El futuro de la monarquía Tailandesa

extracto del artìculo

Tailandia tiene dos opciones: reformar la monarquía o sufrir otro golpe de Estado

Tailandia tiene dos opciones: reformar la monarquía o sufrir otro golpe de Estado

Fuente: elaboración propia.





31 diciembre, 2020
Marta Nuevo
@Marta9NF




Conocida por su monarquía y numerosos levantamientos militares, Tailandia parece encaminada a un enésimo golpe de Estado tras meses de protestas. Los jóvenes exigen la disolución de la Asamblea General y que dimita el Gobierno del general Prayuth, una nueva constitución y el fin de la persecución a detractores. La calle, además, pide por primera vez reformar la monarquía que encabeza el excéntrico rey Vajiralongkorn, el monarca más rico del mundo y que además está protegido por ley.

Tailandia, antes conocida como Siam, es uno de los pocos países asiáticos que no fue colonia de alguna potencia occidental. Sin embargo, desde que la monarquía absoluta fue sustituida por una monarquía constitucional en 1932, el país ha vivido una de las épocas más convulsas de su historia: diecinueve golpes de Estado militares —doce consiguieron su objetivo— y veinte constituciones. Todo amparado por la monarquía.

Después de seis años turbulentos sobre todo por el decimonoveno golpe de Estado militar y la muerte de su respetado rey, muchos tailandeses, especialmente jóvenes, salieron a la calle en julio de 2020 para exigir tres grandes reformas a la situación política y otra sobre la monarquía. Los manifestantes siguen con sus demandas de cara al 2021 pese al riesgo cada vez mayor de un nuevo golpe y a los peligros que conlleva hablar sobre la monarquía.

La monarquía de los golpes de Estado
Aunque el rey tenga la última palabra en los golpes de Estado, la monarquía es la pieza que mantiene unida a la dividida sociedad tailandesa.

 

extracto del artìculo

Tailandia tiene dos opciones: reformar la monarquía o sufrir otro golpe de Estado

Tailandia tiene dos opciones: reformar la monarquía o sufrir otro golpe de Estado

Fuente: elaboración propia.





31 diciembre, 2020
Marta Nuevo
@Marta9NF




Conocida por su monarquía y numerosos levantamientos militares, Tailandia parece encaminada a un enésimo golpe de Estado tras meses de protestas. Los jóvenes exigen la disolución de la Asamblea General y que dimita el Gobierno del general Prayuth, una nueva constitución y el fin de la persecución a detractores. La calle, además, pide por primera vez reformar la monarquía que encabeza el excéntrico rey Vajiralongkorn, el monarca más rico del mundo y que además está protegido por ley.

Tailandia, antes conocida como Siam, es uno de los pocos países asiáticos que no fue colonia de alguna potencia occidental. Sin embargo, desde que la monarquía absoluta fue sustituida por una monarquía constitucional en 1932, el país ha vivido una de las épocas más convulsas de su historia: diecinueve golpes de Estado militares —doce consiguieron su objetivo— y veinte constituciones. Todo amparado por la monarquía.

Después de seis años turbulentos sobre todo por el decimonoveno golpe de Estado militar y la muerte de su respetado rey, muchos tailandeses, especialmente jóvenes, salieron a la calle en julio de 2020 para exigir tres grandes reformas a la situación política y otra sobre la monarquía. Los manifestantes siguen con sus demandas de cara al 2021 pese al riesgo cada vez mayor de un nuevo golpe y a los peligros que conlleva hablar sobre la monarquía.

La monarquía de los golpes de Estado
Aunque el rey tenga la última palabra en los golpes de Estado, la monarquía es la pieza que mantiene unida a la dividida sociedad tailandesa.


¡Muchas gracias @Coti7495 ! No solo por tus magnificas aportaciones sinó también por estar ahí ?
 
Sucesos de noviembre 2020

SCB es el segundo banco más grande de Tailandia y tiene al Rey Vajiralongkorn como su mayor accionista con el 23,4% de las participaciones registradas a su propio nombre: Nikkei Asia: los manifestantes de Tailandia piden una investigación sobre la riqueza y el gasto del rey "Los amamos a todos por igual", "Tailandia es la tierra del compromiso", dijo un rey cuyo gobierno reprimió violentamente a los manifestantes pro democracia y reforma que querían salvar a la monarquía tailandesa de autodestruirse:



Más compromiso...

 
Diciembre 2020

"Como se esperaba, el rey Vajiralongkorn canceló su vuelo de regreso a Múnich vía Zurich el 29 de diciembre. Permanecerá en Tailandia hasta 2021 y se desconoce cuándo regresará a Alemania. Algunos diplomáticos alemanes dudan de que regrese alguna vez".



(qué cara de vicioso tiene este hombre!!!)
 
Protestas multitudinarias

Lo que pasa Tailandia es un cambio de era: los jóvenes ya no veneran la monarquía


Las multitudinarias protestas de jóvenes están poniendo en cuestión algo que parecía inamovible en Tailandia. La monarquía​


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Por
Luis Garrido-Julve. Bangkok

03/12/2020 - 20:18 Actualizado: 03/12/2020 - 21:39



A sus veintipocos años, Anorn ha vivido siempre en la casa de sus padres en Bangkok, cuya entrada está flanqueada por estatuillas budistas doradas y adornada con una bandera tailandesa. En el salón, la pared principal no está engalanada con fotos de la familia, sino con un enorme retrato de la realeza siamesa enmarcado en un recargado marco bañado en oro.

Y el padre del joven, tras señalar precisamente dicha imagen donde aparecen monarcas ataviados en ropajes dorados, le dice a su hijo que se marche de casa. Porque la sagrada institución está por encima de su propia familia. Al fin y al cabo, al rey se le considera un semidiós que además es el padre de todos los tailandeses.



La adoración a la realeza es tan habitual en Tailandia como lo es la ambientación del hogar de Anorn. No en vano, el Gobierno militar que lidera el Estado insiste en que el país se estructura en la nación, la religión y la monarquía. Algo similar al “dios, patria y rey” de los carlistas. Para ellos, hablar de libertades o igualdad está de más.

