ARQUITECTURA

La arquitectura no tiene que hacerlo todo, la naturaleza puede ayudar
El arquitecto Ray Kappe, recientemente fallecido, firmó cientos de viviendas con las que estableció otra relación con el entorno. Su casa de 1967 está considerada la apoteosis de la vivienda californiana



ANATXU ZABALBEASCOA

7 ENE 2020


Casa de Ray y Shelly Kappe.


Casa de Ray y Shelly Kappe. RAY KAPPE



Ray Kappe (Minneapolis, 1927-Los Ángeles, 2019) firmó una arquitectura que deshace la oposición entre el interior y el exterior de la vivienda. No solo porque mira hacia fuera sino, sobre todo, porque permite que el exterior, la naturaleza, forme parte de la arquitectura. Utilizar la vegetación como una capa arquitectónica es la clave de la calidez de las más de 200 casas prefabricadas y bastante económicas que Kappe levantó en el sur de California.


Por eso sus casas a medida —erigidas con componentes prefabricados— son a la vez estándar y extraordinarias. De bajo coste y mucha imaginación, vemos en ellas una arquitectura que entiende la naturaleza del lugar —no solo su cultura y su tradición— y que interpreta la vanguardia artística desde la realidad —social y cultural— local. Es eso, sumado a la idea de abrirse a la luz y cerrarse al sol, lo que ha hecho que su arquitectura represente una ética —de enorme estética— y unos valores sociales que sitúan el respeto y la búsqueda del confort como principal objetivo.



La arquitectura no tiene que hacerlo todo, la naturaleza puede ayudar




Kappe, y su esposa Shelly —también arquitecta y fundamentalmente dedicada a enseñar historia de la arquitectura— construyeron su casa en una colina de Pacific Palisades, cerca de la que el matrimonio Eames había levantado, en apenas 10 días, en 1949. El solar de los Kappe estaba ubicado en una pendiente y por él discurrían riachuelos. Les costó 17.000 dólares (15.200 euros) porque había sido catalogado como no apto para la construcción. Pero fueron esos canales de agua los que llevaron al arquitecto a descansar su vivienda sobre seis grandes zapatas de hormigón y a dejar que el agua siguiera corriendo. La vegetación que protege la vivienda y la separa de la calle se benefició de esa decisión. Celosías, porches y pasos intermedios conviven con una sección que permite a los habitantes distanciarse sin aislarse. El resultado es una mezcla entre lo natural y lo construido, y una integración sin precedentes de la arquitectura y el lugar. “Mi casa tiene poco misterio. Se trata, únicamente, de ir entrando poco a poco. Primero te acoge, luego te conduce y al final —en la gran sala común— te sorprende”. Dijo Kappe. “Nada nuevo. Ya lo hizo Frank Lloyd Wright con la compresión-descompresión que pregonaba. Te recibe con el espacio justo para acogerte y luego te sorprende para agasajarte”.



La arquitectura no tiene que hacerlo todo, la naturaleza puede ayudar



Kappe, que montó junto a su esposa Shelly y a otros proyectistas como Thom Mayne el Southern California Institute of Architecture (SCI-Arc), aconsejaba a sus alumnos que no se cansaran de experimentar, inventar y cuestionar el status quo. Él lo hizo toda su vida. Y no para revolucionar las cosas. Lo hizo para vivir y construir de la manera más lógica y comprometida posible. Así, cuatro años después de terminar su vivienda —una casa que hoy apenas se ve tras la vegetación y que es fácil ubicar fuera del tiempo— abandonó la Universidad Politécnica estatal de Pomona, en California. En realidad fue expulsado por fomentar la libertad de pensamiento —en lugar de la obediencia a unos principios— entre los alumnos. Cuando se fue, seis profesores lo siguieron para fundar un ese nuevo centro progresista donde daría clase buena parte de su vida. Hoy, con más de 3.000 estudiantes, el Southern California Institute of Architecture (SCI-Arc) está considerado un modelo de aprendizaje que fomenta la creatividad y el diálogo, en lugar de defender una escuela formal o una única manera de hacer las cosas. En 1996, la casa de los Kappe fue declarada bien de interés cultural.

La cultura y lo social eran las principales preocupaciones de Kappe. En la primera entraba la relación con la naturaleza y en la segunda el acceso a la primera. En las más de 200 viviendas que construyó a lo largo de su vida, la industria y la naturaleza se dan la mano. También la preocupación por limitar el consumo energético y la proyección a favor y no en contra de un clima. En el obituario que le dedicó Los Ángeles Times citaban una entrevista del propio periódico en la que Kappe decía lacónico y preciso: “Diseño desde dentro”. Era eso. Desde su oficina se podía ver el salón de su casa. ¿El truco? Un Raumplan que buscaba conectar sin unir y separar sin distanciar. “La arquitectura no tiene porque hacerlo todo. La naturaleza puede ayudar”.

 
Arquitectura: la fiesta sostenible
La meta del consumo energético casi nulo de los edificios aún está lejos


Mosaico griego trasladado del estadio olímpico de Tokio de 1964 al de 2020.


Mosaico griego trasladado del estadio olímpico de Tokio de 1964 al de 2020. B. MEHRI (AFP)


ANATXU ZABALBEASCOA
Madrid
4 ENE 2020



Para 2020 estaba prevista la meta del consumo energético casi nulo en la construcción y mantenimiento de edificios. A pesar de esperanzadoras salvedades, como la demanda de ese tipo de inmuebles, el objetivo se antoja todavía más como una salida que como una meta. Eso sí, Dubái acogerá una Exposición Universal sobre sostenibilidad y el Estadio Olímpico de Tokio 2020 está tapizado con plantas y árboles Que se celebre la sostenibilidad sin acercarnos a ella ¿es un paso adelante o un retroceso?


Tan cierto es que todos los pasos son necesarios como que la urgencia apremia a transformaciones más radicales que reduzcan el consumo energético y cuestionen el despilfarro como motor económico. Así, es verdad que Dubái ha puesto como condición que las 180 naciones que construyen sus pabellones en el desierto (el de España es una plaza cubierta por volúmenes cónicos ideada por Amann-Cánovas y Maruri para rebajar el calor) empleen un 90% de material reciclado. También ha asegurado que el 50% del gasto energético de la Exposición Universal que se inaugurará en octubre provendrá de fuentes renovables. Sin embargo, la propia Expo es un modelo comercial basado en el espectáculo y la temporalidad, dos cuestiones que, ligadas a la arquitectura, tienen consecuencias dramáticas para el planeta.


También las olimpiadas en Tokio están teñidas de ambigüedad. De un lado, el estadio diseñado por Kengo Kuma respira, y no solo visualmente. Respeta al parque que lo rodea y al estadio olímpico vecino que Kenzo Tange firmó en 1964. Fueron Kuma y Toyo Ito quienes protestaron ante la huella que aventuraron iba a dejar el proyecto de Zaha Hadid –que ganó el concurso en 2012 para levantar ese estadio–. Para enero de 2016, dos meses antes de morir, la arquitecta anglo-iraquí había acusado al gobierno de plagio. Más allá de perpetuar la leyenda de una arquitecta capaz de ganar concursos que no le dejaron construir, el cambio obedeció –según la revista Dezeen– a recortes en el coste del proyecto de Hadid. La pregunta, en ese caso, sería: ¿Qué lo llevó a ganar el concurso? O, ¿qué responsabilidad asumen quienes juzgan las propuestas? Un mundo más sostenible no puede permanecer opaco ante concursos que presumen de juego limpio.



Rascacielos del número 432 de Park Avenue, en Nueva York.


Rascacielos del número 432 de Park Avenue, en Nueva York.



Para 2030, Saudi Vision ha anunciado la transformación de su país para reducir la dependencia del petróleo. Y, a no ser que Calatrava culmine antes la Dubai Creek Tower, que alcanzará los 1.300 metros, para finales de 2020 la Torre Jeddah, de Adrian Smith, se convertirá en el edificio más alto del mundo: 1.000 metros de altura para contemplar el desierto. La carrera por las alturas se desplazó hace tiempo al lugar donde se tiene más obsesión con llegar alto. La pregunta, sin embargo, sigue siendo la misma: ¿Para qué? Si los rascacielos que densifican Londres con nombres relacionados con la comida –el Pepino de Foster, la Lata de jamón de Foggo Associates o el Rallador de queso de Rogers– miden la mitad de los que proliferan en Manhattan, Nueva York verá como sus nuevas torres –firmadas por Foster o BIG– miden la mitad de las que se disputan el récord mundial en Oriente Medio.

Con rascacielos densificando las ciudades del mundo, Londres es el reducto europeo que todavía compite en las alturas –y las finanzas– del mundo inmobiliario. Y Nueva York parece haber abandonado la búsqueda del récord de altura para abrazarse al récord del más delgado. Tras la criticada Torre 432 Park Avenue, de Rafael Viñoly, el 111West 57th, que se anuncia como uno de los rascacielos más altos del mundo, será también el más fino.

La arquitectura siempre ha hablado del poder y por eso hoy traduce la forma en la que la economía está reinventando un mundo: entrando por los ojos, buscando rentabilidad inmediata y, con demasiada frecuencia, encogiendo el alma. También en 2020 habrá más pisos impagables y más ciudades pensadas para los turistas y no para sus habitantes. La arquitectura es un arte, y una industria, basado en el largo plazo. Aunque se tarde tres años en levantar un edificio, esperar de él solo notoriedad y beneficio económico es tener una limitadísima visión de futuro. Por eso aunque arquitecturas más mediáticas de 2020 llevamos años viéndolas anunciadas, las más radicales tendremos que estar atentos a descubrirlas en la responsabilidad energética y social, el diálogo con los usuarios y su implicación en la construcción de la ciudad.

