Juicio al 'procés' - Referéndum en Cataluña — El conflicto catalán

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No, no, claaaaaro. Segundo párrafo. La última vez que se dictaron respecto a representantes políticos iban dirigidas a Rusia y a Turquía. Selecto club en el que ahora también está incluida Hespaña. Ideal para cuando se lleven todos los casos al TEDH. Y ajústese la rebequita que vienen curvas.

Ver el archivo adjunto 691791

No se ha dictado nada. Es un acuse de recibo. Si miras bien entre la fecha de la solicitud y la respuesta hay un par de días escasos. Simplemente le dan el nr de registro. Es un formulario prefabricado en el que sólo cambian el nr de registro y los nombres. En el escrito explican como es el protocolo y piden al respectivo país no tomar medidas contra la persona afectada que causen daños irreversibles. Todo escrito debe tener esta fórmula incluída (articulo 6 del convenio). Por eso mismo a continuación dice "This request does not imply that any decision has been reached" (este es el segundo párrafo ese que la última vez iba dirigido a Rusia y a Turquía no lo sabes tú, seguramente hoy habrán enviado un para de docenas de estas cartas a diferentes países del mundo.

Te invito a que vayas a la página de cualquier entidad que luche por los derechos humanos. Casi todas tienen una apartado con casos en los que se pide colaboración, por ejemplo escribir una carta a las Naciones Unidas. Te contestaran amablemente con el mism escrito, otro nr de registro y otro nombre, por supuesto. He estado años escribiendo cartas y recibiendo escritos porque he colaborado con AI.
Es un acuse de recibo, sin más, quien diga otra cosa no sabe lo que dice o mucho peor, miente como un bellaco.
 
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Paulino que te hacen la competencia


Los Tuits que estoy leyendo son lo más grande. Se toma en cuenta a cualquier capullo con el que no te tomarías ni una caña (y no lo digo por este caso, es en general). Ays, la generación más preparada...
 
Oyes, que el PNV no os aprueba los presupuestos por lo del 155. Pedrito va a tener que bajarse otra vez las bragas..
El que se las bajo fue el puchi es que no eran de Mataro

Puigdemont y Urkullu iniciaron el 19 de junio una comunicación casi diaria sobre la situación en Catalunya

Puigdemont y Urkullu establecieron un contacto regular, casi diario, sobre la situación en Catalunya, a partir del 19 de junio, fecha en la que ambos dirigentes se reunieron en Barcelona con ocasión del 30.º aniversario del atentado de ETA en Hipercor. El lehendakari se volcó en el seguimiento de la situación catalana, según consta en un memorándum que obra en poder del Euskadi Buru Batzar, órgano ejecutivo del Partido Nacionalista Vasco. (Anotación al margen: en el nacionalismo vasco, el presidente se debe al partido. En Catalunya, el partido se debe al presidente, según la tradición instaurada por Francesc Macià en 1931).

El 19 de julio, Urkullu fue recibido en la Moncloa por Mariano Rajoy, con la cuestión catalana en el orden del día. Al día siguiente, el lehendakari recibió en el palacio de Ajuria Enea de Vitoria al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. El 26 de agosto tuvo que regresar a Barcelona con motivo del atentado terrorista en la Rambla. Precavido ante la enorme tensión política que presidió la manifestación de rechazo –estaban presentes el Rey y el primer ministro Rajoy, que fueron abucheados por una parte del público–, optó por ubicarse entre los manifestantes, a una cierta distancia de las cabeceras.

El 20 de septiembre, Urkullu llamó a Rajoy para expresar su protesta por la detenciones de altos cargos de la Generalitat efectuadas por la Guardia Civil. Aquel mismo día envió un mensaje sobre la situación creada en Barcelona al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

El 5 de octubre, un día después del discurso del Rey en televisión, empezó a trabajar en un plan que pudiese evitar la intervención de la autonomía catalana y el consiguiente golpe de péndulo en toda España contra los nacionalismos periféricos. El discurso del Rey es fundamental en los acontecimientos de octubre.