Los ultraconservadores tailandeses defensores de la tradición, no obstante, van un paso más allá. Desde las escuelas y los medios, se insistió el pasado siglo en ideas como que Tailandia pertenece a la monarquía, y que los reyes son bondadosos y permiten a los súbditos habitar en su tierra. En todo este entramado, el poder militar es considerado el garante de la realeza, por lo que hacerse con el país por las armas es benévolo si la excusa es proteger la monarquía.

Protestas multitudinarias​


El problema es que las nuevas generaciones ya no lo ven así. Y por eso cientos de miles protestan a diario contra el orden establecido en pos de una democracia que nunca ha sido real en el reino.

El joven Anorn es uno de ellos, y por eso su padre, monárquico convencido, lo ha defenestrado. Una escena familiar que se repite en incontables hogares tailandeses y muestra la enorme brecha generacional en Tailandia. Una lucha entre adultos que veneran el poder en manos de unos privilegiados contra unos veinteañeros que exigen que el país esté en manos del pueblo. Los ‘buenos’ y tradicionales adultos contra los ‘malvados’ e insolentes jóvenes.

Para ser un buen tailandés, según el poderoso grupo ultramonárquico aupado por el Gobierno Thai Pakdee (los leales tailandeses), es preciso reverenciar la monarquía y no cuestionar sus finanzas o actuaciones.

Una difícil sucesión​


Durante décadas, fue sencillo gracias a la benévola imagen del monarca Bhumibol, fallecido hace cuatro años. Habiéndose granjeado una visión pública que lo mostraba como un noble trabajador de costumbres sosegadas, el pueblo lo reverenció. Aunque amasara más de 30.000 millones de dólares durante su mandato o aceptase golpes de Estado en favor de los militares.

No ocurre lo mismo con su hijo, el rey Vajiralongkorn, quien ha residido durante largos periodos en Alemania, ajeno a su pueblo. Tildado de mujeriego por haberse casado en numerosas ocasiones y tener a una amante oficial, durante este año los medios occidentales se han intrigado notablemente por sus andanzas desde que, en plena pandemia, se desinteresase de su país para aislarse en un hotel alemán con todos los lujos y supuestamente una veintena de mujeres. Mientras, la reina —con quien se casó hace un año— residía en Suiza.

Pero la conducta del rey no es discutible ni criticable para el Gobierno de Tailandia, liderado por el general golpista Prayuth Chan-ocha, quien se hizo con el poder hace seis años e implantó una draconiana Constitución para afianzarse en el poder incluso al enfrentarse a las urnas. Así ocurrió en 2019, cuando salió electo gracias al cambio de reglas y a haber elegido a dedo al Senado, que tenía un tercio de voto no democrático.

Escándalos del Gobierno​


La lista de escándalos del Gobierno de Prayuth es extensa. Sin efectivo para ayudar a quienes lo pierden todo en inundaciones y con los bolsillos también vacíos para subvencionar los daños del covid, sí que tuvo dinero para firmar la compra de tres submarinos, varios carros de combate y aviones de guerra.

Afirmó luchar contra la corrupción, pero al militar los escándalos le explotaron muy cerca. Se descubrió que Prawit Wongsuwan, su número dos y amigo leal, poseía relojes de lujo que costaban varias veces su salario anual. El aludido dijo que dichos artículos de gran lujo se los había regalado un amigo que curiosamente estaba muerto. Los tribunales le dieron la razón.

Más sonado ha sido este año el caso del millonario heredero del imperio Red Bull, Vorayuth Yoovidhya, apodado 'el Jefe', quien en 2013 atropelló y mató con su Ferrari a un policía, supuestamente bajo los efectos del alcohol y la cocaína, y lleva años fugado sin que la Justicia tailandesa mueva un dedo. Este año, silenciosamente, se levantaron los cargos contra él para que pudiera volver al país. Una sorprendente decisión de la Justicia, que se escudó en el testimonio de un dentista que dijo haber tratado al millonario con cocaína para anestesiar su dentadura. El escándalo público fue tan grande que Prayuth tuvo que cancelar la decisión y contratacó diciendo que rodarían cabezas. Aún no cayó ninguna.

“No pienso dimitir, no he hecho nada mal”, dijo el primer ministro y general cuando una marabunta de manifestantes le pidió que abandonara el cargo a mitad de octubre. Para disuadirlos, el militar reconvertido en dirigente tuvo que mandar a la policía a disparar cañonazos de agua mezclada con pintura y gas irritante.

Defensa de la monarquía como excusa​


El Gobierno tailandés se ampara en las mismas leyes que ellos implementaron tras haberse apoderado del país con las armas, y también en la directriz que tantas veces ha servido para orquestar golpes de Estado: la defensa de la monarquía.

Ese es el argumento de muchos de los simpatizantes del poder militar, que ven a los generales como un mal menor para blindar la institución real. Porque el discurso de la 'tailandesidad', lo que según los conservadores hace especiales a los tailandeses en su amor por la patria, la religión y la monarquía, sigue vigente en las mentes de muchísimos adultos.

“En Tailandia, basta con declarar tu amor por la monarquía y atacar el Movimiento [de las protestas prodemocracia], y darán igual tus pecados o crímenes, estarás perdonado y serás uno de los buenos”, explica el comentarista político Woranai Vanijaka. Y señala el caso de Sia Pho, un patrón de una zona de bares de Bangkok acusado de corruptelas y extorsiones. Fue perdonado sorprendentemente y ahora encabeza algunas de las demostraciones en favor del rey y los militares; incluso el pasado mes fue felicitado por el monarca en persona.

En el lado de 'los malos', se encuentran quienes ponen en entredicho el Gobierno militar y piden limitar el poder de la monarquía. Prayuth y su mano derecha les acusan de no ser verdaderos tailandeses, y añaden que son demasiado jóvenes. En la Tailandia conservadora, los adultos —llamados 'pooyai'— son jerárquicamente más válidos que los jóvenes, o 'poonoii'.

Por eso, los los ultraconservadores dicen que los jóvenes están equivocados, ya que el movimiento prodemocracia empezó en las universidades y sus integrantes no suman muchas décadas.

El ‘retorno’ del rey a la “tierra del compromiso”​


La casa real, en mitad de la crisis ideológica que vive Tailandia, decidió orquestar numerosos eventos de masas para llamar a las calles a los simpatizantes de los reyes, que visten camisetas amarillas, el color del monarca actual y de su padre.