 
La joya mudéjar oculta en el palacio del ‘ciudadano Kane’

Localizado en Estados Unidos el artesonado de un convento de Valladolid comprado por el magnate William Randolph Hearst



Izaskun Villena, directora técnica de la fundación Re-habitar Tierra de Campos, y Marcos Pérez Maldonado, jefe de obras, muestran, el pasado miércoles, los restos policromados del artesonado del convento de Cuenca de Campos.


Izaskun Villena, directora técnica de la fundación Re-habitar Tierra de Campos, y Marcos Pérez Maldonado, jefe de obras, muestran, el pasado miércoles, los restos policromados del artesonado del convento de Cuenca de Campos. R. G.




JESÚS DUVA
Madrid
2 FEB 2020

El excéntrico magnate William Randolph Hearst se hizo construir en California a mediados del siglo pasado una colosal mansión compuesta por elementos arquitectónicos, escultóricos y pictóricos adquiridos en medio mundo. La voracidad compradora del multimillonario, al que el cineasta Orson Wellesinmortalizó en Ciudadano Kane, fue tal que la arquitecta Julia Morgan solo usó parte de esas ingentes obras de arte. Entre ellas está un espléndido artesonado mudéjar que en su día adornaba un convento de Cuenca de Campos (Valladolid), según ha descubierto ahora la fundación Re-habitar Tierra de Campos.

La fundación que preside el alcalde de dicha localidad, Faustino González Miguel, surgió en 2017 con el propósito de insuflar vida económica, social y cultural en la comarca. En abril de 2018 adquirió el convento de San Bernardino de Siena, que estuvo ocupado cinco siglos por monjas clarisas, a las que se lo había cedido María Fernández de Velasco, miembro de uno de los más poderosos linajes castellanos, según consta en el testamento otorgado el 3 de febrero de 1455. Una de las primeras iniciativas de esta asociación ciudadana ha sido la recuperación de ese conjunto, un emblema por el que llevan años luchando para frenar su deterioro, ya que es el único monasterio de esa época que se conserva en Castilla y León construido en tierra.


Al realizar las obras, el jefe de las mismas, Marcos Pérez Maldonado, aconsejó retirar las bóvedas que quedaban en el coro alto, teniendo en cuenta el deterioro que sufría el ladrillo y el sobrecoste que supondría su consolidación. Gracias a esta decisión se encontraron restos de cuadrales del antiguo artesonado, desaparecido, y los colores de los aliceres. Estos elementos seguían allí porque sacar esas piezas habría conllevado desmontar las cubiertas y debilitar los muros, según Izaskun Villena, directora técnica de la fundación. Se trata de unos dos metros de la antigua techumbre de madera policromada, relativamente bien conservados, en los que destacan esos cuadrales y aliceres policromados. Las clarisas, que estaban en una situación precaria, decidieron vender el artesonado en 1930 a un anticuario palentino.

Gracias al dinero así obtenido, las monjas lograron subsistir en el pueblo hasta marzo de 1967, año en que se marcharon de Cuenca de Campos llevándose consigo el retablo, las imágenes que atesoraba el convento y el sepulcro marmóreo de la aristócrata promotora del cenobio. ¿Pero a dónde había ido a parar el rico artesonado? Los miembros de la fundación iniciaron una indagación cuasi detectivesca para hallar una pista.



Biblioteca del Castillo Hearst, en California, con parte del artesonado de Cuenca de Campos.


Biblioteca del Castillo Hearst, en California, con parte del artesonado de Cuenca de Campos. GEORGE ROSE GETTY



La tuvieron a través de un colaborador: el pediatra Alfredo Blanco del Val, quien les encaminó hacia la profesora de Historia María José Martínez Ruiz, autora del libro Patrimonio de Valladolid emigrado. Y ella posteriormente a otro erudito trabajo suyo, La destrucción del patrimonio artístico español. W. R. Hearst: el gran acaparador, escrito con el arquitecto José Miguel Merino de Cáceres y editado por Cátedra en 2012.

Arduas pesquisas realizadas por Merino en bibliotecas y archivos relacionados con Hearst en Estados Unidos le han permitido inventariar la compra de 83 artesonados por parte de este extravagante millonario, según ha explicado a EL PAÍS. Uno de ellos, el número 22, fue adquirido el 20 de junio de 1930 por el marchante Arthur Byne, quien pagó 12.000 dólares (10.800 euros) por 372 metros de “techo y friso procedentes de Campos”. ¡Bingo! Ahí estaba la pista que estaban buscando los rehabilitadores del convento de San Bernardino.

Ese “Campos” al que crípticamente se refería Byne, que falleció en 1935 en accidente de tráfico en España, era más que probable que fuese Cuenca de Campos. En el invierno de 1930, Byne comunicó a Hearst el envío del artesonado de “Campos” indicando que “puede servir como material para varios techos”, según desvelan Merino y Martínez en el mencionado libro. Julia Morgan, la arquitecta que edificó el descomunal Castillo Hearst en San Simeón (California), empleó parte del artesonado vallisoletano para hacer un pastiche con el que decorar el techo de la biblioteca.

La arquitecta Izaskun Villena, directora de la fundación Re-habitar Tierra de Campos, “no tiene la menor duda” de que parte del artesonado se encuentra en la biblioteca del palacio de Hearst. “He buscado imágenes de esa estancia en Internet y he encontrado elementos idénticos a los que conservamos en la iglesia de Cuenca de Campos. Algo definitivo y plenamente identificativo es, por ejemplo, el escudo de los Fernández de Velasco, que se aprecia con claridad”, explica.

"Por supuesto, descartamos poder recuperar el artesonado. Pero una posibilidad es hacer una réplica aprovechando los talleres que organizamos en Re-habitar Tierra de Campos", agrega, a la vez que hace un llamamiento a quienes puedan sumarse a esta fundación, necesitada de respaldo económico.



EL DEPÓSITO DE OBRAS DE ARTE Y ANTIGÜEDADES DEL BRONX

Parte del artesonado del convento de San Bernardino de Cuenca de Campos está presuntamente en la exótica mansión californiana de W. R. Hearst. ¿Pero dónde está el resto? Podría estar guardado en unos almacenes que el maniático magnate de la prensa poseía en el Bronx neoyorkino, donde se amontonaban innumerables obras de arte y antigüedades. Entre otras cosas, allí estuvo buena parte del monasterio cisterciense de Sacramenia (Segovia), comprado por el marchante Arthur Byne por 40.000 dólares, que fue desmontado y llevado a Nueva York, según el profesor José Miguel Merino. Por eso, miembros de la fundación Re-habitar Tierra de Campos tienen previsto viajar pronto a Estados Unidos.

Izaskun Villena ya ha contactado con Mary Levkoff, directora del Castillo Hearst, y espera poder profundizar en las investigaciones. Su deseo es constatar que la joya mudéjar de Cuenca de Campos forma parte de ese mastodóntico palacio que es propiedad del Estado de California. En 1972, el conjunto arquitectónico, que es visitable, fue incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos. La dirección de este enorme conjunto arquitectónico también ha expresado su disposición a ahondar en el asunto.

 
HASIER LARREA, INGENIERO
“Las ‘casas móviles’ permiten vivir en 40 metros cuadrados igual o mejor que en 80”



“Las ‘casas móviles’ permiten vivir en 40 metros cuadrados igual o mejor que en 80”




Borja Hermoso
16/02/2020


Este ingeniero donostiarra de 31 años que iba para futbolista revoluciona el mundo del interiorismo con sus casas 'transformables'.



DEBIÓ SER haber un día, puede que a la vuelta del entrenamiento con la Real Sociedad, en que Hasier Larrea se planteó a sí mismo la disyuntiva definitiva:

—¿Qué cojo, el fútbol o la ingeniería?

Se quedó con la ingeniería.

Este chico con aspecto de no haber roto un plato pese a los muchos que ya ha roto estudió Ingeniería Industrial en Tecnun, prestigiosa antena donostiarra de la Universidad de Navarra. En 2011 y para completar su proyecto de fin de carrera se marchó al Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Cambridge, Estados Unidos, quizá la mayor concentración mundial de cerebros en el campo de la ciencia y la tecnología. De este santuario de talento salieron las piernas biomecánicas creadas por Hugh Herr, premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 2016; la tinta electrónica, los guantes de realidad aumentada que llevaba Tom Cruise en Minority Report o el primer diagnóstico sobre el irremisible futuro digital de los periódicos.

El proyecto final de Larrea se tituló Robowall, del concepto a la realidad y trataba, en esencia, de paredes que se mueven en casas que se transforman. Hoy, a sus 31 años, ha convertido esa idea en una gallina de los huevos de oro. En 2015, tras terminar su máster, abandonó el MIT Medialab y fundó en Cambridge junto a varios compañeros, entre ellos el también donostiarra Iván Fernández de Casadevante, Ori Systems. Para entonces, ya había patentado un sistema que, mediante un complejo juego de sensores, actuadores, componentes electrónicos y software, permitía cambiar el paradigma en lo que a arquitectura de interiores se refiere: de la casa pasiva a la casa activa, de personas adaptándose a las viviendas a viviendas adaptándose a las personas. Una habitabilidad a la carta. ¿Dónde? En casas con superpoderes.



“Las ‘casas móviles’ permiten vivir en 40 metros cuadrados igual o mejor que en 80”




Ori Systems comenzó pronto a vender con éxito sus productos (camas que se esconden y resurgen, paneles movibles, escritorios invisibles…) a promotoras, constructoras e inmobiliarias. Pero el antes y el después llegó en 2017, cuando el empresario indio-estadounidense Vinod Khosla, gurú tecnológico y uno de los grandes halcones de las sociedades de capital riesgo en EE UU, cayó rendido ante el invento. Khosla invirtió seis millones de dólares (cerca de cinco millones y medio de euros) en Ori Systems. “Aquello lo cambió todo, fue el punto de inflexión que nos permitió de verdad dar el salto”, reconoce Larrea, que explica así en qué consiste el concepto de casa con superpoderes: “La idea era mezclar la tecnología con el Internet de las cosas, la robótica y otros conceptos y trasladarlos a la arquitectura y a la ingeniería. Hasta ahora, la arquitectura, la ingeniería y la robótica han estado muy separadas. Nuestra idea fue: ¿y si las combinamos? Resultado: que el espacio se adapte a nosotros y poder vivir en 40 metros cuadrados igual o mejor que en 80. Es convencer a la gente de que no necesita tanto espacio como cree”.

