Pelayo Díaz

Yo nunca le vi, pero una persona que vio en persona a Gala y a Pelayo dijo en Foro Vogue que Gala andará por el 1.66 y Pelayo quizá llegue al 1.70

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Old times...

No es muy alto para ser chico. Anda por el 170.
 
Yo lo veo muy mono de cara como decís, sin embargo me horrorizan los tatuajes que lleva por los brazos, así como diseminados, sin ninguna relación, parece la pizarra de una clase de párvulos llena garabatos. Supongo que para él tendrán algún significado pero que dan feísimos.

PD para evitar malentendidos: no soy hombre sino mujer heterosexual
 
La amistad de Pablo Alborán y Pelayo Díaz, en 'Cuore'

El cantante desmiente los rumores de idilio con el estilista

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JUEVES, 18 DE FEBRERO DEL 2016 - 13:01 CET

La revista 'Cuore', que este sábado se entrega con EL PERIÓDICO por un euro, ahonda en la amistad entre el cantante Pablo Alborán y el estilista Pelayo Díaz, que se han convertido en tan inseparables que corre el rumor de que son pareja, algo que ha desmentido el músico. El semanario muestra imágenes de la relación que mantienen ambos.



Portada de la revista 'Cuore'.

Fuente: http://www.elperiodico.com/es/noticias/gente-y-tv/pablo-alboran-pelayo-diaz-cuore-4907493

Pelayo Díaz «veta» a Pablo Alborán en sus entrevistas: http://www.abc.es/estilo/gente/abci...alboran-entrevistas-201602191439_noticia.html


El estilista de moda ha acudido al desfilde de apertura de la pasarela Cibeles de su gran amigo y ex pareja David Delfin

Esta misma semana, la revista 'Cuore', ahondaba en la amistad entre el cantante Pablo Alborán y el estilista Pelayo Díaz, que se han convertido en tan inseparables pese a los rumores en los que están inmersos de que podrían ser pareja, pero aunque el artista malagueño hizo una especie de desmentido diciendo en San Valentín «que a los solteros no es gusta ese día», la revista muestraba imágenes recientes de la relación que mantienen ambos.

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Por la misma razón, en la mañana de hoy el estilista ha sido el centro de los focos cuando ha acudido a la apertura del desfile de su ex pareja y amigo David Delfín a quien se ha referido con unas cariñosas palabras: «De David me gusta todo en general porque David es una de las personas más creativas de este país y toda visibilidad es poca. De todos modos, a mí no me gusta decir que venimos a apoyar porque yo creo que venimos porque nos gusta lo que hace y creemos en su producto y en su trabajo. Decir que venimos a apoyar suena un poco egocéntrico porque todos los que estamos aquí somos amigos, clientes y admiradores. La gente que diga que viene a apoyar no es amiga de David», dice Pelayo. Sin embargo, su gesto ha cambiado por completo cuando un grupo de periodistas aprovechando la cercanía del profesional de la moda han querido preguntarle sobre la noticia de estas semanas y su supesta amistad especial con el cantante Pablo Alborán. «No se me puede preguntar por ese tema», añadía Pelayo Díaz quien arropado por su representante se marchaba molesto al instante.
 
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Pelayo: el Príncipe de Asturias vuelve al reino de Delfín

Convertido en estrella televisiva, ¿quién es el controvertido «influencer» que, tras el desamor, abre la puerta a la amistad con David Delfín?

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El diseñador David Delfín junto a Pelayo Díaz. Abajo, la portada de «Indomable», el libro de fotos del joven estilista

De Pelayo Díaz se ha escrito mucho, quizá demasiado. Para algunos su historia comenzó cuando se confirmó su relación con el diseñador David Delfín, del que fue pareja durante unos años, pero la verdad es que él ya era conocido antes. Quizá no por todo el mundo, pero para la generación que puso de moda las redes sociales, aquellos que tuvieron su primer contacto con la red de redes a través de plataformas como Fotolog o Myspace, Pelayo era, si no un icono, al menos sí un tema de conversación recurrente. Su presencia ayer en el desfile de David Delfín era una de las más esperadas. Muy bien flanqueado por su íntima amiga, la actriz Hiba Abouk, el actor Pepón Nieto y la galerista Soledad Lorenzo, el actual colaborador de Telecinco reconocía que mantiene una muy buena relación con el diseñador, del que afirmaba que «pocos ven la moda como la ve él».