Según Andrew McGregor, periodista escocés que vivió en Tailandia antes de exiliarse y quien suele tener acceso a fuentes internas, el rey querría estar de vuelta en Alemania hace tiempo, pero los acontecimientos no se lo permiten.

No obstante, muchos de los actos propagandísticos reales que han de servir para convencer a la población solo distancian más a ambos bandos, como cuando frente a las cámaras el rey alabó a uno de sus fieles seguidores por haberse enfrentado a los manifestantes prodemocracia.

Tampoco ayudan los eventos oficiales del monarca, por ejemplo, la inauguración de una nueva línea de metro, en la que los reyes llevaron un séquito que debía arrastrarse a su lado, ya que no todos los siameses son iguales.

Dios sobre las cabezas​


Al monarca en Tailandia se lo conoce como 'el dios sobre las cabezas', por lo que el resto de las personas no pueden estar por encima de ellos y se les exige postrarse frente a sus pies. Una costumbre que el reformista rey Chulalongkorn eliminó, pero que los militares volvieron a instaurar en el siglo XX.

Pillado por sorpresa por un periodista occidental cuando felicitaba al supuesto mafioso Sia Pho en un baño de masas, el rey primero quiso evitar contestar al foráneo sobre los manifestantes en favor de la democracia, pero finalmente se salió por la banda al decir que “se les quiere a todos por igual” y que “Tailandia es la tierra del compromiso”.

Pero en 'la tierra del compromiso', a aquellos que visten el color real y acuden a las manifestaciones se les da comida, a veces dinero y se les felicita. Mientras que a los contrarios al orden establecido se les encierra o se les dispersa por la fuerza.

Al fin y al cabo, los prodemocracia lo que piden es sacar del poder a los militares de Prayuth Chan-ocha, cancelar la Constitución que bloquea el poder en manos de los generales y reformular la monarquía para que sea verdaderamente parlamentaria y no pueda legalizar los golpes de Estado u ocultar sus finanzas.

Un cambio real​


El cambio en Tailandia es real para muchos. Nunca antes nadie se había atrevido a poner en duda a los militares. El reino sufrió en las últimas dos décadas muchos conflictos, pero detrás de todos ellos estuvo algún magnate como Thaksin Shinawatra para manejar a las clases pobres agrícolas, y a la monarquía nunca se la cuestionó.

Esta rebelión, en cambio, no tiene líderes y eso irrita a los ultraconservadores. Aunque los monárquicos insistan en que detrás de ellos está Estados Unidos —los fanáticos de la monarquía se manifiestan a veces delante de la embajada estadounidense de Bangkok— o los políticos ilegalizados por los militares que trataron de plantar cara a los generales. El gran problema de los poderosos es que no pueden arrestar a una cara visible para sofocar la revuelta.

Muchos opinan que el conflicto puede acabar como en los años setenta, cuando en la Universidad de Thammasat se propició la matanza de uns estudiantes que pedían democracia, pero en aquella época no había redes sociales ni el rey era el mismo. Las protestas, igualmente, son cada vez más multitudinarias. Otros avisan de que puede haber un golpe de Estado contra el Ejecutivo que se hizo con el poder de la misma manera. Pero, para los estudiantes, el hecho de hablar directamente de la monarquía —en Tailandia, hay delito de lesa majestad, que encarcela con hasta 15 años a quienes critiquen la institución— lo ha cambiado todo.

Por eso, muchos manifestantes dicen que el cambio ha pasado de ser imposible a convertirse en inevitable. Si bien saben que igual tarda mucho, muchísimo, porque los que mandan no cederán. Y quizá deban esperar a que los jóvenes sean adultos y no exista la actual brecha generacional.

 
Protestas multitudinarias

Lo que pasa Tailandia es un cambio de era: los jóvenes ya no veneran la monarquía


Las multitudinarias protestas de jóvenes están poniendo en cuestión algo que parecía inamovible en Tailandia. La monarquía​


Ver el archivo adjunto 1773073

Por
Luis Garrido-Julve. Bangkok

03/12/2020 - 20:18 Actualizado: 03/12/2020 - 21:39



A sus veintipocos años, Anorn ha vivido siempre en la casa de sus padres en Bangkok, cuya entrada está flanqueada por estatuillas budistas doradas y adornada con una bandera tailandesa. En el salón, la pared principal no está engalanada con fotos de la familia, sino con un enorme retrato de la realeza siamesa enmarcado en un recargado marco bañado en oro.

Y el padre del joven, tras señalar precisamente dicha imagen donde aparecen monarcas ataviados en ropajes dorados, le dice a su hijo que se marche de casa. Porque la sagrada institución está por encima de su propia familia. Al fin y al cabo, al rey se le considera un semidiós que además es el padre de todos los tailandeses.



La adoración a la realeza es tan habitual en Tailandia como lo es la ambientación del hogar de Anorn. No en vano, el Gobierno militar que lidera el Estado insiste en que el país se estructura en la nación, la religión y la monarquía. Algo similar al “dios, patria y rey” de los carlistas. Para ellos, hablar de libertades o igualdad está de más.

Los ultraconservadores tailandeses defensores de la tradición, no obstante, van un paso más allá. Desde las escuelas y los medios, se insistió el pasado siglo en ideas como que Tailandia pertenece a la monarquía, y que los reyes son bondadosos y permiten a los súbditos habitar en su tierra. En todo este entramado, el poder militar es considerado el garante de la realeza, por lo que hacerse con el país por las armas es benévolo si la excusa es proteger la monarquía.

Protestas multitudinarias​


El problema es que las nuevas generaciones ya no lo ven así. Y por eso cientos de miles protestan a diario contra el orden establecido en pos de una democracia que nunca ha sido real en el reino.

El joven Anorn es uno de ellos, y por eso su padre, monárquico convencido, lo ha defenestrado. Una escena familiar que se repite en incontables hogares tailandeses y muestra la enorme brecha generacional en Tailandia. Una lucha entre adultos que veneran el poder en manos de unos privilegiados contra unos veinteañeros que exigen que el país esté en manos del pueblo. Los ‘buenos’ y tradicionales adultos contra los ‘malvados’ e insolentes jóvenes.

