Terminé el libro. Me ha parecido un poco largo. No lo he encontrado demasiado interesante, es aburrido en ciertas partes. No explica por qué considera el maltrato de la prensa y redes sociales a Meghan superior al que recibió su madre (llamada al ppo. de su matrimonio, la ratita que ruge, inculta y más tarde inestable, loca, etc.) o a Sarah Ferguson (llamada la Duquesa de Pork, vulgar, y siempre sacaban la peor foto de ella). Y, por último, Kate, a quién no seguí en los medios y aun así me enteré de que le decían vaga, eterna novia y otras lindezas que tuvo que aguantar durante años. La única diferencia con Meghan es la existencia de las redes sociales, que multiplican la presión. Solo puedo decir, pobre William, lo que te queda por aguantar.