A los hijos de Carmen Franco les supo a poco la llamada de la Reina Sofía.

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Ésta Sra es muy masculina...
 
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A los Borbones lla no les importa nada...cuando murio Cayetana D. Alba... JC y Sofia no fueron as entierro o al velorio...como correspondia....vamos estamos hablando de Cayetana....que en su biografia...dicho por ella...lo mas grande y lo mas importante que habia en toda Espana heran los reyes JC y Sofia....los apreciaba...los admiraba...y ellos que? se muere ella y nada...ahora con Carmen les dara igual....a que Felipe no se aparece por ningun lado a darle el pesame a su primo?
 
El Mundo Orbyt.

LA VIDA DE LOS OTROS

EMILIA LANDALUCE

13/01/2018

MARIO CONDE SE SENTÓ CON TEJERO EN EL FUNERAL DE CARMEN FRANCO

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“Fue humilde. No conoció el odio ni el rencor de nadie. Pasó por la vida de puntillas. Se fue sin hacer ruido. Sin una mala cara. Sin miedo. Con la alegría y la sonrisa en los labios. Aprendió a ser fiel en un mundo hostil y a superar situaciones de rechazo”. El cardenal Antonio Cañizares fue el encargado de oficiar el funeral de Carmen Franco Polo. También le había dado la extremaunción. Como en 1988 se la había dado a su madre Carmen Polo.

La hija de Franco solía recordar cuales habían sido las últimas palabras de su madre antes de morir. Cañizares, entonces sacerdote raso estaba terminando de imponer los santos óleos. Doña Carmen le dijo a su hija: “Acompáñale”. Y murió. Maravilla.

La persona que más curiosidad suscitó entre los asistentes al funeral de Carmen Franco fue Leticia Sabater. La verdad es que su presencia –con chaqueta de esmoquin y medias color carne (no transparentes)– fue bastante sorprendente. [Aunque no tanto como cuando cada viernes aparecía en la redacción de Telva para llevarse los números atrasados del Vogue americano]. En la iglesia de los Jesuitas, además de la familia, también estaban Marisa de Borbón, Enrique Ponce, Paloma Cuevas, Beatriz de Orleans, Paloma Segrelles, Amparo Corell, baronesa de Alaquàs,Cayetano Martínez de Irujo, Jaime de Marichalar, Emilio Ibarra, Pilar González de Gregorio, la duquesa de Montealegre María Dolores Bermúdez de Castro, Luis del Rivero, los duques de Terranova, los de Alburquerque, Pepe Barroso, Carmen Lomana, Nieves Herrero, Pedro Trapote...

Sin embargo, pocos repararon en la presencia de Mario Condeque por cierto se sentó en el mismo banco que... ¡Tejero! “Falta elRey Juan Carlos”, se comentaba. El único miembro de la familia del Rey (aunque desde la abdicación lo deberíamos denominar más bien “periferia”) era María Zurita.

La mayoría de las personas que conocen de cerca a la familia Franco destacan la serenidad con la que han afrontado el deceso de doña Carmen. “Están muy tranquilos. Llevándose muy bien”. Seguramente todo estará atado y más atado de lo que todos los periodistas nos imaginamos. Como curiosidad... ¿qué pasará con la casa en la que nació Franco en el Ferrol?

Escribe Jordi Costa que El instante más oscuro, la película de Joe Wight que tanto se parece a Cinco días en Londres. Mayo de 1940. Churchill solo frente a Hitler (Turner) de John Lukacs, es cine de Brexit. Como Dunkerke, Su mejor historia y Churchill, otra producción sobre el premier británico. Al preestreno organizado por el embajador británico acudieron los que suelen presumir de anglofilia. Esperanza Aguirre estaba en plena forma. Rápida, vital. [Aunque utiliza una letra tan grande en su teléfono que no hace falta Villarejo alguno para espiarla]. La política observa desde su retiro el devenir de los acontecimientos. En eso llegó Pablo Casado con su mujer, Isabel Torres Orts. El vicesecretario del PP repasó los lugares comunes churchillianos. Y habló del apaciguamiento y de sus fatales consecuencias. Una de las escenas más ridículas (aunque con cierta base real) es cuando Churchill [Gary Oldman] se mete en el metro para preguntar a los ciudadanos qué harían ellos en su lugar. ¡Hasta Churchill viajaba en metro como Carmena!

En El País han publicado la lista de las 500 personas que pueden viajar en los aviones del Estado: un Airbus 310 (el Air Force Oneespañol) y cinco Falcon 900 (algo así como los nuevos mystère). Y no hay nombres particularmente escandalosos salvo (por ponernos puñeteros) los cónyuges de los ministros de Defensa y Exteriores que han viajado con sus respectivos porque el periplo “incluía alguna cena oficial con pareja”.
 