Para ser un buen tailandés, según el poderoso grupo ultramonárquico aupado por el Gobierno Thai Pakdee (los leales tailandeses), es preciso reverenciar la monarquía y no cuestionar sus finanzas o actuaciones.

Una difícil sucesión​


Durante décadas, fue sencillo gracias a la benévola imagen del monarca Bhumibol, fallecido hace cuatro años. Habiéndose granjeado una visión pública que lo mostraba como un noble trabajador de costumbres sosegadas, el pueblo lo reverenció. Aunque amasara más de 30.000 millones de dólares durante su mandato o aceptase golpes de Estado en favor de los militares.

No ocurre lo mismo con su hijo, el rey Vajiralongkorn, quien ha residido durante largos periodos en Alemania, ajeno a su pueblo. Tildado de mujeriego por haberse casado en numerosas ocasiones y tener a una amante oficial, durante este año los medios occidentales se han intrigado notablemente por sus andanzas desde que, en plena pandemia, se desinteresase de su país para aislarse en un hotel alemán con todos los lujos y supuestamente una veintena de mujeres. Mientras, la reina —con quien se casó hace un año— residía en Suiza.

Pero la conducta del rey no es discutible ni criticable para el Gobierno de Tailandia, liderado por el general golpista Prayuth Chan-ocha, quien se hizo con el poder hace seis años e implantó una draconiana Constitución para afianzarse en el poder incluso al enfrentarse a las urnas. Así ocurrió en 2019, cuando salió electo gracias al cambio de reglas y a haber elegido a dedo al Senado, que tenía un tercio de voto no democrático.

Escándalos del Gobierno​


La lista de escándalos del Gobierno de Prayuth es extensa. Sin efectivo para ayudar a quienes lo pierden todo en inundaciones y con los bolsillos también vacíos para subvencionar los daños del covid, sí que tuvo dinero para firmar la compra de tres submarinos, varios carros de combate y aviones de guerra.

Afirmó luchar contra la corrupción, pero al militar los escándalos le explotaron muy cerca. Se descubrió que Prawit Wongsuwan, su número dos y amigo leal, poseía relojes de lujo que costaban varias veces su salario anual. El aludido dijo que dichos artículos de gran lujo se los había regalado un amigo que curiosamente estaba muerto. Los tribunales le dieron la razón.

Más sonado ha sido este año el caso del millonario heredero del imperio Red Bull, Vorayuth Yoovidhya, apodado 'el Jefe', quien en 2013 atropelló y mató con su Ferrari a un policía, supuestamente bajo los efectos del alcohol y la cocaína, y lleva años fugado sin que la Justicia tailandesa mueva un dedo. Este año, silenciosamente, se levantaron los cargos contra él para que pudiera volver al país. Una sorprendente decisión de la Justicia, que se escudó en el testimonio de un dentista que dijo haber tratado al millonario con cocaína para anestesiar su dentadura. El escándalo público fue tan grande que Prayuth tuvo que cancelar la decisión y contratacó diciendo que rodarían cabezas. Aún no cayó ninguna.

“No pienso dimitir, no he hecho nada mal”, dijo el primer ministro y general cuando una marabunta de manifestantes le pidió que abandonara el cargo a mitad de octubre. Para disuadirlos, el militar reconvertido en dirigente tuvo que mandar a la policía a disparar cañonazos de agua mezclada con pintura y gas irritante.

Defensa de la monarquía como excusa​


El Gobierno tailandés se ampara en las mismas leyes que ellos implementaron tras haberse apoderado del país con las armas, y también en la directriz que tantas veces ha servido para orquestar golpes de Estado: la defensa de la monarquía.

Ese es el argumento de muchos de los simpatizantes del poder militar, que ven a los generales como un mal menor para blindar la institución real. Porque el discurso de la 'tailandesidad', lo que según los conservadores hace especiales a los tailandeses en su amor por la patria, la religión y la monarquía, sigue vigente en las mentes de muchísimos adultos.

“En Tailandia, basta con declarar tu amor por la monarquía y atacar el Movimiento [de las protestas prodemocracia], y darán igual tus pecados o crímenes, estarás perdonado y serás uno de los buenos”, explica el comentarista político Woranai Vanijaka. Y señala el caso de Sia Pho, un patrón de una zona de bares de Bangkok acusado de corruptelas y extorsiones. Fue perdonado sorprendentemente y ahora encabeza algunas de las demostraciones en favor del rey y los militares; incluso el pasado mes fue felicitado por el monarca en persona.

En el lado de 'los malos', se encuentran quienes ponen en entredicho el Gobierno militar y piden limitar el poder de la monarquía. Prayuth y su mano derecha les acusan de no ser verdaderos tailandeses, y añaden que son demasiado jóvenes. En la Tailandia conservadora, los adultos —llamados 'pooyai'— son jerárquicamente más válidos que los jóvenes, o 'poonoii'.

Por eso, los los ultraconservadores dicen que los jóvenes están equivocados, ya que el movimiento prodemocracia empezó en las universidades y sus integrantes no suman muchas décadas.

El ‘retorno’ del rey a la “tierra del compromiso”​


La casa real, en mitad de la crisis ideológica que vive Tailandia, decidió orquestar numerosos eventos de masas para llamar a las calles a los simpatizantes de los reyes, que visten camisetas amarillas, el color del monarca actual y de su padre.

Según Andrew McGregor, periodista escocés que vivió en Tailandia antes de exiliarse y quien suele tener acceso a fuentes internas, el rey querría estar de vuelta en Alemania hace tiempo, pero los acontecimientos no se lo permiten.

No obstante, muchos de los actos propagandísticos reales que han de servir para convencer a la población solo distancian más a ambos bandos, como cuando frente a las cámaras el rey alabó a uno de sus fieles seguidores por haberse enfrentado a los manifestantes prodemocracia.

Tampoco ayudan los eventos oficiales del monarca, por ejemplo, la inauguración de una nueva línea de metro, en la que los reyes llevaron un séquito que debía arrastrarse a su lado, ya que no todos los siameses son iguales.

Dios sobre las cabezas​


Al monarca en Tailandia se lo conoce como 'el dios sobre las cabezas', por lo que el resto de las personas no pueden estar por encima de ellos y se les exige postrarse frente a sus pies. Una costumbre que el reformista rey Chulalongkorn eliminó, pero que los militares volvieron a instaurar en el siglo XX.

