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En Cat si vas de visita de lo que tienes que tener cuidado es: 1. De que te roben la cartera en las ramblas. 2. Atascos.
Yo cuando voy a CAT me hablan en castellano y nadie me mira mal yo, por educación, les digo cuatro cosillas que se en CAT, para mí todo esto es más profundo es money money, y todo esto del jamón, las familias picolos envueltos en rojigualdas etc es pura caspa del facherio de toa la vida, de esa Hepania que yo no aguanto y lo encuentro trasnochado
comparar.Si y no! Yo nunca compararía la historia económica, política y cultural de CAT con Logroño, por eso no pueden ser igual, son diferentes! Así es! Es una comunidad rica e importante y lo saben de ahí todo esto
En Cat si vas de visita de lo que tienes que tener cuidado es: 1. De que te roben la cartera en las ramblas. 2. Atascos.
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Comentarios como el que haces no ayuda mucho
me requeteparto.
se debería retomar urgentemente la tradición ESPANOLA de tomar la fresca casi cada día un poquito. Calma la mente.
Keep Calm and toma la fresca.
Si, calma la mente y desmonta el drama show en un plis plas.Si mejor calma la mente
os independentistas catalanes suelen apostar por la Unión Europea como vía para librarse de España, pero esa fórmula está llamada a provocar más frustración que reconocimiento. Los vasos comunicantes entre Madrid y Bruselas son tan fuertes legal y políticamente que el rechazo comunitario a un referéndum ilegal en Cataluña podría incluso alentar el euroescepticismo de una región cuyo encaje en la UE ya presenta rozaduras desde hace tiempo.
El nacionalismo catalán de los años 80, como el vasco, observaba a la UE como una aliada para vaciar de competencias a una administración central que se debilitaría progresivamente. La premisa se ha cumplido en parte y los gobiernos centrales han perdido, por ejemplo, el control de la política monetaria o la de competencia.
Pero el trasvase no ha sido siempre unívoco y casi nunca ha favorecido a las administraciones infraestatales. El afán armonizador de Bruselas a veces no casa bien con las diferencias legales dentro de cada Estado. En algún momento, llegó a estar incluso en peligro el Concierto fiscal vasco (que Cataluña podría reclamar) por una sentencia del Tribunal de la UE que hizo temblar más al gobierno de Vitoria que cualquier recurso de inconstitucionalidad.
El resultado ha sido un creciente desapego del nacionalismo hacia una Unión donde la capital del Estado lleva la voz cantante. Desapego que roza la ruptura entre ciertos independentistas catalanes, como revela la reciente quema de banderas europeas, un acto minoritario pero significativo.
"Cataluña no está aún en el momento del desgarro con Europa pero sí en el comienzo del dilema entre el europeísmo soñado que no llega y la renacionalización defensiva", señala una de las fuentes consultadas.
Y es que Cataluña, como otras regiones europeas con poderes legislativos, lleva años buscando acomodo en la estructura institucional de la UE, pero sin llegar a encontrarlo del todo. Lejos de ir hacia una Unión de regiones, como auguraban algunos analistas hace 20 años, la UE se ha afianzado como una Unión de Estados en la que las respectivas capitales son, casi siempre, el principal o único interlocutor de Bruselas.
La UE intentó dar voz a las autoridades infraestatales en 1994 con la creación del Comité de las Regiones como órgano consultivo de la UE. Un foro en el que se sientan 350 representantes de regiones de toda Europa (21 de España) y que debe emitir dictámenes sobre las propuestas legislativas en materia de educación, cultura, salud pública, redes transeuropeas (transporte, telecomunicaciones energía) y de cohesión económica social.
El Comité ha ido ganando atribuciones, como la posibilidad, introducida en el Tratado de Lisboa (2009), de denunciar ante el Tribunal de Justicia europea los casos en que se infrinja el principio de subsidiariedad."Pero desde hace años ni el gobierno catalán ni el vasco se sienten cómodos en un Comité donde conviven con otras regiones sin apenas poderes, como las suecas", comenta una fuente europea.