Naciones Unidas cree que en 30 años un 70% de los habitantes del planeta vivirán en zonas urbanas. Micropisos, alquileres exorbitantes…, habrá que vivir en menos metros, pero mejor aprovechados. “Hoy, con millones y millones de personas moviéndose por las ciudades, ya no podemos seguir con la mentalidad de espacio infinito”, advierte el emprendedor donostiarra, que apunta: “¿Qué pasa si esa habitación, ese salón, ese espacio cambia de funcionalidad dependiendo no ya de la semana, sino de la hora del día?”. Una habitación que se hace salón, un salón que se hace cocina, una cocina que se transforma en gimnasio. Y todo, apretando un interruptor o accionando un dispositivo de voz.



“Las ‘casas móviles’ permiten vivir en 40 metros cuadrados igual o mejor que en 80”




Semejante arsenal tecnológico-conceptual acabó por encontrar su cliente ideal. En 2017, Ori cerró un jugoso contrato con Ikea que se hizo público el pasado mes de junio. El gigante sueco ha puesto en pie una colección de muebles robotizados llamada Rognan que incorpora las creaciones de Ori. No hay fecha definitiva para la puesta en marcha efectiva de esta entente empresarial ni los lugares elegidos para su lanzamiento, aunque todo apunta a que podría ser en Japón y Hong Kong. “Son mercados obvios para estos productos porque estamos hablando de espacios enanos”, explica Larrea. “El espacio para el que diseñamos la colección Rognan fue de tres metros por tres y medio, el espacio medio de una habitación en esas ciudades”.

Si hubiera que hacer un cóctel del éxito para un emprendedor, ¿sería preparación + especialización + valentía? “¡Y un poco de suerte! Aunque no sé si fue Picasso quien dijo eso de ‘a mí la suerte me pilla siempre trabajando’. Ah, y una cosa que hago yo y que recomiendo es, cada cierto tiempo, mirar atrás, seis meses o así, y decirte: ‘Joder, si hace seis meses no sabía nada’. Y juntarte con los más listos, porque así cada vez serás menos tonto. Y abrazar el fracaso. Eso en España y en Europa nos cuesta. En Estados Unidos el fracaso lo llevan casi como una medalla de honor. Si lees las biografías de los grandes innovadores, te cuentan que fallaron cien veces para poder acertar una”.

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El hombre invisible que ‘amuebló’ la ciudad utópica de Le Corbusier
Pierre Jeanneret, el eterno olvidado, jugó un papel fundamental en el mobiliario que albergó Chandigarh, al norte de India. La firma Cassina reedita ahora sus diseños más icónicos (y también más imitados)






le corbusier india


Le Corbusier con el plan maestro de de la maqueta del hombre Modulor en Chandigarh. Tras el objetivo, su mano derecha Pierre Jeanneret.



VICTORIA ZÁRATE

3 FEB 2020


En 1951, Le Corbusier tramó en su mente la ciudad de Chandigarh, al norte de la India, como si de un cuerpo humano se tratase. El único gran proyecto urbano que el arquitecto franco–suizo pudo por fin ejecutar, debería funcionar con la exactitud de un corazón a pleno rendimiento. Las zonas verdes y parques insuflarían aire limpio en la ciudad a modo de pulmones, mientras que un meticuloso circuito de avenidas garantizaría la circulación fluida como el paso ininterrumpido de la sangre por nuestras arterias.

Cada pieza de este eficaz rompecabezas se conectaría entre sí a través de una cuadrícula ortogonal de sectores autosuficientes, y en el que el Capitol Complex, sería la cabeza que pusiera orden. Compuesto por tres monumentales muestras de brutalismo –el Tribunal Supremo, la Secretaría y la Asamblea Legislativa– este Complejo del Capitolio consumó los deseos de Jawaharlal Nehru, primer ministro de la Unión India, de construir una ciudad que ejemplificara el espíritu moderno de la nueva nación.



Le Corbusier y Pierre Jeanneret sobre uno de los sillones que el segundo diseñó para Chandigarh. |


Le Corbusier y Pierre Jeanneret sobre uno de los sillones que el segundo diseñó para Chandigarh. | JEET MALHOTR


A la hora de asumir la batuta del trazado arquitectónico en los edificios gubernamentales, Le Corbusier puso una condición: no tener que trasladarse hasta la futura ciudad durante el proyecto. Ese papel lo desempeñaría su primo Pierre Jeanneret, encargado de ejecutar y coordinar el trabajo en Chandigarh con el estudio de París, labor que ejerció hasta el final de sus días.



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Secretaría y Asamblea del Capitol Complex, Chandigarh. |JEET MALHOTRA / FLC ADGP




Tener como pariente cercano al gran genio del racionalismo, no fue tarea fácil. Muchas veces relegado a la sombra de su primo, Pierre Jeanneret (Ginebra, 1896) se mantuvo siempre fielmente como la mano derecha de Le Corbusier. Tal era su conexión, que en numerosas ocasiones, Jeanneret dibujaba los primeros croquis de sus plantas abiertas, que más tarde serían retocadas –y afinadas– en compañía de Le Corbusier.

Diplomado en la Escuela de Bellas Artes de Ginebra, entre 1921 y 1922 trabajó junto a los hermanos y arquitectos Auguste y Gustave Perret en París, antes de incorporarse al estudio de Charles-Édouard Jeanneret-Gris, ya conocido con el seudónimo de Le Corbusier. Fruto de esta primera etapa, fue la publicación del célebre manifiesto los Cinco Puntos hacia una Nueva Arquitectura (1926) en el ambos creadores asentaban los elementos clave de la estética moderna en un edificio: la planta libre, la terraza-jardín, los pilotis, la ventana longitudinal y la fachada libre. Jeanneret no solo supo estimular la imaginación de su primo, sino también moderarla con sus dosis de realismo, asumiendo el control de los aspectos más técnicos y la continuidad del estudio.

Un año más tarde, se incorporaría al famoso estudio del número 35 de Sèvres la diseñadora Charlotte Perriand, el tercer miembro del triángulo creativo más fructífero del siglo XX en materia de mobiliario. Tras un primer encuentro donde Le Corbusier la recibió con la desafortunada frase "desgraciadamente, aquí no bordamos cojines", pronto cambió de idea al ser testigo junto a Jeanneret de los revolucionarios diseños de interiores que había esbozado la joven parisina. Perriand se encargó de humanizar el, a menudo, frío racionalismo de Le Corbusier, guiada por su talento e intuición en el uso de nuevos materiales.

Célebres diseños como el sillón LC2 o la chaise longue LC4, con estructura de acero cromada en la que perdura su pureza geométrica y ergonomía, son fruto de esta década en la que colaboraron intensamente juntos. Perriand confesó en repetidas ocasiones que “Le Corbusier era el hombre de comunicación, el hombre completo, el filósofo”. En cambio, Pierre Jeanneret ejercía como "el hombre técnico", el punto de referencia en el estudio que manejaba el trabajo en la vida cotidiana. Vivían en una especie de ósmosis continua, en la que uno era igual de necesario para el otro.



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High Court (2016) en Chandigarh proyectado por Le Corbusier y Jeanneret. | CEMAL EMDEN



Cuando Pierre asumió la dirección del proyecto urbanístico en Chandigarh a petición de Le Corbusier, su implicación en la construcción de la ciudad pasó a un primer plano. Atrás quedarían las disidencias políticas que mantuvieron durante la II Guerra Mundial; Pierre se unió a la resistencia francesa para hacer frente al bloque nazi mientras Le Corbusier dejó latente su neutralidad pero sin oponerse a cooperar con el Tercer Reich, si con ello implicaba seguir diseñando edificios.

Durante las décadas posteriores, Pierre mantuvo un contacto directo con el territorio indio que no se limitó a la supervisión y construcción de edificios públicos, sino que incluyó una cuantiosa familia de muebles cómodos, funcionales y de gran belleza para su uso diario. Así lo indica Barbara Lehmann, responsable del archivo histórico de Cassina. “La mayoría de los proyectos fueron supervisados por Le Corbusier, pero Pierre se distinguió bajo su firma exclusiva, en el diseño de algunos edificios públicos, en particular escuelas, y algunas casas individuales, así como en el diseño de muchos muebles. Chandigarh fue realmente la culminación de la colaboración entre Le Corbusier y Pierre Jeanneret, pero sobre todo una oportunidad única para que el segundo expresara su personalidad”.

Para ello, quiso combinar formas esenciales y materiales sólidos por los que convergieran los ideales modernos traídos de Europa y se fusionaran con la tradición y la cultura del país asiático. Así lo muestra el exhaustivo estudio de los archivos que la firma Cassina ha realizado con el apoyo de la Fundación Le Corbusier, y que tiene como resultado la producción de cuatro modelos que Jeanneret diseñó para Capitol Complex.

Destruidos, abandonados en vertederos y ahora reeditados por Cassina
Diseñar un mobiliario gubernamental resistente al trasiego común de las oficinas públicas, que no sacrificara belleza en beneficio del confort, fue uno de los grandes retos que asumió Jeanneret. “El mobiliario diseñado para los edificios de Chandigarh es particularmente significativo e identificable porque han desarrollado un léxico coherente y simple. Se basa en la identificación de tipos formales de estructuras (tipo "x", tipo "y" tipo "z", etc.), pero al mismo tiempo resulta complejo y articulado, ya que es capaz de generar familias de muebles con una amplia gama de variaciones en las alturas de los asientos”, señala Barbara Lehmann.