Pillado por sorpresa por un periodista occidental cuando felicitaba al supuesto mafioso Sia Pho en un baño de masas, el rey primero quiso evitar contestar al foráneo sobre los manifestantes en favor de la democracia, pero finalmente se salió por la banda al decir que “se les quiere a todos por igual” y que “Tailandia es la tierra del compromiso”.

Pero en 'la tierra del compromiso', a aquellos que visten el color real y acuden a las manifestaciones se les da comida, a veces dinero y se les felicita. Mientras que a los contrarios al orden establecido se les encierra o se les dispersa por la fuerza.

Al fin y al cabo, los prodemocracia lo que piden es sacar del poder a los militares de Prayuth Chan-ocha, cancelar la Constitución que bloquea el poder en manos de los generales y reformular la monarquía para que sea verdaderamente parlamentaria y no pueda legalizar los golpes de Estado u ocultar sus finanzas.

Un cambio real​


El cambio en Tailandia es real para muchos. Nunca antes nadie se había atrevido a poner en duda a los militares. El reino sufrió en las últimas dos décadas muchos conflictos, pero detrás de todos ellos estuvo algún magnate como Thaksin Shinawatra para manejar a las clases pobres agrícolas, y a la monarquía nunca se la cuestionó.

Esta rebelión, en cambio, no tiene líderes y eso irrita a los ultraconservadores. Aunque los monárquicos insistan en que detrás de ellos está Estados Unidos —los fanáticos de la monarquía se manifiestan a veces delante de la embajada estadounidense de Bangkok— o los políticos ilegalizados por los militares que trataron de plantar cara a los generales. El gran problema de los poderosos es que no pueden arrestar a una cara visible para sofocar la revuelta.

Muchos opinan que el conflicto puede acabar como en los años setenta, cuando en la Universidad de Thammasat se propició la matanza de uns estudiantes que pedían democracia, pero en aquella época no había redes sociales ni el rey era el mismo. Las protestas, igualmente, son cada vez más multitudinarias. Otros avisan de que puede haber un golpe de Estado contra el Ejecutivo que se hizo con el poder de la misma manera. Pero, para los estudiantes, el hecho de hablar directamente de la monarquía —en Tailandia, hay delito de lesa majestad, que encarcela con hasta 15 años a quienes critiquen la institución— lo ha cambiado todo.

Por eso, muchos manifestantes dicen que el cambio ha pasado de ser imposible a convertirse en inevitable. Si bien saben que igual tarda mucho, muchísimo, porque los que mandan no cederán. Y quizá deban esperar a que los jóvenes sean adultos y no exista la actual brecha generacional.


La cuestión es que no conviertan esto en una ejecución o encarcelamiento en masa. A los militares tailandeses no suele temblarles la mano para estas cosas. ¡Muchas gracias @Coti7495 por traer tan interesante editorial!
 

Andrew MacGregor Marshall: "Cualquiera que contradiga al rey de Tailandia corre un riesgo enorme"​


Némesis de Rama X, es una de las figuras que desde el exterior del país del sudeste asiático más está contribuyendo a poner luz sobre el día a día del controvertido monarca​


Foto: El rey de Tailandia. (EFE)
El rey de Tailandia. (EFE)

Por
Juanra López

06/02/2021 - 14:01 Actualizado: 06/02/2021 - 14:02


El periodista escocés es una de las voces más autorizadas del mundo para diseccionar la monarquía de Tailandia y una de las principales fuentes de la prensa internacional para acreditar los movimientos del rey Rama X, cuyo errático devenir ha situado al país del sudeste asiático en una situación inusual. Desde hace meses, miles de tailandeses están reclamando en las calles reformas a la monarquía y hacen frente a posibles penas de cárcel ya que criticar al monarca puede conllevar hasta 15 años de prisión, según aparece estipulado en una desproporcionada ley de lesa majestad. Ahora la pandemia ha impedido estas manifestaciones, también dirigidas contra el primer ministro Prayut Chan-ocha, para quien piden la dimisión, pero sus precursores se preparan para que vuelvan con más fuerza una vez las circunstancias sanitarias lo permitan.

Andrew MacGregor Marshall, que ha pagado un elevado precio profesional y personal por convertirse en el azote del controvertido rey, acaba de lanzar Secret Siam, una newsletter en la que informa en profundidad, gracias a sus numerosas fuentes, sobre la actualidad de un país que adora y que le permitirá burlar la férrea censura: "Tenía una website, pero ellos pueden bloquear los contenidos que allí se pueden leer, así que mi mejor manera de comunicarme ha sido Facebook y Twitter. Además de intentar rentabilizar mi trabajo, al que le pongo mucha dedicación, también es una manera de que los tailandeses que están dentro del país puedan leer estos contenidos, porque no pueden bloquear los correos".

PREGUNTA: Rama X no deja de generar titulares... El más insólito de los últimos meses es que habría dado estatus de segunda reina a su consorte Sineenat Wongvajirapakdi, a quien en su día retiró su confianza e incluso llegó a encarcelar. ¿No es una situación un tanto extraña?

RESPUESTA: Sí, es una situación muy rara, pero hay que dejar claro que no ha sido nombrada segunda reina todavía. Algunos tabloides en Alemania y el Reino Unido copiaron esta noticia, pero no es cierta. Creemos, sin embargo, que sí lo hará próximamente, aunque se creía que lo iba a hacer coincidir con el cumpleaños de ella, el 26 de enero. Sé, por mis fuentes, que mucha gente en la Casa Real se opone a ello. Son una famiia muy jerárquica, obsesionados por su posición. Si esto sucediera, bajarían de ranking todos los que van detrás del rey y la reina, y odian esa idea.

P: Otro escenario que podría derivarse de esa situación es que si tuvieran hijos, también pasarían a estar en la línea sucesoria, lo que complicaría aún más las cosas...