Dirigida a la comunidad internacional, a todas las instancias del Estado y a la opinión pública española, la enérgica alocución de Felipe VI ahuyentaba la mediación internacional afanosamente buscada por la Generalitat (véase La Van guardia de ayer) y llamaba a filas al PSOE, que el 3 de octubre había presentado una moción de reprobación contra la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría por las cargas policiales del 1 de octubre en Catalunya. Al cabo de una semana, esa moción ya había sido retirada. Urkullu prepara un documento titulado Propuesta de declaraciones concordantes y encadenadas.

El 8 de octubre habla por teléfono con el arzobispo de Bolonia, Matteo Zuppi, de la Comunidad de San Egidio, para conocer la disposición del Vaticano a la mediación. Resultado negativo. La Iglesia de Roma no piensa intervenir, pero deja que el arzobispo de Barcelona, cardenal Juan José Omella, mantenga conversaciones con políticos catalanes para evitar una situación sin salida.

El 10 de octubre por la mañana, Puigdemont comunica a Urkullu que dejará en suspenso la DUI en el Parlament de Catalunya. Por la tarde, el presidente catalán le informa de las dificultades que ha tenido con ERC y la CUP antes del pleno y le da las gracias por todas las gestiones que está realizando. (Marta Rovira, secretaria general de ERC, amenazó con dimitir aquella tarde como portavoz de Junts pel Sí). Contactos con Rajoy y Sánchez. Se abre un tenso periodo de espera, mientras el Gobierno prepara la tramitación del 155.

El 19 de octubre, Urkullu efectúa una declaración institucional. Afirma que Puigdemont no ha declarado la independencia y que por lo tanto no hay motivo para aplicar el 155. “Hago un llamamiento a la distensión y al diálogo. Hay abierta una oportunidad al diálogo”. Ajuria Enea envía copia de esas declaraciones a Juncker y a Donald Tusk

El día 20 remite unas consideraciones por escrito a Puigdemont y vuelve a conversar con Pedro Sánchez. El 25 recibe en Ajuria Enea a cuatro profesionales y empresarios catalanes (Emilio Cuatrecasas, Juan José López Burniol, Marian Puig y Joaquim Coello), que le ayudan a coser un pacto de última hora. Puigdemont convocará elecciones, y el Gobierno dejará en suspenso la aplicación del 155, cuya aprobación en el Senado ya no puede ser evitada. El PSOE presenta una enmienda en el Senado para facilitar el compromiso, nunca escrito.

Primero, un paso; después, otro. Declaraciones encadenadas. Puigdemont acepta. Oriol Junqueras calla y se reserva. La voz más contraria vuelve a ser la de Marta Rovira. Lloros y alguna estridencia en una tormentosa reunión que acaba a las tres de la madrugada del jueves 26. El jueves a las once, reunión del grupo parlamentario de Junts pel Sí. Más lágrimas. Puigdemont mantiene la decisión de convocar y así se lo comunica a Urkullu. Rajoy llega a tener el borrador de la convocatoria electoral encima de su mesa. Todo está preparado, pero la presión ambiental hace mella en el presidente catalán. En la plaza de Sant Jaume le llaman traidor, en Twitter su fotografía aparece cabeza abajo y el diputado Gabriel Rufiánemite: “155 monedas de plata”. ERC maniobra para capitalizar la decepción. Los consellers Jordi Turull y Josep Rull, del PDECat, hoy en prisión, le imploran que reconsidere su decisión. Dos diputados del partido del presidente dimiten. Los alcaldes convergentes están aterrorizados.

A las dos de la tarde, Puigdemont escribe a Urkullu: “Tengo una rebelión. No puedo aguantar”.


Un mes después, en Sabin Etxea, sede central del PNV, dicen: “Hicimos todo lo que pudimos”.
 
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