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Las cosas entre ellos son así y pues la realidad es que los joyenes son carísmos pero no te alcanzan para alimentar a toda esa gente de los comedores sociales de por vida; los royals aportan más haciendo lo que saben hacer y además gran parte de esa riqueza es patrimonio del Reino Unido
No se trata de si las joyas son suyas o no - muchas sí -, o si darían de comer a la gente - pero una familia tendría la vida solucionada durante muchos meses o años con lo que valen - sino de la "decencia" y "moralidad" de ostentar tales cosas ante un pueblo que lo pasa fatal. Y la Reina es una de las mujeres más ricas del mundo (a título personal) y claro que podría hacer grandes cosas en favor del pueblo, pero, claro, en ese caso, estaría ofendiendo a los políticos que imponen al pueblo los brutales recortes y a la oligarquía dueña de la riqueza que sigue enriqueciéndose, y no, que al fin y al cabo, la monarquía se apoya en dicha oligarquía, el pueblo solo tiene el "deber" de pagarla, esté como esté.
La ostentación, incluso cuando el poder del Rey era de origen divino, como en la Francia del siglo XVIII, provocó el odio del pueblo llano, que pasaba penurias por los impuestos que les gravaban, lo que unido a la misma ostentación de la nobleza y clero que no pagaban impuestos enervó a la burguesia comercial y propietaria de capitales y tierras, que sí tenía que pagar impuestos, creó una bomba de relojería que estalló en 1789, cuando el rey no se atrevió a imponer impuestos a los privilegiados para solucionar la bancarrota del Estado mientras en Versalles el lujo era moralmente indecente.
Actualmente, la situación social sigue sin ser tan extrema si comparamos la miseria de entonces, porque al menos hay servicios sociales, pero también es cierto que tras haber propugnado una sociedad de consumo basada en el Estado de Bienestar, el desmantelamiento de éste está propugnando un sentimiento de injusticia muy justificado, porque en una sociedad aparentemente rica, se están pasando penurias. Si las cosas siguen empeorando, cada vez se evidenciará más el contraste entre ricos y pobres, en una democracia, -no en un régimen religioso como el del Antiguo Régimen, que defendía que las cosas eran así por voluntad divina, y aún así, el tema ya no coló cuando el contraste y la injusticia del privilegio se hicieron insostenibles -, y que los royals sigan en su planeta de lujo y ostentación, a la larga, no hacen más que poner el riesgo de la continuidad de la institución en el futuro.
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