R: Podríamos estar hablando una hora sobre los problemas de sucesión en Tailandia. En realidad, la rivalidad entre la reina Suthida y la consorte no está relacionada con la sucesión, porque ninguna de las dos ha tenido ni va a tener, según me han dicho, hijos con el rey. Desde luego que si Sineenat se quedara embarazada supondría un gran cambio, pero no hay indicios de que eso vaya a pasar. Sin embargo, sí hay un enorme problema con la sucesión, porque no hay un sucesor obvio. Eliminó a cuatro de sus hijos y los envió a Estados Unidos. Su hija mayor no va a ser reina y su hijo con su tercera mujer parece tener algunos problemas de desarrollo, podría ser autista, aunque no lo sabemos con exactitud, así que cuesta creer que se pueda convertir en monarca. El actual rey está muy obsesionado por incrementar su poder, pero cuando muera, no hay nadie que pueda reemplazarle.
Andrew MacGregor Marshall. (Cortesía)
Andrew MacGregor Marshall. (Cortesía)
P: El Gobierno de Tailandia está recibiendo muchas críticas por cómo está gestionando la pandemia y, según parece, por tratar de poner el foco en los intereses del rey.

R: En 2020, lo hizo bastante bien para contener el virus, porque la gente lleva mascarillas y tiende a ser obediente. Incluso aunque mucha gente de Wuhan en China había visitado Tailandia a principios de año. Sin embargo, la vacuna se ha convertido en un gran problema en Tailandia, porque la mayoría de los países se han regido por dos variables, inocular lo antes posible y también lo más barato posible. En Tailandia han intentado glorificar la monarquía y han dado el único contrato para las vacunas a una empresa de la que es propietario el rey. Y ha sido un desastre, porque no van a producir ninguna vacuna antes de junio, como pronto. Los tailandeses esperan recibir suministros de Europa antes, pero, como sabes, hay problemas de desabastecimiento y controversia entre el Reino Unido y la Unión Europea, porque AstraZeneca está teniendo dificultades para producir suficientes dosis. Países del entorno como Bután o Nepal están vacunando y recibiendo las dosis desde la India. Así que la estrategia de vacunación para glorificar al rey ha sido un desastre y Tailandia va muy por detrás de los países de la región.

P: Después de años sin aplicarla, se está recurriendo a la ley de lesa majestad, con unas penas enormes solo por criticar al rey. ¿Crees que la comunidad internacional puede presionar para revertir esta situación?

R: Esperemos que sí. El ministro de Asuntos Exteriores dice constantemente que es algo normal que todos los países hacen, que hay que proteger al jefe de Estado, pero todos sabemos que esto no es cierto. Diversos países en Europa, incluyendo el vuestro, tienen una familia real y los periodistas pueden escribir sobre ellos abiertamente e investigarlos. Esta ley es algo que no tiene parangón con otros países, especialmente en una democracia. Durante algunos años dejó de utilizarse porque el rey consideraba que era una mala idea, pero después de lo que pasó el año pasado, está en shock, porque la monarquía tailandesa nunca había alcanzado este nivel de críticas en toda su historia. Así que decidió volver a utilizarla. Es un desastre, porque no va a contener las protestas silenciando a la gente. Lo único que va a conseguir es que se oigan más fuerte esas voces.
Foto: Rama X, en una imagen de archivo. (Getty)

Analizamos al controvertido rey de Tailandia con uno de los mayores expertos del mundo
Juanra López



P: Las largas estancias del rey en Alemania han llegado al Parlamento, donde el ministro de Asuntos Exteriores ha tenido que responder que, al ser un jefe de Estado, Rama X no necesita visado para entrar en el país.

R: Sí, es un desastre. Creo que realmente no quieren que el rey esté en Alemania, porque supone muchos problemas. Incluso antes de todas las controversias, debían tener a agentes federales siguiéndole por todas partes. Cuando tienes a un jefe de Estado en tu territorio tienes que hacerlo, garantizar su seguridad. Además de que es algo muy costoso, por lo que creo que los alemanes estarían encantados con que no volviera. En Alemania están muy comprometidos con el cumplimiento de la ley y admiten que es un ciudadano libre y que puede volver cuando quiera. Están atascados en esta posición.

Uno de los problemas es que hay periodistas como yo que hemos estado informando sobre los abusos de su régimen, pero es difícil encontrar pruebas concluyentes. Las autoridades alemanas no las tienen de que esté traficando con mujeres allí, incluso aunque sabemos que tenía un gran harén. Gente de Palacio se ha comunicado conmigo y me dicen que por qué no hablo con las autoridades alemanas, pero no puedo, porque mi familia en Tailandia podría ser llevada a los tribunales y encarcelada. Lo último que quieren las autoridades alemanas es tener a alguien odiado y que causa problemas en su territorio. Estuvo allí en octubre y no ha podido volver desde entonces. No se sabe cuándo regresará.
Rama X, en una imagen de archivo. (EFE)
Rama X, en una imagen de archivo. (EFE)
P: ¿Crees que el motivo por el que ha permanecido tanto tiempo en Tailandia, cuando prácticamente vivía en Alemania, es el nivel de protestas que se estaba alcanzando en el país?

R: Creo que está en Tailandia por diversas razones. La situación es tan crítica allí que se tiene que quedar, pero más específicamente porque se cree que podría haber un golpe militar en los próximos dos años. En Tailandia ahora mismo no se pueden plantear elecciones con el clima actual, pero tienen que ser de aquí a 2023, como máximo. Si hubiera un golpe de Estado y el rey se encontrara en Alemania, sería intolerable para ellos tenerle allí, dando sus bendiciones a este alzamiento. Así que creo que la razón fundamental por la que se queda en su país es que considera probable que este golpe se produzca y no puede salir hasta que lo haya aprobado.

P: ¿Crees entonces que la violencia acabará por llegar al país, más tarde o más temprano?

R: Probablemente, a corto o medio plazo habrá algún tipo de violencia o golpe de Estado. El rey no va a ceder y la gente ha demostrado que no se va a dejar intimidar. Nadie va a dar un paso atrás. Es obvio que a largo plazo la monarquía tendrá que reformarse, porque, aunque de alguna manera haya aterrorizado a la gente de Tailandia para que acepte su reinado, cuando él muera, no habrá nadie que continúe haciendo lo que él hace. Cualquiera que entienda el funcionamiento de una monarquía sabe que las que han sobrevivido en el siglo XX fue porque tuvieron que adaptarse y cambiar. Lo llamativo de la tailandesa es que están volviendo al pasado tratando de crear un sistema absolutista.