Mucho ha cambiado aquel chico que creó Kate Loves Me, su popular blog, como una manera de expresarse. Este joven de Oviedo, que junto con Gala González (a.k.a. Amlul) o Gerard Estadella (a.k.a. Icanteachyouhowtodoit) puso cara a la nueva España del 2.0, se ha convertido en una estrella mediática que ha conseguido despedir el año en televisión junto a sus compañeras de «Cámbiame». Y no sólo eso: 120.000 seguidores en Twitter y 720.000 en Instagram le acreditan como toda una estrella de internet. No es para menos si tenemos en cuenta que el fenómeno Prince Pelayo nació y creció en ella. Esto explica por qué llegó a ser considerado por «The Times Magazine» como uno de los 40 blogueros más influyentes del mundo (un dato que nos recuerda él mismo en la presentación de su blog).

Pero no hace falta recurrir a grandes cabeceras del periodismo para situar a Pelayo en su sitio. Antes que David Delfín, los canadienses Dsquared2 cayeron seducidos por el poder de este mancebo eterno con nombre de rey astur. Sus fotos en Cannes daban buena cuenta del interés que suscitaba Pelayo antes de llegar a España de la mano del diseñador malagueño.

Estancia en Londres

Porque ésa es otra. Si alguno piensa que Pelayo es Pelayo gracias a la influencia delfiniana ya puede ir quitándose eso de la cabeza. Seis años se pasó el estilista de Telecinco en Londres antes de que el amor le hiciera mudarse a Madrid. Allí estudió, en Central Saint Martins (la escuela de diseño más prestigiosa del mundo), su título de Diseño de Moda y Marketing y asentó (trabajando para Alexander McQueen y Giles Deacon) lo que luego sería su verdadero gran pelotazo: ¿quién puede presumir de haber vestido a Rihanna? Un anillo perdido en Nueva York hizo que acabara creando una prenda que dio la vuelta al mundo a través del videoclip de «Hard».

Sus otras incursiones en el diseño vinieron, esta vez sí, de la mano de David Delfín. Él se encargó de diseñar durante varias temporadas los complementos de los desfiles que mostraba su novio. Y aquí llegaron las pesadillas para el joven Pelayo. Su ternura es proporcional a su fuerte carácter, lo que le hizo tener algún que otro desencuentro con la Prensa (sobre todo, del corazón), que le puso directamente en la picota. Y no es cuestión de dar o quitar razones a unos o a otros, pero hay que reconocer que al final aquello se convirtió en una relación viciada que terminó, más o menos, cuando el corazón partío de este «it boy» español emigró (por amor) a París.

La Ciudad de la Luz parece que alivió las cuitas del «influencer», en lo que contribuyó una nueva relación, en este caso con Nicolas Ghesquière, flamante fichaje de Bernard Arnault para dirigir la emblemática Louis Vuitton. Pero la «vie en rose» duró poco tras un año de viajes por todo el mundo y algún que otro encargo para Pelayo (tuvo su papel en las redes sociales de la marca).

Volver a casa no estuvo tan mal. La televisión le abrió las puertas con un programa que buscaba rescatar el mediodía de Telecinco, una franja donde la cadena pinchaba, y el experimento de «Cámbiame» salió mejor de lo esperado (aunque fracasó la apuesta de «prime time»). Incluso volvimos a verle con David Delfín, esta vez ya como amigos y apostando por él para despedir el año en la «cadena amiga».

Ahora, además, publica libro. Este jueves en su cuenta de Instagram nos adelantaba la portada de «Indomable», una recopilación de sus fotos, desde el Fotolog hasta nuestros días. El rey de internet se pasa al papel. Ha debido pensar que, puestos a escribir, mejor escribe (o publica) él.


Fuente: http://www.larazon.es/lifestyle/gen...asturias-vuelve-al-reino-de-delfin-EA11993465
 
Hoy se celebró el desfile de Louis Vuitton y Pelayo ni siquiera fue invitado. Su amiga Alba Galocha tampoco desfiló. Pelayo ya no hace propaganda de Louis Vuitton en su Instagram. En las temporadas anteriores solía decir que el desfile de Ghesquière era el mejor de París. Ya no. Algo pasó entre ellos. Acabaron mal.
 
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"Creo que la gente que grita que me odia en realidad me ama"


Pelayo Díaz ha pasado de celebridad de blogosfera a celebridad absoluta. De repente, su vida interesa y ocupa portadas. Nos hemos sentado con él para preguntarle cómo se vive ese proceso.