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Silla de Oficina y Silla de la colección Capitol Complex de Cassina en homenaje a Pierre Jeanneret. | CASSINA



En la práctica, Jeanneret recurrió al uso de materiales locales como la teca o el ratán, de exótica belleza pero ultra resistentes al paso del tiempo. Prueba de ello, son los ejemplares que sobrevivieron a la ‘modernización’ que los habitantes de Chandigarh promovieron a finales del siglo XX, por la que destruyeron gran parte o bien terminaron abandonados en vertederos y pozos de basura.

Los sobrevivientes se encuentran a salvo en el Museo Pierre Jeanneret que ocupa la casa que el arquitecto diseñó y en la que vivió hasta que enfermó en 1965. Tras recobrar su apariencia original que varios burócratas se encargaron de alterar con renovaciones de dudosa belleza, hoy conserva una parte fundamental del mobiliario que diseñó Jeanneret aquella época, y que llega a alcanzar cifras astronómicas en su venta online a través del portal Srelle.




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Sillón Capitol Complex. | DEPASQUALE+MAFFINI



El Centro de Investigación y Desarrollo de Cassina reedita desde hace unos meses los modelos más reconocibles que Jeanneret diseñó para varios despachos y secretarías, interpretados como un homenaje al creador ya que, como indica Lehmann, no existe una evidencia documental de su autoría. “Las cuatro piezas que forman la colección se hicieron después de un análisis de los diseños disponibles y con el relieve de algunos modelos encontrados en los museos de Chandigarh. Sin embargo, sabemos que estos modelos a menudo se han reproducido, incluso en el pasado y después, con diferentes detalles. Fueron hechos por artesanos y, por lo tanto, a veces con pequeños cambios entre un taller de artesanía y otro. Es por esta razón que es difícil hablar de un solo original para cada modelo”.

Es el caso de la Silla de Oficina Capitol Complex, compuesta por piezas independientes como las barras laterales en forma de V invertida, que convergen y apoyan el reposabrazos. Este asiento mantiene la estructura maciza original de teca, aligerada por el asiento y el respaldo de ratán, pero incorporando dos versiones más en roble natural o teñido de negro. Fabricada en el histórico taller de carpintería de la compañía, el nuevo modelo dispone de un cojín opcional para hacerlo más confortable.


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Mesa Capitol Complex de Cassina. | CASSINA



La segunda silla que compone la colección es de menor tamaño y se caracteriza por la ausencia de reposabrazos. Sus patas coplanarias y la sección geométrica forman una pieza simple y compacta, al igual que la tercera pieza, un sillón que abraza la misma forma en V invertida. Los apoyos visibles unidos al relleno del respaldo, crean un contorno redondeado que conjuga confort y sencilla elegancia.

Por último, Cassina ha producido de nuevo la mesa de reuniones que solía albergar la Asamblea Legislativa del Complejo, en tapa de vidrio flotado y estructura de madera. Evoca la solemnidad y exactitud de las actividades que recibió durante décadas, y en la que seguramente Le Corbusier y Jeanneret vieron proyectar el sueño de una ciudad que construirían con sus propias manos.



 
YO NO VIVO COMO LOS DEMÁS
Proyectos que demuestran que no todo está escrito en el mundo de la vivienda



Pagar mucho y vivir mal. Es lo primero que le viene a la mente a cualquiera que aspire a residir en el centro de muchas ciudades españolas. A su vez, el que se imagine de anciano posiblemente se vea atendido por sus familiares o, con suerte, ocupando una de las escasas plazas de residencias públicas. Pero no todo está escrito en lo relativo a la vivienda. A su escala, existen proyectos que quieren cambiar esta realidad. Se basan en una arquitectura comprometida con el medioambiente, una convivencia participativa y fórmulas de propiedad accesibles que no engorden la burbuja inmobiliaria.

A los miembros de estas iniciativas, conocidas como cohousing o covivienda, les mueven razones de justicia social, climática y económica. También volver a una vecindad más cercana en la que el inquilino de la puerta de al lado no sea una simple figura a la que pedirle sal. Como dependientes del entorno que somos, aquellos con los que compartimos edificio pueden llegar a ser una familia con la que colaborar, disfrutar y abordar con garantías el paso del tiempo.



LO QUE EXISTE
Una torre de Babel en Torremocha del Jarama
¿Qué hay mejor que vivir cerca de tus amigos durante la vejez? Jaime, Paloma, Pepe y José Antonio coinciden: casi nada. Son cuatro de los 80 habitantes de Trabensol, una cooperativa autogestionada y un proyecto que trata de dar soluciones a la difícil ecuación entre vivienda, soledad y senectud. "Esto es como una torre de Babel", afirma divertido Jaime Moreno, experiodista de 83 años y responsable del comité de comunicación. "No tenemos las respuestas a todo. Pero entre todos las buscamos y nos ayudamos a salir al paso de los problemas".

Los apartamentos de Trabensol se ubican en Torremocha del Jarama, un municipio de 975 habitantes al noreste de Madrid. Inaugurados en 2013, a los 54 socios cooperativistas no les faltó valor: buscaron con ahínco el terreno idóneo y cada uno puso 145.000 euros para la edificación, en gran medida obtenidos de la venta de sus casas. Como Jaime, sus habitantes no se hacen películas. Nadie encontrará aquí una comuna utópica. Más bien, los 16.000 metros cuadrados del enclave tiran a lo práctico. Desde la jardinería a la selección de películas del cinefórum, aquí todo el mundo pone su granito de arena para facilitar la existencia a los demás. Cualquier decisión se debate y se consensúa por el bien de esta población en miniatura. Tras seis años

Seguimos el modelo de derecho de uso. La propiedad es de la cooperativa, que somos todos, y cada socio paga una cuota por alojarse en los apartamentos”, explica Jaime, que vive con su mujer y cuya apariencia oscila entre la de un aviador intrépido y un dandi. Como ellos, cada pareja paga unos 1.300 euros al mes; los solteros, 1.000. La cantidad cubre todos los servicios: comida (externalizada a una cooperativa de Mondragón), lavandería, limpieza, gastos y suministros o internet, entre otros. De la gestión de los espacios y la toma de decisiones se ocupan varias comisiones, en las que puede ingresar quien quiera. “Si algo he aprendido es lo importante que es llegar a acuerdos razonando y a la vez lo difícil que esto es”, asegura con una sonrisilla Jaime.


En su pulcro apartamento, Paloma Rodríguez, de 76 años, hace unos cafés y explica los motivos que le llevaron a embarcarse en la cooperativa. “Hay una figura que no me gusta absolutamente nada, la del hijo soltero con la madre al lado. Y yo... pues tengo cuatro hijos”, ironiza. Amiga de Jaime desde hace más de 40 años, cuando se conocieron en diversas iniciativas asociacionistas en Moratalaz, Paloma sitúa el germen del proyecto en 1998, cuando imaginaron una vida alternativa en la vejez. “Era una señora aventura”, sentencia. “Cambiar de vida, venirse aquí a tumba abierta. Cuando vimos que compartíamos miedos y esperanzas, dijimos: ‘estamos salvados’”.

A Pepe Redondo, exmaestro de 75 años de la escuela primaria, hoy le visitan unos amigos de Canillejas. Justo antes de recibirlos, Pepe trabajaba una madera en una habitación poblada de cuadros y estatuillas, obra de “los inquilinos artistas”. Pero su principal pasión es la huerta: él es el mandamás de la comisión de jardines. Arrancando unos cuantos hierbajos, explica que él y su mujer no querían sentirse una carga para nadie. “Nos vinimos porque vimos cómo nuestros padres estaban a cargo de sus hijos, es decir, mis hermanos. Y es algo que no les gusta ni a ellos ni a nosotros. Esa vida no la queríamos. Aquí estamos con amigos y nos pareció la solución ideal”, relata.

Los habitantes de Trabensol quisieron que sus casas aprovechasen y respetasen la naturalezaque les iba a rodear. Describen la relación con su arquitecto como constructiva y atípica, de mutua escucha. Los apartamentos miran al sur y reciben más horas de luz en invierno. Por el contrario, en verano se mantienen frescos por el plano vertical de los rayos. “Es un edificio bioclimático”, continúa Jaime, “de poco impacto medioambiental, económico de mantener y adaptado para sillas de ruedas”. El agua de lluvia se recoge en un aljibe para el riego del huerto. Y 25 pozos de 150 metros de profundidad permiten mantener la temperatura alrededor de los 16 grados.

Las relaciones van más allá de la simple amistad. Ochéntame otra vez [un programa de TVE que versa sobre los años ochenta y noventa] refleja muy bien el ambiente que tenemos, aunque somos un poco más mayores que eso”, comenta Jaime, que hace de guía por el enclave. “En esta sala debaten las comisiones. Pero también se habla de política, de economía, de cualquier tema de actualidad. ¡Hablamos mucho! Aquí vemos películas, la siguiente que toca es Jojo Rabbit”. Después, la biblioteca, el comedor, una sala entarimada para hacer yoga, la sala de juntas… También una pequeña y acogedora estancia con aspecto de haber sido amueblada recientemente. “Aquí me han hecho un Ikea”, ríe Jaime, que confiesa que esa era su habitación favorita.

“He aprendido a observar el panorama, que ya es bastante. Y a escuchar”, retoma Paloma. “Algún berrinche te llevas”, interviene Jaime. “Sí, pero eso viene en el paquete”, contesta su amiga, una de las más activas en la cooperativa, que ya ha pasado por el consejo rector y varias comisiones. “Ahora llevo a los visitantes. Mucha gente viene a ver qué hemos hecho porque quieren emprender algo similar”, explica. Paloma también se ocupó de acogida, el área que ayuda a las nuevas incorporaciones cuando un apartamento queda libre por fallecimiento. Los últimos en llegar son un matrimonio, él español y ella estadounidense. Con el nuevo fichaje ya tienen clases de inglés.