P: ¿No tiene el rey nadie alrededor que le contradiga o le aconseje adecuadamente?

R: Muchos de la aristocracia y la alta sociedad tailandesa pueden ver el desastre y querrían pararlo. Son conscientes de que si la monarquía hiciera algunas concesiones podría sobrevivir. El problema es que, como es notorio, el rey no quiere escuchar ningún tipo de consejo. Y si alguien le dice algo que no quiere escuchar, sabe que es muy peligroso hacerlo. Gente del círculo más íntimo de Palacio ha sido asesinada recientemente. Cualquiera que contradiga al rey corre un riesgo enorme.

P: ¿Será Rama X un rey que muera en su cama o la presión de la sociedad civil podría propiciar cambios antes de que llegue ese momento?

R: La sociedad ya se ha movido, y en 2020 vimos a la gente en las calles, burlándose de la monarquía, haciendo chistes sobre ella... Es algo que no se había producido en toda la historia de Tailandia. No sabemos si realmente acabará muriendo en su cama o lo feas que se pueden poner las cosas, así que no quiero hacer ningún tipo de predicciones. Creo que la situación es crítica. Cuanto más tiempo se mantenga en el poder, más difícil va a ser la supervivencia de la monarquía tailandesa. La mayoría de los monárquicos tailandeses odian al rey porque entienden que está destrozando la imagen de la institución.

 

Andrew MacGregor Marshall: "Cualquiera que contradiga al rey de Tailandia corre un riesgo enorme"​


Némesis de Rama X, es una de las figuras que desde el exterior del país del sudeste asiático más está contribuyendo a poner luz sobre el día a día del controvertido monarca​


Foto: El rey de Tailandia. (EFE)
El rey de Tailandia. (EFE)

Por
Juanra López

06/02/2021 - 14:01 Actualizado: 06/02/2021 - 14:02


El periodista escocés es una de las voces más autorizadas del mundo para diseccionar la monarquía deTailandia y una de las principales fuentes de la prensa internacional para acreditar los movimientos delrey Rama X, cuyo errático devenir ha situado al país del sudeste asiático en una situación inusual. Desde hace meses, miles de tailandeses están reclamando en las calles reformas a la monarquía y hacen frente a posibles penas de cárcel ya que criticar al monarca puede conllevar hasta 15 años de prisión, según aparece estipulado en una desproporcionada ley de lesa majestad. Ahora la pandemia ha impedido estas manifestaciones, también dirigidas contra el primer ministro Prayut Chan-ocha, para quien piden la dimisión, pero sus precursores se preparan para que vuelvan con más fuerza una vez las circunstancias sanitarias lo permitan.

Andrew MacGregor Marshall, que ha pagado un elevado precio profesional y personal por convertirse en el azote del controvertido rey, acaba de lanzar Secret Siam, una newsletter en la que informa en profundidad, gracias a sus numerosas fuentes, sobre la actualidad de un país que adora y que le permitirá burlar la férrea censura: "Tenía una website, pero ellos pueden bloquear los contenidos que allí se pueden leer, así que mi mejor manera de comunicarme ha sido Facebook y Twitter. Además de intentar rentabilizar mi trabajo, al que le pongo mucha dedicación, también es una manera de que los tailandeses que están dentro del país puedan leer estos contenidos, porque no pueden bloquear los correos".

PREGUNTA: Rama X no deja de generar titulares... El más insólito de los últimos meses es que habría dado estatus de segunda reina a su consorte Sineenat Wongvajirapakdi, a quien en su día retiró su confianza e incluso llegó a encarcelar. ¿No es una situación un tanto extraña?

RESPUESTA: Sí, es una situación muy rara, pero hay que dejar claro que no ha sido nombrada segunda reina todavía. Algunos tabloides en Alemania y el Reino Unido copiaron esta noticia, pero no es cierta. Creemos, sin embargo, que sí lo hará próximamente, aunque se creía que lo iba a hacer coincidir con el cumpleaños de ella, el 26 de enero. Sé, por mis fuentes, que mucha gente en la Casa Real se opone a ello. Son una famiia muy jerárquica, obsesionados por su posición. Si esto sucediera, bajarían de ranking todos los que van detrás del rey y la reina, y odian esa idea.

P: Otro escenario que podría derivarse de esa situación es que si tuvieran hijos, también pasarían a estar en la línea sucesoria, lo que complicaría aún más las cosas...

R: Podríamos estar hablando una hora sobre los problemas de sucesión en Tailandia. En realidad, la rivalidad entre la reina Suthida y la consorte no está relacionada con la sucesión, porque ninguna de las dos ha tenido ni va a tener, según me han dicho, hijos con el rey. Desde luego que si Sineenat se quedara embarazada supondría un gran cambio, pero no hay indicios de que eso vaya a pasar. Sin embargo, sí hay un enorme problema con la sucesión, porque no hay un sucesor obvio. Eliminó a cuatro de sus hijos y los envió a Estados Unidos. Su hija mayor no va a ser reina y su hijo con su tercera mujer parece tener algunos problemas de desarrollo, podría ser autista, aunque no lo sabemos con exactitud, así que cuesta creer que se pueda convertir en monarca. El actual rey está muy obsesionado por incrementar su poder, pero cuando muera, no hay nadie que pueda reemplazarle.
Andrew MacGregor Marshall. (Cortesía)
Andrew MacGregor Marshall. (Cortesía)
P: El Gobierno de Tailandia está recibiendo muchas críticas por cómo está gestionando la pandemia y, según parece, por tratar de poner el foco en los intereses del rey.

R: En 2020, lo hizo bastante bien para contener el virus, porque la gente lleva mascarillas y tiende a ser obediente. Incluso aunque mucha gente de Wuhan en China había visitado Tailandia a principios de año. Sin embargo, la vacuna se ha convertido en un gran problema en Tailandia, porque la mayoría de los países se han regido por dos variables, inocular lo antes posible y también lo más barato posible. En Tailandia han intentado glorificar la monarquía y han dado el único contrato para las vacunas a una empresa de la que es propietario el rey. Y ha sido un desastre, porque no van a producir ninguna vacuna antes de junio, como pronto. Los tailandeses esperan recibir suministros de Europa antes, pero, como sabes, hay problemas de desabastecimiento y controversia entre el Reino Unido y la Unión Europea, porque AstraZeneca está teniendo dificultades para producir suficientes dosis. Países del entorno como Bután o Nepal están vacunando y recibiendo las dosis desde la India. Así que la estrategia de vacunación para glorificar al rey ha sido un desastre y Tailandia va muy por detrás de los países de la región.

