Carta a mis lectores más críticos

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Carta a mis lectores más críticos
Jaime Peñafiel 25/12/2017

Quiero aprovechar estos días navideños y de fin de año no sólo para felicitar a los lectores de República.com en general y a los de esta columna muy en particular. Pero, sobre todo, a aquellos que, semana tras semana, me hacen llegar sus opiniones y sus comentarios sobre lo que escribo.

A veces, las reflexiones o ciertas e inteligentes reflexiones me obligan a cambiar de opinión como de camisa. Es una cuestión de limpieza, porque las opiniones no se deben combatir sino por medio del raciocinio, aceptando que, sobre algunos temas, como la Monarquía Española, suele haber tantas opiniones como hombres. O mujeres.

Mark Twain decía que “no sería deseable que todos pensáramos igual”. La diferencia de opiniones es lo que obliga a esta columna.

“Alfonso A.” Me hace llegar su cansancio por el hastío que le provoca mi obsesión con Letizia y mi “inquina” que no acaba de entender aunque piensa “que vende y crea polémica”. Aunque tiene la sinceridad de reconocer que “afortunadamente es un disfrute para mí” ¡Menos mal!

Y “Mario” quien “por una vez totalmente de acuerdo con usted excepto en lo del abuelo taxista. Dejemos a los muertos descansen en paz. Ninguna culpa tuvo de que su nieta sea como es, más Ortiz que Rocasolano”.

Alfonso A coincide con varios lectores, que “Es muy penoso ver cómo emplea la profesión del abuelo de Letizia como un elemento de minusvaloración que invalida el grueso del artículo”.

Y “Mario” pone el dedo en la llaga con esta inteligente reflexión: “lo que sucede a esta mujer (Letizia) es que no es capaz de tener su propio estilo con su carácter variable: hoy voy de profesora, mañana de vedette; hoy estoy contenta, ayer estaba enfurruñada”.

“Mariángeles” está de acuerdo con varios comunicantes sobre los gastos de Letizia, “pero me molesta bastante los comentarios parciales del señor Peñafiel: nunca he leído nada sobre los gastos de la anterior Reina sobre sus viajes a Londres, a USA, a la India acompañada siempre de su hermana”.

Y “MadridCarmen”: “De acuerdo en todo con usted señor Peñafiel excepto en lo de recalcar, una y otra vez, lo de “nieta de taxista”. ¿Es mejor ser hijo de padre con “amigas entrañables” por decirlo finamente?”

Por último, Alfonso me anima a que, en el próximo artículo, escriba sobre los supuestos hijos ilegítimos del Rey emérito. Y “El Elector” cambia de tema para criticarme que haya escrito en esta columna sobre el Pazo de Meirás y los herederos de Franco que pueden seguir disfrutándolo porque “ellos no tienen la culpa”.

Aunque, a veces, es uno tan distinto de sí mismo como de los demás, voy a intentar explicar a mis lectores más críticos, el por qué de mis comentarios, de mis fijaciones o de mis “inquinas”, según el comunicante Alfonso A.

Creo obligado manifestar, por si los lectores no lo saben, que este columnista no es ni ha sido nunca monárquico. A lo sumo, “juancarlista”. Como millones de españoles. Pero, desde que don Juan Carlos abdicó o le abdicaron, ya no sé lo que soy. Simple y sencillamente un español, un periodista independiente para quien, Felipe, es el Jefe del Estado. También lo era don Juan Carlos. Lo de Rey… para los monárquicos.

Siempre he sido respetuoso con la Institución y con quienes la encarnan. Pero exijo que quienes la encarnan, quienes la representan sean ejemplares. O lo parezcan. Todo para ellos son privilegios con pocas obligaciones. Por lo tanto, hay que ser críticos y vigilantes con sus comportamientos.

Siempre admiré y respeté a Don Juan de Borbón, conde de Barcelona. Por su coherencia vital. He dicho y escrito que, de haber vivido, Felipe nunca se hubiera casado con Letizia. En este terreno, el padre de Don Juan Carlos tenía las ideas muy claras. En algunas cosas. En otras, no tanto.