A sus 82 años, Juan Antonio Onecha pedalea a buen ritmo en el gimnasio. Cuenta que su pasado como interventor de Hacienda le sirve para repasar las cuentas de la cooperativa y seguir ejerciendo, en pequeñas dosis, un trabajo que siempre le gustó. “¡Como ves sigo prolongando mi función!”, exclama. Junto a su mujer, se subieron a este barco en la creencia de que aliviarían a sus hijos de ciertas responsabilidades. “La vida no está nada mal. Voy a Torremocha, compro mis periódicos, leo, hago mi gimnasia, voy a la biblioteca a leer, hacemos cinefórum”, enumera. “No estás indolente, estás activo y convives. El que quiere más, más, y el que quiere menos, menos, claro”.

De vuelta a los jardines, Pepe recuerda cómo en 2013, cuando llegaron a Torremocha, más que un huerto encontraron una selva. “’¡Nos desborda!’, pensé al verlo”. Junto a varios compañeros se puso entonces a acondicionar el terreno para el cultivo. “Yo no sabía nada del tema, pero de joven alguna vez había trabajado en el campo. Y ahora… ¡mira!”. Efectivamente, el pequeño cuadrado de tierra luce impecable: crecen fresas, cebollas, habas, berza, repollo... Y en primavera, pimientos, lechugas y tomates. Pepe también echa una mano en la redacción de Paso a Paso, una revista bimensual que divulga la actividad de Trabensol. “La convivencia es lo mejor, y lo más difícil. Pero es muy bonito vivir juntos”, termina.




Aurora y el sueño de Santa Clara

Aurora Moreno.


Aurora Moreno. SOMOS5



Trabensol no es la única iniciativa de esta naturaleza asentada en la Península. De hecho, los cooperativistas de Torremocha del Jarama recibieron asesoramiento de Aurora Moreno, una mujer que fundó hace 27 años el Residencial Santa Clara, enclave malagueño en el que hoy viven 104 personas de forma autónoma y autogestionada. Así explica Aurora, considerada la pionera del cohousing sénior, la esencia de su proyecto: "Aquí estás en tu casa y en una residencia al uso no. Y tienes plena libertad para hacer lo que quieras dentro de una norma que se ha establecido de manera común".
Conoce su historia completa en Pienso, Luego Actúo de Yoigo, la plataforma que da voz a personas que, como Aurora, están cambiando el mundo a mejor.


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ARQUITECTURA
CASA DECOR 2020

18 ideas brillantes para transformar tu piso que hemos visto en Casa Decor
El mayor evento de decoración reúne cada año a interioristas, firmas de mobiliario, materiales y tecnología para crear espacios únicos en una vivienda real. Se puede visitar hasta el 19 de abril en la casa palacio de la calle Velázquez 21de Madrid


VICTORIA ZÁRATE
10 MAR 2020



Pensar en verde ya no es una opción, sino un compromiso ineludible que alcanza, además, a todas las disciplinas. Casa Decor, el evento madrileño que interviene cada año un edificio con las últimas tendencias en decoración e interiorismo, tuvo claro que esa sería la vértebra de su última edición. "Todo se ha pensado y organizado bajo ese criterio. Un evento efímero también puede ser respetuoso con el medio ambiente y quisimos aprovechar nuestra condición de plataforma para dar a conocer el trabajo de marcas y profesionales en líneas de sostenibilidad", señala Alicia García, directora de Casa Decor.

Con este propósito y hasta el 19 de abril, la casa palacio de Velázquez 21, proyectada para el marqués de Frómista por el arquitecto José Espelíus Anduaga, que diseñó también los cines Ideal o la Plaza de Toros de Las Ventas, acogerá en su interior desde suelos que emplean la arena de la playa en su composición hasta duchas que reducen el caudal de agua, paredes elaboradas con musgo o muebles realizados con botellas recicladas. Su objetivo, según García, reducir la cantidad de residuos generados y que los elementos que forman parte de esta exposición tengan una segunda vida al finalizar esta.

Con más de 52.000 visitantes en su edición anterior, Casadecor consolida el creciente interés de la sociedad por la decoración. Una prueba evidente de que el interiorismo se está democratizando. "El lugar en el que habitamos lo es todo y se traduce en calidad de vida, en descanso, en relax… Ahora, cualquier persona puede contar con piezas de diseño en su hogar y por ello cada vez estamos más interesados en las tendencias del diseño de interiores", apunta García. Sin duda, el lugar idóneo para inspirarse en una próxima reforma o simplemente para recrearse con la cara más creativa y artística que puede llegar a tener una casa.



1. El poder de los colores


casa decor



El uso del color con fines terapéuticos comenzó a gestarse en el siglo XIX con multitud de teorías sobre el poder sanador que podría llegar a tener en nuestras vidas. Un entorno de luces y juegos tonales, como el que propone la firma de telas y papeles pintados Gancedo puede influir en nuestro estado de ánimo con solo mirarlo.

La firma de decoración textil creada en 1945 despliega en el hall de Casadecor una paleta de colores violeta, índigo, azul, verde, amarillo, naranja… así hasta 23 bandas que dan una bienvenida cálida y envolvente en diferentes tejidos y texturas, entre ellos, papel japonés en rafia y una moqueta de lana natural.


2. Retrofuturismo y psicodelia

casa decor




O quizás no llegó a marcharse del todo. El fervor por los volúmenes, las formas sinuosas y la geometría de los años sesenta se reinterpretan en el Lounge Bar con el azul Pantone 2020 como envoltorio. Héctor Ruiz–Velázquez, arquitecto célebre por idear nuevas sensaciones espaciales y su capacidad para multiplicar espacios, se inspira para esta estancia en la expresividad que ofrecen los paneles Luxe Plus de Alvic.

El puertorriqueño juega con las líneas curvas y el brillo de su superficie en contraste con el suelo marmóreo de Neolith®, creando así una escenografía llena de matices, luces y sombras que lo elevan a la condición de arte. El efecto infinito que genera el reflejo de los materiales parece simular las ondas sonoras que transmiten los altavoces Bang & Olufsen por la sala.


3. Lienzos para un paisaje industrial

casa decor


URIBESALAZAR/CASADECOR


Los telares rupturistas de la Bauhaus que lideró Gunta Stölzl transformaron los tapices en un lienzo más para el arte de vanguardia. Un siglo más tarde, Sunbrella recupera el carácter arquitectónico que gestaron estas mujeres visionarias con una propuesta basada en colores contundentes de su propio muestrario.

En los años sesenta, la firma textil española ideó su primera manta para una estructura de toldo con una vida útil más larga que el propio algodón. Ese diseño robusto y de gran resistencia se transfiere ahora a los paneles elaborados en fibra, hilo y telas sostenibles que imperan en el espacio. El verde menta de las paredes y la estructuras de madera y acero son el sustento de este paisaje industrial que invita a reflexionar sobre la interacción del arte con el espacio que lo rodea.


4. La cerámica es el nuevo negro

casa decor


LUIS HEVIA/CASADECOR



Los objetos de loza, barro y porcelana están de moda, y si llevan sello español, mucho más. Limitados durante décadas al menaje y decoración del hogar, viven un nuevo esplendor saltándose cualquier convencionalismo en propuestas como la de Guillermo García-Hoz para este salón–cocina en el Espacio Samsung.

El mediático interiorista quiso fusionar artesanía y tradición con la tecnología de la firma coreana en una estancia donde sobresalen los cerámicos colgantes del techo elaborados en Talavera de la Reina. La lámpara de barro y la encimera de cuarcita de Levantina pone en valor los materiales fríos que conectan con los electrodomésticos de última generación de Samsung.


5. Con 'rosa ostra' sabe mejor

casa decor


URIBESALAZAR/CASADECOR



"Emplatar con la pintura" es el lema con el que Valentine ha querido fusionar color y gastronomía en su espacio diseñado por el estudio CuldeSac. Su tono del año, Pink Oyster, alude a la tonalidad que caracteriza a las setas de ostra rosa, y llena de optimismo y elegancia cada espacio con su pincelada. El color perfecto para cocinas y baños que buscan llenar tableros de Pinterest o como una plácida alternativa al blanco en toda la casa.


6. Pensar en vertical

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LUIS HEVIA/CASADECOR



Cuando conceptualizamos un espacio, tendemos a pensar a lo largo sin incurrir en las posibilidades que puede llegar a ofrecer su verticalidad. Para Marta Labrador, es la esencia de la biblioteca diseñada para el espacio Artemade & Gemar, la firma de interiorismo y diseño de muebles que lleva desde 1970 aportando soluciones creativas de ebanistería. El desarrollo de maderas que minimicen los residuos y eviten así la tala indiscriminada de árboles forma parte de un proyecto de sostenibilidad que arrancó desde sus inicios.

Los libros y la geometría son los protagonistas del lenguaje íntimo y personal que domina en esta biblioteca efímera, donde el falso techo y una de las paredes se forran de madera maciza de castaño en contraste con el trampantojo de pigmentos naturales que reviste la pared opuesta. La iluminación indirecta de cada estante y una escalera móvil para tener los libros siempre a mano harían las delicias de todo hogar erudito.


7. El placer de la contemplación

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URIBESALAZAR/CASADECOR



La estética wabi sabi basada en la belleza de las cosas imperfectas es el punto de partida de una de las propuestas más sobresalientes de esta edición. Topografía del placer, diseñado por la arquitecta Lorna de Santos,eleva el interiorismo casi a un ente filosófico donde nada es superfluo y todo tiene un porqué. "Quisimos tener muy presente el concepto de sostenibilidad que marcaba este año CasaDecor. Por ello, todos los materiales que usamos son reciclados, desde tejidos naturales elaborados a mano por talleres de artesanos nacionales a texturas hechas con polvo de desechos marinos", señala Santos.

Para revestir suelos y paredes recolectó arena de las playas de Galicia que añadida al microcemento aporta esa sensación de robusta calidez a toda su estructura, un modo de "volver a una vida más contemplativa, un freno a la frenética sociedad del siglo XXI". Su paleta en tonos naturales y la madera templada de Detarima, invitan a quedarse para siempre en ella.