Por IANKO LÓPEZ

14 de marzo de 2016

Podríamos decir que Pelayo Díaz es producto y agente paradigmático de la sociedad contemporánea. Podríamos decir que pocos representan mejor un panorama donde el espectáculo y la exposición de la vida privada se han convertido en un marco cotidiano de actuación. Y también podríamos decir que en él convergen los deseos y las frustraciones de esos cientos de miles de personas que siguen sus pasos en las redes sociales. Pero, oigan, tomándose un té rojo en el patio del Museo del Romanticismo es sólo un chico de Asturias con grandes ojos redondos que trata de ser feliz haciendo lo que le gusta, y cuyo discurso triunfalista debería despertar más ternura que otra cosa.

He oído que vas a sacar un libro, que además has tenido el valor de llamarIndomable. ¿Qué me puedes contar de eso?
Tengo editor, pero todavía hay mucho por definir. No ha ido a imprenta aún. El título proviene de una conversación con mi amiga Melania Pan, que me dijo eso, que yo soy indomable, y así se quedó. No es para adictos a la literatura compleja y elaborada, sino que pretende reflejar mi mundo, qué he hecho y cómo he llegado donde estoy. Trata sobre el Pelayo pre-Cámbiame, que no mucha gente conoce. La primera página es una frase de Andy Warhol que dice: “Yo no leo. Sólo miro las fotos”.

¿Y tú lees?
Sí, yo leo. Me encantan Amélie Nothomb y Oscar Wilde. Y Félix Sabroso, por decir también alguien español.

Hablabas de lo que haces y de llegar donde estás. ¿Te gusta lo que haces? ¿Y dónde estás?
Sí. Hoy justo pensaba en esta entrevista y en lo que me ibas a preguntar, e imaginé que me preguntarías cómo es lograr el éxito a través de un blog. Porque todo lo que he logrado es a través de ese blog. Creo que el éxito no es lograr nada material ni dinero, sino ser feliz. Y sí, tengo éxito porque soy feliz con los amigos que tengo, por estar sano y contento.

¿No te falta nada, entonces?
Un ático con vistas a Madrid. Pero estamos en camino.

Entonces, ¿a qué dirías que te dedicas realmente? ¿Eres bloguero? ¿Presentador de TV?
Ahora digo que estilista. También sigo escribiendo mi blog, y sigo haciendo proyectos de fotografía, y consulting, estrategia online… Como es difícil definir todo eso con una sola palabra, antes decía blogger, pero ahora digo estilista. Y con eso que cada uno entienda lo que quiera.

Pues hubo un tiempo en que fuiste diseñador de moda, para lo que te formaste en la prestigiosa escuela Central Saint Martins en Londres. ¿No echas de menos esos tiempos?
No, pero sí los recuerdo con alegría. Como sé que los disfruté a tope, no cabe la nostalgia. La nostalgia es para los débiles, la tienes porque no estás feliz en el presente. Y yo sí lo estoy. Algún día no lo estaré, porque añoraré la juventud o los trabajos o lo que sea, pero por ahora no me suelo permitir la nostalgia. (Medita un segundo). Aunque no siempre lo consigo.

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© Matías Uris
Alguna vez dijiste algo así como que en esos tiempos de estudiante en lugar de trabajar en tus proyectos de la carrera aprovechabas el tiempo yendo a fiestas, alternando con Dean y Dan Catel de DSquared2 y así.
Sí. El primer día de clase, la directora de entonces, Louise Wilson, nos dijo: “Enhorabuena. Ya lo habéis conseguido”. El mérito no era graduarse, sino ya ser aceptado. Descubrí que era importante vivir la universidad no sólo dentro de las aulas, sino las puertas que abría y me sigue abriendo. En Londres era ser la elite, ir a fiestas, etcétera. Más que como una llave, eso me sirvió como una máscara para tener más confianza en mí mismo. Por ejemplo, una vez me encontré con John Galliano en una tienda y me presenté y dije: “Soy Pelayo. Estudio en Saint Martins también”. A Dan y Dean los conocí en una fiesta, y fueron de los primeros diseñadores que confiaron en mí como blogger. Hoy seguimos siendo amigos.

Y de alguna manera, ¿te ha decepcionado la moda?
Nunca. Me han decepcionado las personas. Pero muy pocas. La moda sólo me ha dado alegrías. Es lo más cerca de soñar que puedes estar, más que con ninguna otra profesión.

