Una boda deslucida ya por la muerte y entierro de la abuela del novio esta misma semana. El padre del novio ha tenido el bonito detalle de lucir corbata negra en recuerdo de su fallecida y centenaria madre.
La novia nada favorecida con ese detalle de tul color carne para disimular un escote descomunal. Ese pedazo de tela llama la atención en todas las fotos. Un desacierto total. El vestido ni fu ni fa. Fresco y liviano para ella, que seguramente lo ha agradecido con estos calores de estos días de principios de otoño. Las florecillas en el pelo como de niña de parvulario. Sobran. Infantiles a más no poder. Tanta condesa y tanto archiduque y nadie les ha podido prestar una diadema o un prendedor de pelo para esa novia. Será por joyas... El peinado de la novia parece la vecina del 5° que sale a dar una vuelta el sábado por la noche. Creo que le hubiese quedado mejor un recogido algo más elaborado y no esos Rizos hechos con tenacillas a correr.
En cuanto a los invitados ya uno no se espera gran cosa. Poco estilo en genial. Unas de largo y otras con pamelas. No hay por donde coger eso.