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LA VIDA DE LOS OTROS

EMILIA LANDALUCE

13/01/2018

MARIO CONDE SE SENTÓ CON TEJERO EN EL FUNERAL DE CARMEN FRANCO

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“Fue humilde. No conoció el odio ni el rencor de nadie. Pasó por la vida de puntillas. Se fue sin hacer ruido. Sin una mala cara. Sin miedo. Con la alegría y la sonrisa en los labios. Aprendió a ser fiel en un mundo hostil y a superar situaciones de rechazo”. El cardenal Antonio Cañizares fue el encargado de oficiar el funeral de Carmen Franco Polo. También le había dado la extremaunción. Como en 1988 se la había dado a su madre Carmen Polo.

La hija de Franco solía recordar cuales habían sido las últimas palabras de su madre antes de morir. Cañizares, entonces sacerdote raso estaba terminando de imponer los santos óleos. Doña Carmen le dijo a su hija: “Acompáñale”. Y murió. Maravilla.

La persona que más curiosidad suscitó entre los asistentes al funeral de Carmen Franco fue Leticia Sabater. La verdad es que su presencia –con chaqueta de esmoquin y medias color carne (no transparentes)– fue bastante sorprendente. [Aunque no tanto como cuando cada viernes aparecía en la redacción de Telva para llevarse los números atrasados del Vogue americano]. En la iglesia de los Jesuitas, además de la familia, también estaban Marisa de Borbón, Enrique Ponce, Paloma Cuevas, Beatriz de Orleans, Paloma Segrelles, Amparo Corell, baronesa de Alaquàs,Cayetano Martínez de Irujo, Jaime de Marichalar, Emilio Ibarra, Pilar González de Gregorio, la duquesa de Montealegre María Dolores Bermúdez de Castro, Luis del Rivero, los duques de Terranova, los de Alburquerque, Pepe Barroso, Carmen Lomana, Nieves Herrero, Pedro Trapote...

Sin embargo, pocos repararon en la presencia de Mario Condeque por cierto se sentó en el mismo banco que... ¡Tejero! “Falta elRey Juan Carlos”, se comentaba. El único miembro de la familia del Rey (aunque desde la abdicación lo deberíamos denominar más bien “periferia”) era María Zurita.

La mayoría de las personas que conocen de cerca a la familia Franco destacan la serenidad con la que han afrontado el deceso de doña Carmen. “Están muy tranquilos. Llevándose muy bien”. Seguramente todo estará atado y más atado de lo que todos los periodistas nos imaginamos. Como curiosidad... ¿qué pasará con la casa en la que nació Franco en el Ferrol?

Escribe Jordi Costa que El instante más oscuro, la película de Joe Wight que tanto se parece a Cinco días en Londres. Mayo de 1940. Churchill solo frente a Hitler (Turner) de John Lukacs, es cine de Brexit. Como Dunkerke, Su mejor historia y Churchill, otra producción sobre el premier británico. Al preestreno organizado por el embajador británico acudieron los que suelen presumir de anglofilia. Esperanza Aguirre estaba en plena forma. Rápida, vital. [Aunque utiliza una letra tan grande en su teléfono que no hace falta Villarejo alguno para espiarla]. La política observa desde su retiro el devenir de los acontecimientos. En eso llegó Pablo Casado con su mujer, Isabel Torres Orts. El vicesecretario del PP repasó los lugares comunes churchillianos. Y habló del apaciguamiento y de sus fatales consecuencias. Una de las escenas más ridículas (aunque con cierta base real) es cuando Churchill [Gary Oldman] se mete en el metro para preguntar a los ciudadanos qué harían ellos en su lugar. ¡Hasta Churchill viajaba en metro como Carmena!

En El País han publicado la lista de las 500 personas que pueden viajar en los aviones del Estado: un Airbus 310 (el Air Force Oneespañol) y cinco Falcon 900 (algo así como los nuevos mystère). Y no hay nombres particularmente escandalosos salvo (por ponernos puñeteros) los cónyuges de los ministros de Defensa y Exteriores que han viajado con sus respectivos porque el periplo “incluía alguna cena oficial con pareja”.
Vaya gente junta...
Sin palabras
 
El blog de Jaime Peñafiel en Republica.com
No ha estado bien
Jaime Peñafiel 15/01/2018


El tormento de la ausencia es peor que el de la presencia. En el caso del funeral de Carmen Franco, ha sido el peor de los males.

Desconozco quién decidió que nadie, absolutamente nadie, de la Casa Real acudiera al templo de San Francisco de Borja, en la madrileña calle de Serrano y a tan sólo unos metros de Hermanos Bécquer, su hogar desde que se casó y donde falleció.

Mal estuvo. Muy mal. No sólo porque se trataba de la hija única del anterior Jefe del Estado a quien, a nivel personal, el rey don Juan Carlos debía tanto. También porque Carmen “jugó un papel fundamental cuando su padre le encargó custodiara el testamento en el que escribió de su puño y letra el nombre del sucesor”, según un amigo de los Franco a la compañera Consuelo Font.

Por otro lado más personal, doña Sofía le distinguió siempre con su amistad. Y se interesó, llamando cuando supo lo del cáncer que ha acabado con su vida. Además, no hay que olvidar se trataba de la abuela del sobrino, Luis Alfonso de Borbón.

