Realizada en 1896 por el joyero alemán Schürmann en Frankfurt para la Reina Guillermina I de los Paises Bajos.
Las esmeraldas de la tiara pertenecieron a la Princesa Guillermina de Prusia, esposa del Rey Guillermo I de Holanda, y por tanto bisabuela de la Reina Guillermina.
Guillermina de Prusia llevaría las esmeraldas a Holanda
El diseño de la base son cintas de brillantes enrolladas que se alternan con las esmeraldas. En su origen llevaba tres esmeraldas en la parte superior, pero se eliminaron dos para convertirlas en pendientes.
La Reina Juliana con la tiara en su forma original
La tiara pasaría de la Reina Guillermina I a su hija, la Reina Juliana I, que debido a su original forma, llegaría a lucirla del revés.
La Reina Beatriz le efectuaría una nueva modificación a la tiara, elevando las dos esmeraldas de los extremos sobre unas pequeñas estrellas de diamantes.
La tiara también sería lucida por la entonces Princesa Máxima, ya en su nueva versión, junto con los pendientes y la gargantilla a juego.
La tiara con las perlas sería cedida por la Reina Beatriz a Annemarie Gualthérie van Weezel, para su boda con el Príncipe Carlos Javier de Borbón-Parma, hijo de la Princesa Irene de Holanda.
El diseño del follaje desplazable es clásico de Cartier el conde proporcionó las piedras (759 brillantes y 289 diamantes talla rosa, con un peso total de alrededor de 156 quilates)