"YO HE ESTADO DEMASIADO OCUPADO VIVIÉNDOLO Y DISFRUTÁNDOLO. ¿CUÁNTO TE PUEDE IMPORTAR ESE TIPO DE COMENTARIOS CUANDO LOS LEES DESDE UN YATE DE 75 METROS?"

¿Y qué personas te han decepcionado, entonces?
Amigos. Bueno, gente que pensaba que eran amigos. Y que se dedican al mundo de la moda porque están vacíos. Nadie importante. Si no, te diría quiénes son.

Debo admitir que siempre me ha intrigado mucho tu caso por el volumen e intensidad de amores y odios que despiertas. ¿A qué crees que se debe esto?
Lo primero, eso es algo que me halaga. Lo que más me horrorizaría es dejar indiferente. Sé que soy bastante fuerte, que hablo cuando debería callar y visto de un modo fuera de lo común, que puedo resultar a primera vista algo voceras… Y estoy en ello, tratando de mejorar. Eso tiene que ver con que he sido libre, porque mis padres me dejaron ser como soy. No en el sentido de ser un niño mimado, sino de dejarme ser creativo y hacer lo que me gustaba, aunque no supiera qué me gustaba. Experimentaba y trataba de hacer cosas que me interesaban para definirme. Quizá es que la gente ha sido más rígida que yo.

Entonces, ¿consideras que molesta la libertad ajena?
A los que no la tienen sí. Yo intento relacionarme con gente libre, con gente que no te cuestiona o no te hace sentir mal. Porque hay gente que tiene capacidad de hacerte sentir incómodo.

¿Eso te ha pasado? ¿Hay quienes te han menospreciado?
Muchas veces. Pero en esos casos yo me crezco siempre.

Algo que te han llamado recurrentemente es “trepa”. ¿A qué crees que se refieren con esto?
Así es. Lo primero, que esos no me conocen. Lo segundo, he tenido la suerte de relacionarme con gente inaccesible, que me ha elegido para pasar tiempo con ellos, y es difícil ser elegido en esta vida. Cuando alguien te elige para acompañarlo en un viaje, un trabajo, o en la vida, hay gente que aprieta los dientes por no ser ellos los elegidos. Y además en España se tiene la ambición como algo negativo, cuando es positivo. No me interesa la gente sin ambición, que se deja llevar por la corriente como un pez muerto. De niño me preguntaban qué deseo quería y yo respondía que tres deseos más, o sea que fíjate. Pero nadie te regala nada. Si algo me enseñó David Delfín es la importancia de ser elegido. Y, curiosamente, ahora en mi trabajo enCámbiame tengo que ser elegido entre tres personas.

Sobre esto del trepa, ¿has leído Rojo y negro de Stendhal? El personaje principal, Julien Sorel, me recuerda un poco a ti en eso…
Pues no. Pero mira, qué interesante, lo voy a leer [anota la referencia en su agenda].

Y ya que estamos en esto, ¿te gusta el arte? ¿Qué artistas te interesan?
Mis favoritos son Calder y Miró. También los surrealistas, Dalí o Frida. De contemporáneos, Damien Hirst. Y Jenny Holzer, Daniele Buetti, Louise Bourgeois. En ella me inspiré para mi colección de fin de carrera. Es imposible vivir sin arte. Hasta la gente a la que no le gusta el arte no se da cuenta hasta qué punto está influenciada por él. Yo estuve en ARCO. Y quiero ir a ver la exposición de Calder en Londres. [Performing sculpture, en la Tate Modern].

¿Las redes sociales son para ti una herramienta de promoción, o un medio para subir el ego? Porque eso de subir una foto a IG y tener como 2.000 “likes” en 10 segundos debe ser bastante tremendo.
Para mí son un trabajo en sí mismas. Lo que sí empecé hace diez años como algo relacionado con el ego fue mi blog, que luego se convirtió en un trabajo, como después lo han sido las redes sociales. ¿Que acarician el ego? Pues sí, puede pasar. Pero todo lo que yo subo está medido y pensado. Bueno, casi todo. Hay pocas excepciones. Soy consciente de su relevancia: hay personas importantes que siguen mi blog, personas a las que yo admiro, así que debo tener cuidado con lo que pongo.

¿Ah, sí? ¿Me puedes decir quiénes son esas personas?
Prefiero no. Pero seguro que te lo puedes imaginar.