P: Después de años sin aplicarla, se está recurriendo a la ley de lesa majestad, con unas penas enormes solo por criticar al rey. ¿Crees que la comunidad internacional puede presionar para revertir esta situación?

R: Esperemos que sí. El ministro de Asuntos Exteriores dice constantemente que es algo normal que todos los países hacen, que hay que proteger al jefe de Estado, pero todos sabemos que esto no es cierto. Diversos países en Europa, incluyendo el vuestro, tienen una familia real y los periodistas pueden escribir sobre ellos abiertamente e investigarlos. Esta ley es algo que no tiene parangón con otros países, especialmente en una democracia. Durante algunos años dejó de utilizarse porque el rey consideraba que era una mala idea, pero después de lo que pasó el año pasado, está en shock, porque la monarquía tailandesa nunca había alcanzado este nivel de críticas en toda su historia. Así que decidió volver a utilizarla. Es un desastre, porque no va a contener las protestas silenciando a la gente. Lo único que va a conseguir es que se oigan más fuerte esas voces.
Foto: Rama X, en una imagen de archivo. (Getty)

Analizamos al controvertido rey de Tailandia con uno de los mayores expertos del mundo
Juanra López



P: Las largas estancias del rey en Alemania han llegado al Parlamento, donde el ministro de Asuntos Exteriores ha tenido que responder que, al ser un jefe de Estado, Rama X no necesita visado para entrar en el país.

R: Sí, es un desastre. Creo que realmente no quieren que el rey esté en Alemania, porque supone muchos problemas. Incluso antes de todas las controversias, debían tener a agentes federales siguiéndole por todas partes. Cuando tienes a un jefe de Estado en tu territorio tienes que hacerlo, garantizar su seguridad. Además de que es algo muy costoso, por lo que creo que los alemanes estarían encantados con que no volviera. En Alemania están muy comprometidos con el cumplimiento de la ley y admiten que es un ciudadano libre y que puede volver cuando quiera. Están atascados en esta posición.

Uno de los problemas es que hay periodistas como yo que hemos estado informando sobre los abusos de su régimen, pero es difícil encontrar pruebas concluyentes. Las autoridades alemanas no las tienen de que esté traficando con mujeres allí, incluso aunque sabemos que tenía un gran harén. Gente de Palacio se ha comunicado conmigo y me dicen que por qué no hablo con las autoridades alemanas, pero no puedo, porque mi familia en Tailandia podría ser llevada a los tribunales y encarcelada. Lo último que quieren las autoridades alemanas es tener a alguien odiado y que causa problemas en su territorio. Estuvo allí en octubre y no ha podido volver desde entonces. No se sabe cuándo regresará.
Rama X, en una imagen de archivo. (EFE)
Rama X, en una imagen de archivo. (EFE)
P: ¿Crees que el motivo por el que ha permanecido tanto tiempo en Tailandia, cuando prácticamente vivía en Alemania, es el nivel de protestas que se estaba alcanzando en el país?

R: Creo que está en Tailandia por diversas razones. La situación es tan crítica allí que se tiene que quedar, pero más específicamente porque se cree que podría haber un golpe militar en los próximos dos años. En Tailandia ahora mismo no se pueden plantear elecciones con el clima actual, pero tienen que ser de aquí a 2023, como máximo. Si hubiera un golpe de Estado y el rey se encontrara en Alemania, sería intolerable para ellos tenerle allí, dando sus bendiciones a este alzamiento. Así que creo que la razón fundamental por la que se queda en su país es que considera probable que este golpe se produzca y no puede salir hasta que lo haya aprobado.

P: ¿Crees entonces que la violencia acabará por llegar al país, más tarde o más temprano?

R: Probablemente, a corto o medio plazo habrá algún tipo de violencia o golpe de Estado. El rey no va a ceder y la gente ha demostrado que no se va a dejar intimidar. Nadie va a dar un paso atrás. Es obvio que a largo plazo la monarquía tendrá que reformarse, porque, aunque de alguna manera haya aterrorizado a la gente de Tailandia para que acepte su reinado, cuando él muera, no habrá nadie que continúe haciendo lo que él hace. Cualquiera que entienda el funcionamiento de una monarquía sabe que las que han sobrevivido en el siglo XX fue porque tuvieron que adaptarse y cambiar. Lo llamativo de la tailandesa es que están volviendo al pasado tratando de crear un sistema absolutista.

P: ¿No tiene el rey nadie alrededor que le contradiga o le aconseje adecuadamente?

R: Muchos de la aristocracia y la alta sociedad tailandesa pueden ver el desastre y querrían pararlo. Son conscientes de que si la monarquía hiciera algunas concesiones podría sobrevivir. El problema es que, como es notorio, el rey no quiere escuchar ningún tipo de consejo. Y si alguien le dice algo que no quiere escuchar, sabe que es muy peligroso hacerlo. Gente del círculo más íntimo de Palacio ha sido asesinada recientemente. Cualquiera que contradiga al rey corre un riesgo enorme.

P: ¿Será Rama X un rey que muera en su cama o la presión de la sociedad civil podría propiciar cambios antes de que llegue ese momento?

R: La sociedad ya se ha movido, y en 2020 vimos a la gente en las calles, burlándose de la monarquía, haciendo chistes sobre ella... Es algo que no se había producido en toda la historia de Tailandia. No sabemos si realmente acabará muriendo en su cama o lo feas que se pueden poner las cosas, así que no quiero hacer ningún tipo de predicciones. Creo que la situación es crítica. Cuanto más tiempo se mantenga en el poder, más difícil va a ser la supervivencia de la monarquía tailandesa. La mayoría de los monárquicos tailandeses odian al rey porque entienden que está destrozando la imagen de la institución.


¡Muchas gracias Coti! Me parece un tema muyy interesante.
 
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