Con destino a su nieto, el actual Jefe del Estado, Don Juan dejó escrito una serie de consejos, a propósito de su futuro sentimental, y que Alfonso Ussía llegó a publicar, en 1996, en su columna de ABC con el título “El Príncipe no es libre”. Mis críticas a Letizia no me las achaquen a mí sino a lo que el Conde de Barcelona exigía, tanto a su nieto como a la mujer con quien contrajera matrimonio.

Sólo con el ánimo de que mis lectores, sobre todo los más críticos, entiendan las opiniones en mis columnas, voy a recordar los sabios consejos de aquel gran hombre que, siendo hijo de Rey, padre y abuelo de Rey, nunca… fue Rey.

Estos consejos los dictó Don Juan a propósito de las relaciones que, el entonces príncipe Felipe mantenía con Isabel Sartorius, esa joven a la que últimamente se la está relacionando con el expresidente de Telefónica, César Alierta.

“Los que animan a mi nieto a mantener relaciones con esa chica tan simpática, la destrozaran en su primer fallo, porque no está educada ni preparada para ser Reina”.

Según el Conde de Barcelona, su nieto debía saber que “no puede ser libre para elegir a su futura esposa porque esta será la Reina de España y su libertad de elección está limitada”.

Negarle la libertad para casarse con quien quisiera era muy duro. Más propio de otras tiempos, pero, sobre todo, de matrimonios de Estado que ya no se llevan.

Cierto es que el abuelo aceptaba que “el Príncipe se casará con quien tenga que casarse. Lo tiene muy claro”, por supuesto. Pero “hacerlo por encima de cualquier inclinación eventual” no debería.

El abuelo paterno llevaba mucha razón y demostraba conocer a los españoles cuando dejó escrito: “Un español siempre encontrará un argumento para justificar un error personal del Rey, pero es mucho menos generoso con los tropiezos o el pasado de la consorte”. Lo estamos viendo. No se le perdona a Letizia su pasado. Continuamente me estoy refiriendo a este pasado. Posiblemente porque me es muy difícil olvidar las palabras de Don Juan a propósito de esta circunstancia: “Una reina no puede tener pasado porque este estará siempre presente”.

Cierto es que la biografía de Letizia es como la de Jesucristo: sólo se conoce a partir de los… treinta años. Casi los que tenía cuando se casó con Felipe. Para los españoles y por “orden real” aquel día, la prometida del Heredero ni había esta nunca casada y por lo tanto no estaba divorciada. Tampoco había tenido amores ni amoríos y por supuesto maternidades interrumpidas.

¿Sabían ustedes, estimados lectores, que Felipe y Letizia acudieron a los preceptivos cursillos prematrimoniales? ¿Y que estos fueron impartidos por el arzobispo castrense Monseñor Estepa? ¿Y que, cuando este le preguntó a Letizia, “cuando usted se casó con Alonso Guerrero lo hizo en una ceremonia civil ¿por qué ahora lo hace por la Iglesia Católica?”.

Los comentarios a su respuesta los dejo para mis lectores, sobre todo a los más críticos:

“Porque cuando conocí a Felipe, vi la Luz de la Fe Católica”.

Este columnista desea, sinceramente y de corazón, que esa luz que Letizia vio cuando conoció a Felipe no se extinga jamás. Que ilumine, no tanto la Fe Católica, que es un sentimiento íntimo, sino el amor. Porque el infierno, queridos, es no amar, la última palabra de todo. Y que el tiempo no haga perder el amor. Que así sea. Se lo deseo en estas Navidades también a ustedes.

https://www.republica.com/reino-de-corazones/2017/12/25/carta-a-mis-lectores-mas-criticos/
 