Te diré que yo me enteré de tu existencia a través de las redes, pero no por las tuyas sino las de tus “haters”, que son muy activos. Me dejaba perplejo esa sobrerreacción. Yo siempre pensaba: “a qué viene tanto ruido, si sólo parece un chico que trata de ganarse la vida”.
Es que el odio es algo tan poderoso y pasional que yo creo que hay algo de amor ahí. Creo que la gente que grita que me odia en realidad me ama. Y lo que dices demuestra que esos que me odian me hacen una propaganda maravillosa. Yo he tenido hasta parejas que me han conocido a través de gente a la que yo no le gustaba.

Hablando de parejas. En un sentido u otro, se te ha valorado en función de las relaciones que has tenido o te han atribuido. Cuando eso le ocurre a una mujer, por supuesto lo consideramos machista. Pero, ¿y si le ocurre a un hombre, como es tu caso?
Mira. Yo he estado demasiado ocupado viviéndolo y disfrutándolo. ¿Cuánto te puede importar ese tipo de comentarios cuando los lees desde un yate de 75 metros? También te digo: a una persona que publicó algo así, que es fotógrafo, le acabo de ganar un juicio. Por llamarme, entre otras cosas, “trepa”.

Y tú, ¿haces tu poquito de autocrítica? ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo mal?
Sí. Me gusta hacer autocrítica antes de dormir. Suena a tópico, pero es verdad. Es bueno acostarte sintiendo que eres una buena persona. Y la última cosa que he hecho mal es malinterpretar una crítica, no habérmela tomado bien.

¿No fue un poco fuerte aquella vez que posaste en el monumento a las víctimas judías del Holocausto con un bolso rosa de Céline?
Creo que debo explicar eso. Fue por un viaje de tres días que hice que hice a Berlín con Hugo Boss, uno de los clientes de moda que tengo desde que empecé mi carrera. Nos dieron un tour por la ciudad. Me hicieron fotos en muchos lugares, entre ellos ese monumento que está hecho para que la gente transite por él. Si tuviera un blog de literatura habría escrito en términos literarios sobre las sensaciones que el monumento me produjo. Pero yo tengo un blog de moda, y lo hice en otros términos. No era un contenido esponsorizado, yo daba las marcas sólo para informar de qué es lo que llevaba puesto. Y esa noticia la vio mucha gente que yo adoro, así que no hay mal que por bien no venga. Por cierto, que en aplicaciones para ligar he visto fotos hechas allí mismo por hombres que salen sin camiseta. Eso sí que me parece fuerte.

¿Hubo gente que se alegró cuando tuvo que suspenderse aquella master class para aspirantes a influencers que ofrecías?
Seguramente. Pero tras eso hubo una marca de comida española que me contrató para dar otra master class, y por la que cobré más aún.

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© Matías Uris
¿Esa marca no es Rodilla? ¿Cómo se siente uno pasando del yate de 75 metros a Rodilla?
Bueno, eso nace de mi interés por hacer cosas distintas, por no estar cruzado de brazos. Aquello fue una publicidad inmensa para mí, y las marcas se dieron cuenta del tirón que tengo. Y lo de dar la clase en Rodilla es muy Andy Warhol. Cuando me han dicho “¿En serio, Rodilla?” yo he respondido: "¡Pues sí, Rodilla! ¿Quién es ahora el elitista?". A mí me pareció tan pop cuando me lo propusieron. Para nada digo “no, yo solo hago lujo”. Para mí el lujo es tenerlo todo a tu alcance. No hay por qué elegir.

Un poco como “yo a las cabañas bajé, yo a los palacios subí”, de Zorrilla.
Es que no hay un “no”. Hay un “por cuánto”.

Hablando de pop y de Warhol, está esa profecía según la cual todos tendríamos derecho a nuestros quince minutos de fama. ¿Tú luchas cada día por seguir estirando ese cuarto de hora al que supuestamente tenías derecho?
No. Me encanta Andy Warhol, pero tampoco comparto todo lo que dijo. No sé si eso ocurrirá, lo de los quince minutos para todos. Aunque ahora es más fácil con las redes sociales. Pero yo no vivo pensando en mantener mi nivel de fama, porque entonces no viviría. Yo tengo fama porque me dedico a vivir, y no al revés.

