Se trata de una reliquia románica que se utiliza desde hace cuatrocientos años para el bautismo de los herederos al trono, y que lleva el nombre de Domingo de Guzmán, el santo que, siendo un bebé, fue bautizado en ella, en 1170, en la iglesia de Caleruega, Burgos.
ES una pieza románica de piedra blanca sin bruñir guarnecida en plata del siglo XII, fue trasladada, en 1605, por orden de Felipe III, al convento de los dominicos de San Pablo de Valladolid. En este lugar recibió el bautismo su hijo, el que en 1605 llegará al trono de España con el nombre de Felipe IV, y que fue el primer niño bautizado en esta pila en la historia de la monarquía española, esta reliquia santa no ha faltado a ninguno de los bautizos de los Príncipes de Asturias e infantes, y en ella se han bautizado a casi todos los Reyes de España