8. Potenciar la belleza desde la funcionalidad

casa decor


LUIS HEVIA/CASADECOR

El suelo hidráulico original de esta vivienda de Velázquez 21 es el elemento clave del despacho ideado por Dotore. La firma de mobiliario sostenible quiso establecer un espacio que realzara la belleza innata de su estructura a través los objetos funcionales de su propio catálogo.

Para dar forma a este lugar de trabajo del siglo XXI, recurrieron a paneles de PET creados a partir del reciclaje de botellas de agua y maderas procedentes de bosques de explotación regulada. En la decoración, las pinceladas racionalistas –como la butaca de acero y piel mostaza– bien podrían convertirlo en la oficina soñada por Walter Gropius para el nuevo milenio.


9. Decorar (y relajarse) iluminando

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URIBESALAZAR/CASADECOR



Los autores de la reforma de la tienda de Sportivo y de la pasarela de vidrio volada del Peñón de Gibraltar poseen una larga trayectoria en el diseño de interiores a través de la luz. Mayice Studio concibe la arquitectura y el diseño de producto a partir del respeto de los materiales y de su funcionalidad dotándolos de una personalidad propia, como sucede en este salón de juegos diseñado para la firma de interruptores y domótica Niessen.

Esta estancia minimalista que invita a la desconexión tiene como protagonistas multitud de globos de vidrio en tamaño XXL. Al encender sus bombillas, se crea un juego de sombras y luces sinuosas sobre la pared, según la intensidad que apliquemos. Su consumo energético se controla además por digitalización. Una nueva forma de decorar más allá del elemento convencional y sin generar residuos en el proceso.


10. El techo, un elemento más decorativo

casa decor


LUIS HEVIA/CASADECOR



Arena fina, cocoteros, palmeras, agua transparente… La firma Maisons du Monde ha querido que en su segunda edición de Casadecor nos transportemos hasta una playa paradisíaca recreando la suite Zanzibar de su hotel en Nantes.

Al exotismo recurrente de su catálogo, en forma de materiales naturalescomo el ratán trenzado de las butacas, el roble macizo de la cama o las fibras naturales de los cojines y mantas, se contrapone el toque urbano del metal negro y el terciopelo mostaza del sofá. Pero, sin duda, el elemento más llamativo lo compone su techo salpicado de bandejas artesanales. Un patrón de imperfecta armonía que amenaza con convertirse en tendencia próximamente.


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Así es ‘The Edge’, el nuevo rascacielos de Nueva York con el mirador más alto de Occidente
El vértigo es el ingrediente principal de esta estructura única de 345 metros de altura, que permiten al ojo humano contemplar una panorámica de 360 grados sobre varios barrios de la ciudad



rascacielos nueva york the edge



ESPERANZA BALAGUER
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13 MAR 2020

La nueva atracción turística de Nueva York es una proeza de la ingeniería no apta para cardiacos. The Edge ("el filo", en español), el rascacielos con el observatorio al aire libre más alto del hemisferio norte, abrió sus puertas el miércoles para ofrecer una visión única sobre los cinco barrios de Manhattan.

A las 9:30 horas de la mañana del miércoles, bajo un cielo soleado y temperaturas suaves, una banda de música acompañada por una cantante de soul abrió la ceremonia de inauguración. Minutos después, los asistentes tuvieron que contener la respiración al ver a seis bailarines descolgarse con arneses desde la cúspide para elaborar una coreografía sobre la fachada.

El vértigo es el ingrediente principal de esta estructura única. Sus 345 metros de altura permiten al ojo humano contemplar una panorámica de 360 grados que alcanza los barrios de Brooklyn, Queens, todo Central Park y una gran parte de New Jersey. El icónico Empire State, el edificio más alto del mundo entre 1931 y 1971, aparece justo enfrente a una escala muy modesta.



rascacielos nueva york the edge



El mirador triangular está situado en las plantas 100 y 101 del número 30 del megalómano proyecto urbanístico del barrio de Hudson Yards, inaugurado hace ahora un año. La superficie de 2.286 metros cuadrados está construida con 15 paneles de hormigón independientes encajados como un puzzle que suman un peso de cerca de 400 toneladas.

La rodean 79 paneles de vidrio, cada uno de 635 kilos de peso, que eliminan cualquier barrera visual y producen la sensación de estar volando sobre el cielo de Manhattan. "Nueva York está repleto de lugares icónicos, pero este observatorio es algo que la ciudad nunca ha visto", declaró durante la inauguración Michael Turner, presidente de Oxford Properties, constructora del edificio y de gran parte del complejo de Hudson Yards.


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La apertura de The Edge supone la culminación de este nuevo barrio, situado entre las calles 30 y 34 a orillas del río Hudson, producto de la explosión urbanística que vive Nueva York. Allí también se encuentran la estructura-escultura The Vessel, que algunos llamaron "la papelera gigante", del diseñador inglés Thomas Heatherwick, el centro cultural The Shed, del estudio de arquitectura Diller Scofidio + Renfro, y el mercado Little Spain, del chef José Andrés y los hermanos Adrià.

El edificio está diseñado por el estudio internacional de arquitectura con sede en Nueva York Kohn Pedersen Fox Associates (KPF). "La plataforma es el resultado de un inmenso esfuerzo de equipo y un proceso de construcción sin precedentes", dijo en la inauguración William Pedersen, director fundador y de diseño de KPF.



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Los adictos a la adrenalina podrán caminar sobre el suelo de cristal en forma de triángulo del centro del balcón desde el que se ven varias azoteas y los coches en miniatura circulando por las calles de Manhattan. Los dos únicos niños presentes en la inauguración sorprendieron a todos tumbándose boca abajo mirando hacia el vacío, mientras los adultos trataban de encontrar el coraje para dar el primer paso.

"Hace 10 años nadie creía que una estructura tan complicada se podía llevar a cabo pero los arquitectos y diseñadores han hecho posible este sueño", confesó Stephen Ross, presidente de Related Companies, la otra constructora del edificio. El conjunto se completa con los interiores diseñados por Rockwell Group, que incluyen un bar, un restaurante, una tienda de souvenirs y otro observatorio interno.



rascacielos nueva york the edge





Desde el miércoles por la noche y hasta el próximo 4 de abril, la terraza acogerá un espectáculo de luces desde el atardecer hasta la medianoche creado por L'Observatoire International, firma fundada por el diseñador francés Hervé Descottes, encargada también de la iluminación. "Se ha iluminado el perímetro interior del edificio e integrado todas las luminarias en los detalles arquitectónicos para conseguir eliminar los reflejos en los cristales inclinados y que el Skyline sea el protagonista", explicó a ICON Design Carlos García, arquitecto español involucrado en el proyecto.
La apertura resultó agridulce por las alarmas sobre la expansión del coronavirus en Estados Unidos. El propietario de edificio explicó que como medida de prudencia las visitas se realizarán con "capacidad reducida". A esas horas nadie pensó que era tan grave. Por la noche, Donald Trump anunció la suspensión durante un mes de los vuelos procedentes de Europa.

 
Muere por coronavirus Vittorio Gregotti, el arquitecto que conjugó vanguardia, historia y compromiso social
Autor del Centro Cultural de Belém, en Lisboa y coautor de la remodelación del Estadio Olímpico de Montjuic del anillo olímpico de Barcelona, falleció el sábado a los 92 años en Milán


ANATXU ZABALBEASCOA
Madrid -
16 MAR 2020

El arquiecto Vittorio Gregotti, en su estudio en 1996.


El arquiecto Vittorio Gregotti, en su estudio en 1996.ALBERTO ROVERI / MONDADORI VIA GETTY IMAGES




La primera víctima célebre del coronavirus en Italia ha sido el nonagenario arquitecto Vittorio Gregotti, autor de la mayor infraestructura expositiva construida en Portugal, el Centro Cultural de Belém en Lisboa (1992); de barrios enteros -como el universitario Bicocca en Milán; de la ampliación de varios estadios de fútbol como el Olímpico de Montjuich, (1989) -donde colaboró con Correa-Milá-Margarit y Buxadé- y de teatros como el Degli Arcimboldi en Milan (1997) o el Lírico de Aix-en-Provence (2003).

Gregotti, que murió el sábado en Milán cuando una pulmonía se agravó al contraer el coronavirus, fue también un célebre ensayista –El territorio de la arquitectura- y dirigió la revista Casabella durante casi una década. En el año 1972 escribió que el papel comunicador de la arquitectura había sido rebasado por instrumentos más rápidos y eficaces y por eso defendió una idea paradójica de su oficio como medio para fijar la memoria y, a su vez, como medio transformador para apoyar a la sociedad. Que el proceso de transformación es el que construye la historia lo demostró en intervenciones que actualizaban edificios del pasado -como el propio Estadio de Montjuic, que mantuvo tres de las fachadas originales de 1929 pero rebajó la cota 11 metros para poder aumentar el aforo- o cubriendo y ampliando el Luigi Ferraris de Génova –el más antiguo de Italia, levantado en 1911- para acoger el mundial de fútbol de 1990.

Esa “transformación que construye” está también presente en edificios que supieron cambiar y alterar su uso, como el propio Centro Cultural de Belém –cuyo concurso ganó con el estudio Atelier Risco- pensado inicialmente para acoger la Presidencia Europea de 1992 y que hoy -con un centro de artes escénicas, salas de exposiciones y un palacio de congresos- es el mayor centro cultural de Portugal.



Estadio Olímpico de Barcelona, que Gregotti remodeló para los Juegos Olímpicos de 1992.