El texto intentó explicar cosas que para mi siguen sin sentido.
Humillarla por ser nieta de taxista es una; confieso que para mi, el Sr. Paco era lo mejorcito de esa familia y la prueba es que todos que le conocieron, le querian mucho. Ser humilde y currante, no es sinonimo de impresentable, como muchos que solemos ver.
Ésta frase : “Un español siempre encontrará un argumento para justificar un error personal del Rey, pero es mucho menos generoso con los tropiezos o el pasado de la consorte”.
Felipe me viene cayendo cada día peor y el unico culpable de la Monarquia estar como está, es suya. No hay que poner la culpa integralmente a Letizia. Ella no da la talla, pero quien la puso ahí fue Felipe. Él como ella, tienen mucho que ocultar, basta ver las varias historias contadas de como se han conocido y posteriormente, de como ponian cuernos al ex de la Leti.
Y sobre el tal amor comentado, veo dificil amar a algo o alguién que demuestra a menudo que solo está donde está, por sus intereses personales. Que no veo ningún amor por España o por sus paisanos.
Por suerte nunca he creido en los cuentos de las princesas Disney...quizá eso me ayude a mirar la vida por otro prisma.
 
Última edición:
Yo siempre he pensado que no es una ofensa a señor taxista, es como decirle a leticia de donde procede, porque a ella le humillaba tener a su abuela pescadera y a su abuelo taxista...acordaros como le pidió al primo que se llevara al abuelo en la boda porque con todas bailaba y a ella le abochornaba...El día del funeral de su abuela pescadera parecía aliviada y hasta contenta...Ella se enorgullece de su abuela lo "locutora de radio", porque eso es "chic", lo otro la humillaba, y ella desciende de la pata del Cid...Es leticia quién lo toma como una ofensa...

De la misma manera que no le gusta que pongamos fotos de antes de sus operaciones, de su napia, de sus huesarrancos....etc...Se averguenza de todo lo pasado...

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Yo siempre he pensado que no es una ofensa a señor taxista, es como decirle a leticia de donde procede, porque a ella le humillaba tener a su abuela pescadera y a su abuelo taxista...acordaros como le pidió al primo que se llevara al abuelo en la boda porque con todas bailaba y a ella le abochornaba...El día del funeral de su abuela pescadera parecía aliviada y hasta contenta...Ella se enorgullece de su abuela lo "locutora de radio", porque eso es "chic", lo otro la humillaba, y ella desciende de la pata del Cid...Es leticia quién lo toma como una ofensa...

De la misma manera que no le gusta que pongamos fotos de antes de sus operaciones, de su napia, de sus huesarrancos....etc...Se averguenza de todo lo pasado...

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Carta a mis lectores más críticos
Jaime Peñafiel 25/12/2017

Quiero aprovechar estos días navideños y de fin de año no sólo para felicitar a los lectores de República.com en general y a los de esta columna muy en particular. Pero, sobre todo, a aquellos que, semana tras semana, me hacen llegar sus opiniones y sus comentarios sobre lo que escribo.

A veces, las reflexiones o ciertas e inteligentes reflexiones me obligan a cambiar de opinión como de camisa. Es una cuestión de limpieza, porque las opiniones no se deben combatir sino por medio del raciocinio, aceptando que, sobre algunos temas, como la Monarquía Española, suele haber tantas opiniones como hombres. O mujeres.

Mark Twain decía que “no sería deseable que todos pensáramos igual”. La diferencia de opiniones es lo que obliga a esta columna.

“Alfonso A.” Me hace llegar su cansancio por el hastío que le provoca mi obsesión con Letizia y mi “inquina” que no acaba de entender aunque piensa “que vende y crea polémica”. Aunque tiene la sinceridad de reconocer que “afortunadamente es un disfrute para mí” ¡Menos mal!

Y “Mario” quien “por una vez totalmente de acuerdo con usted excepto en lo del abuelo taxista. Dejemos a los muertos descansen en paz. Ninguna culpa tuvo de que su nieta sea como es, más Ortiz que Rocasolano”.

Alfonso A coincide con varios lectores, que “Es muy penoso ver cómo emplea la profesión del abuelo de Letizia como un elemento de minusvaloración que invalida el grueso del artículo”.

Y “Mario” pone el dedo en la llaga con esta inteligente reflexión: “lo que sucede a esta mujer (Letizia) es que no es capaz de tener su propio estilo con su carácter variable: hoy voy de profesora, mañana de vedette; hoy estoy contenta, ayer estaba enfurruñada”.