La UE también ha abierto vías de participación de las regiones en el Consejo de Ministros de la UE, el órgano decisorio y legislativo en que sientan los representantes de los 28 Estados miembros. Cada uno de los ocho estados con regiones con competencias legislativas ha buscado una fórmula para canalizar esa participación. La ofensiva para ese reconocimiento de las regiones en el Consejo corrió a cargo de Bélgica y Alemania, países con una estructura federal profunda.
En algunos casos, como Austria, los länder (regiones) pueden pactar una posición común que el gobierno central está obligado a defender en Bruselas (salvo en casos excepcionales relacionados con la política exterior o la integración europea), según detalla un reciente informe del centro de estudios del Parlamento Europeo. En el caso de Bélgica, por ejemplo, un gobierno regional puede asumir la representación de todo el Estado durante una negociación en el Consejo de Ministros de la UE.
En España, según ese inventario, el gobierno se compromete a tomar en cuenta "de manera decisiva" el punto de vista de las Comunidades Autónomas en materias que sean de su competencia exclusiva. Y una Comunidad Autónoma puede representar a España en el Consejo, pero no puede votar en su nombre.
La fórmula permite a un miembro del Gobern o de cualquier otro gobierno autonómico hablar en representación de España en el Consejo. Pero a ojos de ala más nacionalista, esa fórmula visualiza aun más la pertenencia de una región a España.
La precariedad de los canales de participación de las regiones y la renuencia a utilizarlos, ha mermado la capacidad de influencia de Cataluña y del resto de autonomías en Bruselas, una ciudad de la que emana casi el 80% de la legislación de los Estados miembros. Un informe del Comité de las Regiones calcula que el 70% de la legislación comunitaria tiene un impacto directo en el nivel [administrativo] local y regional de Europa. Además, una gran parte de esa legislación tiene que ser implementada por las regiones europeas".
Buena parte de esa normativa, además, impone una armonización que reduce el margen de maniobra de las autoridades locales. Fuentes nacionalistas acusan al Gobierno de "aprovechar la trasposición de las directivas europeas para llevar a cabo una renacionalización de competencias". Madrid asegura, sin embargo, que las normas solo pretenden garantizar la unidad de mercado para potenciar el crecimiento y el empleo.
Fuentes europeas sostienen n que Cataluña dispone de capacidad de influiir y hacerse oír. "Depende de cómo gestionen sus competencias y de su habilidad en Bruselas", señalan. Y recuerdan que una buena parte de los fondos regionales europeos, como los de agricultura o investigación, "se gestionan casi de manera bilateral con la Generalitat". Y añaden que "Cataluña ya ha demostrado una gran capacidad para absorber directamente los fondos de I+D a través de consorcios organizados sin ninguna intervención de la administración central".
Esas fuentes atribuyen la frustración de una parte del establishment político catalán "al deseo de sentarse en el Consejo Europeo como un gobierno más". Una posibilidad que califican de "muy remota porque hay unas 75 regiones en Europa que podrían aspirar a lo mismo".
Otra fuente acusa a los nacionalistas catalanes, en particular de la antigua Convergencia, de haberse despistado en política europea y haber perdido la oportunidad de influir "a través de gobiernos de coalición en Madrid". Esa colaboración, que se pudo producir en ciertos momentos con González o Aznar, hubiera permitido a Cataluña marcar su posición de manera más clara en la agenda europea.
"Pero en aquel entonces, Europa se ocupaba de temas relativamente menores. Ahora, todos los asuntos trascendentes, desde la economía a la inmigración, pasan por Bruselas. Y para llegar allí hay que pasar por Madrid", concluye esa fuente. La tentación de saltarse a la capital española para llegar a la europea va a más pero los cauces para lograrlo siguen prácticamente cegados.
Logico a la CE no se la pude chantanjear