La fama tiene contrapartidas. Pienso en algunas portadas de prensa algo ambiguas que te vinculaban con el cantante Pablo Alborán. Ya sabes, en ese plan se hablaba de que si sois amigos “inseparables”, insinuando otra cosa…
La movida de hablar de la vida personal es que si confirmas o desmientes una vez tienes que hacerlo siempre. Desde que salgo en televisión y soy por ello una figura pública asumo esa responsabilidad, pero la gente debe respetar que yo tenga vida privada. Uno no pertenece a la prensa. Yo respeto el trabajo de ellos, pero ellos también deben entender que en el momento en que les intereso a ellos no estoy trabajando y no tengo que explicar a nadie de quién soy amigo o pareja. A quien le interesa se lo diré yo personalmente sin preguntármelo.

Pero el caso es que en las redes sociales aireas aspectos de tu vida privada, siguiendo una tendencia contemporánea muy extendida.
En las redes tengo una exposición controlada. Yo pienso que el hecho de tener Instagram es algo muy generoso. A mí me encanta poder seguir los momentos privados de otras personas. Y también me gusta compartir, y vivo con naturalidad si por ejemplo voy a cenar y lo comparto en redes. Pero también hay cosas que no comparto porque no quiero que se sepan. Como todos.

También, cuando se ha hablado de algunas de tus supuestas relaciones sentimentales, he leído cosas que revelan una forma soterrada de homofobia residual. Porque algunos de esos comentarios provenían de homosexuales. ¿De pronto resulta que hay camino que recorrer cuando creíamos que no?
Yo eso no lo he visto. No creo que la gente tenga un problema con la orientación sexual de otros. Nosotros en Cámbiame sí ayudamos a gente que sufre bullying por ese motivo…

No es eso a lo que me refería, pero bueno, entonces de algún modo algo queda, ¿no?
En otros lugares sí, pero no en Madrid. Y que Dios ayude a quien haga ante mí un comentario homófobo o racista. Porque va a tener miedo de verdad, ya que eso es lo que significa la palabra “fobia”. De todas formas, la palabra homofobia está mal: si tienes homofobia no es que tengas miedo a los gays, es que eres tonto.

¿Qué planes tienes para el futuro?
Profesionalmente me encantaría dedicarme a la televisión. He descubierto que es el medio que me hace feliz y que hace levantarme cada mañana super ilusionado porque no sé qué va a pasar. Me gustaría formarme más, dar clases de voz y dicción para ser mejor profesional. En el programa, a veces hasta me vuelvo guionista y empiezo a proponer cosas.

¿Y te las aceptan?
Hay veces que sí. Dicen: “¡Ay, ya está el guionista!” (ríe). Me gustaría llegar a ser presentador algún día. Y al decirte esto me doy cuenta de lo que a lo largo del tiempo cambia lo que uno espera de sí mismo. Yo entré en Saint Martins para ser diseñador, pero eso me llevó a ser pionero con mi blog, y por el blog me descubrieron para la televisión. Y quizá con la televisión descubra otra pasión y me embarque de lleno en ella.

¿Es entonces la pasión lo que te mueve?
Sí. Hay que tener pasión, ilusión, ganas de comerse el mundo. Hay que tener ganas de hacer algo grande y aspirar alto, porque para bajar ya hay tiempo.

Hablando de algo grande. ¿Cuánto hace que no te comes un cachopo?
¡Jo! ¡Mucho! Tengo intolerancia al gluten, o sea que lo que más me gustaba del mundo ya no puedo comerlo. Así que desde… (piensa) Desde el verano.

¿Algún otro mensaje que te gustaría dar en esta entrevista?
Simplemente me gustaría transmitir el mensaje de que si luchas por algo, algo que de verdad es tu sueño, lo acabas alcanzando de manera más fácil o más difícil. El éxito es hacer lo que uno quiere, siendo buena persona y sin que importe lo que digan los demás.

Fuente: http://www.revistavanityfair.es/cel...la-gente-que-me-odia-en-realidad-me-ama/22026
 
Hablando de parejas. En un sentido u otro, se te ha valorado en función de las relaciones que has tenido o te han atribuido. Cuando eso le ocurre a una mujer, por supuesto lo consideramos machista. Pero, ¿y si le ocurre a un hombre, como es tu caso?
Mira. Yo he estado demasiado ocupado viviéndolo y disfrutándolo. ¿Cuánto te puede importar ese tipo de comentarios cuando los lees desde un yate de 75 metros? También te digo: a una persona que publicó algo así, que es fotógrafo, le acabo de ganar un juicio. Por llamarme, entre otras cosas, “trepa”.


Solo por llamarle "trepa" ya ha demandado a un fotógrafo... Supongo que Pelayo no leerá Cotilleando...
 
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