Y, si no fueran ya suficientes los motivos, Carmen dejó bien claro, cuando le comunicaron la inmediatez de su final, que “Aquí estoy. Dispuesta a recibir aquello que Dios disponga. Reivindico mi nombre porque no quiero ser juzgada por la vida de mi padre, ni de la de mi marido ni la de mis hijos. Soy Carmen. Nada más”.

Estas palabras debían haber sido suficientes para que la Casa Real decidiera estar representada en el funeral celebrado ante 1.500 personas, entre ellos muchos aristócratas nada sospechosos con el franquismo como los Martínez de Irujo, Baviera, Jesús Posadas expresidente del Congreso, Emilio Ibarra, Pepe Barroso y muchos otros. Sorprendidos, cuando no indignados, de que nadie, absolutamente nadie de la Familia Real, se hubieran dignado a estar presente ese día. No se entendía este desprecio.

Al parecer, ser hija de quien fue, ha debido pesar mucho en la Casa Real. Ignoro quién o quiénes tomaron tal decisión. Y quién y quiénes deciden dónde tienen o no que asistir los Reyes Eméritos. Pienso que, independiente de Jaime Alfonsín, Jefe de la Casa del Rey, o Domingo Martínez, el teniente general de la Guardia Civil, secretario general de la Casa y número dos o el diplomático Alfredo Martínez, secretario de Letizia, es Felipe VI el que tiene la última palabra. Quienes, desgraciadamente, no tiene ninguna son don Juan Carlos y Doña Sofía.

Quien haya sido, que asuma la responsabilidad de haber hecho un daño tan gratuito no tanto a la familia y a la memoria de Carmen sino a la propia Familia Real. Ya lo decía el general Sabino: los Borbones siempre son muy desagradecidos.

https://www.republica.com/reino-de-corazones/2018/01/15/no-ha-estado-bien/
 
El blog de Jaime Peñafiel en Republica.com
No ha estado bien
Jaime Peñafiel 15/01/2018


El tormento de la ausencia es peor que el de la presencia. En el caso del funeral de Carmen Franco, ha sido el peor de los males.

Desconozco quién decidió que nadie, absolutamente nadie, de la Casa Real acudiera al templo de San Francisco de Borja, en la madrileña calle de Serrano y a tan sólo unos metros de Hermanos Bécquer, su hogar desde que se casó y donde falleció.

Mal estuvo. Muy mal. No sólo porque se trataba de la hija única del anterior Jefe del Estado a quien, a nivel personal, el rey don Juan Carlos debía tanto. También porque Carmen “jugó un papel fundamental cuando su padre le encargó custodiara el testamento en el que escribió de su puño y letra el nombre del sucesor”, según un amigo de los Franco a la compañera Consuelo Font.

Por otro lado más personal, doña Sofía le distinguió siempre con su amistad. Y se interesó, llamando cuando supo lo del cáncer que ha acabado con su vida. Además, no hay que olvidar se trataba de la abuela del sobrino, Luis Alfonso de Borbón.

Y, si no fueran ya suficientes los motivos, Carmen dejó bien claro, cuando le comunicaron la inmediatez de su final, que “Aquí estoy. Dispuesta a recibir aquello que Dios disponga. Reivindico mi nombre porque no quiero ser juzgada por la vida de mi padre, ni de la de mi marido ni la de mis hijos. Soy Carmen. Nada más”.

Estas palabras debían haber sido suficientes para que la Casa Real decidiera estar representada en el funeral celebrado ante 1.500 personas, entre ellos muchos aristócratas nada sospechosos con el franquismo como los Martínez de Irujo, Baviera, Jesús Posadas expresidente del Congreso, Emilio Ibarra, Pepe Barroso y muchos otros. Sorprendidos, cuando no indignados, de que nadie, absolutamente nadie de la Familia Real, se hubieran dignado a estar presente ese día. No se entendía este desprecio.

Al parecer, ser hija de quien fue, ha debido pesar mucho en la Casa Real. Ignoro quién o quiénes tomaron tal decisión. Y quién y quiénes deciden dónde tienen o no que asistir los Reyes Eméritos. Pienso que, independiente de Jaime Alfonsín, Jefe de la Casa del Rey, o Domingo Martínez, el teniente general de la Guardia Civil, secretario general de la Casa y número dos o el diplomático Alfredo Martínez, secretario de Letizia, es Felipe VI el que tiene la última palabra. Quienes, desgraciadamente, no tiene ninguna son don Juan Carlos y Doña Sofía.

Quien haya sido, que asuma la responsabilidad de haber hecho un daño tan gratuito no tanto a la familia y a la memoria de Carmen sino a la propia Familia Real. Ya lo decía el general Sabino: los Borbones siempre son muy desagradecidos.

https://www.republica.com/reino-de-corazones/2018/01/15/no-ha-estado-bien/
Creo que hubiera sido peor que estuviesen allí.
Si quieren sus imagenes disociadas de esta familia o de Franco, es lo mejor que pueden hacer.
Franco les ayudo y ya está, no creo que deban más que eso a los Franco...que siguen pensando que España les pertenece.
Don Peña es el ej. de mentalidad arcaica de este País, que laurea a los impresentables, una lastima.
 
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