liebenberg y si para Harden y sus aliados, Harden había conseguido su propósito de desacreditar a los miembros del Círculo, que en su opinión tenían una influencia demasiado moderadora y no lo suficientemente masculina y agresiva sobre la política exterior alemana. Las consecuencias fueron varias. La difusión en el resto de Europa produjo numerosos chistes y tiras cómicas sobre Alemania y el Emperador, y la homosexualidad pasó a ser considerada una cuestión alemana y antipatriotica. Además de azuzar la homofobia, el proceso también extendió prejuicios antisemíticos, ya que Harden y Hirschfeld, que se vio envuelto como experto médico, eran ambos de origen judío. Pero la consecuencia más grave fue el alejamiento de Guillermo II de sus consejeros más moderados y su acercamiento a los más militaristas, agresivos y «masculinos», seguidores de la política del destituido Canciller Bismark. Algunos autores mencionan esto como una de los elementos que contribuirían al estallido de la I Guerra Mundial.
https://es.wikipedia.org/wiki/Escándalo_Harden-Eulenburg
El caso Eulenburg no era más que el caso extremo de una serie de chantajes que se extendieron por todo el país, gracias al artículo 175 del código penal alemán y al miedo al escándalo público. Los chantajistas, llamados Chaneure o Rupfer(desplumadores), formaban un auténtico ejército que se hacía a la caza de víctimas. Ulrichs informa que una víctima rica tuvo que pagar 242.000 marcos a 24 chantajistas diferentes y Hirschfeld cuenta el caso de otra víctima que pagó hasta la muerte de ambos, víctima y chantajista, pero los herederos de uno siguieron pagando durante 35 años dinero a los herederos del otro. Muchas víctimas, desesperadas, buscaban en el su***dio una solución. De entre 10.000 homosexuales que fueron entrevistados para un estudio en 1914, un 51% tenían pensamientos suicidas por miedo a un juicio o por un proceso judicial comenzado, un 25% ya había intentado suicidarse, un 14% había intentado suicidarse por chantajes, las muertes por su***dio contaban un 6% y los suicidios dobles un 0,6%.
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