“Mariángeles” está de acuerdo con varios comunicantes sobre los gastos de Letizia, “pero me molesta bastante los comentarios parciales del señor Peñafiel: nunca he leído nada sobre los gastos de la anterior Reina sobre sus viajes a Londres, a USA, a la India acompañada siempre de su hermana”.

Y “MadridCarmen”: “De acuerdo en todo con usted señor Peñafiel excepto en lo de recalcar, una y otra vez, lo de “nieta de taxista”. ¿Es mejor ser hijo de padre con “amigas entrañables” por decirlo finamente?”

Por último, Alfonso me anima a que, en el próximo artículo, escriba sobre los supuestos hijos ilegítimos del Rey emérito. Y “El Elector” cambia de tema para criticarme que haya escrito en esta columna sobre el Pazo de Meirás y los herederos de Franco que pueden seguir disfrutándolo porque “ellos no tienen la culpa”.

Aunque, a veces, es uno tan distinto de sí mismo como de los demás, voy a intentar explicar a mis lectores más críticos, el por qué de mis comentarios, de mis fijaciones o de mis “inquinas”, según el comunicante Alfonso A.

Creo obligado manifestar, por si los lectores no lo saben, que este columnista no es ni ha sido nunca monárquico. A lo sumo, “juancarlista”. Como millones de españoles. Pero, desde que don Juan Carlos abdicó o le abdicaron, ya no sé lo que soy. Simple y sencillamente un español, un periodista independiente para quien, Felipe, es el Jefe del Estado. También lo era don Juan Carlos. Lo de Rey… para los monárquicos.

Siempre he sido respetuoso con la Institución y con quienes la encarnan. Pero exijo que quienes la encarnan, quienes la representan sean ejemplares. O lo parezcan. Todo para ellos son privilegios con pocas obligaciones. Por lo tanto, hay que ser críticos y vigilantes con sus comportamientos.

Siempre admiré y respeté a Don Juan de Borbón, conde de Barcelona. Por su coherencia vital. He dicho y escrito que, de haber vivido, Felipe nunca se hubiera casado con Letizia. En este terreno, el padre de Don Juan Carlos tenía las ideas muy claras. En algunas cosas. En otras, no tanto.

Con destino a su nieto, el actual Jefe del Estado, Don Juan dejó escrito una serie de consejos, a propósito de su futuro sentimental, y que Alfonso Ussía llegó a publicar, en 1996, en su columna de ABC con el título “El Príncipe no es libre”. Mis críticas a Letizia no me las achaquen a mí sino a lo que el Conde de Barcelona exigía, tanto a su nieto como a la mujer con quien contrajera matrimonio.

Sólo con el ánimo de que mis lectores, sobre todo los más críticos, entiendan las opiniones en mis columnas, voy a recordar los sabios consejos de aquel gran hombre que, siendo hijo de Rey, padre y abuelo de Rey, nunca… fue Rey.

Estos consejos los dictó Don Juan a propósito de las relaciones que, el entonces príncipe Felipe mantenía con Isabel Sartorius, esa joven a la que últimamente se la está relacionando con el expresidente de Telefónica, César Alierta.

“Los que animan a mi nieto a mantener relaciones con esa chica tan simpática, la destrozaran en su primer fallo, porque no está educada ni preparada para ser Reina”.

Según el Conde de Barcelona, su nieto debía saber que “no puede ser libre para elegir a su futura esposa porque esta será la Reina de España y su libertad de elección está limitada”.

Negarle la libertad para casarse con quien quisiera era muy duro. Más propio de otras tiempos, pero, sobre todo, de matrimonios de Estado que ya no se llevan.

Cierto es que el abuelo aceptaba que “el Príncipe se casará con quien tenga que casarse. Lo tiene muy claro”, por supuesto. Pero “hacerlo por encima de cualquier inclinación eventual” no debería.

El abuelo paterno llevaba mucha razón y demostraba conocer a los españoles cuando dejó escrito: “Un español siempre encontrará un argumento para justificar un error personal del Rey, pero es mucho menos generoso con los tropiezos o el pasado de la consorte”. Lo estamos viendo. No se le perdona a Letizia su pasado. Continuamente me estoy refiriendo a este pasado. Posiblemente porque me es muy difícil olvidar las palabras de Don Juan a propósito de esta circunstancia: “Una reina no puede tener pasado porque este estará siempre presente”.