Estadio Olímpico de Barcelona, que Gregotti remodeló para los Juegos Olímpicos de 1992.EUROPA PRESS




En tanto que proyectista que antepuso la ciudad al edificio singular, Gregotti dedicó décadas a la construcción de urbanismos como el barrio Bicocca, al nordeste de Milán, donde trabajó entre 1985 y 2005. Allí hizo convivir facultades universitarias, vivienda, zonas verdes e infraestructuras culturales como el Teatro degli Arcimboldi o el Hangar Bicocca. Esa mezcla milanesa buscó corregir el fracaso urbanístico que supuso la construcción de un vecindario de vivienda obrera al Norte de Palermo. Corría 1969 y Gregotti –que con Umberto Eco, el músico Luciano Berio o el poeta Edoardo Sanguineti formaba parte del Gruppo 63- trató de conjugar vanguardia, historia y compromiso social. El barrio de San Filippo Neri, conocido como ZEN -Zona Espansione Nord- quería ser un lugar humanizado con rincones de encuentro y con cierta monumentalidad derivada de la actualización de un elemento arquitectónico clásico: el pórtico que rodea los edificios y que construye un espacio intermedio entre las viviendas y la calle. La falta de mantenimiento –y de mezcla social entre los habitantes- convirtió el vecindario en un fracaso: un gueto donde la drogadicción, la criminalidad y la Mafia llevaron a otros proyectistas a solicitar su demolición.

Como el Gruppo 63, que en España tendría iniciativas análogas –como el Taller de Arquitectura que el poeta José Agustín Goytisolo y el arquitecto Ricardo Bofill entre otros fundarían ese mismo año-, la idea de ciudad de Gregotti también defendía una suma de diversidades. Para el ensayista, la urbe era una síntesis que debía considerar la vivienda -para él la ciudad era “la manifestación más compleja del hábitat”- reconocer el lugar, la naturaleza y mantener una visión artística.

En 2006 culminó en Marruecos –con Saad Benkirane- el Estadio Agadir. La infraestructura se levantó para acoger el primer mundial de fútbol organizado en África, que finalmente se celebró en Sudáfrica. Ese estadio –austero en el exterior y colorido en su interior- marca con sendas torres de acceso su presencia en la ciudad. Por eso convierte una infraestructura grandiosa en un elemento de orden urbano. Pero además contiene parasoles en las gradas para mitigar el calor de los espectadores. Las mismas torres, urbanizadoras, están presentes en el estadio de la Sampdoria y el Génova, aunque allí es una cubierta la que hace que la nueva tecnología conviva con la historia y vela por proteger a los tifosi de la humedad ligur.

 
La arquitectura catalana, a golpe de clic desde casa
El Colegio de Arquitectos abre una web con 1.679 edificios de 1.115 autores, génesis de un museo virtual



Casa Planells del arquitecto Josep Jujol, en la Diagonal de Barcelona.


Casa Planells del arquitecto Josep Jujol, en la Diagonal de Barcelona.JOAN SANCHEZ / ©JOAN SÁNCHEZ




JOSÉ ÁNGEL MONTAÑÉS
Barcelona -
15 MAR 2020

En diciembre de 2015, el consejero de Cultura en funciones de la Generalitat, Ferran Mascarell, presentó el proyecto de Museo de Arquitectura y Urbanismo de Cataluña (Mauc) y sus grandes líneas, pero sin concretar plazos ni presupuesto. Lo hizo en la sede del Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC) cuyos ricos fondos y colecciones —una biblioteca de 200.000 volúmenes y dos millones de documentos— formarían parte de este museo, que Mascarell apuntaba podría ir a uno de los Pabellones de la Fira de Montjuïc —antes se habían barajado otros destinos como el Dhub de plaza de les Glòries, o en el Arts Santa Mònica), pero no descartaba que se pudiera construir fuera de Barcelona. A los 15 días, Mascarell acabó su mandato y del Mauc no se ha vuelto a saber nada más. De hecho, el Pla de Museos, presentado poco después (durante el breve mandato de Lluís Puig), no lo mencionaba.

Suerte que hay quien concibe este museo desde una óptica del siglo XXI y no está a la espera de tiempos mejores para construir edificios y acondicionarlos para exhibir lo bueno y mejor de la arquitectura catalana. Es lo que ha hecho el COAC con la creación de la página web arquitecturacatalana.cat en la que se puede navegar, a golpe de clic, por un buen número de edificios de la arquitectura moderna y contemporánea. En concreto 1.679 obras de un total de 1.115 arquitectos. Desde la construcción de la primera chimenea industrial de Cataluña, que en 1832 levantó Josep Bonaplata en pleno Raval (con la primera máquina de vapor de toda España) para fabricar hilados, tejidos y estampados en color, que fue destruida tras un ataque de ludismo contra la industrialización, en un momento en el que las máquinas eran un peligro para la mano de obra; hasta precisamente, la renovación que se realizó en 2018 de la fachada del Colegio de Arquitectos. Y todo, sin salir de casa, por lo que esta nueva página web parece hecha exprofeso para estos días de confinamiento generalizado por el coronavirus.

De cada proyecto pueden consultarse todas sus características principales, muchas de sus imágenes, la descripción, los planos y reformas que se han realizado y la bibliografía publicada; sobre todo de la que conserva el archivo de la institución. También es posible consultar todos los edificios que hay en ese mismo municipio y ver el grado de protección que tienen. En la web no solo aparecen edificios, también puentes, torres de comunicaciones y polígonos, como el de Montbau, o proyectos de barrios enteros, como el de la Vila Olímpica de 1992.

 
Construir en la emergencia: la arquitectura frente al coronavirus
La crisis provocada por la pandemia recuerda que el ingenio para trabajar rápido y con pocos medios es lo que permite lidiar con las urgencias humanitarias



ANATXU ZABALBEASCOA
9 ABR 2020



Sistema de partición hecho con papel del arquitecto Shigeru Ban en Fukushima (Japón) en 2011.


Sistema de partición hecho con papel del arquitecto Shigeru Ban en Fukushima (Japón) en 2011.VOLUNTARY ARCHITECTS' NETWORK




"En una emergencia lo tienes que hacer todo: conseguir el dinero y el material, idear el sistema y enseñar a construirlo. Para mí, esos tabiques de tela son arquitectura porque transforman la vida de la gente”. El arquitecto Shigeru Banhabla de las separaciones que construyó con sábanas y tubos de cartón tras el terremoto de Fukushima en marzo de 2011. Perdieron la vida 1.200 personas. Tuvieron que ser desalojadas 140.000. Compartían pabellones deportivos y él decidió que necesitaban intimidad.

El sueño de la versatilidad arquitectónica se está imponiendo por la crisis del coronavirus. Las mayores infraestructuras de las ciudades —los recintos feriales, los estadios y hasta los parques— se están transformando en hospitales de campaña. En Madrid, el edificio del Instituto de Medicina Legal que Zaera y Moussavi abandonaron en 2008 en una fantasmagórica Ciudad de la Justicia ha terminado por inaugurarse para mitigar el colapso de las morgues de la comunidad. En Nueva York, las tiendas de campaña de Samaritan’s Purse han levantado una sucursal del hospital Mount Sinai en Central Park, y en Las Vegas el mundo ha sido testigo de cómo a los sin hogar se les confina en un aparcamiento con frontera pero sin techo. ¿El límite del parking protege a los pobres de la Covid-19 o al resto de ciudadanos de esos pobres?

El japonés Shigeru Ban asegura que recuperar la intimidad es fundamental para dejar atrás la catástrofe. Ban y el italiano Renzo Piano tienen algo en común: se iniciaron tratando de salvar el mundo. No fue idealismo juvenil, ambos firmaron sus primeros trabajos para la ONU. Esa decisión ha marcado sus trayectorias y ha transformado la arquitectura.

Shigeru Ban tiene una receta para las catástrofes: “En las emergencias sobra lo que no es necesario”. Esa misma obsesión por restar fue la que puso a trabajar a Piano: “Mi única idea es aligerar la arquitectura. Soy genovés. Y el lema de mi ciudad es que nada se tira”. Hijo de un constructor, el autor del aeropuerto de Osaka, el Centro Botín de Santander o el nuevo Whitney en Nueva York se inició experimentando con materiales.

En 1966, cuando Italia sufrió la peor inundación de su historia, Piano utilizó poliéster reforzado para producir viviendas económicas en poco tiempo. Terminó empleando esas estructuras en una muestra para la Trienal de Milán y en el pabellón de la industria italiana de la Exposición Universal de Osaka en 1970. El experimento le permitió trabajar para la Unesco en talleres vecinales y le dejó otra idea, “la arquitectura debe adaptarse”, que abrió el camino hacia el Centro Pompidou. “Cuando lo construimos, sabíamos mucho de revueltas estudiantiles, pero no habíamos levantado ningún edificio que hubiera durado más de seis meses”, recordaba el arquitecto italiano. Fueron los cálculos del ingeniero Peter Rice los que añadieron solvencia a la inventiva de Piano y Rogers.

El genovés lo reconoce, igual que Ban rinde homenaje a las estructuras tensadas de Frei Otto para el Estadio Olímpico de Múnich. Conocer al alemán le hizo concluir que un arquitecto de su tiempo debía saber construir, inventar y mirar más allá de los grandes edificios. Con ese ideario, en 1994 Ban decidió escribir a la ONU. Sabía que el genocidio de Ruanda había dejado sin casa a dos millones de tutsis y advirtió que la construcción de tiendas de campaña con estructuras de madera deforestaría el país. Les propuso utilizar tubos de cartón. Estableció una red de arquitectos voluntarios (VAN) y montó 50 refugios. Ese sistema estructural terminaría por sustentar su obra como arquitecto.

Un año más tarde, el terremoto de Kobe demostró que los tubos podían convertirse en vivienda. Allí construyó 24 casas de cuatro metros por cuatro con cajas de cerveza como cimientos. Había desarrollado un sistema constructivo rápido, económico, más sólido que las tiendas de tela y reciclable. Muchos de esos tubos han ido reapareciendo en los sucesivos terremotos de Turquía (2000) o la India (2001). También en el pabellón de Japón para la Expo de Hannover, que encaminaría la trayectoria de Ban hacia la construcción del Pompidou de Metz en 2010. Más rasgos en común con Piano.

