Y ojo que la dama brasileña tiene 56 años y se ve muchísimo más joven que la supuesta “ millenial” cincuentona toda operada. Eso debe ser un un golpe a su vanidad enfermiza y egocentrismo que jura verse de 20 y que además tantos hacepelotas le hacen creer.
Y con respecto a la fotografía donde está bebiendo de una copa y mirando rencorosamente a Felipe, se nota que ella es totalmente opuesta a la lujuria. Y esa mirada mientras bebe de resentimiento o de rencor hacia Felipe puede ser la mejor prueba de que es Felipe quién ya no siente atracción ni pasión en esta relación, y que solo le alcanza la paciencia para no poner en entredicho el chiringuito y porque es su payasa personal para echarse unas risas de vez en cuando. Supuestamente claro.
Para allá va, porque cuando ha habido cabreo con el segundo marido ella termina por perder por completo la noción de que lo personal no debe traspasarse a la parte laboral o profesional sobretodo si se tiene una función de representar a todo un país ( que además le mantiene con una vidorra que ni en sueños hubiese logrado por sí misma).