Cierto es que la biografía de Letizia es como la de Jesucristo: sólo se conoce a partir de los… treinta años. Casi los que tenía cuando se casó con Felipe. Para los españoles y por “orden real” aquel día, la prometida del Heredero ni había esta nunca casada y por lo tanto no estaba divorciada. Tampoco había tenido amores ni amoríos y por supuesto maternidades interrumpidas.

¿Sabían ustedes, estimados lectores, que Felipe y Letizia acudieron a los preceptivos cursillos prematrimoniales? ¿Y que estos fueron impartidos por el arzobispo castrense Monseñor Estepa? ¿Y que, cuando este le preguntó a Letizia, “cuando usted se casó con Alonso Guerrero lo hizo en una ceremonia civil ¿por qué ahora lo hace por la Iglesia Católica?”.

Los comentarios a su respuesta los dejo para mis lectores, sobre todo a los más críticos:

“Porque cuando conocí a Felipe, vi la Luz de la Fe Católica”.

Este columnista desea, sinceramente y de corazón, que esa luz que Letizia vio cuando conoció a Felipe no se extinga jamás. Que ilumine, no tanto la Fe Católica, que es un sentimiento íntimo, sino el amor. Porque el infierno, queridos, es no amar, la última palabra de todo. Y que el tiempo no haga perder el amor. Que así sea. Se lo deseo en estas Navidades también a ustedes.

https://www.republica.com/reino-de-corazones/2017/12/25/carta-a-mis-lectores-mas-criticos/


don Peniafiel, usted siga escribiendo su columna ! Cuando dejamos de ser productivos entonces es cuando
nos llega la vejez ( no son los anios...son los kilometros!)
Ademas, yo siempre lo lei cuando era director de Hola, y habian reportajes intensos, buenos ( no como los de ahora! mucha baba) Es bueno recordar como eran los personajes en ese entonces, y como andan por hoy.
Si a alguien le aburre su columna pues no lo leeran,y santas pascualinas.
Pero a otras personas ( como yo) a mi me gusta recordar lo leido en esas epocas,
ya que la nueva generacion distorciona los hechos de entonces y les aniaden sapos y ranas
por no decir destilan odio. Que la pase bonito. Gracias.
 
don Peniafiel, usted siga escribiendo su columna ! Cuando dejamos de ser productivos entonces es cuando
nos llega la vejez ( no son los anios...son los kilometros!)
Ademas, yo siempre lo lei cuando era director de Hola, y habian reportajes intensos, buenos ( no como los de ahora! mucha baba) Es bueno recordar como eran los personajes en ese entonces, y como andan por hoy.
Si a alguien le aburre su columna pues no lo leeran,y santas pascualinas.
Pero a otras personas ( como yo) a mi me gusta recordar lo leido en esas epocas,
ya que la nueva generacion distorciona los hechos de entonces y les aniaden sapos y ranas
por no decir destilan odio. Que la pase bonito. Gracias.
Since, le tienes que hacer un deja vu, yo ya le conoci escribiendo como ahora, es decir, con esta baba jajajaja Confieso que en muchos momentos me pregunto para que lo hace...pero bueno.
 
Since, le tienes que hacer un deja vu, yo ya le conoci escribiendo como ahora, es decir, con esta baba jajajaja Confieso que en muchos momentos me pregunto para que lo hace...pero bueno.

...lo hace para estar ocupado! ( Me imagino .Porque yo tambien escribo ...para ocuparme en algo,
al jubilarse uno debe estar SIEMPRE ocupado en algo!)

En cuanto a lo de las babas, me referia a ciertos periolistos.
 
Eso Since, tu aqui ocupada con nosotros, que si no te extrañamos...(y)

Este Foro me ayuda, especialmente cuando con tanta nieve no puedo ir a ninguna parte
y me encanta sentarme con mi taza de chocolate y sanguichitos enfrente a la chimenea
y leer a todas las coti-compis aun quienes me ponen la crucecita roja, me gustan!
Que tengan toditos/as Felices Fiestas !
 
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