Al contrario que sus predecesores, como el herrero-inventor Jean Prouvé —que con planchas de aluminio plegadas ideó la Casa Métropole (1949) para reconstruir París—, Piano y Ban no llegaron a la emergencia, se iniciaron con ella. Y esa actitud resolutiva y desprejuiciada ha quedado reflejada en una obra en continua reinvención. Ban dedica la mitad de su tiempo a la emergencia. Cede los diseños y no cobra por enseñar a construirlos. Piano, que es el mayor proyectista de museos del mundo, ultima en Uganda un Centro de Cirugía Infantil de Emergencia que, lejos de trabajar con materiales plásticos, recurre a la tierra apisonada para levantar un hospital autosuficiente coronado por paneles fotovoltaicos.

La emergencia también puede llegar al paisaje. Sucedió en 2010, poco después de que uno de los peores terremotos de la historia asolara Constitución. El chileno Alejandro Aravena tuvo claro que había que establecer prioridades. Cuando le encargaron un plan para reconstruir la ciudad, ofreció una respuesta inmediata y otra a largo plazo. Para empezar, urgía llevar agua. Rellenó neumáticos con botellas de plástico y puso a los niños a rodarlos hasta las casas. Para prevenir futuros tsunamis, propuso sembrar un bosque en el límite costero. Los árboles mitigarían la ola; el sustrato absorbería y rebajaría la inundación. En el tiempo de espera, la ciudad tendría una zona verde.

La lección de que protege más un bosque abierto que un muro de hormigón se aprende en la emergencia: cuando la energía de la ola rompe el muro y lo convierte en un problema mayor. “Tratar de resistir las olas no es posible. Hay que estar preparado para recibirlas y luego dejarlas pasar”, explica Aravena. Se refiere también al paso que sigue a una emergencia: utilizar la experiencia para que la siguiente catástrofe encuentre a la arquitectura, la sanidad pública, la ciudad y la ciudadanía organizados.

 
VISITA GUIADA
La asombrosa arquitectura de Wuhan: mucho más que un hospital de récord contra el coronavirus
Han construido mucho, con más dinero y más rápido que nadie. Tanto que, en pocos años, han quemado las etapas de la arquitectura occidental y ya se sitúan en la avanzadilla de proyectos con un enfoque sostenible y tecnológico



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Del centro cultural Langtin Yuanzhu Experience Hall, de Challenge Design (2018), destaca "la lámina plegada que recoge el espacio debajo, la implantación", explica el arquitecto José María Echarte. | CD


IDOIA SOTA

17 ABR 2020


La mayoría de nosotros no habíamos oído hablar de Wuhan (China) hasta que estalló la crisis del coronavirus. Nuestro desconocimiento del gigante asiático es directamente proporcional a su extensión. Unos datos para salir de la ignorancia eurocentrista: China tiene 88 ciudades que superan el millón de habitantes. Wuhan, en el área central del país, suma 8,9 millones de habitantes en la zona urbana, que tiene una superficie de 1.500 kilómetros cuadrados, tres veces la de Madrid.


El imaginario colectivo occidental reproduce en nuestra pantalla mental las imágenes de inmensas colmenas verticales donde la gente vive en condiciones insalubres. Esta imagen es fiel a una parte de la realidad en los suburbios de las ciudades chinas, como también lo es en las grandes capitales europeas. Pero a estas estructuras urbanas comunistas se han superpuesto con los años en el tejido de las ciudades ejemplos de edificios-espectáculo, ejercicios de arquitectura sostenible e innovadora y mucho diseño. Un paseo por Wuhan, más allá de la inmensa explanada flanqueada por torres de apartamentos en la que se levantó en tan solo 10 días el hospital de campaña del coronavirus, saca irremediablemente al visitante de su burbuja cognitiva.



Un hospital en 10 días, y casi un siglo de historia en 10 años

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Torre de la Grulla Amarilla, de 1981, en el centro de la ciudad. | GETTY




Si existe un icono de Wuhan esa es la Torre de la Grulla Amarilla, curiosamente una reconstrucción de 1981 que sustituyó a la original, del año 223, con la que guarda poco parecido. Se levantó a un kilómetro de distancia del emplazamiento de la primera, con materiales modernos y hasta ascensor. Situada en el centro geográfico de Wuhan, desde ella se domina una ciudad que ha crecido a la misma velocidad que el presupuesto del país –de 471.000 millones de euros en 2007 a 3,9 billones en 2018–, quemando en pocos años prácticamente todas las etapas y estilos que la arquitectura ha tardado décadas en desarrollar en Occidente.


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La torre de conexiones de Tortoise Mountain, de 1986, con 311,5 metros de altura. En primer plano, el primer puente sobre el río Yangtze. | GETTY



"Pero magnificadas", valora José María Echarte, profesor de Proyectos y Teoría y Crítica en la Universidad Rey Juan Carlos. "Un templo tradicional [cerca de la torre amarilla se levanta el Templo Baotong, del siglo V], un edificio renacentista que no es que sea posmo e irónico, ¡es que es directamente clonado!, bloques de viviendas de corte soviético, un frente fluvial revival y rascacielos del estilo norteamericano de los ochenta (la época de la cultura corporativa con Reagan), grandes escaléxtric que se quedan dentro del tejido urbano. Y de nuevo una avenida en la que se mezcla todo, bloques de vivienda en altura con antiguos condensadores horizontales más cercanos a la banalización del constructivismo ruso en la primera mitad del siglo XX, y construcciones bajas rodeadas por un planeamiento bastante caótico".



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Puente Jiangyin sobre el río Yangtze. Cuando fue construido en 1999, para conmemorar el 50 aniversario de la revolución china de 1947, era el cuarto punete suspendido más largo del mundo y el primero de China. Es una copia del Golden Gate Bridge símbolo de la ciudad estadounidense de San Francisco (1917) y en su construcción colaboraron las compañías Cleveland Bridge & Engineering Co y Goodwin Steel Castings. | GETTY





Podríamos resumir la arquitectura china en cinco etapas, cuatro de ellas casi superpuestas: la tradicional, la soviética, la de aspiraciones occidentales en la que se copiaron iconos arquitectónicos y estilos clásicos de ciudades europeas, la de la arquitectura espectáculo y algo posmoderna, y la de la innovación y la sostenibilidad en la búsqueda de una arquitectura típicamente china.



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Vista aérea de Wuhan, en la que se observa la convivencia de las casas bajas tradicionales, con los bloques de viviendas de corte soviético, rascacielos corporativos del estilo de los de los ochenta y, a la derecha, el centro comercial Hanjie Wanda, del estudio holandés UN Estudio. | GETTY





La última surgió a partir de aquella famosa declaración del presidente chino, Xi Jinping: "Se acabaron los edificios extraños en China". En aquel discurso ante un grupo de personas del sector de la cultura, expresó su voluntad de desarrollar una arquitectura "patriótica, socialista y nacionalista", lo que la mayoría interpretó que se refería a un estilo más propiamente chino, ajustado a la cultura actual del país, menos "extravagante", menos "internacional" y más "contenida", como explica Tiziano Cattaneo en su libro Study on Architecture and Urban Spatial Structure in China's Mega-Cities Suburbs ("Estudio de la arquitectura y la estructura espacial urbana en los suburbios de las megaciudades de China").



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Edificio oficial de estilo renacentista, pero de nueva construcción. | GETTY




El resultado con ciudades, como Wuhan, que recogen lo mejor y lo peor de la arquitectura en un mismo estrato geológico, una misma superficie temporal.



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Wanda Movie Park, de Stufish Entertainment Architects (2014). | STUFISH




Al oeste de la Torre de la Grulla Amarilla, la Montaña de la Tortuga con la Tortoise Mountain TV Tower y el primer puente de la ciudad sobre el río Yangtze, que une aquella montaña con la colina de la Serpiente, donde se eleva la Torre. Aunque su construcción se comenzó a planear entre 1913 y 1948, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil china impidieron su construcción hasta 1955-1957. Mide 1,6 kilómetros y consta de dos niveles: un paso de vehículos en el superior con dos carriles para cada dirección y, en el inferior, una vía ferroviaria de dos direcciones.



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Han Show Theatre, de Stufish Entertainment Architects (2014). | STUFISH




Al este, el complejo de ladrillo y de planta baja que conforma el memorial al Levantamiento de Wuchang, ahora parte de Wuhan, que en 1911 precipitó la caída de la dinastía Qing y estableció una república casi todo el tiempo militar enfrentada con el comunismo. A su espalda, torres de apartamentos de corte soviético. A los pies de la pagoda, el Estanque del Ganso, de 600 metros cuadrados. Y, de repente, el centro comercial Hanjie Wanda, del estudio holandés UN Estudio, "con una fachada paramétrica, con materiales ultramodernos y bastante interesante, sobre todo teniendo en cuenta lo difícil que suele ser hacer buenos centros comerciales y no caer en parques de atracciones a la romana, o a la griega", según advierte Echarte.



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Bio-Lake Reception Center, de Zephyr Architect (2010). | ZEPHYR




En Wuhan hay, para el arquitecto, "varias muestras interesantes que prueban que la arquitectura China es mucho más que 'edificios pato' (dicho a la manera de Denise Scott Brown y Robert Venturi, para referirse a esa arquitectura posmoderna que convirtió cualquier objeto en un edificio, desde un zapato hasta unos prismáticos). Siempre parecen en el borde de lo espectacularizado, pero creo que tiene que ver con una cultura acelerada en lo económico. Aun así, se desenvuelven muy bien espacialmente". Entre ellos, destaca el centro cultural Langtin Yuanzhu Experience Hall, de Challenge Design (2018), por "la lámina plegada que recoge el espacio debajo, la implantación". Mucho más destacable que otros ejemplos como el Museo de la industria moderna Zhang ZhiDong, de Studio Daniel Libeskind, ahora en progreso.

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